46. Dejar de ser egoísta
Puede oírse el sonido de los empleados trabajando, la gente acomodando todo para la fiesta de la boda de Aradia y Jovan. A la vez, es como si no hubiera ruido alrededor, el silencio incómodo se siente en el aire. La verdad, si se va a quedar callado, preferiría pegarle un puñetazo.
—Seyn Bradford, no tengo todo el día —me cruzo de brazos.
—No sé por dónde empezar.
—¿Has visto películas? Siempre comienzan por el principio.
—Creo que el inicio es perturbador —hace una mueca —. Así que empezaré porque trepe un árbol.
—¿Es una broma? Porque no me causa gracia.
—Veras... —ignora mi enfado aunque sigue nervioso —estuve pensándolo mucho.
Ay que bien, el nene pensó. Wow miren, tiene cerebro ¿Quién lo diría?
Concéntrate Darren, no seas malo.
—¿Y qué pensaste?
—Tienes razón, fui egoísta —suspira.
Se va a morir por tanto estrés... ¡Genial!
—Ajá, puedes seguir —hago un movimiento con mi mano para que prosiga.
—Todo lo que hice fue por mí mismo, todo mi enfado se concentro por lo que yo creía, pero...
—¿Pero? —insisto ya que se queda callado.
Es más nena que Tarik, por favor mandenlo al jardín de infantes ¡Con urgencia!
—Pero... pero estaba equivocado, no soy quién para juzgar a nadie, ni menos para decidir sobre la vida de otros. Es como... —mira hacia el cielo perdiéndose en sus pensamientos —las mariposas, ellas se van volando, son libres y no deben rendirle cuentas a nadie —vuelve a observarme —trepe ese árbol para salvarla y ella siguió su camino.
¿Por qué todo lo que me rodea son metáforas?
Baja la vista y vuelve a hablar.
—Las acciones son las que nos benefician o perjudican, yo lo arruine, no tengo justificación, me fui de ese galpón por mi enfado, pero pude haber vuelto y no lo hice, lo siento mucho, lo siento de verdad.
Bueno, parece sincero.
—Gracias, lo necesitaba —le digo lo mismo que a Tarik y agrego —. Espero que desde ahora en más, dejes de ser tan orgulloso, o te golpearé con esta escoba —levanto el objeto —. Y ahora si me disculpas, tengo que limpiar este desastre —miro el desorden que ha dejado Rein en el cátering —Que horror, Jovan va a matarme por permitir estas cosas.
—Darren...
—¿Qué? —lo miro mal.
—No, nada —observa un costado.
Sonrío.
—¿Quieres limpiar tú? —apoyo la escoba en su mano sana —Que bien, gracias.
—¡Oye! —se queja.
—Ya sé lo que querías decir, no sufras —le doy dos palmadas en el hombro —. No te odio, las disculpas son como una ráfaga de aire fresco para mí, borran todo enfado, por algo soy la perfección —me giro —tema cerrado, ya me voy.
—No entiendo nada, estoy confundido —expresa con sinceridad, entonces me detengo, dando la vuelta a mirarlo.
—Este es el punto, dónde se asimila todo y seguimos con nuestras vidas. Relájate, no me hagas sonar como Ace —me río y me giro nuevamente para irme —. Ser el adulto es complicado, mejor le dejo el trabajo al adivino.
Si me dedico a ayudar personas y a ser sensato todo el tiempo, explotaré. Maldita naturaleza, no estoy de humor.
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