71. El gran día (parte 2)
Momento emotivo, se oye la música de boda, las campanas y se siente la emoción en el aire. Mirar la sonrisa de Aradia es un deleite este día. La novia avanza hasta llegar a Jovan. Se oyen las palabras del cura y todos préstamos mucha atención, entonces aplauden cuando los novios se besan.
—Ay estoy tan orgulloso —dice Ace.
—Cállate que voy a llorar —le aclaro.
—Creo que ellos ya se adelantaron —Seyn señala a la pandilla que lloriquea.
—¡¡¡Aradia!!! —gritan.
—Compórtense, me rompen el oído —los reprende Tarik.
—¡¡¡Perdón, jefe!!!
—Bueno, vamos para el salón —me levanto de mi asiento y camino en dirección a la salida, oyendo los gritos de las chicas.
—¡¡Ahí va!! —grita la brujita lanzando el ramo, el cual cae en mis manos de la nada —¡Ay Darren! —se sonroja Aradia y mira al que ahora es su esposo —¿Eso es válido?
—Tecnicamente sí —ríe Jovan.
—Pues a mí no me van estas cosas —se lo doy a Ace ya que es el que está más cerca.
—Ay sí, me encanta la idea —huele una rosa el adivino —Oh la pasión —le guiña el ojo a Tarik.
El pandillero se sobresalta.
—¡Ya te lo dije, no me metas en tus fantasias! —le grita.
—Para ti —le da una flor.
—¡Te dije que no! —mira a Seyn —¡Dile algo!
—Ya déjalo —se ríe el rubio.
—Solo estoy jugando, no lo voy a morder, ya lo hice —se relame los labios Ace.
—¡Aléjate de mi oreja! —grita Tarik y se apresura a irse —¡Muévanse, imbéciles! —le ordena a su pandilla.
—Sí, mejor ir yendo —aclaro y comienzo a caminar.
—Mariposa —me sigue Seyn.
—¿Qué quieres? —frunzo el ceño.
—Hablar, de ya sabés.
—Pues yo no quiero platicar nada contigo, la gente que toca las cosas ajenas me cae mal y que no trata bien a mis amigos, peor.
—Hey, que estaba buscando el frasco —ríe —y segundo, no dije nada malo de Emmet —exclama su nombre molesto.
Levanto los dedos.
—Uno, dije la cocina y dos, no se llama de forma despectiva a una profesión. Ser empleado no es para nada malo, que te quedé claro.
—Está bien, me equivoque, no me des lecciones de vida —bufa —¿Podemos hablar o qué?
—No, me voy a la celebración de la boda, no estoy aquí para amargarme.
—Juro que esa no es mi intención ¿Después?
—Vale, vale, después —asiento.
Que insoportable.
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