3. Viniste antes
Llego al club de Ace, aún está cerrado, ya que todavía no es de noche. Ha cambiado un poco, mejor dicho, se ha expandido bastante ¿A quién ha estafado?
Le digo al guarda y me guía por una puerta diferente esta vez. Camino y llego a un bar más pequeño, Ace está sentado en la barra. Luego miro a mis acompañantes para avisarles.
—Ahora regreso, quédense aquí —ordeno.
Me acerco hasta el adivino y este sonríe tranquilo como siempre ha sido.
—Sigues igual de guapo —opina y se levanta del banco —te serviré algo —rodea la barra y se pone en el lugar del barman —un regalo para ti —me entrega una bebida.
—No tiene droga ¿verdad? —bromeo y se ríe.
—Veo que tu sentido del humor está intacto —mira a los chicos que me esperan en la puerta —¿Quienes son? ¿nuevos amigos? ¿ya nos remplazaste?
—¿No eras adivino? —intento provocarlo aunque ya sé la respuesta y su sonrisa seguirá plasmada en su rostro.
—Puedo cobrarte por adivinarlo con mis preciadas cartas.
—Vale, te diré, el morocho es Emmet —lo señalo y nos mira frío como siempre —. Es mi guardaespaldas, lo contrato mi padre cuando le confesé lo que me pasó —me río —fue muy gracioso, la verdad.
—Se nota —opina y lo observa, se muerde el labio inferior —y que bueno que está.
—Lo sé.
—Siento una atracción ahí —sugiere.
—¡No! Para nada —me río —solo fue sexo.
—Lo imaginaba.
—No imagines que me perturbas —me agarra un escalofrío.
Ríe otra vez.
—Vale, dime ¿Quién es el pequeño?
—Es Nadir —sonrío —su hermano, un apasionado de sucesos mágicos, energías y todo eso. Cuando contrataron a Emmet, lo conocí, estaba emocionado con saber más de mi transformación, es todo un científico —me acerco a su rostro y bajo la voz —y mi propio fan, a veces da miedo de tanta emoción.
Hace una carcajada.
—Que genial.
—¿Y tú? Parece que tienes más plata que antes —opino.
—Mi dinero se triplica con cada año que pasa.
—¿Te sigue debiendo Tarik? —río de nuevo.
—Siempre me debe ese tipo —se toma mi vaso ya que no lo bebo yo —y sus matones también, hasta los amigos de sus amigos me deben.
—Que turbio —me burlo.
—Dime, ¿A qué has venido florecita? —se pone serio —¿Por qué huyes? Viniste antes.
Suspiro.
—Se suponía que vendría dentro de dos semanas, por la boda de Jovan con Aradia pero... —expreso preocupado —es complejo, me están siguiendo.
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