XXVIII
CAPÍTULO XXVIII
A la mañana siguiente, cuando Chris despierta, hay un mensaje proveniente de Florence citándolo a medio día en su casa. Le costó mucho dormir la noche anterior, por lo que se ha despertado tarde y apenas si tiene el tiempo suficiente para prepararse.
Conduce hacia ese sitio tranquilo y tan familiar, le llama la atención la cantidad de casas similares y formaditas, pues ahora enfoca más su atención en eso. Cuando por fin llega a la dirección, nota que ese hogar grita Florence por todos lados y no puede evitar sonreír. Al momento de descender del auto, él lleva gorra y lentes oscuros, además del estuche con los lentes de la castaña.
Llama a la puerta y no pasa demasiado antes de que ella le abra con una pequeña y dulce sonrisa en su rostro. Chris no puede evitar que su corazón se acelere al verla.
—Hola —susurra Florence con timidez —, pasa.
Ella se hace un lado para que el actor ingrese, este observa lo sencillo que se nota todo, pues apenas están los muebles básicos, sin embargo, todo huele y se ve limpio.
Chris suspira y se gira hacia la castaña quien tiene la mirada baja, así que simplemente deja el estuche sobre un mueble y se acerca hacia ella para envolverla entre sus brazos.
—Lamento lo de ayer —susurra el ojiazul.
—Yo también lo lamento, entré en pánico y... —responde rodeando la cintura del actor.
—No, cielo, debí entenderte y no supe qué hacer —murmura y besa la frente de la chica —. Lo de ayer fue algo inesperado y no lo afronté de la mejor manera.
La pareja rompe lentamente el abrazo, se observan durante unos segundos antes de que Chris tome el rostro de la castaña entre sus manos y la atraiga hacia él para besarla.
—Lo que dijiste... —susurra ella cuando se separan momentáneamente de ese dulce beso.
—No te apresures, ni mucho menos te sientas obligada a decirlo. Realmente lo siento, pero sé que no fue el lugar y el momento para decirlo, tómalo con calma —afirma con tranquilidad, para luego acariciar suavemente la mejilla de su novia.
Florence duda un poco, pero al final decide guardar su sentir por algunos días más. Así que ahora es ella quien vuelve a besarlo, en un intento de hacerle saber que siente algo similar a lo que él confesó la noche anterior.
Entre beso y beso, ambos terminan sobre el pequeño, viejo y poco cómodo sofá en la sala, por lo que pocos segundos después se sientan de forma correcta en un intento de no percibir la dureza del asiento.
—¿Cómo está ella? —cuestiona la niñera entrelazando su mano con la del actor.
—Caprichosa y berrinchuda —bromea, obteniendo una mirada desaprobatoria por parte de la chica a su lado —. ¿Qué? Es la verdad. Como padre, intenté nivelar la pérdida de su madre y luego, mi propia ausencia, con juguetes y cumpliendo cada capricho en su vida —le confiesa con una mirada llena de tristeza.
—Hiciste lo que creíste mejor —menciona ella de forma comprensiva.
—Pero no era lo correcto —reitera —. Mi madre muchas veces lo dijo, pero hasta ahora veo aquellos errores. Intentaba justificar mi ausencia por semanas llegando con varios juguetes y regalos. Cualquier cosa que Bella pedía o mencionaba, yo lo traía para ella —continúa explicando.
Florence se estira lo suficiente para besar su mejilla y Chris no puede evitar sonreír ante aquel contacto.
—¿Cómo era la mamá de Bella? —cuestiona la castaña, mostrando primera vez interés en ella desde que ha entrado a la vida de la familia Evans.
Chris suspira y echa la cabeza hacia atrás, cierra momentáneamente sus ojos y luego suelta un suspiro. La castaña separa sus manos, y ambos toman una pequeña distancia, probablemente en búsqueda de estar más cómodos y platicar con seriedad.
—Anne era maravillosa —susurra Chris con una sonrisa melancólica —. Fue una de mis mejores amigas y estaré eternamente agradecido porque gracias a ella, tengo a Bella en mi vida.
—Era muy bella —menciona la castaña —. He visto las fotografías que Bella tiene en su habitación.
—Lo era —responde el actor.
Florence duda un poco y juega con los dedos de sus manos, sabe que la pregunta que quiere hacer puede parecer un poco inapropiada, pero de igual forma, se arma de valor para hacerla.
—¿L-la amaste? —cuestiona ella por fin.
—¡Claro que sí! Te lo he dicho, fue una de mis mejores amigas. Pero nuestra relación nunca fue más que de una gran amistad. No te niego que lo intentamos y hasta nos casamos, luego de saber que estaba embarazada, pero no funcionamos como pareja, así que decidimos mantenernos unidos por un tiempo y nuestra relación se hizo más profunda, pero de otra forma, a tal grado que nos hicimos mejores amigos —murmura con cierta tristeza.
Florence lo observa llena de confusión, realmente pensó que entre él y la madre de Bella había existido una bonita historia de amor. Y por lo que entiende, sí hubo amor, sin embargo, no el que ella imaginó.
—Me dolió demasiado cuando la perdí. A decir verdad, creo que el mundo perdió a una gran mujer y Bella se perdió de conocer a una gran madre, por eso estoy haciendo todo lo posible para que mi hija tenga presente a Anne, para que conozca a su familia y sepa quién fue la gran mujer que la llevó en su vientre —concluye con una pequeña sonrisa adornando su rostro.
—Me parece muy dulce de tu parte, y es maravilloso que quieras tener tan presente a la madre de Bella —murmura la castaña.
—Creo que es algo que no quiero cambiar respecto a ella —susurra —. Aunque esa sólo haya sido la única buena decisión que he tomado respecto a su crianza.
—Chris...
—Quiero que esto funcione, te juro que lo deseo más que nada. Lo pensé mucho anoche y no es que busque imponerme a mi hija, pero ¡vamos! Soy la persona a cargo y necesito que ella entienda eso. Bella te quiere y es evidente que este es un berrinche al que no quiero sucumbir, no la voy a obligar, pero quiero que entienda que tú y yo estamos juntos —afirma con demasiada decisión, sorprendiendo a su novia.
—No quiero que Bella me odie...
—No lo hará, de hecho, ayer se sorprendió cuando le dije que te habías ido y mi mamá contó que en la noche se le escapó preguntar por ti un par de veces —le comenta.
Florence suspira y se recarga contra el pecho del actor, que la rodea con sus brazos y comienza una suave caricia en su espalda, en un claro intento de transmitirle calma y seguridad.
—Lamento lo de anoche —susurra de nuevo la castaña y Chris niega con la cabeza.
—Olvidemos esto, ¿está bien? —cuestiona y ella alza un poco su rostro para encontrarse con esos bonitos ojos azules que tanto le gustan.
La castaña le sonríe antes de encontrar sus labios con los del actor en un dulce y tranquilo beso. Se toman su tiempo para consentirse y demostrarse esos sentimientos que tienen por el otro.
De un momento a otro, el beso se torna más apasionado y exigente por parte de ambos, en donde también sus caricias dejan de ser inocentes. Por ello, el sillón ya no es el lugar más adecuado, así que Florence se levanta, apenas despegando sus labios de Chris, y lo empieza a llevar hacia la habitación principal.
Entre besos y algunos choques contra la pared, terminan ingresando a la habitación de la castaña, en donde apenas entran, Chris pierde su camisa. El actor acuesta a Florence sobre la cama y él se acomoda encima de ella, mientras acaricia a la joven con cierto desespero.
Las prendas salen de sus cuerpos con rapidez, cayendo de forma desordenada por el piso de la habitación, pues las ansias por sentir sus cuerpos sin barreras, los consume. Chris acaricia el cuerpo de su novia con infinito cuidado, procurando casa parte de su suave piel y demostrando su adoración. Mientras que Florence, se limita a acariciar esos bien formados músculos y a sentir la forma en que se tensan ante sus caricias, reconociendo sus reacciones que ya se han vuelto familiares.
Luego de varios minutos de sentirse y acariciarse con libertad y amor, el actor se incorpora lo suficiente para buscar un preservativo en la bolsa de su pantalón, el cual, por suerte, encuentra. Florence no puede evitar sonreír ante la idea de que él esperara a que llegaran a este punto, pero su mente se desconcentra por completo cuando él se acomoda entre sus piernas e ingresa lentamente, provocando que todas sus terminaciones nerviosas se alteren.
El choque de sus cuerpos y los profundos gemidos que emanan de sus labios, es lo único que se escucha en la habitación. Ambos luchan por encontrar el ritmo perfecto y por mantener una guerra de besos que cada vez se vuelve más descuidada.
Chris termina sentado con la espalda recargada sobre la cabecera de la cama y Florence está encima de él, se observan a los ojos mientras por cada segundo que pasa, se acercan más a un prometedor orgasmo. De nuevo se besan mientras ambos empiezan a perder el control de sus cuerpos, formando movimientos más erráticos y desesperados, que pronto, terminan en una explosión de colores, primero llevándose a Florence y luego al actor.
Un par de minutos después, Chris se retira el condón y la pareja se relaja un poco en la cama, antes de tomar una refrescante ducha juntos. Una vez cambiados, o al menos, Florence con una pijama limpia y Chris vestido de la cintura hacia abajo, se acurrucan en la cama.
—¿Qué sugieres que hagamos? —le pregunta el actor a la joven que descansa sobre su pecho desnudo.
—Le daré tiempo, al menos hasta navidad —responde la castaña —. Probablemente ella recapacite y al menos, decida escucharme y tal vez, darme una oportunidad.
—Hablaré con ella —murmura el ojiazul —. Le plantearé nuestra relación y le voy a explicar las cosas, no quiero que te vea como la mala, porque, desde que entraste a nuestra vida, siempre le diste su lugar y la proteges por sobre todas las cosas, hasta por encima de mí —bromea, en un intento de restarle seriedad al momento.
—Supongo que está bien —responde —. Shana me pidió no faltar a la cena de navidad y tu madre me envió un mensaje diciendo lo mismo, supongo que Bella tendrá estos dos días para asimilar un poco las cosas.
—Te va a extrañar, eso es lo que va a pasar —afirma Chris y besa la frente de la chica.
—¿De verdad lo crees? — cuestiona con evidente ilusión.
—Estoy más que seguro —insiste él, iniciando delicadas caricias sobre la espalda de su novia —. Ante todo, eres su amiga y por mucho que diga que está enojada, probablemente sea un pequeño berrinche —reitera.
—No seas tan duro con ella —le pide la joven y se incorpora lo suficiente para pedirle esto viéndolo directamente a los ojos.
—Tendré la conversación más madura que se puede con una niña de casi 5 años y medio.
Florence no puede evitar sonreír al imaginarse esa escena, específicamente a Chris en modo "papá serio", aunque en realidad, espera que Bella lo sepa escuchar y que el actor pueda expresarse de la forma adecuada.
[...]
La pareja se mantiene junta hasta la hora de la comida, en donde piden algo, ya que Florence no tiene nada en ese lugar, a excepción de los enseres y utensilios habituales.
Ellos tratan de mantener sus mentes ocupadas y disfrutan de esta pequeña cita improvisada, robándose tiernos besos y jugando un poco. Es la perfecta descripción de la calma que viene después de una tormenta, como la de la noche anterior.
Chris llega por Bella, quien ya ha comido con su abuela, la niña al principio sale corriendo a saludarlo, pero luego se acuerda de que "está molesta" y se aleja. El actor no le dice nada y se dirige hacia su madre, quien observa todo con una pequeña sonrisa.
—No me quiero ir contigo —murmura la rubia con determinación.
De nuevo el actor no le da la misma atención y eso le molesta a su hija, quien probablemente lo que está buscando, es atención.
Chris bebe un café con Lisa, y es cuando Bella se acerca a pedir una taza de leche con galletas. Cosa que el actor se levanta a prepararle.
—Pero Flo me da leche tibia —murmura cuando su padre coloca frente a ella una pequeña taza con leche fría.
—Pero Flo no está aquí —responde el ojiazul, aunque de igual forma se levanta para entibiar un poco la bebida de su hija.
Para Lisa, no pasa desapercibida esa dulce carita de tristeza cuando el actor le recuerda a su nieta la ausencia de la castaña, quien al parecer, ha tomado un lugar muy importante en la vida de la pequeña rubia.
—Sólo 5 —murmura Chris acercándole la caja de galletas.
—Pero Flo me deja tomar 6 cuando aún está el sol —explica, y es verdad, apenas está comenzando a atardecer.
—Y yo te recuerdo que Flo no está aquí y para mí, son 5 —responde.
Bella lo observa llena de incredulidad, obteniendo que su abuela deba morderse los labios para no reír ante la pequeña "guerra" de miradas entre ellos, ya que son tan idénticos. La pequeña no tiene más que obedecer y contar sólo las 5 galletas que su padre le ha permitido. A partir de ahí, se queda en completo silencio mientras come.
Una hora más tarde, Chris le avisa que es hora de irse y aunque ella al principio se niega, ante la poca atención que el actor le pone a su berrinche, termina aceptando partir con él. Así que se despide de Lisa, prometiendo volver para navidad, pues la familia estará junta en esas fechas.
Pero para sorpresa de la pequeña, ellos van simplemente por Dodger y luego se dirigen a un pequeño parque cercano en donde juegan por bastante tiempo, lo suficiente, para que Bella se canse y disfrute mucho, olvidando su "enojo" contra su padre. Luego de esto, Chris sugiere ir por una pizza para cenar, cosa a la que su pequeña no se niega.
Después de realizar la compra, vuelven a casa animados por el sonido de la música que se reproduce en el auto, manteniendo sus mentes ocupada, al menos hasta que llegan y la rubia se emociona como lo hace habitualmente.
—¡Flo!... —pero el grito de la niña se queda en el aire, pues cuando entran a su hogar, se da cuenta de que están solos.
Dodger también hace algo similar y busca en cada rincón, con la esperanza de que la niñera estuviera ya en casa, pero tampoco tiene éxito. Chris está más que complacido por esto, pues eso significa que el cariño de Bella por Florence y su necesidad por su compañía, está intacto.
El actor y la pequeña ponen la mesa, un par de platos, vasos y servilletas, y brindan con un delicioso jugo de manzana.
Poco a poco, Bella empieza a hablar más sobre su día, contando todo lo que hizo desde que su padre se marchó la noche anterior y ella se quedó con Lisa. En un par de ocasiones se le vuelve a escapar el sobrenombre de su niñera.
—Creo que es hora de que tú y yo hablemos, hija —murmura Chris cuando la pequeña ya ha terminado con el resto de su jugo. Así que la invita a sentarse en uno de los sillones de la sala, en donde él se acomoda enfrente.
—¿De qué papá?
—De algunas cosas, empezando con que Florence es mi novia —responde con simpleza.
El rostro de la niña se descompone de inmediato, y sus ojitos amenazan con soltar algunas lágrimas.
—Creo que no he dicho nada malo para que debas llorar, vamos a hablar simplemente, como lo estábamos haciendo hace unos minutos mientras cenábamos —le dice el actor con una pequeña sonrisa.
Bella, al verse descubierta, no le queda más que asentir con la cabeza y tragarse el inicio de su berrinche.
—Vas a estar tranquila y me vas a escuchar, te prometo que cuando sea tu turno, también te escucharé, ¿Estás de acuerdo? —cuestiona y ella asiente, no muy segura —. Bien.
Y es entonces, cuando Chris se debe meter al papel más importante de su vida y para el cual, no existe ningún tipo de preparación más que el instinto y la experiencia: ser padre.
Espero que les guste el capítulo, tómenlo como un taquito campechano, trae de todo un poco 🤭
Gracias por leer ❤️
No sean lectores fantasmas, dejen su voto ☹️
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