59. Naturaleza de cristal


La luz me atravesó los párpados y me obligó a abrir los ojos. El círculo de piedras que marcaba el lugar de la hoguera estaba repleto de ceniza y la montaña de leña se había extinguido, al igual que el fuego. Mi cuerpo, sin embargo, se mantenía caliente, y sonreí tras comprender que Killian se había encargado de alimentar las llamas mientras dormía. Me sentí muy agradecida, porque de no ser por él, me habría congelado bajo la capa de hielo que lo cubría todo.

No lo encontré en ninguna parte, pero cuando me moví, sentí una cálida respiración a mi espalda. Su aliento me acarició el cuello y me tensé de inmediato. Me giré con cuidado de no despertarlo y sentí su cuerpo pegado al mío, protegiéndome con su calor. Su brazo me rodeaba la cintura y se curvaba sobre mi vientre, donde cobró vida un revoloteo que creía extinto. Killian me había cubierto con parte de su unüil y el hormigueo de mi pecho se agravó hasta que me hizo cosquillas en la piel. Puse una mano sobre la suya y me acurruqué entre sus brazos. Pero aquello estaba mal. Killian tenía una nywïth que lo esperaba en el reino. Una persona con la que compartía un vínculo especial. Alguien que se preocupaba por el clan Aquamarina y que no se merecía que la engañasen.

Y a pesar de todo, no me moví ni un milímetro.

Solo sería un momento. Solo aquella vez. Solo unos latidos en los que disfrutar de la sensación que brillaba en mi interior en lugar de luchar por reprimirla. Solo un instante más.

Killian se removió y suspiró antes de apretarme contra su cuerpo. Sus labios me rozaron el cuello y cerré los ojos para memorizar aquella sensación. Me relajé en la nube de calor que me envolvía y sonreí cuando escuché el cantar de los pájaros. La luz que me había despertado no provenía del fulgor del hielo, sino de un nuevo amanecer.

La naturaleza de cristal comenzó a derretirse con la calidez de los primeros rayos de los soles. Las flores y la hierba atravesaron la capa escarchada y parecieron brillar con otra energía, y entonces recordé que el bosque se regeneraba cada noche para mantener su pureza.

Los animales habían regresado, al igual que las criaturas creadas por mi imaginación. Trasno, que se sentaba sobre una de las piedras que había junto a la ceniza, me miró con una lástima que me incomodó. Suspiré y me deshice del agarre de Killian. Estaba tan tranquilo y en paz que decidí dejar que durmiese durante unos minutos más. Necesitaba el descanso.

—Tienes un aspecto horrible —me dijo el duende.

—Gracias, tú tampoco estás nada mal.

—¿Cómo tienes la mano?

No había reparado en la herida hasta que la mencionó. Me sorprendió descubrir que la hoja seguía congelada sobre la quemadura y dudé entre quitarla o no, pero al final me pudo la curiosidad.

—No se te da bien tomar decisiones acertadas —me dijo Trasno en cuanto vio la mueca de dolor que se dibujó en mi rostro.

La escarcha se fragmentó para dejarme la piel al descubierto. Tenía pequeñas acumulaciones de líquido en los dedos y, en ciertas zonas, la carne a la vista. La herida tenía un aspecto preocupante y me regañé por mi propia estupidez, pues no tenía nada con lo que aliviar el dolor. Dejé la hoja sobre la ceniza con la intención de que se consumiese, pero el viento que se colaba entre la naturaleza libre de escarcha se llevó los restos de madera, que flotaron en el aire como si fuesen destellos cargados de magia. Ante nosotros se formó una nube gris que brilló bajo la luz de los soles y, tras ella, apareció una pared de roca donde antes solo había vegetación.

Trasno y yo nos miramos alarmados y me dejé caer junto a Killian. El jefe del clan abrió los ojos y me sonrió, pero cuando percibió mi agitación, se incorporó de inmediato. La entrada a la cueva se alzó sobre nosotros y Killian me preguntó si estaba lista con la mirada. Cogí la capa, la sacudí antes de ponérmela y lo seguí al interior de la caverna.

La humedad me hizo estremecerme y me envolví en la tela de abrigo lo mejor que pude. La luz del exterior se apagó y la oscuridad impidió que supiésemos dónde debíamos posar los pies. Killian, que aún estaba medio dormido, tropezó con una piedra y se agarró a mí para evitar caerse, lo que provocó que me riese entre dientes.

—Recuerda este momento cuando la situación sea a la inversa —me dijo con malicia.

—Lo dices como si no supieses que siempre voy a estar aquí para ayudarte.

—Alguien me dijo una vez que no podía confiar en nadie más que en mí mismo y soy muy bueno cumpliendo órdenes.

—¿Tú cumpliendo órdenes? —Mi carcajada resonó en el túnel de piedra—. Tendría más suerte encontrando la guarida de un dragón de cristal extinto.

—Mira quién fue a hablar...

Su respuesta quedó amortiguada por el murmullo del agua y un brillo azul desafió a las tinieblas. El final del túnel se mostró ante nosotros y nos miramos asombrados tras descubrir que las paredes se ampliaban para dar cabida a una cueva inmensa. Los susurros que resonaban en mi pensamiento cobraron fuerza y la niebla descendió sobre mí, avivada por el poder que se recogía en aquel lugar. El jefe del clan me sostuvo cuando me tambaleé y necesité unos latidos para recuperar el control de mi mente.

De las paredes heladas brotaban cristales de un fulgor celeste que iluminaba la cueva, y los insectos de luz que la habitaban le otorgaban un aspecto inolvidable. Del techo nacían chorros de agua que formaban cascadas y su relajante sonido creaba una canción que rebotaba en las paredes. Me acerqué a una de ellas y toqué el agua con cautela. Su frescor me acarició la piel y alivió parte del malestar provocado por la magia, y tras intercambiar una mirada con Killian, me aventuré a beber.

No miento cuando digo que saboreé la libertad.

El líquido me descendió por la garganta y me llenó de energía, y cuando me volví hacia el jefe del clan, supe que él sentía lo mismo. El caudal del agua que se acumulaba en el suelo aumentó conforme avanzamos y entre nosotros se formó un pequeño arroyo que pronto ocupó la totalidad de la cueva.

El murmullo que rebotaba en las paredes se intensificó y, tras doblar la esquina, descubrí la cascada más bella que había visto jamás. Era pequeña y delicada y el agua parecía acariciar las rocas sobre las que se deslizaba. Su fulgor turquesa nos mostró los símbolos elementales que llenaban de poder hasta la última gota de aquella cueva. Los textos que hablaban sobre el viaje de Cinca no se equivocaban: la flor universal brotaba del propio hielo. Sus raíces se aferraban al agua solidificada y se nutrían con la fuerza de las gemas, que daba lugar a la especie más extraña que había tenido el placer de conocer. Las hojas eran de pura escarcha, al igual que el tallo, que se elevaba hasta convertirse en una corona de la que brotaban pétalos helados de color violeta. Del centro de la flor nacían estambres dorados que se retorcían en espirales perfectas y sus destellos generaban un brillo cargado de energía a su alrededor.

Killian y yo nos miramos asombrados, pues ante nosotros descansaban decenas de flores universales. Nos acercamos a las escaleras que se habían originado en las rocas erosionadas, pero mi cuerpo se detuvo a medio camino. El jefe del clan siguió avanzando, ajeno al ser que se encontraba junto a la cascada. Era translúcido, como si hubiese nacido a partir de la energía que contenía la cueva. El poder Aquamarina delimitaba su figura y la desdibujaba, pero a pesar de su constante movimiento, distinguí un rostro de facciones empañadas por símbolos elementales antiguos.

El ser me hizo un gesto que me animó a seguir caminando. Killian se volvió hacia mí y maldije entre dientes mientras recorría la distancia que nos separaba. El ser de luz me dedicó una sonrisa que me tranquilizó y señaló el agua con una mano difuminada. Hundí los dedos bajo la cascada y mi gemido quebrantó la calma de la cueva.

—¿Qué ocurre? —me preguntó Killian alarmado.

Saqué la mano del agua y me sorprendió descubrir que podía moverla sin impedimento alguno. Las heridas provocadas por las quemaduras habían desaparecido. Mi piel se regeneró y el dolor desapareció sin dejar rastro. Killian y yo intercambiamos una mirada cargada de esperanza antes de analizar las flores universales. ¿Podrían aquellas plantas curar a los habitantes del clan Rubí?

«La flor universal guarda la mayor energía curativa de Neibos» —me dijo la poderosa voz del ser de luz, que resonó en mi mente—. «Puede curarlo todo, incluso aquello que anhelas en lo más profundo de tu corazón».

Su rostro formó una sonrisa amable y se me aceleró el pulso sin que pudiese hacer nada por evitarlo. ¿Era aquella flor la respuesta a todas mis preguntas?

«Lo es» —confirmó el ser de luz—, «pero tan solo se os otorgará una flor universal y no se os volverá a permitir la entrada a este lugar sagrado jamás».

Killian se volvió hacia mí y asentí en un intento por desterrar sus dudas. El jefe del clan se acercó a una flor y la cortó con suma delicadeza. El tallo de hielo se rompió con un tintineo que resonó en la cueva y aqua me miró con una sonrisa que me esforcé por corresponder. La tristeza me inundó de golpe y deseé que hubiese una forma de conseguir mi objetivo, pero no podía anteponer mi egoísmo al bienestar de todo un clan.

—Vámonos —me dijo con alegría.

Acaricié un pétalo escarchado con anhelo, a modo de despedida. Si tan solo pudiese... Me volví hacia el ser de luz en busca de una confirmación y su rostro se convirtió en un espejo de calma.

«Hazlo» —susurraron las voces de mi cabeza.

—¡Moira, no! —exclamó Killian alarmado.

La luz que emitía el hielo se intensificó, al igual que el murmullo del agua. La cueva se despertó, alterada por mi osadía, y el poder de las gemas se volvió demasiado intenso como para poder soportarlo sin el colgante. La niebla me debilitó y Killian me envolvió entre sus brazos para protegerme de un estallido de poder que nos cegó a ambos.

Menudo despertar que tenemos en este capítulo... 😏

Volvemos con el dúo dinámico, ¿había ganas? 😍

¿Qué os ha parecido la cueva? ¿Y la flor? 🌸

¿Qué pensáis que anhela Moira? 💫

¿Creéis que el bosque de Hielo Errante perdonará su traición? 🌲

¿Leéis con música? 🎼

¡majosanz28 nos ha creado una playlist en Spotify! 🎵 ¡¡Mil gracias!! ❤

El nombre es El refugio de la niebla y su usuario es el mismo: majosanz28. Os dejo aquí abajo el enlace y en un vínculo externo que os saldrá al final del capítulo 💖

https://open.spotify.com/playlist/0hvboYKVkZVaGSLO3q4VoP?si=edef3a8e8ec54743

Ya no queda nadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa📩

Espero que os haya gustado este cap😻

🏁 : 195 👀, 85 🌟 y 88✍

Nos vemos el jueves ❤

Un besiñoooooo 😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top