XIV

CAPÍTULO XIV

Florece camina junto a Bella hacia la mesa en la que Chris las espera. Cuando lo ve, de nuevo nota esa mirada en el actor que la desbarata por completo, pareciera que le pide a gritos un abrazo, aunque no es el lugar ni la ocasión para esto.

—Bella eligió tu hamburguesa, o sea que si no te gusta, es su culpa —bromea el actor obteniendo una mirada de asombro por parte de la pequeña rubia.

—Papi dijo que te gustaban las hamburguesas —se defiende la niña.

—Pero tú le pusiste los complementos—contraataca el ojiazul, ganándose una mirada ahora por parte de la niñera.

—No te preocupes, Bella. En general me gustan todas las hamburguesas y no hay ningún complemento que me desagrade —aclara.

—¡Te gané, papi! —exclama alzando sus manitas a modo de celebración.

—Gracias, Chris —murmura la chica obsequiándole una sonrisa al actor.

El padre de Bella se limita a sonreír, pues últimamente las sonrisas que aquella castaña le dedica, lo dejan sin palabras y completamente a su merced.

—¿El señor Downey no vendrá hoy? —le pregunta la chica en un intento de simplemente decir algo más.

—¿Robert? Para encontrar un momento en su agenda debes realizar cita con tres meses de anticipación —responde el ojiazul con una discreta sonrisa, pues sabe que eso es real —. Y esta fiesta Jeremy la organizó en un par de semanas, así que él ya no estaba disponible.

Luego de esto, comen en silencio, aunque la realidad sea otra, pues se encuentran rodeados de niños gritando, adultos charlando y una música infantil de fondo a la que nadie realmente le presta atención.

En menos de 5 minutos, el rostro de Bella parece un lienzo pintado por el rojo de la ketchup y el amarillo de la mostaza, así que Florence alcanza una servilleta y le pide que se gire hacia ella para limpiarla, luego hace lo mismo con las manitas de la niña y le entrega una más para que ella misma se limpie cuando lo crea necesario.

Chris las observa en silencio, de nuevo ese indescriptible sentimiento lo empieza a invadir desde lo más profundo de su pecho. Le encanta ver la interacción entre Florence y Bella, la complicidad y hasta familiaridad que hay en ellas.

—¿Todo en orden? —le pregunta la niñera al percatarse de que el actor ha dejado de comer y la observa fijamente —¿Chris?

El ojiazul reacciona y baja el trozo de hamburguesa que sostenía a la altura de su boca, por lo que queda visible una mancha de képchup en la comisura de su labio.

Florence no lo piensa demasiado, es más, ni siquiera pasan por su cabeza las posibles consecuencias y mucho menos recuerda el lugar en el que se encuentran, así que simplemente lo hace: ella lleva su mano hacia el rostro del actor y con su pulgar, quita esa gota de salsa de tomate de la esquina izquierda de los labios del ojiazul.

La chica limpia su dedo en una servilleta y cuando vuelve su mirada hacia él, se da cuenta de lo que ha hecho. Lo sabe porque Chris la observa sorprendido, pero con una sonrisa escondida entre sus labios, además de un leve sonrojo en sus mejillas, cosa que ella apuesta que en su rostro es igual o más evidente.

—Gracias —suspira el actor, porque es lo único que puede hacer en este momento, suspirar; y ya saben lo que dicen: un suspiro es un beso no dado.

—No hay de que —responde y baja la mirada hacia su plato de comida, descubriendo la manita de Bella tomando una de sus papas a la francesa.

Está a punto de bromear con la niña fingiendo sentirse ofendida, pero la mano de Chris sobre la suya le hace volverse, el actor le ofrece su porción de papas en un gesto inocente, pues él también se ha dado cuenta de la travesura de su hija.

—No te preocupes —murmura ella aún sonrojada y más, porque la mano del ojiazul sigue encima de la suya.

—¿Segura? Porque puedo ir por más, lo digo en serio.

—Sí, no es necesario, gracias —repite y él asiente.

Chris baja la mirada y se da cuenta de donde se encuentra su mano, así que suavemente la retira, como si quisiera memorizar esa dulce sensación. Ellos continúan comiendo en silencio, además, de que para sorpresa de todos, Bella es quien termina primero que todos, ya que quiere volver a jugar, aunque Chris la mantiene quieta unos minutos para que repose un poco sus alimentos.

Una vez que se va, Chris se levanta por otra porción de papas y las pone en medio de él y Florence para compartirlas. Es una escena adorable, parecen un par de adolescentes tontos y tímidos que están tan emocionados uno con el otro, que no pueden hablar.

—No sé qué ha pasado estos últimos días, pero Florence yo... —empieza a decir luego de varios minutos en silencio, pero la chica lo interrumpe.

—Chris, creo que este no es el momento ni el lugar adecuado para hablar sobre esto.

—¿Cuándo lo será? Últimamente me evitas más de lo usual —cuestiona un tanto desesperado.

—Cuando me sienta lista, ¿está bien? Creo que no estás en la mejor posición para apresurarme al respecto —y sin esperar más, se levanta llevando las cosas de ella y Bella.

Florence se aleja del actor y termina sentada cerca del área en donde juega Bella, quien no tarda mucho en llevar a las compañeritas de juego para presentarles a su niñera. Ava Renner también se acerca a ella, obteniendo un gran abrazo por parte de la joven y una renovación de su destruido peinado por tanto juego.

—¿Un cigarro? —le cuestiona Sebastian sentándose a su lado mientras le ofrece una caja abierta de los mismos.

La chica suelta un jadeo por la sorpresa y se gira hacia el rumano dispuesta a atacar con un discurso acerca del daño del tabaco hacia la salud de los niños y para la propia. Pero al final se termina tragando sus palabras al percatarse que la caja que lleva Sebastian es de cigarros... De chocolate.

—¿Tomarás uno? —le pregunta él masticando la mitad de su cigarro.

—Fue una pésima broma —murmura ella con fingida molestia y roba un par de chocolates de la caja que sostiene el rumano.

—¡Vamos! Fue excelente —se defiende —. Debiste ver tu cara, casi me asesinas con la mirada.

—Sólo iba a soltar un poderoso discurso digno de una madre molesta —admite bajando la mirada y poniendo toda su atención en desenvolver su dulce.

—Jeremy anda repartiendo "dulces para adultos" pero todos son una burla, aunque igual conseguí chocolate gratis —declara con orgullo.

—Te salvaste de que los tirara a la basura —musita ella.

—Iba a valer la pena, supongo —masculla, aunque ella logra entender un poco. Ambos se quedan algunos minutos en silencio, riendo de forma ocasional de los pequeños que no parecen cansarse —. ¿Qué hay entre tú y Chris? —le pregunta de pronto el rumano.

—Yo le ayudo a cuidar a Bella —le responde con obviedad.

—¿Segura? Porque esas miraditas...

—En serio —murmura.

—¿De verdad?

—Que sí —repite.

—Entonces no hay peligro de que me destruya este bello rostro, ¿verdad? Porque te recuerdo que soy actor y vivo de esto —bromea señalando su cara.

—Sí, Sebastian. Estoy diciendo la verdad —responde, aunque pareciera que de nuevo escucha la voz de Chris diciéndole que se ha comenzado a enamorar de ella, y luego recuerda lo demás respecto a las ideas que se ha hecho sobre él, así que no tarda en sentirse desalentada.

—¿Segura? Porque estoy a tiempo de salir huyendo, o sea, si hay algo entre tú y Chris...

—¿Alguna vez te han dicho que eres muy insistente? —pregunta Florence en un intento de desviar la atención del ojiazul, lo cual por suerte, consigue.

—Mi madre, mi entrenador, mi publicista y ahora tú —enumera con una sonrisa orgullosa plasmada en su rostro —. Supongo que debo comenzar a creerlo.

—Pobres de ellos que tendrán que vivir con esto —se burla y da una rápida mirada a Bella que no deja de jugar.

—¿Ellos? O sea que das por hecho que no me volverás a ver. Pensé que mi oferta de tour guiado había sido un éxito —menciona mientras forma una mueca muy exagerada de dramatismo, causando que la niñera se ría con fuerza.

—Nunca dije que aceptaba la oferta, pero tampoco me negué —murmura y Sebastian vuelve a tomar su pose relajada.

—¿Entonces tengo esperanza?

—Si mantienes lo del jugo de manzana, creo que estaré a punto de aceptar —afirma de forma burlona —. Y también si quitas lo de los malos chistes, no son lo tuyo.

—¿Qué? —cuestiona fingiendo sentirse ofendido —. Mi broma con los cigarros de chocolate fue excelente para romper el hielo.

—Claro que no, fue horrible.

—Pero cumplí mi propósito —se burla con una sonrisa llena de orgullo.

—¿Y ese cuál era? —le pregunta la castaña.

—Hablar con la chica más bonita de la fiesta —responde y Florence no puede evitar sonrojarse.

—Esas son Ava y Bella —se defiende obteniendo que el rumano le dé la razón y asienta con la cabeza.

—Bueno, entonces cambiaré el objetivo por: hablar con la niñera más bella y con la mirada más dulce que jamás he visto —declara.

Florence desvía la mirada e intenta esconder su rostro, que probablemente se encuentra totalmente sonrojado por las palabras tan directas dichas por el rumano.

No puede negar que es realmente atractivo, además de que en los cortos momentos que han charlado, le ha parecido muy divertido y elocuente. Sebastian tiene una pinta de seriedad que llega a ser intimidante, pero cuando empieza a hablar y toma confianza, su pose de coquetería se pierde y se vuelve demasiado dulce, a tal punto que conmueve.

—Oye, debo irme —dice él luego de que, en un intento de darle unos segundos a Florence, revisara su teléfono encontrándose con un mensaje importante —. Mi vuelo para mañana temprano ha sido movido para esta noche —comenta con evidente pena mientras se levanta.

—Oh. Supongo que no me queda más que desearte un buen viaje —responde y ella también se incorpora.

—Creo que sí. Aunque quiero decirte que realmente la estaba pasando muy bien justo ahora —admite girándose para quedar frente a Florence —. Me gustó conocerte.

—A mí también me gustó conocerte, Sebastian —afirma la joven causando un leve rubor en las mejillas del ojiazul.

—Entonces... ¿Pensarás en mi propuesta para ser tu guía turístico en Nueva York? —cuestiona empezando a moverse de forma nerviosa.

—Lo pensaré, sólo si prometes que los malos chistes serán pocos —insiste ella con burla.

—Lo tomaré en cuenta —le dice seguido de un guiño —. Supongo que sería bueno que nos diéramos nuestros números en caso de que necesites algo estando allá. Ya sabes, para ir en tu rescate —sugiere tomando su teléfono del bolsillo de su pantalón.

—Eso fue muy astuto, Sebastian. Pero en caso de eventualidades podría llamar a emergencias —responde con agilidad.

—¡Vamos, Florence! Se me agotan las ideas y el tiempo, en cualquier momento llegan por mí —musita sin perder su sonrisa coqueta.

—¿Tu mami vendrá por ti a esta fiesta infantil? —le pregunta con burla y el actor no puede evitar reír con ganas —. ¡Lo ves! Hasta mis bromas son más graciosas que las tuyas.

Sebastian lleva la mano hacia su pecho fingiendo sentirse ofendido, aunque su gesto se recompone cuando se da cuenta de que Florence saca de su pequeño bolso su teléfono.

—Te advierto que lo hago por mera supervivencia —le dice mientras desbloquea su celular y lo extiende para que él introduzca su número.

—¡Claro! Aunque sinceramente yo lo hago porque quiero seguir en contacto contigo —admite cuando intercambian los dispositivos.

En menos de medio minuto se devuelven los teléfonos, por lo que Sebastian le sonríe a la chica muy satisfecho por haber conseguido su número.

—Supongo que te veré luego, Florence, espero que eso sea en tu próxima visita a Nueva York

—Sueña con eso, Sebastian —responde la joven

—Lo haré, encanto —afirma y le dedica un guiño.

El rumano da una rápida mirada a su alrededor y sin dar demasiado tiempo, se acerca a Florence para luego depositar un dulce y muy corto beso en su mejilla izquierda.

La chica le sonríe con ternura ante aquel gesto, y su sonrisa se hace más grande al ver el rostro sonrojado del actor que le da una última mirada antes de huir con el pretexto de despedirse del resto de sus compañeros.

Florence vuelve a sentarse, el gesto de Sebastian fue inesperado, pero no puede decir que le haya molestado. El tiempo que estuvo con él fue muy divertido y, en general, el actor es demasiado dulce, además de atractivo.

—¿Quieres jugar con nosotras, Flo? —le pregunta Bella con Ava y un par de niñas más que vienen tomadas de la mano.

—Claro, Bella. ¿Y a qué quieren jugar? —la chica se incorpora.

—¡A la rueda! —exclaman las pequeñas Evans y Renner, recordando la canción que cantaron con la niñera aquel día que se conocieron.

Por cerca de una hora más, Florence se la pasa jugando con las niñas a diferentes cosas hasta que al final de la fiesta, cuando los niños terminan exhaustos, los adultos empiecen a jugar.

Todo inicia cuando Jeremy y Hemsworth se dan cuenta de la mecánica de la canción de "Soy una serpiente", pues no dudan en invitar al resto de adultos, incluyendo a Chris, Scarlett, Mackie y Mark.

Al principio es Florence quien es la cabeza de la serpiente, pero la segunda vez queda a cargo de Hemsworth. Cuando el australiano hace uso de su fuerza y altura, todos terminan cayendo al pasto en la parte rápida de la canción, mientras que Jeremy (que iba al final) cae dentro de una pequeña piscina en donde anteriormente los niños jugaron a "pescar".

Chris iba adelante de Florence, por lo que alcanzó a sostenerla contra su cuerpo antes de que cayera en la misma piscina que Renner. Scarlett fue rescatada por Colin, su novio, quien fue de los adultos que se ofreció a mantener a los pocos niños que quedaban, quietos para que dejaran jugar a los adultos, además de que les repartieron algo más para que comieran.

—¿Estás bien? —le pregunta el actor a la niñera quien continúa riendo.

—Nunca había hecho esto —admite con una sonrisa mientras se baja de encima del cuerpo del ojiazul y se sienta en el césped —. ¡Y sobrevivimos! .

—Me alegra saber eso —murmura y quita unos mechones rebeldes del rostro de Florence —. Pero ya aprendiste tu lección respecto a dejar a Hemsworth a cargo —se burla.

—¡Se aprovecha de que viene solo! —secunda Mackie cuando se levanta fingiendo dolor en su espalda.

Chris se incorpora y ayuda a la chica a hacer lo mismo, así que es en ese momento cuando le permiten a Bella correr hacia ellos, pero la pequeña estalla en risas al ver a su padre con una gran mancha de tierra en su camisa y a Florence despeinada.

—No me gusta como juegan los grandes, Flo —murmura abrazando a la chica —. Cuando jugamos contigo no nos tiras.

—Y eso no se debe hacer a menos que seas un adulto —le advierte.

—Lo sé, el papá se Ava está mojado —se burla tapando su boquita en un intento de reprimir su risa, acto que les parece adorable.

—Supongo que es momento de volver a casa, ya es noche —dice Chris mirando a ambas.

Luego de despedirse, además de que Ava y Bella volvieran a prometerse jugar juntas algún otro día, ellos toman el camino de vuelta a casa. Apenas 5 minutos después, se dan cuenta de que Bella termina dormida en el asiento trasero, completamente rendida por todo el día lleno de juegos.

Cuando llegan a la casa, Chris toma entre sus brazos a la niña para llevarla a la cama, mientras que Florence acarrea las bolsas con juguetes. La chica alcanza al actor en la habitación de la niña, en donde le ayuda a colocarle su pijama.

—Yo llevo los juguetes al cuarto de juegos —se ofrece Chris al darse cuenta que Florence bosteza.

—¿De verdad?

—¡Claro! Simplemente los dejaré ahí para que Bella abra el resto de cajas mañana —declara.

La chica asiente e intenta girarse para ir a su habitación, pero Chris la detiene tomándola del brazo.

—Bella dijo que la muñeca era para ti, si mañana se da cuenta que no la tomaste, podría ponerse triste —musita, él da un paso hacia ella mientras saca la caja de la bolsa y se la entrega —. Gracias por este día, Florence.

La chica ni siquiera puede responder por la cercanía del actor, además de que ella, al tomar la muñeca, coloca su mano por encima de la de él. La mirada de Chris es preciosa y no hay otra cosa en la que pueda pensar.

Así que sin pensarlo demasiado, él acerca su rostro al de la chica para depositar un beso en su mejilla derecha, permitiéndose mantener sus labios sobre su piel algunos segundos de más y cuando los separa, escucha el suspiro de la niñera.

—Hasta mañana, Florence —musita.

—Hasta mañana, Chris —responde ella abrazando la caja de la muñeca contra su pecho, para luego entrar rápidamente a su habitación.

Dato que nadie pidió: traté de que los momentos a solas de Florence con Chris y luego con Sebastian, fueran con una cantidad equitativa de palabras 🤭

Ambos hicieron su pequeño movimiento, Chris luego de 3 meses y Sebastian después de 3 horas. Va reñido el asunto 😅😅

Gracias por leer ❤️

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