17. El adivino, da escalofríos
Tarik corre como si se lo llevará el viento y se tira a agarrarse del brazo de Seyn, el cual con su otra mano se cubre la nariz que le sangra, además de acercarse a Ace y a mí.
—¡Quiere violarme! —le grita el morocho al rubio y señala al adivino que está escurriendo su camisa mojada.
—Solo le dije lo mucho que me calienta —se lame los dedos y los chupa, introduciéndolos en su boca de una manera sensual, luego relame sus labios —que excitante —apoya la camisa sobre su hombro —voy a necesitar más botellas frías —camina hasta mí y agarra la que tengo en la mano —gracias ¿viste? Yo te lo dije —hace referencia a nuestra conversación sobre el control sobre Seyn.
Frunzo el ceño.
—Eres un tramposo.
—Soy un vidente.
—¿Y a dónde quieres llegar con esto?
—A lo más profundo del ser —apoya la mano en su barbilla pensativo —que poético.
—Deja de estar desnudo —lo reprende Seyn.
—Eh pero si tengo mi pantalón —se ríe —aunque... creo que me estoy dejando llevar por el momento —se muerde el labio inferior —voy a tener que ir a buscar ropa, que lástima —mira Tarik —te la voy a cobrar, sale cara —le guiña el ojo y el pandillero se sobresalta.
—¡No te debo nada! —chilla el acusado de mojar su ropa.
—Mi libreta no dice lo mismo.
—¡Haz algo! —zamarrea a el rubio que está algo mareado.
—¡No te va a violar y deja de tirar de mi brazo! —se queja Seyn aclarándole.
—¡Pero se apoyó, se apoyó!
Ace se ríe.
—Solo te abrace —hace una pausa agregando —por detrás, pero... que te imagines cosas no es mi culpa —se muerde el labio inferior otra vez —¿O yo me imagino cosas? —nuevamente pone la mano en su barbilla pensativo.
—¿Tú? Siempre —me río.
—Vale, seré bueno y me iré a vestir —se gira y luego me mira un segundo —aun no hemos terminado nuestra conversación —me guiña el ojo —después ven al club.
—Bueno, pero no me agregues afrodisíaco a la bebida —bromeo y se ríe mientras se va.
—¡¿Pero qué te pasó ahí?! —grita Tarik dándose cuenta recién del golpe que tiene Seyn.
Me giro a mirarlos.
—Pues atiéndelo y deja de gritar —vuelvo a virar para alejarme de ellos.
—¡Mariposa! —el rubio me agarra del brazo y atrae hacia su cuerpo, agarrándome por la cintura —Darren Wein —dice estando sonrojado.
—¿Qué? —lo miro mal.
En un movimiento rápido, une sus labios con los míos y al otro instante, cae al suelo, golpeado por la aparición de Emmet, que presiona su puño demasiado enfadado. Las palabras de Ace regresan a mi cabeza con velocidad.
"El sexy robot no se moverá de ahí, por ahora".
Ese adivino da escalofríos hasta sin sus cartas, ya creo que ni las necesita.
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