NO MÁS SECRETOS

El ruido en el techo saco a Ary de sus tristes pensamientos y puso atención a lo que sucedía sobre su cabeza. Era otra noche más sin poder dormir por estar pensando y rogando que su padre volviera a ellas. También extrañaba muchísimo a su tío Jean, a Declan y a Nono. Todos ellos eran parte de su vida, los necesitaba cerca de ella para ser feliz.

Estaba segura que esta vez eran más de dos los que caminaban en el techo de su casa. Se sentó bien en la cama concentrándose en los sonidos que venían desde arriba. Había dejado sin correr las cortinas precisamente para mirar hacia afuera. Había luna llena, estaba todo muy iluminado. Se veía claramente el patio y los árboles que había allí.

Pasó mucho rato y solo se oían los pasos yendo de un lado a otro, Ary ya estaba tan acostumbrada a aquello que se estaba quedando dormida cuando vio una sombra fuera de su ventana. Se cubrió hasta la nariz y se quedo mirando fijamente hacia fuera. Una vez más vio la silueta de alguien pasando por fuera. Oyó el ruido de alguien saltando sobre el techo y pasos sobre su cuarto, volvió a mirar hacia la ventana y se quedó sin aliento al ver una sombra detenida frente a su ventana, con el rostro casi pegado al vidrio. Por más miedo que sentía, era incapaz de apartar la mirada. Llamaba una y otra vez a su padre en su mente para que viniera a ayudarla.

Un fuerte golpe se escuchó en el techo, escucho la voz de su madre pronunciando fuertemente su nombre, Ary miro hacia la puerta y luego volvió la vista hacia la ventana, ya no había nadie allí y tampoco se oyeron más pasos sobre el techo.

Sonia entro a ver a su hija y la encontró mirando fijamente hacia la ventana. Cuando le pregunto si estaba bien, ella le contesto que alguien la había estado mirando por la ventana mientras otra persona caminaba sobre el techo. Sonia corrió enseguida hacia la ventana y se aseguró que estuviera cerrada, luego corrió las cortinas y saco a Ary de la pieza. Juntas recorrieron la casa para asegurarse que estaban a salvo. En ese momento Ary decidió decirle a su madre que oía pasos sobre el techo desde la primera vez que llegaron allí. Sonia se horrorizo ante las palabras de Ary y la abrazo enseguida. Se estremecía de solo pensar que alguien las estaba acosando. Reprendió a Ary por no haber dicho nada y haberse puesto a sí misma en peligro, cuando le pregunto porque no había dicho nada, la niña le contesto que a su padre no le gustaba preocuparla por eso había cosas que solo las hablaban entre ellos.

Sonia pregunto qué cosas y ella le empezó a detallar todas aquellas conversaciones de las que ella nunca supo. Se sintió como una imbécil por jamás haberse dado cuenta de los secretos que Markkus y Ary tenían, pero también era cierto que no hubiera vivido en paz en el pasado si hubiera sabido todo aquello.

Quería estar enojada con Ary y odiar aún más a Markkus, pero sin duda él la había llegado a conocer bien, y su hija era demasiado leal a su padre para no hacer caso a lo que él le dijera.

Abrazo a Ary y le hizo prometer que desde ese día en adelante ya no le ocultaría nada más. Su hija lo prometió y conforme a esas palabras le dijo a su madre que estaba engordando mucho, pero que no se preocupara pues no se veía mal, y su padre seguramente también iba a decir lo mismo cuando llegara. Ary miro a su madre y le dijo que estaba segura que muy pronto su padre iba a llegar por ellas.

Sonia palideció ante esas palabras y contuvo las náuseas. Estaba segura que Markkus la asesinaría si llegaba a saber que esperaba un hijo de otro hombre, a Declan también lo asesinaría. No quería ni pensar en que haría con su bebe si este llegaba a caer en sus manos.

Tomo a Ary de las manos y le hizo prometer que si llegaba a sentir que su padre estaba cerca de ellas o que lo verían muy pronto se lo debía decir para que se prepararan para recibirlo. La niña sonrió enseguida y prometió avisar apenas sintiera que su padre estaba cerca.

Ambas compartieron pieza esa noche. Ary durmió abrazada a su madre, mientras Sonia rogaba no volver a ver nunca más a Markkus, lo quería lo más lejos que pudiera de sus vidas. Se sentía mal por haberle mentido a Ary pero no se atrevía de decirle lo equivocada que estaba acerca de su padre. Él no era el santo que ella creía, y a pesar de quererla de verdad, era un hombre que había hecho cosas horribles, las seguía haciendo, y las seguiría haciendo en el futuro. Había sido entrenado para ello, el ser cazador era su vida. Ella había sido una misión para él, y su hija sería un arma si llegaba a caer en manos de los Leppala. Su bebe probablemente sería un esclavo así como lo eran los otros lobos, si es que Markkus no lo asesinaba.

Sonia abrazo más fuerte a su hija y trataba de pensar cómo proteger a sus hijos de los cazadores. Ary era tan inocente, ingenua de todos los horrores que había a su alrededor que parecía una maldad arrancarla de aquel mundo en que vivía. Ya no era feliz por no tener a su padre, no podía siquiera imaginar cuál sería su reacción si se enteraba de la verdad.

Decidió que no arruinaría jamás la imagen que ella tenía de Markkus, Ary lo superaría, crecería, se acostumbraría a no tenerlo a su lado y en el futuro conocería a alguien y se casaría, tendría sus propios hijos y sería muy feliz. Markkus no sería más que un recuerdo en sus vidas.

Los pasos en el techo pararon esa noche. Sonia había hablado con Anna y le había contado todo lo que Ary había dicho. Su marido y otros hombres recorrieron los alrededores durante varias noches y al parecer eso fue suficiente, pues no se volvió a oír ningún ruido extraño.

Ary estaba algo más alegre conforme pasaban las semanas y dormía más en las noches, ya no se desvelaba como antes.

_ "¿Te gustaría ir a estudiar junto con otros niños a un convento?" Pregunto Sonia un día.

Los ojos de Ary se iluminaron ante las palabras de su madre. Llevaban cinco meses viviendo en aquella pequeña casa al interior del bosque, no había visto a nadie fuera de Anna, su marido y los dos trabajadores que ayudaban en el trabajo de la granja. Al saber que podría por fin estar conocer a otros niños y hablar con ellos salto de alegría y corrió de un lado a otro feliz.

Aquel mismo día Anna llevo a sus hijas y a Remi, el hijo del primer matrimonio de su esposo. El muchacho tenía quince años, era agradable y muy alegre.

Cuando Ary vio a las niñas corrió hacia ellas y las abrazó, en sus ojos se veía la felicidad, Sonia se sentía culpable por no haberle pedido a Anna que llevara antes a su s hijas para que jugaran con Ary.

Al ver a Remi Ary se detuvo inmediatamente y miro a los demás, era la primera vez que veía a un muchacho, siempre había visto hombres adultos, no jóvenes o niños. Ni siquiera sabía cómo era un bebe. La niña miro a su madre y ella se acercó para presentarlos.

Ary educadamente le dio la mano luego se paró al lado de su madre pues no sabía que más hacer, no sabía cómo interactuar con él, o de que hablar. El muchacho sonrió y bajo la cabeza algo avergonzado pues ella lo había estado mirando fijamente. Ary se dio cuenta de su falta y le pidió disculpas. Enseguida se ocultó tras su madre avergonzada por su comportamiento tan descortés, ya lo había hecho antes con Declan y Nono. Solo que ellos se habían reído, no se habían avergonzado.

_" ¿Quieres  ir a jugar al bosque con mis hermanas y conmigo?, nos gusta correr" dijo el muchacho.

Ary  salió  de  detrás  de  su  madre y lo miro con interés, ella amaba correr, pero por alguna razón  no  se  había  sentido  segura  cerca  de  aquel  enorme  bosque.

Sonia  la  animo  a  ir  con  ellos  pero   sin alejarse  demasiado.    El  muchacho  le  extendió  la mano  a  Ary   y  ella  inmediatamente  la  tomó.   Salieron  corriendo  de  allí  enseguida,  y   las dos  muchachas  salieron  corriendo  tras  ellos.

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