81. Mala idea, mala suerte
El cazador y el vampiro se ponen a combatir, el primero ofrece irnos en la moto, pero como la mala suerte sigue intacta, no podemos. El vehículo no arranca ¡¿Por qué?!
—¡¡Max!! —oigo esa voz masculina y giro a mi vista a la puerta.
—Ay manjar —se me escapa viendo a Rein en su forma de chico, con un conjunto de un shorcito junto con una remerita que le quedan adorables, pero entonces me percato —¡¡La descompusiste!! —me quejo sobre la motocicleta.
Se ríe.
—Perdón —reacciona —ah no cierto, yo no me disculpo —vuelve a reír.
—¡¿Quién se puede enojar con ese manjar?! —alzo las manos.
Seyn me golpea en la cabeza.
—Aun estoy aquí ¿Sabés? —dice celoso.
—Ay Dios santo ¿Ya ni se puede mirar? —bufo —¡¿En qué siglo estamos?! —me quejo.
—Mariposa, concéntrate —me reprende.
—¿Qué pasa? —Max le pregunta a Rein —¡Estoy ocupado ahora! —le pega una patada a Emmet pero este la esquiva —La última vez esto fue más fácil —ríe.
—La última vez no había tocado ni una gota de sangre durante tres años —el vampiro lo empujo contra la pared y lo agarra de cuello —. Mi fuerza a regresado.
—Detente ahí —dice Rein asiendo puchero y sentado sobre la moto.
¿Cuando me saco el vehículo? Ni idea, no sé ni cómo llegó ahí ¡Me engañó con su encanto, seguro!
—¿Qué? —responde Emmet serio mirándolo de refilón sin soltar al cazador.
—Ah ya me olvidé, tú sigue —saca una bolsa de gomitas del bolsillo de su short y comienza a comerlas —. Que rico.
Max agarra algún cuchillo especial, ya que parece mágico y se quita de encima a Emmet.
—¡Uf! Eso estuvo cerca, casi me ahorcas —ríe.
—Deja de jugar, tengo que comprar torta —se queja el manjar.
—¿En serio está pensando en torta en un momento como este? —opina Seyn.
—¡Maik va a cumplir años, tú no entiendes! —le saca la lengua.
—Sigue siendo innecesario —Rein chasquea los dedos y Seyn se cae al suelo —. Maldito demonio y tu poder de mala suerte.
—Yo decidiré lo que es importante y lo que no —alza la cabeza —así que te callas —se come otra gomita.
—No nos iremos rápido, necesito un arma potente —expresa Max evitando los golpes del vampiro.
—¡Pero tengo que comprar! —se queja —¡¿Qué clase de amigo eres?! —aumenta la voz.
—Podrías ayudarlo ¿no? —opino —Digo, ¡Tú acabarías con él en un parpadeo!
—Sí, no, no sé —se ríe, luego bufa y salta fuera de la moto, alza la mano sonriente —"mala suerte".
Emmet se queda quieto, siente que le falta algo, se agarra del cuello y se retira rápidamente, desapareciendo a toda velocidad.
—¿Qué hiciste? —le pregunto nervioso.
Sonríe con malicia.
—Le di hambre, pobre del que se cruce con él ¿no?
¡Maldición! ¡¿Para qué le di la idea?! ¡¡Alguien podría morir!!
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