48. La idea de Jovan
Volvemos dónde están todos y... Oh oh me la veo venir. Se acerca, ya está aquí.
—¡Auch! —exclamo cuando recibo el cachetazo —¡Eliza, eso duele! —me río.
—¡¿Quieres matarme de un síncope?! —me grita —¡¿A dónde te llevaste a Rein?!
—Juro que no lo viole —le aclaro, me está mirando feo —. Quiero decir, jugaba con Emmet y tuvimos un problema, nada grave —lo señalo —míralo, está bien —observa que tiene el pantalón mojado y la cabeza gacha, así que agrego —. Bueno, más o menos ¡Pero yo no fui, nos atacaron!
—¡Y así lo cuidas! Dios, así lo cuido ¡Maik va a matarme! —chilla preocupada.
—No te alarmes, lo resolveré.
—¿Qué resolverás? Mira como me lo dejaste —le abraza —. Vamos a buscarte torta y un pantalón decente —lo hace caminar —¡Vamos, vamos!
—¡Ay, no soy un niño, no me tires de la remera! —se queja.
—¡Cállate y camina!
¡Devuélvemelo, yo lo reconforto!
Giro mi vista cuando ya están alejados y observo a Tarik que le está dando indicaciones a su pandilla.
—Mueve eso allí, ¡Ahí no, imbécil! —le habla a otro —. No te olvides de limpiar eso ¡Concéntrese! —los reta.
—Ay como me calienta cuando das órdenes, yo también quiero —expresa Ace sentado en una de las sillas observándolo.
—¡Tú cállate! —lo reprende.
—Como diga mi jefe, aunque no creo que vaya a poder, mejor castigeme —se muerde el labio inferior —o mejor lo hago yo.
—La, la, la ¡No te escucho! —se cubre los oídos y me río mientras me acerco a ellos.
—Se divierten y no me invitan, malos —bromeo.
—Darren —se acerca Jovan —. Eliza me acaba de decir lo que pasó.
—Yo no viole a nadie —me defiendo —tengo a Emmet de testigo —este asiente.
—Deja de jugar —me aclara el rubio —. Hablo de las personas que los atacaron, creo que tengo una idea ¿La escuchas?
Presto atención detenidamente.
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