Capítulo 8.

RUBÉN DOBLAS.

No estaba consiente de lo que mi cuerpo estaba haciendo en esos precisos momentos, lo único que lograba distinguir era una tía comiéndome en uno de los rincones del lugar. Por acto reflejo, me alejé de golpe y caminé hasta donde mis amigos se encontraban. Me llevé la sorpresa al no ver a Kya por ningún lado.

—Chicos, ¿dónde está Kya? –pregunté, ya que nadie se había percatado de mi llegada.

Todos negaron con la cabeza a excepción de Luzu. Fruncí el ceño, pues algo me decía que Luzu ocultaba algo.

—¿Pasa algo? –me acerqué a él, hablando en un tono muy fuerte para mi gusto.

—Pasa todo, tío. Le has roto el corazón a la chica de tus sueños –le tomó un sorbo a su vaso para después negar con la cabeza.

—Joder, no me digas que...

—Sip, lo vio todo.

Maldecí entre dientes. Ahora Kya pensará que soy el típico chico que cada que sale a fiestas y se pone hasta el culo de pedo besa a cualquier chica que se le plante enfrente. Justo un día antes le había confesado mis sentimientos y ahora pasa esto. Genial, pensará que le he mentido o peor aún, que intenté jugar con ella.

—Iré a buscarla –le dije a Luzu, quien simplemente asintió.

Al salir al exterior de aquella discoteca el aire frío de la noche me dio de golpe en todo el cuerpo. Me crucé de brazos intentando obtener algo de calor, lo cual no fue de mucha ayuda.

Miré hacia todas direcciones en busca de aquella chica de ojos grises. Caminé unas cuantas cuadras, pero me empecé a preocupar al no obtener respuesta. Cuando me encontraba cerca del Jeep, suspiré aliviado al verlo; eso indicaba que Kya no se había marchado y que podría estar cerca.

Aceleré el paso en la fría acera, yendo en la dirección que mi corazón me indicaba hasta que fui a dar a un parque. Este se encontraba vacío a excepción de una chica que se encontraba llorando en una de las bancas del lugar.

Inmediatamente la reconocí.

Me acerqué a paso lento pero seguro hasta ella. Quería componer mi error y explicarle lo que realmente había pasado. Aunque suene muy usado, lo que había visto no era lo que pensaba.

—Kya... –al decir su nombre, volteó de golpe.

No pude evitar sentirme culpable al verla: sus ojos estaban rojos e hinchados por tanto llorar, su rímel estaba levemente corrido, su cabello estaba despeinado por causa del aire que soltaba la noche y su mirada indicaba lo rota que estaba por mi culpa.

Joder, Rubius, que quieres recuperarla y terminas alejándola de ti.

—Vete –dijo fría, girándose para darme la espalda de nuevo.

—No –al ver que no se movía o me daba una bofetada, me senté a su lado, perdiéndome entre los árboles que se encontraban enfrente nuestro– Lo siento, de verdad.

Obtuve como respuesta una carcajada cínica de su parte. Después, negó con la cabeza y sonrió malévicamente.

—Lo sientes... Ojalá lo sintieras de verdad –su respuesta fue tan fría que tuve que disimular el dolor que había sentido en mi pecho.

—Es verdad, Kya, no es lo que tú crees.

—¿Que no es lo que yo creo? –me miró incrédula– Entonces ¿qué fue eso que vi, eh? Porque, joder, si no es lo que yo creo que es no sé lo que sea.

—Ella me besó, lo juro –la miré directamente a los ojos, indicándole que le hablaba con la verdad– En cuanto me di cuenta de las cosas me separé de golpe y fui de nuevo con ustedes. Solamente iba al baño.

—Ugh, eso es algo muy usado, cariño –su aliento a alcohol me llegó hasta los poros de mi nariz. Al parecer no era el único que andaba pasado de copas.

Me quedé callado mientras jugaba nervioso con mis dedos. No quería que pensara que besé a esa chica por diversión pura, dejé eso atrás en cuanto la volví a ver. Ostia, que ella me hizo cambiar de nuevo como solo ella sabe hacerlo.

—Te confesé lo que sentía, no jugaría contigo –solté sin pensar.

—Yo tampoco lo haría, Rubius –una lágrima logró salirse de sus bonitos ojos grises, pero al darse cuenta de que se resbalaba por su mejilla se la limpió rápidamente– Ya no sé qué pensar.

Me volví a quedar callado. Muy en el fondo sabía que tenía que decir algo al respecto, pero simplemente no podía. Todo había sido tan exacto que querer explicárselo iba a ser complicado. Pero juro por Dios que no tenía intenciones de besar a esa chica.

—Hoy de verdad que no ha sido mi día –Kya miró hacia enfrente, observando un punto fijo– Mi madre me ha mandado un texto diciéndome que pedirá la custodia de Maddie y me sales con esto. Realmente pensaba que venir aquí haría que me olvidara de todo, pero veo que me he equivocado... Otra vez.

Escuchar aquello hizo que me sintiera mucho más culpable de lo que ya era. Se supone que la había llevado conmigo para que la pasara bien, porque estoy cien por ciento seguro que no había pisado una discoteca en años; en vez de dejarle una noche inolvidable por volverse a reunir con sus antigüos amigos, le he dado una noche llena de dolor y decepción.

—Kya, te prometo que te traje con buenas intenciones, en ningún momento pensé en lastimarte –no sabía qué decir, simplemente dejé que mi corazón hablara por sí solo– Y respecto en lo de tu madre, te apoyaré. Si gustas te consigo al mejor abogado del mundo, pero por favor, no te rindas ahora, no después de todo lo que habéis logrado.

Kya calló, miró sus manos y después a mí. Una pequeña sonrisa pero verdadera apareció en su rostro en aquel instante.

—Gracias, de verdad.

—Nada de gracias, te mereces el mundo entero y yo solamente tengo este pobre corazón que te quiere de verdad.

El silencio volvió a invadir el ambiente, pero esta vez no fue incómodo. Noté cómo Kya se sonrojaba levemente, al parecer ese gesto tan mono seguía presente en ella.

—Para mí ese corazón es más que un mundo entero, es el maldito universo.

Esas palabras bastaron para hacerme sentir bien. Amaba esta pequeña relación que había entre ella y yo. No sé exactamente qué es lo que somos o intentamos ser, pero de lo que sí soy consiente es que las cosas entre nosotros no son iguales. Hemos cambiado desde que nos volvimos a ver y para bien, creo que mejor que hace cuatro años atrás.

—¿Te parece irnos a casa? –pregunté, ya que la noche se estaba poniendo más fresca de lo que estaba y Kya llevaba simplemente un vestido que la dejaba muy al descubierto.

—Claro.

—Y de verdad, no besé a esa tía.

—Te creo, sin resentimientos –me regaló una última sonrisa para después mirar en dirección al auto.

Caminamos hasta el auto y cuando llegamos Kya manejó a casa de la amiga de Lana para ir por Maddie. La pequeña estaba durmiendo, así que la tuve que cargar hasta el auto y asegurarme de que cinturón de seguridad estaba perfectamente ajustado. No pude evitar pensar en que qué pasaría si los padres de Kya lograran quitarle a su pequeña. Estoy seguro que se quebraría y caería en una depresión horrible, pero mientras esté aquí nada de eso ocurrirá.

Una vez todo listo Kya se despidió de Lana, le agradeció por enésima vez y manejó hasta el hotel. Al llegar colocó a la pequeña en su habitación, cerró la puerta y se dirigió a su habitación para cambiarse. En cuanto salió no pude evitar sentir ternura al verla dentro de aquella pijama de gatitos.

—Linda pijama, eh –alcé una ceja divertido.

—A Maddie le gustó y me pidió que la comprara, no te burles –me fulminó con la mirada pero después rió.

—Bien, creo que tengo que irme. Mañana son los premios y tengo que descansar.

—Eh, respecto a eso... –Kya empezó a jugar nerviosa con sus dedos, pensando si decirme aquello que se estaba guardando.

—Dime –le sonreí intentando transmitirle confianza.

—Mhm, es que quería saber si te quedabas a dormir, pero si no quieres yo...

—Me encantaría –la interrumpí– Pero con una condición, muyaya.

—Adelante.

—Que te duermas conmigo.

Aquello último hizo que pusiera sus ojos en blanco. Claramente está que no se esperaba esa propuesta y mucho menos de mi parte. Hacía mucho tiempo que no la tenía tan cerca, y justo ese era el momento para aprovecharlo y estar junto a ella como me encantaba tenerla: junto a mí.

—Hecho –sonrió.

[...]

—¿Es verdah' lo que me estáis diciendo? –preguntó Mangel con su típico acento.

—Claro, no te miento.

—Joder, que sus padres le tomaron un odio por causa de Maddie.

Escuchar aquello hizo que hiciera una mueca. Nos encontrábamos en un puesto de comida rápida, ya que desde que estábamos en los ensayos no teníamos nada en el estómago. Le conté lo de los padres de Kya con lujo y detalle, lo cual provocó que ambos nos quedáramos con un sabor amargo en la boca.

—Tenemos que apoyarla y más en estos momentos difíciles para ella –Mangel negó con la cabeza. Estaba claro que escuchar aquello lo había cabreado por completo.

—Lo sé, inclusive le dije que le buscaría al mejor abogado del mundo para que llevara el caso –le di un mordisco a mi hamburguesa y después bebí algo de soda.

—Estoy seguro de que todo saldrá bien, al fin y al cabo Kya tiene mucho a favor.

Sonreí. Por una parte lo que decía mi amigo era cierto; el jurado tiene que tomar en cuenta todo lo que Kya tuvo que hacer para sacar a su pequeña adelante sin ayuda de nadie, lo mucho que ha trabajado para darle todo y lo bien que la educó. Se dará cuenta de que es una excelente madre.

—Cambiando de tema, me gustaría llevar a Kya y a Maddie a un lugar perfecto pero no tengo ideas, ¿alguna ayuda? –miré a Mangel, rogando porque supiera algún lugar bonito para llevarlas.

—Ya ni conmigo haces eso, tío –se limpió una lágrima imaginaria y después fingió llorar– Siento como lo nuestro se va apagando poco a poco.

—No, mi Mahe, yo a ti te amo –tomé su mano y fingí que le iba a dar un beso, así que se desvió y soltó una enorme carcajada.

—Extrañaba estos momentos junto a ti, Rubiuh, que desde que ha llegado Kya me has abandonado –sonrió con tristeza– Pero lo entiendo, queréis recuperarla de nuevo y nada mejor para ello que el valle de las luciérnagas.

Fruncí el ceño. ¿El valle de las luciérnagas? Nunca había escuchado un lugar como aquel, pero sonaba interesante.

—Tenéis que decirme dónde está.

—Con gusto.

Mangel me explicó sobre el lugar, cuál era la mejor hora para ir y lo hermoso que era. Cada detalle que me daba me hacía sentir que era el lugar indicado; sentía que ese era el lugar perfecto para intentar llegar a algo con la chica que más quiero y más que nada hacer que sepa lo mucho que quiero que esto vaya en serio. No importa si tiene que ser tardado, pero bien dicen que lo que tarda en llegar es porque es mejor y vale la pena.

Dejamos de hablar cuando terminamos de comer y nos fuimos de vuelta al hotel para alistarnos para los premios. Mangel y yo estábamos dominados en muchos puestos, así que teníamos la ilusión de quedar en uno de ellos.

Estaba a punto de tocar la puerta de Kya cuando escuché que hablaba en tono fuerte, como si alguien más estuviera ahí adentro y no fuera de su agrado ver su presencia.

—Joder, que tienes que decirle, Baker –pude distinguir aquella voz femenina: Jade, su mejor amiga– No vas a enfrentarte a esto sola, no de nuevo.

—Te había dicho que lo hablaría contigo cuando regresara a Madrid, podrían sospechar por tu llegada –no podía ver a Kya, pero estaba seguro que echaba humo por la rabia.

—Tenía que venir a recalcar el error que estáis cometiendo. Si ya te acercaste a él como querías es momento de que aproveches el momento para decirle que Maddie es...

Paró en seco cuando la puerta se abrió de golpe. Maddie, quien la había abierto, soltó un grito del susto y corrió detrás de su madre para ocultarse. Me levanté avergonzado, ahora se darán cuenta que las he estado escuchando desde hace unos momentos.

—Iba a tocar la puerta pero me he recargado en ella y... –sentía como mi cuerpo se ponía tenso al no saber qué excusa inventar.

—¡Rubius! –agradecí al cielo que Maddie corriera hacia mí y me interrumpiera. Esta pequeña castaña me ha salvado de una buena.

La levanté en brazos y observé a la dos chicas que tenía enfrente mío. Jade seguía igual como la recordaba tiempo atrás, al parecer los años le habían sonreído. Mi mirada se desvió rapidamente a aquella chica de ojos grises; estaba levemente sonrojada pero eso se debía al cabreo que tenía por causa del tema que no logré terminar de escuchar. Odiaba tener que enterarme de la rabia de Kya por mi cuenta, sentía que no tenía la confianza suficiente como para desahogarse conmigo.

Otro golpe bajo.

—Rubius –Jade asintió la cabeza en forma de saludo– Tanto tiempo, por lo que veo no has cambiado en nada.

—Jade –imité su gesto y sonreí– Por lo que veo tú tampoco.

Al final Jade me sonrió. Por un momento pensé que al igual que la familia de Kya me odiaba. Al fin la vida me sonreía en algo respecto a mi pasado junto a aquella chica que tanto quise.

—Pensé que estarías junto a Mangel en los premios –Kya frunció el ceño, algo confundida por verme ahí.

—Pasaba para invitarte a ti y a Maddie a conocer un lugar muy bonito en la noche –dije y besé la mejilla de Maddie, quien se había puesto a jugar con sus deditos mientras me miraba atenta.

Jade puso sus ojos en blanco para después sonreír. En el tiempo que llevé conociéndola me di cuenta que era una de las típicas chicas que se emocionaban con los chicos románticos o detallistas. Cada vez que invitaba a Kya a algún lugar romántico escuchaba cómo soltaba gritos agudos junto a ella cada que me iba. Era algo que me causaba mucha gracia pero que me gustaba escuchar. Al fin y al cabo me indicaban que había hecho algo bien.

—Sería una excelente idea. ¿Cómo debemos ir vestidas? –sonreí victorioso al ver un brillo en sus ojos.

—Como sea se ven preciosas –volví a besar la mejilla de Maddie, lo cual provocó que se sonrojara levemente. La bajé y me puse a su altura para darle un beso en la frente y despedirme– Tengo que irme a los premios. Nos vemos en tres horas.

—¡Serás el ganador de todos los premios, papi! –Maddie sonrió, mostrándome sus pequeños hoyuelos.

Por alguna extraña razón amaba cada que esa pequeña y adorable niña me llamaba papi.

—Muchas gracias, princesa –le sonreí y me despedí de Kya y de Jade– Hasta luego, chicas, diviértanse.

—Nos vemos –respondieron al unísono.

Fue entonces cuando me giré y cerré la puerta a mis espaldas. No pude evitar dejar de pensar ese tema por el que ambas amigas estaban discutiendo.

¿Por qué Kya no se atrevía a hablarme de sus problemas? Porque estoy seguro que tiene tantos que no es capaz de decirme alguno.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top