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CAPÍTULO L
La mañana siguiente, Florence se comporta más risueña de lo usual, pareciera que su mano tiene cierto magnetismo hacia su vientre, el cual no deja de acariciar con ilusión.
La idea de tener una niña, justo ahora la tiene llena de emoción, y no es como si un niño le hubiese traído menos alegría, pero el hecho de ahora saber algo aparentemente seguro, hace que su cabeza le de vueltas a la idea.
Gracias al cielo nadie le cuestiona su actitud y simplemente tiene un día como cualquier otro, al menos hasta que, por la tarde, debe ir de nuevo con Chris al chequeo, por lo que ahora Scott llega a la casa de ellos, para quedarse al cuidado de Bella y Dodger.
—¿Estás nerviosa? —le pregunta Chris a Florence cuando van llegando a la clínica.
—Lo estaría si alguien no me hubiera confesado algo anoche —murmura con fingida seriedad.
—Ya me disculpé muchas veces, pero me ganó la emoción porque por fin reaccionó a mi voz —se defiende el ojiazul estacionando el auto —, además, ahora estás feliz.
—Siempre lo he estado, Chris —responde ella —, aunque, saber lo que probablemente será este bebé, me ilusionaría así, sin importar el resultado.
Chris suspira y baja del auto para apresurarse a abrirle la puerta a la rubia. Apenas ella tiene los pies en el piso, él la rodea con sus brazos y besa su frente con cariño, robándole un suspiro.
—Lo lamento, ¿está bien? —vuelve a decir mirando a su esposa a los ojos y ahora dejando un pequeño beso en sus labios.
—Eres malo para guardar secretos, cariño —afirma Florence con burla y palmeando suavemente el hombro del actor —, pero así te amo. Ahora vamos.
Chris asiente y cierra el auto para que ambos caminen directamente hacia la clínica, en donde la doctora, luego de regañar con la mirada al ojiazul, de nuevo ve lo mismo en el ultrasonido, al parecer sí será una niña y ella se encuentra casi segura de que es un hecho. A pesar de ya saberlo, Florence no puede evitar emocionarse, al igual que Chris.
[...]
—¿Y bien? —cuestiona Scott cuando los ve llegar.
—Hola para ti también —se burla Chris ante la pregunta de su hermano menor —, nos fue bien, gracias.
—Chris... —murmura Florence mirándolo de reojo —, ¿a qué te refieres, Scott?
—¿Qué vieron en el ultrasonido? ¿Ya lo saben? Chris dijo que hoy les dirían que será el bebé —agrega.
Florence le da una nueva mirada seria al ojiazul que se encoge de hombros fingiendo inocencia. Este sonríe y la abraza, besando una de sus mejillas.
—Estoy muy emocionado —reitera escondiendo su rostro en la curva del cuello de la rubia.
—Estoy esperando y soportando sus muestras de amor porque ya quiero saber —insiste Scott con una sonrisa burlona.
Florence mira a Chris, quien se ha separado de ella y le observa con unos ojos de cachorrito adorable.
—Todo indica que tendrás otra sobrina, Scott —murmura ella acariciando su vientre.
Scott da un grito agudo de emoción y se arrodilla frente a Florence para abrazar su vientre, está demasiado feliz por agregar otro sobrino a su lista, y qué mejor que otra niña.
—Te llamaré Bellita —murmura el menor de los Evans.
—¿Será otra niña? —pregunta Bella mirando la escena.
Chris y Florence intercambian una mirada, y ella mira con seriedad a Scott que finge estar muy concentrado en el vientre de la rubia.
—Al parecer sí, corazón —le dice Florence con una sonrisa —, todo indica que tendrás una hermanita.
Bella está más que emocionada por tener una niña con quien jugar, aunque de nuevo le tienen que explicar que será muy pequeña y que debe esperar un poco de tiempo antes de poder hacer eso. Sin embargo, de igual forma, la pequeña retoma el apodo que le ha puesto su tío y también se refiere a la futura bebé como "Bellita".
[...]
Los días continúan su curso. Todo transcurre entre las clases de Bella y Florence, el crecimiento del vientre y los cambios en su cuerpo, y las últimas semanas de ajetreo de Chris, quien llega terriblemente cansado y directo a la cama, aunque al final vence todo eso, para dedicarle un poco de tiempo a su hija (si es que aún sigue despierta) o con su esposa, que siempre lo espera despierta.
Es durante la penúltima semana en la que Florence va a clases, que Bella, de un día para otro, externa su rechazo ante la nueva bebé que viene en camino, al parecer, algunas niñas en su escuela le han metido ideas sobre el rechazo que sufrirá al tener una niña más en casa.
La rubia es demasiado dulce e inocente, que termina creyendo todo y realmente se entristece ante esa idea. Por ello, cuando sube a la parte trasera del auto con Florence, no se "lanza" sobre ella llena de emoción por el reencuentro, mucho menos saluda al bebé dentro de ella y se limita a ir callada jugando con las tiras de su mochila.
La rubia es claro que lo nota y hasta intercambia una mirada confundida con Logan, el chófer, a quien también le parece extraño que la niña no se ponga a charlar con él, como siempre lo hace, pero no dice nada.
Cuando llegan a la casa, Chris ya se encuentra ahí, por lo que, se apresura a abrirle la puerta a Florence y ayudarla a bajar, mientras que Bella, toma esto de forma inadecuada y se siente desplazada, por lo que, cuando Logan le abre la puerta y su padre se apresura a ayudarla con el cinturón de seguridad, ella tiene sus ojitos llorosos y apenas está libre, sale corriendo hacia dentro de la casa.
—¿Pasó algo? —les pregunta Chris a los mayores.
—Tengo una idea de lo que debió pasarle —murmura Florence con una sonrisa preocupada, ya ha tenido experiencia en este tipo de reacciones con los niños que cuidaba y lo imagina —. Necesitamos hablar con ella.
Luego de agradecerle a Logan y que este se marche, Chris y Florence ingresan a la casa, el actor va visiblemente preocupado por este nuevo comportamiento en su hija.
—¿Podrías decirme a qué te refieres? —le cuestiona el ojiazul.
La rubia suspira y acaricia su vientre con cariño, cada día que pasa, le cansa más cumplir con sus obligaciones escolares, aunque, por suerte, terminarán el viernes, que es justo dentro de tres días. Chris no puede evitar sonreír y colocar su mano junto a la de ella, sintiendo un suave movimiento.
—Algo me hace pensar que pudieron haberle dicho algo a Bella sobre el bebé —murmura la rubia mirando con ternura al ojiazul —. A veces, los niños no reciben la orientación necesaria por parte de sus papás y sienten cierto rechazo ante la llegada de un nuevo miembro.
—Pero Bella está muy ilusionada con todo esto —replica el actor.
—Tiene 6 años, Chris, y ahora ya convive con niñas más grandes, y mi instinto me hace pensar que algo debieron decirle, hoy no se comportó tan dulce como siempre —murmura ella.
—¿Tu instinto maternal? —le pregunta él con una ceja alzada.
—El instinto maternal es poderoso, cariño —afirma la rubia llena de orgullo.
Chris suspira y besa cortamente los labios de su esposa, luego, ambos van de camino hacia la habitación de la pequeña rubia, a quien encuentran acostada en su cama.
—¿Cielo? —le llama el actor colocando su mano sobre la espalda de la niña —, ¿qué pasa, princesa?
—¿Bella? —ahora es Florence quien la llama y se coloca detrás de Chris, poniendo su mano sobre el hombre del actor.
Escuchan que algo balbucea la menor, sin embargo, entre la mezcla de su llanto y su carita pegada a la almohada, no le entienden. La pareja intercambia una mirada confundida y Chris se acerca lo suficiente para tomar a su hija en brazos y arroparla entre ellos.
—¿Qué pasa, mi niña? —de nuevo él le pregunta a la rubia, mientras toma su mano entre las suyas.
—Ya no me van a querer más —susurra con su mirada pegada al abultado vientre de Florence —. Van a querer a la bebé y a mí no.
—Eso nunca va a pasar, cielo, ¿me escuchas? Nunca —se apresura a decir el actor —. Amaremos a ambas por igual.
Bella le observa con duda, los testimonios que escuchó de las niñas en la escuela, le causaron demasiado miedo, todas concluyeron que un bebé significaba que eran olvidadas las hermanas mayores.
—¿Quieres venir aquí, princesa? —le pregunta Florence señalando el sitio junto a ella, pues se ha sentado detrás de Chris.
La rubia duda un poco, pero la dulce mirada que ambos mayores le dedican, la hace levantarse y gatear, hasta quedar en medio de la pareja. Ella juega con sus manitas y siente la mano de Florence colocarse encima de las suyas.
—No hay forma de que te dejemos de amar, nunca va a pasar. Sé que quizá tú no estuviste dentro de mi vientre, pero te amo de la misma forma que a este bebé —afirma ella y coloca la mano de la niña sobre su abultado vientre —. Haría lo que fuera por cualquiera de las dos y sé que tu papá también. El amor es infinito, Bella, nuestro amor será igual para ambas y nunca se terminará.
—Pero la bebé será chiquita —insiste sin separar su manita del contacto con Florence.
—Y es por eso que la tenemos que cuidar mucho, pero eso no significa que no estaremos para ti —agrega Chris tomando la otra mano de su hija.
—Puede ser que al principio sientas que estamos más tiempo con la bebé, pero es porque es muy pequeñita y ella no puede comer solita o decirnos qué quiere, como tú, y necesita más atención. Pero te prometemos que haremos todo lo posible por dedicar siempre tiempo para ti, ya sea yo o tu papá, pero lo haremos —le promete la rubia y el ojiazul asiente.
—¿Recuerdas lo que platicamos cuando te enojaste con Florence? —le pregunta el actor a su hija —, ¿cuando te dije que mi amor por ti nunca se acabaría y, que tú y yo siempre estaremos juntos? Pues eso es real, aunque ahora esa promesa también es para la bebé que viene, pero eso no significa que dejaremos de quererte, nuestro amor es tan grande, que tenemos para ambas —concluye el actor.
—¿No le van a poner mi nombre a la bebé? —cuestiona la rubia con inocencia.
—¡Claro que no, princesa! —exclama Chris riendo con suavidad.
—Esa es una broma de tu tío Scott, pero claramente ese nombre es tuyo y nunca se lo pondríamos a la bebé, le decimos así, porque esperamos que sea una bebé tan preciosa como tú, pero aún no decidimos el nombre —le explica Florence.
Bella suspira y se recarga contra el vientre abultado de la rubia, percibiendo casi de inmediato el suave movimiento del ser dentro de ella.
—No queremos que te pongas triste, princesa —murmura Chris acariciando su espalda.
—No, papi. Lo prometo —responde.
Los siguientes días pasan con rapidez, Florence por fin recibe su incapacidad por maternidad y Chris está libre de toda obligación hasta marzo (a excepción de algo realmente necesario). El actor ahora es quien se encarga de llevar y recoger a Bella de la escuela, pues a ella aún le quedan varias semanas antes de salir de vacaciones.
Todo va demasiado bien para ser real, la pareja se ha dedicado a comprar los nuevos muebles y artículos para el bebé, y mantienen la compra de ropa con cosas sencillas y necesarias, están disfrutando mucho este último trimestre del embarazo. La alegría en la pareja y la familia es inmensa, la dulce espera empieza una cuenta regresiva y sus emociones están al tope. Lisa y Shana volarán hacia LA a finales de mes, para ayudarlos con todo, además de que Scott pasa demasiado tiempo con ellos.
Sin embargo, a veces las cosas pasan sin una razón aparente, por lo que, un un buen día, mientras Chris lleva a Bella a la escuela, Florence rompe aguas, teniendo apenas 33 semanas y media de gestación.
En Estados Unidos, la incidencia es 1 de cada 10 (10-12%). Está relacionado a muchos factores de riesgo, sin embargo, una rotura prematura de membranas, puede ser sin una razón aparente. Entre más cerca a la fecha de parto, menor probabilidad de problemas para el binomio.
Este NO es giro repentino, es un toque de realidad. Un embarazo es así de impredecible 👉🏼👈🏼
Gracias por leer ❤️
No se olviden de votar, no sean lectores fantasmas. No es bonito 💔
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