40. Juego de poder
El silencio que siguió al arrebato de Zeri se cargó de tensión. El joven se estremeció por la rabia y la luz de sus manos se intensificó con la fuerza de sus emociones. Los soldados intercambiaron miradas de desconcierto y la barrera de contención bajo la que se ocultaba el rostro de Emosi comenzó a resquebrajarse.
—¡Haré que te reduzcan a cenizas por tus calumnias! —exclamó.
—Cuando el hielo se apodere de mi cadáver —le advirtió Killian, que se acercó a Zeri para ofrecerle su protección.
El joven lo miró atónito, ya que no esperaba contar con su amparo tras haber mentido y quebrantado la ley, y el brillo escarlata de sus ojos desapareció al instante.
—No sé, Emosi —dijo Aidan con una sonrisa ladina—. Parece que el mocoso conoce mejor que tú las bases sobre las que se asienta un reino próspero y justo.
—El Consejo jamás haría algo así —respondió el Ix Regnix rubí a pesar de no tener fe alguna en su declaración.
—¿Y por qué solo hemos visto a Ixes de las grandes familias en nuestro paseo por la ciudad? —preguntó Mónica con voz afilada—. Los únicos que carecían de rango eran los vendedores en el mercado, e incluso ellos mostraban un gran poder adquisitivo.
—La Autoridad protege al reino y a todos sus habitantes.
—¿Por qué los sigues defendiendo? —le preguntó Quentin, que sabía que mentía debido a su energía emocional.
—Porque cree que nos hemos aliado con el Consejo Rubí y hemos venido a asesinarlo.
Emosi me miró con los ojos llenos de pánico y apretó la mandíbula en un intento por permanecer impasible.
—¿Por eso nos atacaste? —le preguntó Max con el ceño fruncido.
—Tu guardia personal te responde a ti antes que al Consejo y quieren erradicarla... —dijo Killian pensativo—. ¿También quieren eliminarte a ti? ¿Crees que tu vida corre peligro?
—Sí —respondió Quentin asombrado.
—Tú eres el jefe legítimo de Rubí, ¿no es cierto? —le preguntó Emosi, que decidió abandonar su actitud arrogante para mostrar su verdadera personalidad.
—¿Cómo lo has sabido?
—El truco de la reina flora —le dijo mientras negaba con la cabeza—. Solo las personas que albergan un gran poder rubí pueden encontrarla con tanta facilidad.
—Estupendo —protestó Mónica—. ¿Nuestra misión se ha visto perjudicada por una flor estúpida?
—No era una flor estúpida —se quejó Aidan.
—El espectáculo estuvo bien —coincidió Alis.
—Y nuestra misión no se ha visto perjudicada, sino que acaba de volverse más sencilla —declaró Quentin con convicción.
—Torturadme si lo deseáis; jamás os ayudaré.
—Tú mantienes a raya al Consejo, ¿no es así? —le preguntó Killian—. La situación del reino es calamitosa y no cuentas con la protección de ningún aliado. ¿Por qué te quedarías, si no es para intentar mejorar las cosas?
—No sé de qué habláis.
—Podríamos matarte aquí mismo —le dijo Max con una voz tan fría que me heló la sangre—. El Consejo quiere deshacerse de ti, y si los reinos descubren que la Guardia Aylerix y el Ix Realix han luchado contra el jefe del clan Rubí cuando eran invitados en su propio territorio, la situación será desfavorable para nosotros.
—Que sigas con vida no nos conviene, Emosi —le dijo Mónica mientras jugueteaba con su cuchillo de piedra—. No sabemos si podemos confiar en ti. La única forma de que salgas bien parado de esta situación es que nos cuentes la verdad.
—Si quieres ser el líder que merece tu pueblo —le dijo Killian—, habla ahora.
Los ojos de Emosi se llenaron de desprecio y el jefe del clan se preparó para el ataque que estaba por venir. El rostro del Ix Regnix se transformó en un cúmulo de emociones que abarcaron desde el miedo a la ira, pero el hombre de cabello blanco y ojos rosados terminó por hundir los hombros, pues sabía tan bien como nosotros que se había quedado sin alternativas.
—No hay forma de luchar contra el Consejo —dijo abatido—. La Autoridad del reino lo controla todo y su alcance llega más allá de dónde podáis imaginar. Son avariciosos, egoístas y mezquinos. Su dominio comenzó mucho antes de que me escogiesen a mí como sucesor. El antiguo Ix Regnix...
Emosi se detuvo en cuanto comprendió que hablaba del padre de Quentin y frunció el ceño tras mirar al soldado, como si no lograse encontrar el parecido.
—El mandato del antiguo Ix Regnix ya estaba corrompido, pero en mi infancia, la situación no era tan evidente. Cuando su hijo desapareció, cuando tú desapareciste —rectificó mientras se dirigía a Quentin—, el Consejo y los Ixes se pusieron frenéticos. Si los reinos se percataban de la ausencia del sucesor podrían descubrir lo que ocultaban tras las fronteras, así que buscaron a alguien que interpretase el papel a la perfección.
—¿Cómo te escogieron a ti? —le preguntó Killian.
—Era el mejor de mi ciclo. Destacaba en la mayoría de las disciplinas, había nacido en el mismo sol que el verdadero Ix Regnix y, lo que era todavía más importante, estaba tan desesperado por recibir la atención del gran Erasmo Faux que fui tan idiota como para creer hasta la última palabra que salía de su boca.
—Mi padre tenía una gran habilidad para manipular a las personas —le dijo Quentin mientras le apoyaba una mano en el hombro.
—Esto de sincerarnos está muy bien —intervino Mónica—, pero deberíamos salir de aquí cuanto antes.
—No sabemos si su guardia va a regresar —coincidió Max.
—Y tal como están las cosas, Catnia podría aparecer en cualquier momento.
—¿Creéis que se oculta en el reino? —preguntó Emosi desconcertado.
—Dadas las circunstancias, no me sorprendería —dijo Killian con rabia—. Pero no hemos venido por eso; el reino es demasiado grande y no podremos buscarla sin llamar la atención del Consejo.
—Creemos que los ciudadgrisensis está enfermando y necesitamos descubrir qué les ocurre —le dijo Aidan.
—¿A qué te refieres con enfermando?
—A que sufren los síntomas de alguna dolencia extinguida y debemos descubrir por qué.
—Pero eso... eso es imposible...
—Imposible o no, estamos aquí para averiguarlo, así que decide de qué bando estás antes de que decidamos nosotros por ti —le dijo Alis con un tono desafiante que me hizo sentirme orgullosa.
—No sé dónde está el asentamiento.
—Y así seguirá siendo —le dijo Zeri con furia—. No voy a llevarte a la Ciudad Gris para que la Autoridad lo descubra y aniquiléis hasta el último de sus habitantes.
Las palabras del joven cortaron el aire y ni el mejor ilusionista de Neibos podría haber fingido el dolor que reflejaron los ojos de Emosi. Los soldados intercambiaron miradas de preocupación, pues sabían tan bien como yo que, si Zeri no guiaba el camino, jamás encontraríamos el lugar al que nos dirigíamos.
—Yo no soy el enemigo.
—¿Entonces por qué permites todo esto? —escupió el joven rubí.
—Yo solo no puedo luchar contra la Autoridad del reino.
—Pero no estás solo —presintió Quentin.
—No, no lo estoy —reconoció Emosi con un suspiro—. Hay aliados entre las filas de la Autoridad, pero solo conseguimos doblegar al Consejo cuando los amenazo con quitarme la vida.
—El escándalo traspasaría las fronteras de los reinos y reclamaría la atención de los seis clanes, por eso quieren matarlo —me dijo Trasno mientras miraba al Ix Regnix a los ojos—. Se han cansado de sus amenazas y están buscando una forma limpia de acabar con él para facilitar la entrada del siguiente peón en su juego de poder.
El silencio se posó sobre nosotros y las palabras que no se llegaron a pronunciar nos helaron las entrañas. Zeri me miró en busca de una confirmación que le asegurase que Emosi no iba a traicionarnos, pero en una batalla que se combatía entre las sombras, la confianza era un lujo escaso y mortífero.
—Está bien, pero los grilletes y los inhibidores de magia se quedan —dije con autoridad.
Killian y los soldados asintieron en acuerdo y Emosi frunció el ceño desconcertado.
—Tu guardia sigue una jerarquía de decisión que no atiende a rangos ni linajes —le dijo a Killian extrañado.
—Mi guardia es mucho más que una guardia, y si se te ocurre hacer algo que los ponga en peligro, mi rostro será lo último que verás antes de perecer.
✧☪✧
Zeri creó un portal de humo carmesí que nos llevó al centro de una arboleda teñida de rojo, negro y blanco. El joven empezó a caminar siguiendo una dirección que solo él conocía y, a pesar de la urgencia, no pude evitar detenerme ante un árbol que no se parecía a nada que hubiese visto con anterioridad.
El tronco, tan negro como un cielo de tormenta, se elevaba hasta convertirse en decenas de ramas grises ornamentadas con hojas que evocaban a la nieve recién caída. Entre ellas se abrían paso frutos redondos y perfectos que refulgían con el hipnótico color de la sangre. Levanté el brazo para tocar uno de ellos y la rama se convirtió en una serpiente de brillantes escamas negras y lengua escarlata que se enredó en mi antebrazo y me reptó por la piel.
—Loss árboless resspiran, la tierra vibra y todoss te vigilan —dijo con una voz sibilante que me aceleró el corazón—. Abre loss ojoss; el tiempo sse agota.
El animal se convirtió en un polvo negro que me atravesó los poros y me llegó hasta la médula. El temor me acuchilló el vientre y levanté la mirada para descubrir que me había quedado rezagada. Corrí hacia los soldados en un intento por ocultar lo sucedido y necesité demasiados latidos para retomar la calma, lo que alertó a Quentin. El rubí me miró confundido, pero optó por no interrumpir nuestra marcha silente.
Los soles avanzaron en el cielo mientras atravesábamos el bosque. El único sonido que escuchaba, además del de nuestras pisadas, eran las carcajadas y los comentarios de Trasno, que se entretenía deslizándose por las colinas y saltando de rama en rama.
—Esto no me gusta —dijo Mónica cuando Zeri se detuvo ante un árbol encogido sobre sí mismo—. La tierra tiene un mal presentimiento.
—No es la única —dije en un susurro que solo Max logró escuchar.
Zeri deslizó los dedos por el tronco ceniciento y el poder del rubí acudió a su llamada de inmediato. Las ramas se estiraron y se alzaron en todas las direcciones y entre los nudos de la madera se formó un hueco con la forma de su mano. El joven susurró unas palabras que despertaron al bosque y la magia se acumuló a nuestro alrededor. Del árbol brotó una luz escarlata tan brillante que nos cegó por completo, y la sensación de vértigo que me invadió no cesó hasta que el aire se volvió frío y el suelo se endureció bajo nuestros pies.
¿Seguís teniendo la misma opinión de Emosi?
¡Contadme qué pensáis!
¿Qué creéis que van a encontrar al otro lado? 📩
A las personas que me decís que estáis perdiendo el interés en la novela porque no se centra en lo que os gustaría, os recomiendo que dejéis de leerla, porque la cosa va a ir a peor 😂. Como ya hemos hablado, en este libro el abanico de atención se amplía a otros personajes y ya no es Moira la única protagonista principal. La perdición se convierte en una novela coral en la que hay más factores que tener en cuenta, y si eso no es algo que os guste, pues imagino que os estará pareciendo un rollo.
También hay personas que me piden que actualice más a menudo o que me dicen que pierden el interés en la novela por los días que pasan entre capítulo y capítulo. No lo hago por dos motivos. El primero es que no tengo tiempo. Escribir, corregir y subir contenido requiere de horas de trabajo y esfuerzo y, en este momento, no tengo más que ofrecer. Y el segundo es que, cuando tenéis varios capítulos disponibles, casi no comentáis y a veces hasta os olvidáis de votar, y la situación empeora cuando se trata de toda la novela.
Siento que no esté siendo lo que esperabais! Ojalá nos veamos en otros libros 😍😍
A las demás, espero que os haya gustado este cap😻
🏁 : 195 👀, 83 🌟 y 88✍
Nos vemos el jueveeees ❤
Un besiño😘
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