OCTAVO SUEÑO: LLAMADA

―¡Papá, eres un tonto! ―gritó Mariko, cerrando enseguida la puerta de un portazo.

Tomó un taxi y ya se encontraba camino al aeropuerto. Apretaba los puños contra su falda en un intento de reprimir su rabia.

«¿Por qué estoy tan enojada?», pensó. Convenció a su padre de ir a España, pero él no puso objeción a que le acompañara un hombre que él no conocía. ¿Seguro que era su padre? Pareciera que quisiera deshacerse de su hija.

Mariko llegó al aeropuerto con el tiempo justo, Dío y Báku, estaban esperando en el pasillo de abordaje, Báku le entregó el boleto y pasaron de últimos a toda prisa para tomar el avión.

En casa de Mariko, la luz roja del atardecer bañaba el interior, los lentes de su padre reflejaban la luz ocultando sus ojos, él hablaba por teléfono.

―Sí, ya están partiendo hacia España... ¿Qué haré?, eso no es problema, me encargare personalmente... Entonces lo haré con su aprobación... ―dijo el hombre, sacó una pistola del cajón del escritorio, colgó el teléfono y amartilló el arma.

―Lo siento, Mariko, pero he trabajado durante toda mi vida para que ahora lo eches a perder, acabaré el trabajo que encomendé a otro hace ya siete años.