XXIX

CAPÍTULO XXIX

Chris observa a su pequeña hija por algunos segundos, los suficientes para reconocer en ella demasiados rasgos propios y unos cuantos de Anne, tal como ese pequeño gesto de nerviosismo de morder suavemente su labio mientras baja la mirada.

—¿Qué te molesta de que Florence sea mi novia? —le pregunta él a la rubia.

Pero Bella simplemente se encoge de hombros, sin dar una verdadera respuesta.

—Creo que Florence es una de las personas más dulces y ella realmente te quiere —continúa diciendo el ojiazul —. Desde que es tu niñera, siempre te ha cuidado y pasa todo el tiempo que puede contigo. Creo que eso fue una de las cosas que me gustan de ella: ese cariño puro y sincero por ti.

Chris no puede evitar sonar completamente enamorado, su voz cambia y parece ser un suspiro, cosa que no pasa desapercibida para su hija.

—Flo es bonita —susurra Bella sin dejar de observar a su padre, se sorprende al ver que su rostro se suaviza aún más ante aquellas palabras.

—Es preciosa —concuerda el actor —. Pero créeme, cuando eres grande, importan más otras cosas que una cara bonita. Ven aquí —le dice y golpea suavemente el lugar junto a él.

Bella duda un poco, pero aún así se levanta y camina para sentarse al lado de su padre. Una vez que están juntos, él empieza a hablar.

—Florence nos quiere, a ambos, aunque a veces creo que te quiere más a ti que a mí —bromea y la pequeña no puede evitar sonreír —. Ella nunca ha sido mala contigo, ¿o me equivoco?

—Flo me cuida —admite y de juega con sus manitas de forma distraída.

—Ella y yo nos queremos, mucho a decir verdad; pero nosotros no podemos querernos si tu no estás feliz y nos apoyas —Chris suspira y dirige toda su atención a su pequeña compañera —. Que yo tenga novia, es algo que en algún momento puede terminar, pero tenerte a ti como mi hija, es para toda la vida. Tú y yo siempre estaremos juntos, sin importar nada y tú eres lo más valioso que tengo, no te cambiaré por nada del mundo —declara y toma la pequeña mano de Bella entre las suyas.

La rubia sonríe levemente, esta es probablemente la conversación más madura que ha tenido en toda su vida, aunque aún no sepa la definición de "madurez".

—¿Flo va a ser como mi mamá? —le pregunta ella luego de unos instantes en silencio —. ¿Te vas a casar con ella?

Las preguntas de la niña toman por sorpresa al actor, que debe formular bien sus palabras para no darle una idea equivocada a su hija.

—Florence y yo sólo somos novios, nos queremos mucho, aún no hemos pensado en una boda, necesitas estar muy seguro para dar ese paso —afirma y su pequeña asiente —. Respecto a la pregunta de si será como una mamá, creo que es algo que debes decidir tú, aunque por el momento, ella puede seguir siendo tu amiga y sé que eso no le molestará.

Bella asiente con una pequeña sonrisa, pero esta se pierde luego de unos segundos. Chris lo nota y acaricia suavemente su rostro.

—¿Qué pasa, princesa?

—¿Y si Flo ya no me quiere? —le pregunta con sus ojitos acuosos —. Le dije mentirosa —recuerda afligida.

—No, mi amor, Florence no dejará de quererte por eso, ella estaba preocupada porque tú dejaras de quererla —confiesa y su hija le observa con atención —. Ella te quiere demasiado, y aunque tus palabras le dolieron, su cariño por ti sigue intacto.

Bella se sube completamente al sillón y se lanza a los brazos de su padre, quien lentamente, la termina acomodando entre sus brazos, tal como si fuera de nuevo esa preciosa bebé de ojos azules, tan frágil y pequeña. Aunque justo ahora, es una saludable niña de 5 años que le ha enseñado demasiado de la vida.

—Sin embargo, sugiero que te disculpes con ella y le des un gran abrazo cuando la veas, te aseguro que ella estará muy feliz por eso —murmura, mientras su mirada no puede despegarse de ese dulce rostro que alegra sus días.

—Le haré un dibujo —susurra Bella con ilusión.

—Me parece perfecto, le encantará —afirma.

En ese momento, Dodger intuye que es tiempo de unirse a esa pequeña escena familiar y sube al sillón para recargar su cabeza en las piernas de la niña, que sonríe ante aquella pequeña muestra de afecto.

—Te amo mucho, papi.

—Yo también, princesa.

[...]

A la mañana siguiente, un día antes de la cena de nochebuena, Chris sugiere ir a hacer algunas compras y tener ese momento de padre e hija, a pesar de la insistencia de Bella por ver a su niñera. Sin embargo, el actor le pide esperar hasta la cena especial para que sea aún más mágico.

Por suerte, él ha hablado con su novia en la mañana y le ha explicado un poco la situación, sin contar demasiado de su charla especial con Bella, y mucho menos le comenta aquel dibujo en el que la rubia trabajó hasta medio día.

—¿Podemos comprar galletas para Dodger? Creo que le gustaría mucho recibir galletas como regalo de navidad —sugiere ella saliendo de su habitación.

Chris debe aguantar una carcajada al darse cuenta de la extraña combinación de colores, textura y prendas que ha elegido su hija, pues le ha dado la libertad de elegir su ropa, pero no esperaba ese atrevimiento. Al menos está bien abrigada.

—¿Te sientes bien con eso? —le pregunta a su hija que lleva una chamarra roja para cubrir el resto de sus prendas coloridas.

—No tengo frío —admite satisfecha.

—¿Bufanda, guantes y gorro? —de nuevo le cuestiona.

La pequeña saca un gorro verde, una bufanda de arcoíris y unos guantes amarillos, definitivamente su hija heredó todo su sentido de la moda y eso no le puede poner más que feliz.

—Bien, entonces llevemos a Dodger con tía Shana y vamos de compras —le dice y toma también sus cosas para abrigarse.

[...]

Para suerte de ambos, las personas están demasiado preocupados por obtener los mejores regalos que nadie los nota haciendo sus compras navideñas.

Bella y Chris se divierten como nunca intentando elegir el regalo perfecto para cada miembro de su familia. Al actor le sorprende la dedicación de su hija por buscar cosas que ella misma relaciona con sus seres queridos, tal como el set de maquillaje para Shana, el juego de trenes para Ethan y el set de arte para Miles, quien últimamente desea ser artista.

—¿Qué elegimos para Flo, papá? —cuestiona la pequeña mientras termina con la hamburguesa que han decidido comer para luego continuar comprando.

—¿Qué quieres darle tú?

—Le daré mi dibujo —responde comiendo una de sus últimas papas.

—Necesitamos algo más —afirma y empieza a darle vueltas al asunto.

En realidad, Florence no se ha mostrado como una persona muy materialista y tiene la misma ilusión con cada obsequio, por muy simple que sea. Chris recuerda lo mucho que ella apreció las rosas que él le regaló por varias semanas, las cuales también fueron acompañadas por flores que Bella le obsequiaba y que ella misma cortaba del jardín.

—Creo que tengo una idea, pero debemos apresurarnos para encontrar esa tienda abierta —murmura el ojiazul a su hija, que justo ahora termina su hamburguesa.

[...]

Cuando vuelven a casa, con Dodger, aún tienen cosas que envolver. Chris ha conseguido varias bolsas, ya que trabajar con papel de regalo no es su fuerte, mucho menos el de Bella, quien termina desperdiciando gran cantidad de cinta adhesiva cuando se enreda en ella.

El actor no puede evitar reír al ver el caos que su hija ha creado, pero de igual forma termina por ayudarla y juntos preparan el resto de los obsequios, además de que Bella le da los últimos toques a su dibujo, pues al parecer, le hacía falta un poco más de brillantina.

Este ambiente tan cálido y hogareño, pasa por encima de la falta de adornos navideños que compensan con la chimenea encendida y mucha música de la época, que para sorpresa del ojiazul, su hija conoce a la perfección.

El prepara algo rápido para cenar y luego de ver un poco de televisión, la pequeña termina rendida en el sillón, por lo que él la lleva a la cama, en donde la arropa y deja que Dodger se acomode a los pies de ella.

Cuando vuelve a la habitación, duda un poco, pero al final le llama a Florence, pues la extraña demasiado.

—¿Pasa algo? —le pregunta ella luego de un breve saludo y un largo silencio por parte del actor.

—La casa se siente vacía sin ti —susurra y se deja caer en la cama.

—Yo también los extraño, pero mañana nos veremos, ¿está bien?

—Cuento las horas para volver a verte, cielo —responde y Florence no puede evitar sonreír, aunque él no la vea —. ¿Quieres que pase por ti? Iremos temprano con mi madre para ayudar un poco, puedo ir por ti entrada la tarde.

—Me parece bien —acepta la castaña —. ¿Cómo está Bella?

—Mejor, más tranquila —responde —. Ya te extraña.

—Y yo a ella, bueno, a ustedes —se corrige, mientras agradece que el actor no pueda ver el sonrojo de sus mejillas.

—Yo también te extraño, preciosa, no tienes idea de cuanto —susurra —. Pero mañana será un gran día.

Cerca de medio día, Bella, Dodger y Chris parten hacia la casa de Lisa con el auto cargado de obsequios y un poco de ropa, pues planean pasar la noche allá.

Una vez que llegan, acomodan los regalos y ayudan un poco en la comida, así como a colocar los últimos adornos en la casa. A media tarde, Chris es el primero en cambiarse, pues les ha avisado que irá por Florence, cosa que emociona a su hija, quien primeramente insiste en acompañarlo, pero él le sugiere que mejor prepare su dibujo para recibirla.

Cuando Chris estaciona en la casa de la castaña y esta le abre la puerta, el actor no puede evitar suspirar por la sorpresa de verla tan hermosa. La chica se ha maquillado de forma similar a la noche en que tuvieron su primera cita oficial, aunque en esta ocasión se ha recogido el cabello y lleva ropa abrigadora, pues el clima es muy frío y promete disminuir más ya entrada la noche.

—Hola —saluda la castaña, quien no puede evitar sonreír.

Chris no puede evitar seguir sus instintos, así que da un paso hacia ella y rodea su cintura con un brazo, para luego capturar sus labios en un suave y romántico beso. Poco a poco ella camina hacia atrás, llevando al ojiazul pegado a su cuerpo y sin dejar de besarse. Como puede, el actor cierra la puerta con el pie y ese mismo azote, hace que ellos se separen.

—Te ves preciosa —admite él y no puede evitar observarla de pies a cabeza.

—Gracias, tú también te ves muy guapo —responde sonriendo.

De nuevo no pueden contenerse y se vuelven a besar, tomándose varios minutos para disfrutar de este pequeño momento entre ellos, al menos hasta que el teléfono del actor suena con una llamada entrante de Scott, quien recién ha llegado y que le pide pasar por unas botellas antes de llegar a casa.

—Debemos apurarnos entonces —murmura la castaña mientras se empieza a colocar el abrigo, aunque es claro que Chris le termina ayudando.

—Será una larga fila —admite con fingida molestia y rodea el cuerpo de la chica con sus brazos —. Podríamos brindar con jugo de manzana, tenemos demasiado jugo de manzana.

—Chris, no digas eso —le reprende ella y besa su mejilla cubierta con una ligera capa de barba —. Ahora, ¿puede ayudarme a guardar mis obsequios, por favor? —cuestiona.

Es entonces cuando el ojiazul se percata de que hay algunas bolsas negras con varias cajas de regalo, y en ellas, puede leer el nombre de los miembros de su familia.

—No debiste —susurra cuando se da cuenta de que hay una que tiene su nombre.

—Pero ya lo hice, así que ya es tarde, en serio, vamos —insiste.

Chris suspira y le vuelve a robar un beso antes de tomar el par de bolsas y salir hacia el auto mientras la castaña se encarga de cerrar bien la puerta de la casa.

Tardan poco más de una hora en entrar y salir del centro comercial, bueno, Florence, pues ella se ofrece a hacer las compras, dejando al actor en el auto. Por suerte, consigue las botellas que Scott les pidió y una muy especial para que los niños también brinden.

—Estoy nerviosa —confiesa ella a mitad de camino a la casa de Lisa.

—¿Por qué, cielo? —cuestiona el ojiazul.

—¿Cómo crees que me reciba Bella?

—Tranquila, preciosa. Todo estará bien —responde con una pequeña sonrisa, además de que no se contiene, y coloca su mano de forma descuidada sobre la pierna de la castaña, que en un principio se sobresalta, pero luego sonríe al sentir ese suave apretón.

Florence se da cuenta que están en un alto y se estira lo suficiente para darle un pequeño beso a su novio en los labios.

La chica ahoga un grito de nervios cuando se detienen en la parte de afuera de la casa, siendo Scott, quien los sale a recibir para agradecerles las botellas y saldar cuentas con su hermano, pues esta era su responsabilidad. Además, de que se ofrece a llevar las bolsas de los regalos de la castaña.

Florence se queda petrificada en la puerta, ya que se ha puesto nerviosa de su reencuentro con Bella. Chris llega a su lado y entrelaza su mano con la suya, para luego acercarla hacia sus labios y depositar un suave beso en el dorso de esta.

—Todo estará bien, preciosa —afirma y le sonríe.

La castaña asiente, no muy segura de todo, y da unos cuantos pasos antes de estar completamente adentro de la casa. No hay nadie a la vista, pero de pronto, Bella aparece al final del pasillo con una tímida sonrisa. No pasa demasiado antes de que corra hacia ella con los brazos abiertos.

Florence se arrodilla para estar a su altura y recibirla. Se siente demasiado bien abrazarla de nuevo, aunque le sorprende que la niña rompe en llanto. Chris también se sorprende, pero prefiere no intervenir.

—¿Por qué lloras, Bella? —cuestiona la niñera y poco a poco la separa de su cuerpo para observar su rostro manchado por las lágrimas.

—Pensé que ya no me iba a querer —murmura con un dulce pucherito —. ¿Me perdonas por decirte mentirosa?

—¡Ay, mi corazón! ¡Claro que sí! Nunca voy a dejar de quererte y sé que lo que dijiste aquella tarde, no lo hiciste de verdad, a veces las personas se enojan y dicen muchas cosas que no sienten —le explica y limpia su pequeño rostro —. Yo también debo pedirte disculpas por no decirte la verdad.

—Yo te quiero mucho, Flo —susurra y la vuelve a abrazar —. No quiero que te vayas nunca —confiesa.

—No lo haré —responde y besa su mejilla.

—¿Lo prometes? —le pregunta la niña con ilusión y viéndola a los ojos.

—Haré lo posible por cumplirlo —responde.

Bella la vuelve a abrazar y es entonces cuando su mirada se encuentra con la de su padre, que le sonríe satisfecho por sus acciones y está emocionado por ver a sus chicas juntas.

—¿Quieres mucho a mi papi? —cuestiona con timidez.

—Muchísimo, Bella —afirma la castaña con sinceridad.

La pequeña rubia observa a ambos y le llama la atención que Chris se apresura a Florence para ayudarla a levantarse. Sin embargo, le sorprende que ambos separaron sus manos y la observa desde su altura. La niña de nuevo pasa su mirada de uno al otro y sonríe, da un par de pasos hacia ellos y toma sus manos para unirlas.

—Está bien, lo compartiré contigo —declara con una dulce sonrisa en su rostro.

Estuvo bien bonito todo❤️
Hoy por fin pasé una buena noche y qué mejor manera de celebrarlo que aquí, así que aproveché que llegó la idea y habemus capítulo 🥰

Espero que les haya gustado. Tomen esto como la primera parte de la navidad y el siguiente será una continuación, aún queda saber qué regalo le compró ese par a Flo🤭

Gracias por leer ❤️

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