Aradia escribe una lista de lo que quiere y le falta para su boda, mientras Jovan se sienta a su lado a observarla, aparte de vigilar a la pandilla cada vez que hacen una ovación cuando ella habla, es muy gracioso.

Al que no veo es a su líder, giro la vista hacia Seyn, frunciendo el ceño.

—No le habrás hecho algo a Tarik ¿Verdad? —lo acuso.

—No le he hecho nada —se defiende.

—Más te vale.

—Si buscas al saltamontes, se ha ido a encontrarse con las estrellas —me avisa Ace.

—¿No es más fácil decir que se fue a la terraza? —me río.

—Si lo diría tan simple, no sería yo el que te lo cuenta.

—Tienes razón.

—Y hablando del bichito —gira su vista hacia la escalera y veo a Tarik bajar —. Hola pequeño saltamontes, ¿Te encontraste con las estrellas? ¿Qué te dijeron?

Lo mira raro.

—Que estás loco, las estrellas no hablan.

—En realidad sí y a veces son tan certeras que asustan.

—¿Sabés qué? Solo te ignoraré —camina hasta Seyn el cual ha vuelto a la ventana.

—Me dueles —hace puchero Ace.

—Si te lo quieres comer, cómetelo de una vez —digo bromeando y se ríe.

—¡No sugieras cosas raras! —me grita Tarik enfadado y a la vez sonrojado.

—Solo jugaba, tranquilo —exclamo pasando mi mano por mi cabello oscuro —. Sé que quieres conmigo.

—¡¿Qué?! ¡¡No!!

Seyn se ríe.

—Eso no pasaría en un millón de años.

Frunzo el ceño.

—¿Quieres apostar? —luego sonrío —Después de todo siempre pierdes contra mí.

Gira su vista hacia mí.

—¿A cambio de qué?

—Oigan esto se volvió extraño —expresa Tarik nervioso.

—¡Wow! —exclama Rein animado dejando de morder una galleta —Yo no soy la apuesta ¡Genial! Podré seguir comiendo más tranquilo, aunque... —mira a Ace y lo señala —¡Él da miedo, mucho!

¿Qué dice? Observo al adivino y me estremezco, tiene el ceño fruncido, entonces un escalofrío recorre mi cuerpo, me retracto de todo lo que he declarado o moriré seguro.