11. Entender lo profundo

Camino en círculos, estando nervioso, esperando que Emmet regresé y de repente se acerca Seyn de manera curiosa.

—¿Y a ti qué te sucede?

—Nada, no te importa —camino y lo esquivo, pasando por su lado, yendo en dirección a dónde está Aradia.

—Darren Wein —me agarra de la muñeca por ende debo frenar.

—¿Qué quieres? —me suelto abruptamente, si hubiera estado en forma de chica eso hubiera sido más difícil. Se queda callado, entonces sonrío —si vas a disculparte, estoy esperando.

—No —dice molesto.

—No tengo todo el día ¿sabés? —miro a dónde se fue Emmet que aún no vuelve y luego regreso a observar al rubio  —Habla de una vez —exijo.

—Tú no entiendes...

—¿Qué es lo que no comprendo? —levanto una ceja —¿Tu enojo? Ya te dije que yo no te debo ninguna explicación —me giro —supéralo, ya pasaron tres años.

—Yo te seguí más de tres años, fue mucho más tiempo —me detengo cuando comienza a hablar —. Quería que me vieras, el fabuloso Darren Wein, incomparable, invencible, el mejor —hace una pausa y me doy vuelta para mirarlo —¿Y ahora qué? —frunce el ceño —ahora... no sé con quién estoy hablando.

—Con una persona mucho más feliz —le respondo y me lo pienso —. No estás enojado porque Darlene no exista ¿Estás enfadado porque no soy como los demás? —expreso confundido —Porque no soy el antiguo Darren —afirmo más seguro de lo que digo.

Esto me molesta más de lo debido, empeora la razón de mi odio por sus palabras hirientes.

—Te he seguido desde que te conocí, cada paso que dabas y es frustrante como... —no termina la frase.

—¿Cómo decidí ser otra persona? Discúlpame, pero eso es discriminación, creí que eras de mente abierta.

—No entiendes...

Bufo.

—Sí comprendo lo que quieres decir, perdiste el camino, tus metas, por seguir una imagen que no era —hago una pausa y suspiro —conozco ese sentimiento, porque yo buscaba ser perfecto, por mi madre biológica, una mujer que sólo se preocupa por sí misma. Quería ser perfecto para que ella me viera, quería su cariño más que nada —bajo la vista y luego la subo —pero no me di cuenta de una cosa, los sueños se hacen por uno mismo y no por los demás.

—Que profundo —se queda tildado otra vez.

Sonrío.

—Lo sé, soy La Perfección y no estoy hablando de mi ego, sino a lo que soy realmente —alzo la mano —como diría Ace, algo diferente y especial, una maravilla natural —hago una pausa —ese hombre sabe cómo levantar el ánimo, deberías visitarlo más seguido.

—Ni ganas —rueda los ojos y luego me observa —tú...

—No, a mí no me mires, yo no voy a ser tu consejero o algo así, yo ni puedo verte a la cara.

Se sobresalta y se enfada.

—¿Quién te crees que eres?

Sonrío.

—Ya te lo dije y lo sabés, Darren Wein, La Perfección —ese sí fue mi ego hablando, soy tan perfecto, que ni necesito presentación.

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