37. Nyx es noche (1/2)

Encuentro a Emmet en el bosque, resulta que vió algo sospechoso y salió a investigar, sin embargo nuevamente lo perdió.

—Otra vez te lastimaste —agarro y observo su mano.

—Cuando casi atrapó a esa persona se me escabulló entre los dedos, no sé qué hizo, pero me queme, fue como...

—¡Magia! —grita Nadir emocionado apuntando con su aparatito a la mano de su hermano —¿Qué significará esto? —expresa confundido mirando los datos.

—A ver —se acerca Aradia a una distancia prudente del de lentes —yo conozco este signo ¡Wow! —sus ojos se abren en grande —¡Es de protección, lo vi en mi grimorio!

El rubio alza el aparatito hacia ella.

—¡Déjame ver tus datos! —grito entusiasmado.

—¡¡Ah, está loco!! —le tira objetos.

—¡¡Auxilio, auxilio!! —intenta esquivar lo que se le cruza.

—¡¡Las frutillas no!! —grita Rein, agarra las fresas rápido del suelo y las mete rápido a la boca —¿Puedo ver eso? —le saca la máquina otra vez —¿Qué significa? —dice confundido.

¡Que bonito, me lo como!

—¡Devuélvemelo! —grita y mira a su hermano por auxilio —¡Emmet!

Mi guardaespaldas le quita rápidamente el aparato a Rein.

—Ya te lo he advertido, no toques lo que no es tuyo —lo reprende.

El de ojos celestes sonríe.

—Lo sé.

—¿Y por qué lo tocas entonces? —entrecierra los ojos ya irritado.

—Eso, es, un, secreto —hace pausas en cada palabra moviendo el dedo, jugando —. Bueno, en realidad no, solo quería ver qué hacías —se ríe —¿Te vas a comer eso? —señala una frutilla que cayó en el bolsillo de Emmet y la agarra —¡Que rico! —se la come rápido.

—¿Para qué querías saber lo que Emmet haría? —pregunto curioso.

—Mm —se lo piensa poniéndose el dedo en la boca —. Porque se parece a un chocolate, que ricos son los chocolates —se queda tildado perdido en su mente.

¿Qué? ¡¡¿Qué?!!

—No me digas eso...

—Bueno, ya es hora de irse de la quinta —viene acercándose Ace sonriente —. Tengo que trabajar hoy, dejen las confesiones para otro día.

—Con esa confesión, creo que ambos perdimos la apuesta —le digo al adivino —. Así que de acuerdo, ya nos vamos —sonrío y apoyo la mano en su hombro —. Aunque yo sé para qué nos vamos antes —giro un segundo la vista a Tarik y vuelvo a verlo a él —¿Por qué no te lo comes de una vez? No te hacía cobarde.

—Hay cosas que nunca pasan, florecita —aclara seriamente y me da un escalofrío.

—¿De qué hablas?

—Ver mi futuro es más difícil que visualizar el de los demás, pero eso no significa que no pueda saberlo —se aleja —. Es hora de irse.

—Ace ¿A qué te refieres con eso? —suena preocupante.

—A qué hay que irse —sonríe.

—No, a lo que dijiste antes —insisto.

Ignora lo que digo y me cambia el tema en un instante.

—Por cierto, tengo una premonición para ti, las estrellas han hablado, ten cuidado con la noche.

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