-No tengo un hogar, nunca lo tuve.
Fueron las únicas palabras que rodaban sobre mi cabeza, miraba a la ventana, mientras recordaba mi pasado, mis hermanos, me llevaba mucho mejor con el mayor, al menor casi no lo entendía del todo bien, pero aun asi lo queria, eran mis dos mejores amigos, el mayor, en quien siempre pude confiar, con el cual amaba cantar canciones, me reía, peleaba pero siempre terminábamos en un calido abrazo y un par de lagrimas rodando por mis mejillas, o simplemente los ojos de ambos cristalizados... Por Dios, y el pequeño, ni hablar, me toco cargarlo de bebé, ver su rostro, escuchar decir mi nombre por primera vez, verlo crecer... Dios mio, jamas me habia dado cuenta que los amaba de cierta forma, y mucho menos imaginarme que nunca los volvería a ver, lagrimas salieron de mis ojos al recordar a mi mamá, Qué no podia decir de ella, la unica mujer en todo el mundo que siempre me apoyo, que siempre estuvo a mi lado, en las buenas y en las malas, esa mujer, que siempre me cuido, me alentó a seguir adelante, fue por ella por quien realmente no me di por vencida, por ella no amanecí colgada de un árbol, por ella no amaneci con espuma en mi boca, por ella fui quien fui.... Comenze a soltar pequeños sollozos sin querer mientras que llame la atencion de ella.

-Estas bien?  Me pregunto mientras suavemente toco mi rodilla.
Simplemente la mire y con lagrimas en mis ojos y un nudo en la garganta asentí.
-Me llamo Rosita, Rosita Espinoza.. Me dijo al tiempo que recogía unos mechones de mi cabello que estorbaban en mi rostro
-Soy Verania.. Respondi con una sonrisa forjada.
-Estas bien..?  Me pregunto
-si, le dije luego de retirar su mano de mi rostro, ¿tienes mamá? Pregunté sin querer.
-Creo que tenia.. Me contesto, a lo que rapidamente la abracé
Un abrazo que realmente necesitaba, un abrazo que hizo de mi vista, un par de ojos verdes cristalizados...