Capítulo 7 El precio a pagar
Mi mente divagaba en aquel sin fin de pensamientos. No dejaba de repetir en bucles el recuerdo de la tarde, no dejaba de arder el recuerdo de las lágrimas en el rostro de Nikolai.
Descubrí algo que en realidad no debí haber descubierto, un hombre al que le lograba conmover el alma la pureza de un pequeño ser. No quería para nada adelantarme en los hechos, Nikolai en tan corto lapso de tiempo me demostró ser todo menos un hombre sentimental.
Sin embargo, a pesar de ser consciente de ello, mi mente no me daba tregua y las preguntas comenzaban a burbujear dentro de mí. ¿Qué era en realidad Nikolai Volkov? ¿Por qué tenía esa debilidad y que tanta relación tenía con la conversación que había escuchado con su esposa? Eran preguntas tontas, las cuales probablemente no tendrían una respuesta.
Miré a Yulia dormida a mi lado, me había pedido que durmiera con ella y tenerla por primera vez en mucho tiempo tan cerca me recargaba las energías. No podía dormir, los pensamientos no me dejaban, pero también era la sensación, esa que llevaba tanto sin experimentar.
Los días de trabajo eran largos y las noches en el club aún más. Es por eso que al llegar a casa, aunque Yulia estuviera en mi cama dormida, no me hacía una gran diferencia. No podía disfrutar de eso, no, en realidad el cuerpo no me lo permitía.
...
Me quedé dormida sin haberme dado cuenta, acurrucada al lado de Yulia, sintiendo su suave aroma. Desperté cuando una enfermera entró en la habitación, venía a sacar una muestra de sangre y por consecuencia Yulia terminó por despertar también.
Encendí la televisión y coloqué un canal de caricaturas, se entretuvo lo suficiente, pero el cansancio era mayor, lo que hizo que al final se quedara dormida de nuevo. Yo lo intenté, no voy a negarlo, pero ningún intento terminó por servir.
Cuando la enfermera encargada de pasar el día al lado de Yulia llegó, me dispuse a irme al apartamento, tenía que darme una ducha y había quedado con reunirme con una agente inmobiliaria para que me enseñara algunos apartamentos,
...
Después de una ducha reconfortante, estaba eligiendo la ropa que me colocaría para salir cuando me entró un mensaje de texto. Era de Nikolai y rodeé los ojos, ese hombre parecía que no tenía nada mejor que hacer que escribirme tan temprano en la mañana.
"¿Cómo se encuentra tu hermana? No quiero que pienses que te he escrito solamente para preguntarte eso. Esta noche tengo un evento de negocios y quiero que me acompañes, pero no te preocupes Yulia quedará en excelentes manos". Quería gritarle que se fuera a la mierda, era el pensamiento más recurrente que venía a mi mente cada vez que él decidía sobre mi vida.
Por supuesto que le respondí "Se encuentra como puede estar una niña que tiene cáncer. De acuerdo, nos veremos esta noche Volkov". Pensaba que aquello sería suficiente para que me dejara en paz, pero mi celular comenzó a sonar y era una videollamada.
Mi primer instinto fue cubrirme con la bata de baño, pero eso también era una tontería, no tenía nada que ocultarle a un hombre que me había visto de todas las formas posibles, Respondí al cabo de unos eternos segundos.
—¿Por qué te esmeras en hacerme esp...? —guardó silencio en cuanto vio parte de mi cuerpo al desnudo.
Con una media sonrisa sobre mis labios, pensé que sería la mejor venganza que podía tener hacía él en aquellos momentos. Coloqué mi móvil encima de tocador, caminé hasta el armario para terminar de buscar la ropa que me iba a vestir y el silencio al otro lado de la línea era profundo.
—¿Qué estabas diciendo? —pregunté jugando a hacerme la tonta.
No me respondió. Sus ojos grises seguían cada movimiento de mi cuerpo, así que me acerqué nuevamente al celular y relamí mis labios.
—¿Qué te sucede, Nikolai? —pregunté en un tono cachondo—. ¿Te gusta lo que ves?
—Joder Irina —maldijo en un gruñido.
Lentamente, bajé mis manos hasta mis pechos con un gesto seductor. Me masajeé suave y poco a poco tomé una distancia prudente para que pudiera incluso verme un poco mejor. Un suspiro escapó de sus labios y yo me lancé encima de la cama para abrirme de piernas ante él, bajé mi mano a mi entrepierna.
Estaba a punto de hacer algo más, una leve risa escapó de mis labios al darme cuenta de que lo tenía enganchado por completo, fue en aquel momento que brinqué de la cama, fui hasta mi celular nuevamente y le corté a la llamada.
Ni siquiera le di tiempo a procesarlo. Lo tenía muy bien merecido y si creía que podía manejar mi vida como lo hacía estaba muy equivocado.
Me terminé de vestir tan de prisa como pude, el celular sonó reiteradas veces, pero no tuve ganas de responder para averiguar que más era lo que quería Nikolai. En cambio, me marché para encontrarme con la agente.
Al llegar al café ella se presentó muy amable conmigo, me explicó que veríamos varios apartamentos, pero que el más impresionante que tenía de momento en el corazón de Moscú me lo enseñaría al final del recorrido.
Según sus propias palabras estaba segura de que ese sería el que más me gustaría, porque tenía unas vistas maravillosas.
El primer apartamento que me mostró no tenía demasiada diferencia al que vivía en aquellos momentos. Era un apartamento en un vecindario promedio, no se veía mucha inseguridad, pero a pleno día probablemente no fuera tan evidente.
El siguiente era bonito, acogedor y bastante cómodo para dos personas. Podría ser una opción que en mi situación anterior hubiera aceptado sin pensarlo dos veces, además la agente me explicó que estaba a un muy buen precio, ya que los dueños estaban deseando rentarlo desde hace bastante tiempo.
Al siguiente de ese me enseñó un apartamento que quizá podría decir que era el sueño de cualquier mujer de mi edad. Tres habitaciones, una sala enorme que da vista a un balcón, también contaba con dos baños, pero la cocina era bastante estrecha.
—Ahora sí, voy a llevarte al último que tengo disponible de momento. En el corazón de Moscú. —una sonrisa se posó sobre sus labios.
Sentí mi corazón latir con fuerza, la emoción se apoderó de mi interior. Algo me decía que sin duda ese apartamento sería con el que me quedaría, toda persona sueña con tener un apartamento en el corazón de Moscú.
Cuando llegamos al edificio, era una elegancia impactante. Nos recibió un portero muy educado y subimos por un ascensor que parecía el de un hotel de lujo de película.
Lo que me dejó un poco desconcertada y por la mirada de la agente, fue de la misma manera, es que la puerta principal del apartamento estaba entreabierta.
En una primera instancia tuve miedo de que no fuera un sitio para nada seguro como lo parecía o que los dueños se hubieran arrepentido de la venta, pero al entrar detrás de la agente, nos encontramos con que había una pareja y junto a ella otra persona.
—¿Viktor? —preguntó con el ceño arrugado.
—¿Qué haces tú aquí, Elena? —preguntó el hombre con la misma sorpresa que la agente.
—Yo avisé el día de ayer que iba a enseñar este apartamento —comentó de brazos cruzados.
—A mí nadie me avisó de eso —se encogió de hombros—. De todos modos, lamento decir que llegan tarde. La pareja presente ha decidido que va a adquirir el apartamento.
Mi corazón se encogió, porque lo poco que había llegado a ver del apartamento, se veía maravilloso y me lo estaban arrebatando de las manos.
—¿Puedes acompañarme un momento? —le pidió con rigidez Elena.
El hombre pareció disgustado por su actitud, pero de todas maneras accedió y aunque se alejaron un poco, de todos modos alcanzaba a escuchar la conversación.
—¿Qué crees que estás haciendo? ¿Piensas perjudicarme? —-preguntó ella de brazos cruzados—. Sabes que necesito la comisión de la venta, además mi clienta tenía derecho de ver el apartamento desde antes que ellos.
—No eres la única que necesita la comisión de la venta Elena, todos tenemos una vida que mantener. —le recordó con la furia en su tono de voz y me miró de reojo—. Además, mira a esa mujer, como está vestida. Se nota que no tiene en donde caer muerta y tú quieres enseñarle un apartamento de lujo, ¡estás loca!
—Cierra la boca, va a escucharte —le advirtió entre dientes y una leve sonrisa fue dirigida hacia mí, que por supuesto fue devuelta.
No quería que se diera cuenta de que sí estaba escuchando toda aquella conversación deplorable. Ciertamente, yo no tenía donde caerme muerta, pero no podía decir lo mismo de Nikolai.
—No me importa si me escucha Elena, mira la manera en la que se viste. Solamente basta con ver sus vestidos de segunda mano y ese suéter que debe tener más años que Vladímir Putin. —rodea sus ojos—. Así que si quieres enseñarle el apartamento, hazlo, pero que quede en claro que ya está vendido.
Pasó por mi lado como si no hubiera acabado de insultarme con sus comentarios y me dedicó una pequeña sonrisa soberbia. Elena soltó un enorme suspiro que podría jurar que me había apartado varios mechones de cabello y desanimada se aproximó a mí.
—Lo lamento mucho por todo Irina, puedo enseñarte el apartamento de así quererlo, pero...
—Estaré encantada de verlo de todas formas —le sonreí con simpatía.
Observamos como la pareja se marchaba junto con ese desagradable hombre. Nos quedamos en pleno silencio un momento y Elena me enseñó todo el apartamento, era simplemente magnífico, tal como lo mencionó con anterioridad.
—Es espectacular —pronuncié fascinada.
—Una vez que visitas este apartamento es muy poco probable que quieras quedarte con uno de los anteriores —hace una mueca de desagrado y baja la mirada al suelo—. Me gustaría poder ofrecerte algo más que esté a la altura, pero este es el único apartamento que puedo ofrecer tan bueno y aunque la comisión por venderlo me venga muy bien, Viktor me lo arrebató de las manos.
Estaba a punto de ser una entrometida y preguntarle por qué tenía tanta urgencia por ganarse ese dinero. Justo en ese momento mi celular sonó.
—Discúlpame un momento —dije tomando un poco de distancia.
"¿En dónde estás?" Rodeé los ojos ante la insistencia de Nikolai. Estuve a punto de no darle una respuesta, me iba a guardar el móvil cuando llegó otro mensaje, "Fui a tu apartamento y seguido de eso al hospital. No se te ocurra ignorarme, habrá consecuencias".
Gruñí entre dientes y me dispuse a utilizar esto a mi favor, era hora de probar a Nikolai. "Estoy molesta ahora mismo, no tengo ganas de hablar contigo. Vine con la agente inmobiliaria a revisar el nuevo apartamento, pero tal parece que seguiré viviendo en el mismo sitio por un largo tiempo".
Nikolai parecía estar a la vuelta de la esquina, apenas el mensaje fue enviado apareció una llamada entrante y esta vez no dudé en responderla.
—Parece que decir que no quiero hablar no es algo que tu vocabulario comprenda —respondí en un tono de molestia.
—¿Qué está ocurriendo? —me pregunta con firmeza.
—Vine a ver el apartamento —salí fuera para que Elena no pudiera terminar de escuchar la conversación y sentirme libre de expresarme—. Había otra pareja antes que yo, me lo sacaron de las manos. Otro agente le pasó por encima a mi agente y se atrevió a mostrar el apartamento cuando yo ya tenía la visita reservada...
—Ve a otra agencia, que te muestren otro apartamento —dice restando importancia al asunto.
—No se trata solamente de que quiero este apartamento —mi voz sale estrangulada y escucho un silencio profundo al otro lado—. Ese agente me humilló, dijo que no tengo donde caerme muerta y que no podría comprarlo incluso si estuviera disponible. Criticó mi manera de vestir, me sentí ridícula por estar viendo algo que en mi vida me podría haber permitido.
Un gruñido se escuchó al otro lado de la línea. Aunque quise delante de Elena fingir que aquello no me dolía, la realidad es que la humillación la tenía dibujada en la frente.
—Yo lo solucionaré, no tienes que preocuparte por nada —respondió en un tono tajante—. A cambio ven a la dirección que voy a enviarte.
Todo lo que iba de la mano de Nikolai se resolvía de ese modo, si pedía algo, era seguro que tendría que pagarlo de alguna manera. Aunque en esa ocasión, estaba dispuesta a pagar el precio e incluso más.
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