Capítulo 10 Mundo cruel


Las puertas del salón se abrieron y vi a Irina entrar con una enorme sonrisa. El mundo a mi alrededor desapareció, mi mirada siguió cada uno de sus pasos elegantes en aquel vestido de alta costura, que al final parecía haber sido diseñado especialmente para su cuerpo, era como una segunda piel.


Caminó entre las personas, llegó ante mí y sus ojos se encontraron con los míos. Mi corazón latió con fuerza, no comprendía por qué me sentía de esa manera al tenerla delante.


—Buenas noches —saludó.


No fue hasta ese entonces que regresé a la realidad en la que no estábamos solos, sino que a mi lado estaba parado Fyodor. El miró a Irina con un brillo especial en sus ojos, no me gustó nada en la manera que la estaba mirando, ese aire de superioridad.


Fyodor es cercano a Diana, siempre sentí que estaba enamorado de esa mujer, pero no tuvo la posición suficiente para quedarse con ella. El negocio funciona de esta manera desde que uno tiene memoria, se tienen que formar alianzas fuertes para que la familia tenga raíces solidas y en un futuro no desaparecer.


Mi familia es reconocida en todo Rusia y es recordada, aunque no lo sea de la mejor manera, podemos sentirnos orgullosos. Gracias a esas alianzas que han perdurado en el tiempo, todos los que han intentado interponerse en nuestros deseos no han logrado hacerlo. Mi padre siempre había sido claro, nosotros debíamos de demostrar nuestro poder e imponer respeto para que todo continuara de la manera que siempre había sido, flaquear sería una manera de demostrar no estar a la altura de el apellido de la familia.


Cuando era joven e inexperto, mi padre me hizo comprender de la peor manera lo cruel que puede ser este mundo y que cuando naces en él, no tienes derecho de elegir con quién estar. Fyodor al parecer aunque tuvo que aprenderlo a su modo, no se había conformado con ello y en una ocasión tuvimos una confrontación poco amistosa.


Le observé la mano, la cicatriz seguía allí y luego volví mi mirada a Irina. Sabía que él no diría nada que no fuera apropiado, o al menos esperaba que no lo hiciera, porque esa vez todo se salió de mis manos.


En ese entonces Fyodor se sentía superior a cualquier persona, Diana y yo apenas nos habíamos casado. La idea de ir juntos a este tipo de fiestas resultaba bueno para la imagen de una familia sólida y yo necesitaba dar esa imagen.


En mi opinión sus heridas estaban demasiado recientes y me hubiera gustado dejar pasar por alto la situación, pero se había sobrepasado en frente a un grupo de personas. La fiesta en esa ocasión se celebró en un restaurante chino, estábamos divididos por mesas y no sabía exactamente por qué él se sentó en la mía.


No hasta que empezó a beber y su boca se abrió para decirme que no me perdonaría si comenzaba a salir con otras mujeres, porque Diana pertenecía a una gran familia. Una mujer como ella no debía de pasar por tales humillaciones y si le hacía pasarlas tendría que darle explicaciones a él al respecto.


En ese entonces todas las miradas cayeron sobre mí y puse la mano de Fyodor sobre el asador de carne en el centro de la mesa. No me detuve a pesar de sus gritos desgarradores hasta que sentí el olor de su carne coserse.


Esa noche la pasó en emergencia, es lo último que supe de Fyodor en mucho tiempo y la próxima vez que nos encontramos, en su mirada hubo un respeto diferente.


—Estas hermosa —le comenté tomando su mano y mi mirada recayó sobre Fyodor—. Si nos disculpas, vamos a nuestra mesa.


—Adelante —se limitó a responder.


A pesar de su respuesta pude ver su disgusto. La sonrisa de Irina fue genuina, amable y lo comprendía porque ella no tenía conocimiento de la historia que se escondía detrás.


Caminamos entre la gente y podía sentir su mano incluso debajo de su guante un poco sudorosa, estaba nerviosa. Nos sentamos en una elegante mesa que tenía nuestros nombres, pero mi disgusto fue ver el nombre que estaba en la misma mesa, Fyodor y a su lado el nombre de mi esposa.


Debía de ser una broma de mal gusto que nos hubieran puesto a todos en una misma mesa y no quería dejarlo de ese modo. Aunque fuese una mesa larga, muchas personas más iban a estar allí y Diana no se controlaría con sus provocaciones, lo que terminaría sin duda en una desgracia.


—Ya vengo, voy a resolver esto —dije en un gruñido y me puse de pie.


—No tienes que hacerlo —se apresuró a decir Irina—. No formes de esto un alboroto Nikolai, si vas a pedir que te cambien de mesa es probable que vean un flaqueo de tu parte y en mi opinión eso es lo que quiere Diana.


—¿A qué te refieres? —pregunté furioso—. No tengo por qué estar frente a esa mujer.


—Esa mujer es tu esposa, que no se te olvide. —dijo en un tono desbordado de molestia—. Esto es probable que sea culpa de ella, no entiendo muy bien que es lo que trama Diana, pero veo que es una mujer muy inteligente y que le subestimas.


—No la subestimo —protesto volviendo a sentarme.


—No quieres darte cuenta de que lo haces, piensas que por ser hombre tu tienes mayor poder e influencia que ella. Pero debes de empezar a recordar que Diana también es hija de un hombre poderoso y que la gente tiene a sus favoritos.


Sus palabras hicieron eco en mi mente, me molestaba que hubiera un poco de verdad en sus palabras. El hecho de que Fyodor estuviera de su parte desde un comienzo le daba un poco de credibilidad a sus palabras.


—Esta noche no dejes que sus provocaciones formen una guerra, no sé mucho de este mundo, pero lo poco que conozco es que en ocasiones debes de mostrar inteligencia Nikolai.


No me gustaba que Irina estuviera intentando decirme como debía de actuar, sobre todo cuando se trata de como manejar el poder o como manejar ese tipo de situaciones.


Todos comenzaron a sentarse en sus respectivos asientos cuando la hora de la cena estaba cerca y el anfitrión se subió en el escenario. Nos dio la bienvenida, nos comentó que estaba emocionado de hacer muchos nuevos negocios dentro del país y fuera, no fue un discurso muy largo, algo que agradecía.


Cuando pasaron a servir la cena el anfitrión de la fiesta, un tipo que había visto quizá una vez en mi vida, pero con el que nunca tuve algún tipo de relacionamiento pasó por nuestra mesa. Diana no había llegado, otro punto a mi favor y Fyodor estaba comenzando a comer en silencio.


—Espero lo estén pasando bien —nos dijo con una sonrisa—. Me gustaría que al terminar la cena se unan a mí en la sala que está al fondo, tengo propuestas que me gustaría hablar contigo Nikolai.


—Todo es encantador, se nota que ha pensado en todo —comentó Irina en un tono de voz amable y con una sonrisa moderada—. La comida se ve deliciosa.


—Lo que dijo ella —agregué sonriendo del mismo modo—. Estaremos encantados de acompañarle, tengo mucho interés en saber sobre esas propuestas.


Entonces escuché salir un gruñido desde los labios de Fyodor que estaba sentado al otro lado de la mesa, bebiendo como en cada maldita fiesta que lo encontraba. Me quedé mirando su rostro fijamente, una advertencia clara de que tuviera cuidado de no decir nada de lo que pudiera arrepentirse.


—Ahora si conseguiste una verdadera puta —soltó aquellas palabras con una sonrisa enorme en aquel tono ebrio que recordaba a la perfección.


—¿Perdone? —dijo Irina con el ceño arrugado.


—¿No escuchas bien? Acabo de decir que eres una verdadera puta —soltó acompañado de una pequeña risa—. Mira como le hablas a ese hombre, una verdadera mujer con todas sus letras no debería de dirigirse a otro hombre que no sea con el que está durmiendo.


Vi la furia arder en los ojos de Irina, entonces todas las palabras de mantener la compostura, ser inteligentes y no aceptar las provocaciones, desaparecieron. Tomó la copa de vino que estaba frente a ella y la vació sobre él.


Fyodor se limpió el rostro con su propia mano, murmuró palabras que gracias al cielo no alcancé a escuchar porque solamente aumentarían las consecuencias de la advertencia que le había hecho con un simple gesto y que se había negado a entender.


—Me vas a disculpar Dimitri —dije poniéndome de pie—. Fyodor y yo tenemos un pendiente desde hace un par de años, parece que aunque el tiempo pasó sigue estando la espina clavada.


—Así es, tenemos un par de pendientes —levantó su mano en mi dirección enseñando la cicatriz—. Pensaste que con esto ibas a intimidarme, a mantenerme ajeno a lo que sucediera con Diana, pero yo te lo había advertido. Soy un hombre de palabra Nikolai, ahora me debes explicaciones de que haces con esta zorra.


La mirada de todos estaba sobre mí. Sus palabras fueron suficiente provocación para saber que de esta noche no pasaría y que tendría que ocuparme de ese idiota.


—No tenía la menor idea de que tuvieran una relación mala, me disculpo por ponerlos en la misma mesa —se apresuró a decir Dimitri—. Puedo hacerles un cambio de me...


—Siento que esto vaya a arruinar tu fiesta Dimitir —murmuré con la voz ronca.


Saqué la pistola de mi cintura y sin dudarlo le disparé a Fyodor. Todos se quedaron paralizados mirando la escena, eso incluía a Irina, que se llevó las manos al rostro.


Fyodor estaba tan ebrio que no le dio tiempo a reaccionar, era solamente un idiota que siempre perdía el control y eso solamente manchaba la imagen de nuestra sociedad.


—¿Qué acabas de hacer...? —murmuró Irina horrorizada.


Dimitri se quedó mirando un punto fijo, cuando logró reaccionar su mirada recayó sobre mí y vi arder furia en su mirada.


—Será mejor llamar a alguien que se haga cargo de esto —gruñó y miró a su alrededor, ya todos estaban hablando como si nada hubiera ocurrido—. No sé que tan buena idea sea que continuemos con esta celebración.


—Puedes quedarte tranquilo, un idiota como él no le hace falta a nadie en este mundo —respondí volviendo a tomar asiento.


Irina estaba paralizada, la tomé del brazo para que volviera a tomar asiento, pero ella se zafó de mi agarre y la vi caminando en dirección a la salida.


—Enseguida regreso, le diré a mi hombre que se encargue del cuerpo, para que no arruine el ambiente —palmeé su hombro antes de pasar por su lado.


Salí detrás de Irina, que se había dejado caer sobre una banca a una poca distancia de en donde yo me encontraba. Se quedaron en silencio los guardias de la puerta y Timur en cuanto salí.


—Timur, que uno de los guardias te acompañe y encárguense de la situación dentro, cuando lo veas sabrás lo que tienes que hacer —le ordené.


No tuve que explicar a pesar de ver la duda en los rostros de ambos hombres, cuando caminaron dentro de la sala. Yo me acerqué lentamente a Irina, estaba un poco pálida y me di cuenta de que nunca en su vida había visto algo de aquella magnitud.


Me senté en silencio y ella me miró como si quisiera que la dejara a sola. Era muy probable que quisiera aquello, sin embargo, no podía hacerlo no le daría tiempo de verme como si fuera un tirano.


—Lamento que hayas tenido que presenciar esa escena —murmuré.


—No era necesario llegar a eso Nikolai, estaba ebrio, por supuesto que no tenía idea de lo que estaba diciendo —habló con su voz en un hilo tan agudo que estuve a punto de irritarme.


—Escucha Irina, tú no tienes la menor idea de como funciona todo esto...


—No quiero saberlo tampoco —me interrumpió con brusquedad—. Quiero que me lleves a casa.


—Tenía que hacerlo, ¿piensas que luego de que le tiraste ese vino a la cara todo se quedaría tranquilo? —le tomé del brazo cuando intentaba ponerse de pie—. Hubiera buscado hasta la mínima excusa para matarte, te vio como si fuera superior a ti. Mientras tenga vida, no voy a dejar que nadie se atreva a tocarte, tu vida estará a salvo.


Ella se quedó en un profundo silencio y no tuve manera de adivinar que era lo que estaba pasando por su mente, solamente supe que en estos momentos debía darle un poco de tiempo para darse cuenta de que yo llevaba la razón.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top