"Reanime"
Poco a poco abrí mis ojos, me senti feliz, creí que habia sido un sueño, no fue así, desperté en los brazos de una extraña, esto era muy raro. Ah si, Rosita, es es su nombre.
-A donde vamos?
-El es Eugene, tiene la cura para todo esto. Me dijo ella.
-¿Que sucede? Pregunte a el hombre de peinado raro llamado "Eugene"
-"Reanime" un virus creado por el doctor Streeidus Bernier Mark, este virus tiene la capacidad de reanimar los cuerpos que ya no tienen vida, Unica y solamente reavivando su sistema nervioso, creando criaturas infernales que solo tienen capacidades básicas.
Estas criaturas llamadas "Infectados" cientificamente como "Tv04n.C" solo se comen cualquier cosa viviente y de sangre caliente, por eso no se comen entre ellos.
-¿Tú tienes la cura?
-Precisamente si.
-¿Y, es algo que pueda saber, ya sabes?
-Es confidencial.
-Entiendo, ¿Esto, acaba de comenzar?
-Para ti si.
-¿Como?
-Este virus fue creado en Canadá, expandiéndose rápidamente, al rededor de 1 año llego aqui.
-Guao, el mundo se fue al demonio.
-Algo asi.
-Asi que te llamas Verania?
-Si señor.
-Soy Abraham, sargento Abraham.
-Vamos Abraham, la estas asustando. Intervino Rosita. Abraham, pronto anochecerá, debemos buscar un lugar seguro para ella.
-A donde vamos?
-A Washington. Respondio El pelirrojo.
¡Abraham mira! Grita Rosita mientras señala una cabaña no muy alejada de la carretera. Era color roja, 2 pisos y un par de ventanas abiertas. Un barandal blanco, que hacia conjunto con su techo y en el porche una mesa de estar con 2 merecedoras rústicas.
Bajamos juntos algo dudosos de entrar o no a el lugar. Sentia cierta curiosidad al llegar, yo estaba totalmente desarmada, ni un cuchillo, ni una pistola, nada. Pero algo me hacía sentirme segura al estar con ellos. Yo no era estúpida, asi que me puse detras de Rosita. Antes de entrar, Abraham me hizo una seña de que vigilara, y no dude en hacerlo. Me coloque espalda contra la pared y comencé a Vigilar hacia enfrente.
-Es seguro. grito Abraham desde adentro.
Abri la puerta y entre algo desconfiada, mire a Rosita quien me observaba de arriba a abajo con una tierna sonrisa.
-No nos tengas miedo, creeme que si te quisiéramos hacer daño, ya lo habríamos hecho. Agrego pacíficamente.
Solo sonrei desconfiada.
-Ahora estaras siempre junto a mi. Por ahora, es hora de cenar pequeña, ¿Me ayudas a poner la mesa? Me pregunta mientras soba sus manos con entusiasmo.
-Si. Digo
-Pequeña, casi no hablas. Me miraba triste.
Solo la mire y volví a lo mio. Seria muy grosero de mi parte no contestar, asi que suspire fuertemente y la mire a los ojos.
-14 Años, imaginate un dia normal salir de la escuela y despedirte de todo. De tu mamá, hermanos, todo.
No se que hacer, estoy totalmente desprotegida, ya no tengo a nadie, volver significa regresar a la muerte, no se defenderme, no se cuidar de mi.
-Me despedí de todo, no fue fácil, tuve que hacerlo, mamá, hermanos, todo. Nada me quedo. Pero, sabes algo? Tu tienes suerte, porque ahora no estas sola. Me tienes a mi y a Abraham, nada te va a faltar.
No supe que hacer, ni que responder solo me encogí de hombros.
Camine hacia la cocina buscando algo de comida para el camino, trepé a una silla rebuscando encima de una despensa. Sonrei al ver varias latas de atún, algunas verduras enlatadas, carne en lata y por ultimo 2 tablillas de chocolate. Baje rapidamente saltando de susto al ver a Rosita detras de mi.
-Que haces aya? Pregunto tiernamente mientras se cruzaba de brazos. Te puedes caer. Sonrio de lado.
-Busco provisiones, ya sabes, comida, agua.
Me sorprendí al ver como ella se acerco a mi y me tomo de la cintura bajándome de donde estaba. Reí silenciosamente.
-Tienes una hermosa sonrisa. Me halago
-Gracias. Respondi mirándola fijamente.
Ni siquiera me di cuenta de que sonreí. Rosita es muy linda conmigo.
Abri el refrigerador que obviamente habia dejado de funcionar por la falta de electricidad y saque un pequeño galón de agua. Sonreí victoriosa al ver un vino de uva, raro que este en la nevera.
Camine a la mesa, donde ya Rosita estaba sirviendo sopa instantanea cocinada con lo que quedaba de gas en la estufa.
-Mira esto. Le dije victoriosa.
-Guao. Agrego sonriendo.
-Aver aver, no me digas que bebes. Comento Abraham en voz alta.
-Lo traigo para ustedes. Dije algo sarcástica. Era una bebida que nunca habia probado, pero ahora no vendría mal.
Abraham solo sonrio de lado y se quedo mirando como serviamos la cena.
-Creo que esta listo. Sonrei
Todos nos sentamos a cenar, cuando de pronto algo me hizo desaparecer mi apetito y devolver el tenedor al plato. Mire nostálgica la cena y me recargue en la silla.
-¿Que sucede? Me pregunto Rosita preocupada
Por dios, no me di cuenta que rodaron lagrimas por mis ojos.
-No lo se. Respondi triste
-Pequeña, ¿Estas bien? Me pregunto Abraham
-Si. Dije cabizbaja mientras tome el tenedor. -Volvamos a comer.
Se formo un silencio inmenso, hasta que Decidi romperlo.
-Si mamá mirara lo que estoy cenando, me mataría.- Dije en una sonrisa -Siempre fue enemiga de estas sopas - rei tiernamente.
-Todas las mamás.- dijo Rosita en una carcajada.
-Oye pequeña, ¿Sabes usar armas? Pregunto el sargento
-No. Ninguna. Ni blancas ni de fuego.
-al menos sabes como se llaman. Agrego.
-Mañana mismo te enseñaré como se usan, lleva practica. Mucha, pero pronto seras una profesional. Dijo firmemente.
-Siempre quise aprender a usar armas. Pero me dan miedo.
Rosita me miro divertida y sonrio.
-Hora de dormir- dijo mientras se levanto de la mesa.
-Verania, dormiras con Rosita, Eugene en el sofa.
yo hare guardia. Hablo Abraham
-Afirmativo. Dije con algo asi como un saludo militar, lo que parecio agradarle.
Subí las escaleras junto a la chica riendo de haberme tropezado. Abri la puerta del cuarto y entre, Rosita empezo a rebuscar entre la ropa y saco un short de mezclilla igual al sullo, una camisilla de tirante color blanca, y una polera color morado con blanco. Tambien saco un camisón gris y un short deportivo.
-Ten, tu uniforme de mañana y tu pijama. Rio por lo primero
-Gracias jefa. Reí y entre al baño.
Deje que el agua me refrescara y masajee mi cabeza con shampoo. Me enjuague el cuerpo y sali de la ducha. Me puse ropa interior, un top deportivo y encima el camison. Un boxer rosa de algodon bastante cómodo y el short deportivo de licra. Sali del baño y amarre en un circulo mi cabello con un listón blanco, seque mis pies y me puse unas botas plasticas de montañas color morado y baje.
-Eres hermosa. Me dijo rosita.
-Gracias a ti. Sonrei.
Rosita tomo su pistola, una pequeña, la cargo y tomo un cuchillo.
-Subamos, me dijo.
Llegamos a la habitacion y me tire sobre la cama con un suspiro alentador.
Rosita rio
-¿Estas cansada verdad?
-Y con sueño. Le respondí
-Duerme pequeña, me dijo y apago una lampara de pilas que alumbraba poco el cuarto. Aun no oscurecia del todo, pero mañana despertaremos muy temprano, son las 7:15 p.m Lo veo en mi reloj de oro que llevo en mi mano. Es el 14 de Abril de 2014. Debia contar dia a dia. Un dia comun de abril. Mi vida cambio
-Buenas noches.
-Descansa pequeña.
Hola amiguitos.
Espero que se encuentren bien, paso rapidamente a dejarles este capitulo, no es muy emocionante lo se. Pero vengo a decirles que cambiaré el nombre de la novela, díganme como quieren que se llame. Hasta pronto.
-VerahGrimes
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