33. Tiene enfermedades
Voy rápido volviendo a la casa, ignoro la mirada calenturienta de Seyn por haberme caído antes sobre él y apresuro mi paso por si eso que me sigue decide aparecer.
Al entrar entrecierro los ojos y entonces me enfado gritándole.
—¡¡Ace, aléjate de mi presa!!
El adivino tiene una cuchara alzada con un pedazo de torta y mi Rein abre la boca.
—Aleja tus sucias manos de mi manjar —le digo acercándome al sillón dónde están sentados.
—¡Es mío! —se come rápido el pedazo de torta el chico de ojos celestes.
Ay que bonito, no entendió.
—Para que sepas —me aclara Ace —yo me lavo las manos todos los días —se muerde el labio inferior —sobre todo antes y después del sexo, que rico —se relame los labios.
Sonrío.
—No lo dudo, seguro eres un experto, espero que te estés cuidando, porque a mí no me tocas —jugueteo y se ríe por mi cambio de actitud.
Después de todo esto solo es un juego, una apuesta.
—Juro que no tengo ninguna enfermedad —ríe otra vez.
—¿Sabías que las parejas monogamas son las más propensas a enfermarse? Creen que al estar juntos piensan que no hay necesidad de cuidarse, pero las enfermedades a veces no se detectan.
—Ya empezaste, enciclopedia andante —opina Seyn.
—Yo estoy anotando todo —dice Ace señalando su cabeza —dime las estadísticas —me pide —yo estoy seguro que estoy en la rama que se porta bien, a veces —mueve las cejas al decir lo último.
—Ya no me toques —bromeo —¡Hasta seguro tienes enfermedades de Seyn! —me hago el dramático.
El rubio se sonroja y grita poniendo sus manos en puños.
—¡¡No tengo enfermedades!!
—Patito, me contagiaste ETS, ya no te quiero más —bromea el adivino.
—¿Qué? —exclama desconcertado.
—Enfermedades Trasmitidas sexualmente —le explico.
—Ya sé eso, no digas bobadas —rueda los ojos.
—Todos ustedes son unos pervertidos —opina Rein y se come otro pedazo de torta que le robo a Ace, lo cual sorprende porque al adivino no se le escapa nada —pero bueno, al menos saben de las consecuencias —mastica y traga —. Por cierto, ¡Quiero más pastel! Es lo único que me importa —sonríe ampliamente —es mi único y verdadero amor.
No me digas eso, ahora...
¡¡Quiero ser un pastel!!
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