VI

CAPÍTULO VI

El lunes, cinco minutos antes de la hora pactada, Florence llega a la casa de la pequeña familia Evans. Llama a la puerta y nadie responde, insiste un par de veces antes de intentar asomarse por las ventanas. Estas tienen las persianas abajo, pero lo poco que le permiten ver, es que adentro todo está en calma.

La chica golpea de nuevo la puerta sin recibir respuesta, así que opta por el plan B y marca al número personal del actor, ya que él mismo le ha enviado un mensaje la noche anterior para que lo agende. Espera durante la primera llamada hasta que llega al buzón de voz, así que cuelga y vuelve a intentar. Es hasta la mitad del cuarto timbre, cuando Chris responde.

—¿Sí? —su voz suena ronca y parece que recién está despertando —. ¿Quién habla?

—Soy Florence... —murmura un tanto apenada.

—¿Florence? ¿Qué Florence?... Oh... ¡Mierda! —exclama —. Un momento, por favor.

El actor termina la llamada y un par de minutos después, la puerta principal se abre, Chris sale con un rostro somnoliento y restos de pasta dental en la comisura de sus labios. La chica no puede evitar sonreír al darse cuenta de que él lleva la camiseta al revés, un pantalón de pijama y va descalzo.

—Bella sigue con mi madre —dice apenado mientras le hace señas para que entre a la casa —. Si me espera unos minutos, vamos por ella.

Florence se aferra con fuerza a su bolso cuando ingresa al salón principal, se siente nerviosa porque literalmente está entrando a la intimidad del actor.

—Claro, aquí espero —responde y se deja caer en un sillón.

—No tardaré demasiado —promete empezando a caminar hacia su habitación, pero se detiene y vuelve a la sala encontrando a Florence sentada en la misma posición —. Puede tomar lo que desee de la cocina, si gusta un café o lo que sea. En serio.

—Muchas gracias.

Apenas lo escucha cerrar la puerta de lo que supone es su habitación, la chica deja su bolso sobre el sillón y camina hacia la cocina. Está completamente surtida de todo, pero se limita a tomar un vaso con agua, del cual bebe y luego lava. Vuelve hacia la sala para de nuevo acomodarse en el sillón y se entretiene jugando en su teléfono, 15 minutos después, Chris regresa ya bañado y vestido de forma decente, aunque se mantiene informal.

—Lamento mucho esto —se disculpa de nuevo —. Es la primera vez que Bella va a tener una niñera y no estoy acostumbrado, olvidé por completo que vendría y le dije a mi hija que iría hoy por ella.

—No se preocupe, está bien —susurra intentando restarle importancia —. Espero que ella no me olvidara.

Chris simplemente sonríe y toma también un vaso con agua antes de buscar sus llaves, colocarse su habitual gorra y guardar en su pantalón su cartera y celular.

—¿No va a desayunar? —cuestiona.

—Desayunaré en casa de mi madre, ahora vamos —le dice.

Chris la conduce hacia la cochera, en donde descansa el fabuloso Audi el cual aborda. Florence se siente extraña cuando él abre la puerta del copiloto para que ella suba, no está acostumbrada a este tipo de atención, pero se lo agradece.

Durante el viaje de 15 minutos, hablan de cosas muy superficiales. Chris es muy educado y amigable, aunque ambos mantienen la línea de respeto.

Entran a un fraccionamiento igual de elegante, dirigiéndose hacia una casa casi igual de grande que la del actor. Apenas aparca, Florence se adelanta y abre su portezuela para salir, Chris sonríe ante aquel gesto. Ella lo sigue hasta una de las entradas laterales, la cual abre con una llave y luego la deja entrar primero.

—¡Bella! Ya vine, princesa —le llama.

De inmediato se escuchan las pequeñas pisadas de la niña, pero esta se detiene en la entrada del salón al ver a su nueva niñera. La carita de felicidad que se forma en el rostro de la pequeña recién bañada, estruja el corazón del actor.

—¡Flo! ¡Sí volviste! —exclama con emoción y corre para rodear su cintura con fuerza, dejando a Chris con los brazos extendidos.

—¡Claro que sí, Bella! Somos amigas, no podía abandonarte —responde y de forma inconsciente, intenta peinar los cabellitos rebeldes de la rubia.

—Te extrañé, fueron muchos días sin verte —explica con exagerada preocupación.

—¿Y yo qué, princesa? ¿No extrañaste también a papá? —cuestiona el actor al notar que toda la atención de su pequeña está puesta en la castaña.

Florence le observa apenada y le hace señas a Bella de que se acerque a él, cosa que la niña hace de inmediato.

—También te extrañé, papi, pero tú siempre vas a volver conmigo —menciona con mucha seguridad. El rostro de Chris se desencaja por completo, probablemente esté pensando demasiado, pero sabe que es algo que no siempre puede estar seguro de cumplir. La niñera lo nota e intenta buscar una solución en su cabeza.

—Buen día, Florence —saluda Lisa rescatando a ambos —. Lamento lo de esta mañana, pero creo que ya te diste cuenta que la memoria de pez de Carly es de familia —declara con una amable sonrisa.

—No se preocupe —murmura la joven devolviéndole el gesto —. Si gustan, puedo llevar a Bella para que se cambie.

—Sí, es perfecto, gracias —afirma Chris y la niña de inmediato lo suelta para tomar la mano de Florence.

Ambas suben hacia la habitación designada para la pequeña, la niñera intenta memorizar el camino aunque la casa es grande y con muchos pasillos. Cuando ingresa al cuarto, se da cuenta que es casi igual de grande que el de la casa de su padre y que hay la misma cantidad de cosas.

—Aquí vivía con mi abu —murmura la pequeña mientras se sube a la cama —, pero ahora viviré con mi papi muy lejos —declara.

—¿En los Ángeles, no?

—¿Qué es eso? —cuestiona confundida.

—Así se llama la ciudad en la que vas a vivir —le explica caminando hacia el closet en donde hay demasiada ropa, verifica el clima antes de empezar a sacar algunas prendas que la niña de inmediato aprueba.

—No sabía que se llamaba así —responde golpeando con su dedito índice su barbilla —. Ahí vive Dodger.

—¿Quién es Dodger, pequeña? —de nuevo pregunta Florece al momento que busca los calcetines y elige un par de deportivas azules para la niña.

—Es mi perrito, bueno, de mi papá, pero también es mío —le cuenta y baja de la cama para correr hacia una mesita de donde toma un cuadro que le entrega a la joven —. Este es Dodger.

—Es muy guapo —afirma ella observando al perrito —. Espero conocerlo pronto.

—¿Irás con nosotros? —le pregunta con emoción.

—Es muy probable —responde.

Florence deja el cuadro en su lugar y no puede ignorar la cantidad de fotografías que hay de una mujer rubia, muy bella a decir verdad. Hay algunas imágenes en donde sale con Chris y otras más de él solo. La joven simplemente sonríe y vuelve por las cosas de la niña para dejarla que se cambie sola en el pequeño vestidor. Luego de esto, se acomodan frente al tocador y Florence empieza a secar y peinar su cabello, dejando a Bella tan adorable como de costumbre.

Cuando vuelven a la planta baja, la mesa está puesta y es claro que la invitan a desayunar con ellos. Al principio se siente apenada, pero de inmediato Lisa le hace saber que aunque ella esté a cargo de Bella, eso no será impedimento para que ellos no la incluyan en estos momentos familiares.

La primera semana es fácil, a partir de ese día, Chris siempre abría la puerta casi al mismo tiempo que Florence llegaba a los terrenos de la casa, parecía que estaban sincronizados.

Bella se encontraba más que feliz con la presencia de su nueva niñera, porque jugaba con ella siempre y la cuidaba, pero su parte favorita era cuando se sentaban frente al espejo y Flo peinaba su cabello.

—A Stella se le cayó un diente —le cuenta en forma de secreto y con su voz llena de preocupación.

—Es lo que vi, se ve muy tierna —responde recordando a la otra rubia y a sus hermanitos menores, a quienes conoció alguna vez cuando eran muy pequeños y ha vuelto a ver por una visita que han hecho para jugar con Bella.

—Yo no me quiero quedar sin dientes, ¿y si se caen todos? —le pregunta.

—No creo, se te pueden caer dos, pero vendrán los dientes grandes y además, el hada de los dientes te dejará una sorpresa —murmura obteniendo una reacción de emoción de la niña.

—¡El hada de los dientes! ¿Quién es ella?

—¿No sabes quién es el hada de los dientes? —pregunta y Bella niega con la cabeza —. Bueno, es una hada que vigila a los niños por la noche. Cuando a un niño se le cae su diente, debe lavarlo muy bien y lo va a colocar debajo de la almohada cuando se vaya a dormir, entonces, el hada pasará y lo tomará para llevarlo a su castillo, ¿y qué crees que hace con el? ¡Lo convertirá en una estrella!

—¿Cómo mi mami? —interroga con ilusión.

—Bueno, las estrellas de las mamis son más brillantes. Los dientes son las estrellas pequeñitas que llenan el cielo —se corrige y Bella asiente.

—¿Cuándo se caerán mis dientes?

—Probablemente cuando cumplas 6 años, aún falta bastante tiempo —responde.

Bella asiente de nuevo y luego sus ojos se trasladan hacia el armario con más juguetes.

—Flo, ¿Quieres jugar a los superhéroes? —sugiere con su carita llena de emoción.

[...]

—¡Llamas a mí! —grita Bella y sale corriendo de la habitación con sus manitas extendidas como si volara —. ¡Corre mujer invisible, vamos a luchar contra los malos!

Florence la sigue fingiendo que también vuela. Dan un recorrido por los pasillos corriendo y al final vuelven a la habitación de la niña en donde Chris las espera.

—¡Mira papi, soy la antorcha humana! —grita y sube a su cama que es pequeña para ella, para luego dar un salto y lanzar el indiscutible grito del superhéroe.

Chris no puede evitar sonreír, la niña vio esa película hace apenas un año y no hizo comentarios sobre su padre, pero para sorpresa de todos, quedó encantada con Johnny Storm.

—Y Flo es la mujer invisible —agrega "volando" alrededor de su progenitor.

—¿Flo? ¿Dónde está ella? No la veo —le pregunta y le dedica un guiño a la joven.

—Junto a ti, papi. Sólo que es invisible —explica —. Flo, ya no seas invisible para que mi papi te vea.

Florence hace un sonido raro para "volverse visible", lo que provoca la risa del actor y ella le sonríe.

—¡Ya la veo! ¡Hola, Flo! —le saluda el ojiazul.

—¿Verdad que era invisible? Sólo yo con mis poderes de antorcha humana la podía ver —explica la pequeña.

—Eso es impresionante, la única cosa es que Flo ya debe marcharse, princesa —declara y su hija hace un puchero, siempre es así desde que ambas pasan tiempo juntas.

—¿Pero mañana volverás, verdad? —le cuestiona con ilusión.

—Claro que sí, pequeña, mañana seguiremos jugando —declara.

Luego de varios minutos de despedida, Florence camina hacia la salida en donde se topa con Carly, quien de nuevo se disculpa. Ella viene por la niña, pues la llevará junto a sus hijos a cenar pizza.

—¿Puede esperar un poco? Necesitamos hablar —le pregunta el actor deteniéndola antes de que ella salga de la casa.

Florence asiente y luego de unos minutos, ve salir a la niña de la mano de su tía, ambas suben al auto en donde las esperaba su esposo y los niños.

—Vamos a mi oficina —murmura Chris.

La chica lo sigue, no puede evitar aspirar la varonil colonia del actor y que, a decir verdad, le parece embriagante. Él la deja entrar primero y luego cierra la puerta, sobre la mesa hay un par de sobres.

—Creo que estos días con Bella han sido más que perfectos y es claro que está contratada, realmente me agradas, pero estamos hablando de la seguridad de mi hija y necesitamos un contrato. Me gustaría que lo leyeras y discutiéramos las dudas que surjan.

Chris le entrega uno de los sobres y de inmediato la chica empieza a leer cada una de las pautas, bajo la atenta mirada del ojiazul.

Los puntos engloban desde los requisitos que había solicitado en la niñera y el muy buen sueldo que ofrecía, el cual ha empezado a ser depositado en su cuenta de forma semanal. El contrato es primeramente por 1 año, aunque hay varias pautas que pueden cancelarlo antes.

Aquí también hace hincapié en que el cuidado de la niña podría ser 24/7, aunque él procurará darle al menos un día libre a la semana. Indica también la privacidad de la niña, tiene prohibido publicar fotos de ella y si lo hace, no debe verse su rostro y mucho menos su identidad. De salir juntas de la residencia, Florence queda en total cargo de la seguridad de la pequeña, buscando siempre exponerlas al mínimo riesgo. Todos los gastos que ocurran durante el cuidado de Bella, quedarán a cargo del actor, por lo cual, Florence recibirá una tarjeta para evitar el uso de efectivo y llevar las cuentas. Esto incluye las comidas de ambas y hasta ropa, en caso de ser necesario. Es claro que Florence vivirá en la casa del actor, en Los Ángeles, así como también se hospedará en el mismo hotel que él, de ser necesario.

El resto de los puntos son los habituales en el cuidado de niñeras, en cuanto a obligaciones y beneficios, con los cuales la chica no tiene problemas.

—Si algún día desea salir en público, ¿debo ir con ustedes? —cuestiona ella antes de firmar.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé, ¿una premier tal vez?

—Oh, eso. Bueno, por el ahora aún no me siento listo para dar ese paso pero, si en algún momento llega a suceder, yo voy a avisarte antes —responde —. ¿Tienes otra duda?

—No realmente, todo está bien —afirma y plasma su firma sobre esa copia y la otra que lleva el actor —. ¿Por qué apresura esto? Apenas es miércoles.

—El sábado debo estar en LA muy temprano, si te sientes lista, espero que viajemos en la noche del viernes, pero si no, tú y Bella me alcanzarían el lunes —declara.

¿Viajar por primera vez sola en un avión y con una niña? ¡Ni loca!

—¡No!, iré con usted desde el viernes —se apresura a decir.

Chris ríe levemente al recordar ese aspecto de la vida de la chica. Él, del cajón del escritorio, extrae un par de juegos de llaves y un pequeño control.

—Estas son de la casa de aquí y estas de la casa en el que Los Ángeles, todas van señaladas para que conozcas cuál corresponde a cada puerta—dice entregándole los juegos —. Esta es del control del portón, la de tu auto te la entrego cuando estemos en LA.

—¿Auto?

—Eso decía en el contrato —responde con simpleza.

—Lo sé, pero no pensé que también recibiría uno.

—Prefiero que mi hija viaje así que en un sistema de taxis, aunque espero que viajen conmigo la mayoría de las veces —declara —. Solo es en caso de que sea necesario.

Florence asiente, ha visto por dentro y por fuera el auto lujoso que maneja el actor, es muy bello, pero a decir verdad, le aterra poder chocar algo que probablemente valga más que su casa.

—Sé que le dijiste a Bella que mañana vendrías, pero si gustas, te puedo dar el día para que prepares tus maletas y no dejes nada pendiente —dice el actor.

—Preferiría venir, no le puedes prometer algo a un niño y luego no cumplirlo, es casi una ley, y yo le prometí a Bella que vendría —afirma, obteniendo una sonrisa del actor.

—Tienes razón, creo que es algo que debo aprender —murmura.

—Nadie nace aprendiendo a ser padre, Chris —le dice.

—Lo sé, sólo que... Mis padres fueron tan buenos conmigo y mis hermanos, que siento que yo no lo soy con Bella. Los últimos días he pensado demasiado y he estado ausente en muchos momentos de la vida de mi hija, por eso recurrí a esto, a buscar una niñera y a llevarme a Bella conmigo —le confiesa.

—Bella lo ama, es su héroe, aunque creo que no sabe mucho del tema de heroísmo en su vida—susurra con una sonrisa burlona —. Pero para ella, usted es lo mejor en su vida. De todo corazón espero contribuir a mejorar la convivencia entre ustedes.

Chris le sonríe, pero no es esa sonrisa comercial que se carga debido a su empleo, esa que ha sido ensayada infinidad de veces, sino que esta va más allá, hay una chispa en sus ojos, la misma que aparece cuando Bella está presente.

—¿Crees que hice lo correcto? —le pregunta Chris de pronto —. Ya sabes, hacer pública la existencia de mi hija y todo eso.

—No soy nadie para juzgarlo, pero, los padres son sabios y debió tener sus razones. Bella es una niña realmente encantadora, y creo que si para tenerla a su lado es necesario todo este show, entonces valdrá la pena. No se preocupe, haré todo lo posible por ayudarlo —le dice con entera sinceridad.

—Gracias, Florence —murmura.

—Gracias a usted, Chris —responde.

—¡Vamos! Hay que empezar a tutearnos, viviremos juntos y necesito que confíes en mí, así como yo lo estoy haciendo al poner a mi hija a tu cuidado —exclama, remarcando más su peculiar acento de Boston.

—Lo siento, Chris. Es la costumbre, pero prometo trabajar en eso —afirma.

—Eso espero, no estoy tan viejo en realidad —bromea —. ¿Tú cuántos  tienes? ¿23 o algo así? —cuestiona.

—En febrero cumpliré 30 —murmura sonrojada, aunque pensándolo bien, ya está acostumbrada a que le restaran edad debido a su apariencia.

La cara de Chris es todo un poema, por su mente nunca pasó revisar aquellos datos del currículum de la joven y si lo hizo, no prestó atención. Simplemente dio por sentado que ella no pasaba de los 25 años, Florence se veía demasiado joven y, con su vestimenta tan relajada y colorida, lo único que hizo fue reforzar su teoría.

—No esperaba eso —confiesa el ojiazul.

—Lo imagino —responde —. Sirve para impresionar, pero no cuando quiero ir a un bar, casi debo traer la identificación pegada a mi frente para que me dejen entrar y me sirvan en la barra —bromea, obteniendo una genuina risa por parte del actor.

—Lo imagino, aunque también tendrá sus ventajas —murmura luego de controlar su risa.

—Algo así, en realidad no me quejo, es divertido que la gente me apueste menor edad —afirma.

En ese momento se escucha un fuerte trueno que hace vibrar toda la casa, por lo cual, Chris se levanta y toma las llaves de su auto.

—Vamos, te llevo a casa —dice al mismo tiempo que toma su chaqueta de un perchero.

—No es necesario, puedo tomar el autobús —menciona Florence y se coloca también su suéter.

—Pero yo quiero llevarte. La última vez que hubo una tormenta, ya sabemos lo que pasó, así que mejor evitamos un episodio similar —insiste y al final ella acepta.

Unos minutos después, ambos ya están a bordo del Audi negro. Al principio van en silencio, hasta que la chica empieza a relatarle parte de lo que hizo aquella mañana con Bella. Luego de esto, Florence le va indicando su dirección que queda un poco retirada de la casa del actor, ingresando a un vecindario tranquilo y deteniéndose frente a una casa con varias flores alrededor.

—Esta es mi casa, Chris —declara con una sonrisa melancólica —. Muchas gracias por traerme.

—No fue nada. Nos vemos mañana —responde y le dedica una sonrisa.

—Sí, hasta mañana. Descansa.

Florence no espera demasiado y baja rápidamente del auto. Espera a que Chris arranque y ve el elegante vehículo alejarse hasta que lo pierde de vista.

Ay, hubo momento bonito 🥰
Y capítulo largo 💁🏻‍♀️

Este trío ya casi se va a los Ángeles a comenzar con sus aventuras, pero antes, Florence deberá superar su primer viaje en avión 🤭

Espero que les guste ❤️
Muchas gracias por leer ❤️

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