XLII
CAPÍTULO XLII
Luego de la plática con Bella y la que ellos tuvieron por la noche, se toman más en serio los planes de boda, externando a la familia del actor sus deseos de casarse en verano. Sin embargo, hay una pequeña celebración que se acerca a finales de junio, y esto es, el cumpleaños de la pequeña Evans.
Este será completamente diferente a los anteriores pues, es la primera vez que oficialmente tiene amiguitos para invitar y disfrutar en grande. Es claro que Chris no desea escatimar en nada de lo que ella pida, pues, también será la primera celebración en la que él esté cerca, pues siempre justificaba dejar todo en manos de su familia debido a su trabajo.
Por ello, Florence y él, han comenzado a ver algunas agencias de organización de fiestas infantiles que tengan o prometan todo lo que Bella quiere, además, de que han comenzado a conversar referente a los amiguitos que ella invitará, porque después de todo, Bella es hija del Capitán América.
Bella, aunque se ha dado cuenta de que su papá no tiene un trabajo como el resto de sus compañeros y que ya asistió a una premier mundial, aún no ha dimensionado realmente la fama que su padre ostenta. Entiende que es una persona que se disfraza de alguien más, en ese caso, del Capitán América, pero no conoce lo global que se ha vuelto el UCM.
Al principio, cuando fue los primeros días a la escuela, se topó con loncheras, cuadernos, estuches, playeras y hasta muñecos de acción con la cara de su padre, o los amigos del mismo. Pero Florence supo explicarle un poco la situación y ella se mantuvo tranquila al respecto.
[...]
—¿Entonces invitaremos a todos? —le pregunta Chris a Florence, ambos se encuentran sentados uno frente al otro. Bella se ha ido a dormir hace unos minutos con Dodger, así que están solos.
—Sería lo ideal, por lo que tengo entendido, Bella es muy amigable con todos los compañeros de su salón —responde ella, recordando las cortas charlas con la profesora de la pequeña.
—Supongo que está bien —suspira —. ¿Crees que todo saldrá bien? Ya sabes, respecto a mí.
—Saldrá bien —afirma la rubia colocando su mano por encima de la del actor, quien le sonríe —. Siento que los padres ya lo saben, pero mantienen su distancia, puede que ese día te pidan algunas fotos, pero nada que no hicieran en alguna fiesta a la que asistas —le recuerda.
—Será mi primera vez como padre anfitrión —murmura.
—Y será todo un éxito, cariño —concluye con una sonrisa.
Chris le responde con el mismo gesto y luego se acerca lo suficiente para besarla de forma lenta y muy dulce.
—Eres el equilibrio en mi vida, cielo. Siempre que me siento inseguro en algo, estás tú para motivarme y darme todo tu amor —declara embelesado y mirándola a los ojos.
Florence le sonríe y puede notar que sus ojos se vuelven un poco acuosos, por lo que, de nuevo, Chris une sus labios con los de ella.
—¿Qué hice para merecerte? —le pregunta el actor mientras acaricia con suavidad la mejilla de la rubia.
—Solicitaste una niñera —responde de forma juguetona, por lo que Chris no puede evitar sonreír.
Es entonces, cuando el ojiazul recuerda todo lo que vivieron aquellos días previos a la llegada de Florence y aquel tormentoso día, literalmente.
Aún puede visualizar a la joven empapada y muy apenada al llegar a su casa por primera vez. No puede negar que en ese momento le pareció preciosa, pero siendo sinceros, era lo que menos importaba, pues su mente estaba centrada en encontrar a la niñera adecuada para su hija.
¿Quién de ellos dos iba a imaginar todo lo que se desarrollaría después de este primer encuentro? Justo ahora, todo es diferente. Se han aprendido a conocer en todos los aspectos y se entienden a la perfección, además de que Chris está más que satisfecho por el cariño sincero que tiene Florence por su hija.
—Después de esa primera confusión —recuerda y hace una mueca muy graciosa —. Lo lamento.
—No te preocupes, quedamos en culpar a Carly —bromea —. Pero de todos modos valió la pena.
—Si la recompensa es terminar así, a tu lado y con una boda futura, volvería a pasar por todo —declara —. Aunque tuvimos demasiados malentendidos.
—Pero ya no más —susurra la rubia.
—Ya no más —reafirma el ojiazul —. No más secretos entre nosotros.
—No más —responde Florence esquivando discretamente la mirada del actor, quien está tan perdido en el momento, que no se percata de esa acción.
De nuevo se besan, aunque con más pasión, lo suficiente para que ambos opten por mudarse a la habitación para tener más intimidad.
Pasa así una semana, quedando una más previa a la gran fiesta de cumpleaños de Bella, quien está muy emocionada, pues justo este día, antes de salir de clases, Florence la acompañó a entregar las invitaciones a sus compañeros de clase.
—¿Te enseño un secreto, mami? —le pregunta Bella a la rubia, una vez que ambas se encuentran dentro del auto.
—Claro, pequeña —responde ella antes de abrochar su cinturón, por lo que puede girarse libremente hacia ella.
Bella busca en su mochila y saca una tarjeta azul, con una corbata de papel en la portada y se la entrega. Florence le dedica una mirada a la pequeña y esta asiente, aceptando que vea el contenido. Dentro de ella, está un corazón pintado con las yemas de sus deditos, además, de que hay toques de purpurina de color roja, y la tierna firma de Bella, donde agregó un mini corazón más.
—¿Crees que a mi papi le guste? —le pregunta la niña con una tímida sonrisa, aunque, orgullosa
—Le va a encantar, te lo aseguro —afirma sin apartar su vista de aquel trabajo.
—Le puse brillitos para que se vea más bonito —confiesa con orgullo.
—Está precioso, me encantó ese corazón en tu firma —agrega mientras le devuelve la tarjeta.
—Gracias, mami —responde la rubia guardando aquel obsequio en su mochila.
—Ahora vamos a casa, pequeña, tenemos algunas cosas por hacer —afirma mientras se abrocha el cinturón y pone el auto en marcha.
—¿Cuánto falta para mi fiesta, mami?
—Una semana —responde y ella misma se reprende por no especificar bien —, ¿qué día es hoy, Bella?
—Viernes, porque mañana ya no hay escuela, sábado y domingo son para descansar —concluye con la tonada de tan usual canción infantil.
—Bien, pues debes ir una semana más a la escuela antes de tu fiesta —explica —. Será el sábado.
—¡Sí! —exclama alegre.
Florence y ella continúan hablando de su día, a Bella le gusta escuchar las cosas que la rubia le cuenta sobre sus alumnos y a veces, le enseña alguna canción nueva, la cual siempre comparte con sus amiguitos.
Una vez que llegan a la casa y Florence estaciona, la puerta principal se abre y Dodger sale saltando y muy alegre por recibirlas. Primero saluda a la rubia, con quien se entretiene demasiado, a tal grado que Chris también sale y es él quien libera a Bella del cinturón de seguridad. Aprovechan ese momento para saludarse y luego la pequeña rubia capta la atención del sabueso que la sigue hacia adentro de la casa.
—Pensé que llegarías más tarde —dice Florence cuando siente las manos de Chris rodear su cintura y presionar un suave beso en su mejilla.
—Terminamos pronto y aunque me invitaron a comer en celebración por mi primer día del padre público, pedí que lo cambiaran para el lunes —responde, ayudándola con sus cosas. Los viernes, Florence siempre llega con más material de lo usual, así que no le extraña ver las tres bolsas que hay dentro del auto.
—El día de la madre es una cosa, pero el día del padre pone muy creativos a los niños —afirma ella mientras caminan hacia la casa.
—¿Debo sentirme emocionado por el regalo de Bella? —le pregunta él con curiosidad.
—Es precioso, la verdad. Aunque mi obsequio del día de la madre fue el mejor —presume.
—Es insuperable —admite seguido de un guiño.
La pareja llega hacia el estudio, en donde Florence ha recibido un gran espacio para ordenar sus materiales y demás cosas referentes a la escuela. La rubia y el actor dejan las cosas sobre la mesa, y ella misma se promete ordenar todo más tarde, por ahora, desea desconectarse de todo.
—Estás tensa —murmura el ojiazul al mismo tiempo que rodea el cuerpo de la joven con sus brazos.
—Cansada, mejor dicho. Con las festividades en la escuela, la preparación de la fiesta de Bella y la boda, estoy al tope —confiesa, recargando su cabeza en el pecho de su novio.
—Tengo una gran idea para relajarte y quitar todas esas tensiones —susurra de forma cariñosa, mientras pasa su mano por toda la espalda de la chica.
Florence alza su mirada y se encuentra con los preciosos ojos del actor, este le sonríe antes de besarla con hambre y pasión, empujándola hacia el escritorio, aunque poco le dura el gusto, pues ella se separa.
—Bella... —susurra la rubia cuando siente los besos del actor descender hacia su cuello.
—Cierto —responde él con la voz ronca, así que se separa de ella, no sin antes dejar un beso más en sus labios.
—¿Qué comeremos hoy? —pregunta la rubia caminando hacia el pasillo, donde se topa a Dodger que ha comenzado a jugar con Bella.
—Ya me encargué de eso, cielo —responde el actor con orgullo.
Y sí, Chris pasó a comprar comida.
El día del padre se repite la misma historia que el día de la madre: Bella está de pie frente a la puerta de la habitación principal mientras su mejor amigo la observa un tanto desesperado por entrar y saltar, pero ella está nerviosa por entregar aquel regalo que hizo con mucho amor.
Dodger no tiene tanta paciencia, así que él mismo "toca" la puerta con sus patas delanteras, obteniendo la respuesta por Florence. Bella lo mira llena de molestia, pero no puede huir, pues la rubia abre la puerta.
—Todo saldrá bien, le encantará —le asegura ella con una sonrisa.
Bella asiente y cuando ella ingresa a la habitación, Dodger ya viene bajando de la cama luego de tener un amistoso y juguetón saludo con Chris, quien aún ríe.
El actor sonríe al ver a su hija caminar a pasos pequeños hacia él con sus manos escondidas detrás de su espalda. Él aprovecha e intercambia una rápida mirada con la rubia, quien le sonríe de forma juguetona.
—Feliz día, papi —susurra Bella y extiende aquella tarjeta hacia él.
Para su sorpresa, esta llegó menos estropeada que el dibujo que hizo para Florence y que justo ahora está colgado junto al dibujo de navidad. Le sorprende lo bonito que quedó todo y el esmero que su hija puso para salirse lo menos posible de la raya.
—¡Es precioso, Bella! ¡Me encanta! —afirma y extiende sus brazos para que ella suba.
Padre e hija comparten un gran abrazo al que luego invitan a Florence, quien no duda en unirse a ellos.
—¿Mami también te dio un regalo? —le pregunta su hija con curiosidad.
—Sí, uno muy bueno —responde Chris sin pensarlo y dedicándole una mirada coqueta a la rubia, quien se sonroja.
—¿Qué fue? ¡Yo quiero verlo! —exclama con emoción.
—Es secreto —se apresura a decir el actor, haciendo que su hija lo observe confundida.
—Muy secreto —recalca Florence —. Vamos a preparar el desayuno, pequeña, para consentir a tu papá —sugiere Florence en un intento de desviar la atención, lo cual, por suerte consigue.
[...]
—No lo vuelvo a hacer —susurra Chris con un adorable puchero.
—Deja de hacer comentarios así frente a Bella —le reprende la rubia mientras busca su pijama, pues ambos han llevado a la niña a su cama.
—Lo siento —insiste.
El rostro de Florence se suaviza y toma el rostro de Chris por las mejillas para atraerlo hacia sus labios y besarlo. Es claro que el ojiazul le corresponde sin dudarlo y empiezan un intercambio de besos que terminan por conducirlos a la cama.
—Espera... —murmura Florence cuando siente a Chris comenzar a batallar por desprenderla de su ropa.
—¿Qué pasa, cielo? —le pregunta confundido el actor.
—Aún queda un regalo —confiesa y él sonríe —. Cierra los ojos.
Chris obedece y la rubia se levanta de la cama para luego volver, ella toma su mano y él la extiende en espera de recibir algún presente, pero eso no sucede.
—Feliz día, papá —susurra Florence colocando la mano del actor sobre su vientre.
¡Ay Papantla, tus hijos vuelvan!
🥳🥳💕💕
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