Capítulo 18.
Las promesas de amor ciego y eterno son las más mentirosas. Creo que un sentimiento real merece promesas reales.
–The real bad boy (disponible en Wattpad).
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El silencio había gobernado el lugar desde que Kya se había desmayado. Mangel no dudó en llamarle a Jade y solo tardó 10 minutos en llegar a la casa junto a Alex para ver a su amiga. Qué suerte tenía Kya al conocer a alguien que tuviera conocimientos sobre medicina.
Me encontraba sentado en la mesa mirando de frente a todos, incluyendo a Shawn, con una perfecta línea adornando mis labios y con mi ceño levemente fruncido. Sentía ira en mi cuerpo y no pude contenerla al escuchar todo lo que Shawn le confesaba a Kya en mis narices, y lo peor de todo es que quería hacerlo callar para que no me enterara de nada. La impotencia me ganó, me sientí un estúpido viviendo en un mundo de mentiras.
Y no estaría así si no hubiera vuelto a ver a Kya.
Estaba harto de todo, y sentía que ya no podía más. Sabía que a pesar de lo que sucedió hoy en la noche nadie diría ni una sola palabra, y eso significaba que estaría solo contra el mundo; llegaría al fondo de esto por mi cuenta, no me importaba el tiempo que me llevaría averiguar todo lo ocurrido en la vida de Kya después de mí y en su llegada, solamente quería encontrar la verdad de todo esto, la jodida y maldita cruel verdad.
Unos pasos resonaron en las escaleras y todos, por acto reflejo, volteamos a ver. Jade bajaba con una cubeta de agua fría y un trapo que había remojado en él. Alex venía detrás de ella ayudándola a cargar un botiquín que por fortuna la chica tenía en su auto por cualquier emergencia.
—¿Cómo está? –preguntó Mangel. Podía ver lo preocupado que se había puesto por Kya.
—La presión la tenía muy alta pero le he dado algunos medicamentos y la he inyectado, con eso se pondrá mejor –explicó Jade mientras colocaba el botiquín sobre la mesa; Alex imitó su acto– Por ahora necesita descansar. Y lo digo en serio.
Jade me miró fulminante y desvié la mirada. Temía a decirle algo de lo que después me arrepentiría, así que me mordí la lengua y pasé de su advertencia. Mi mirada involuntariamente cayó en Shawn; estaba jugando nervioso con sus dedos y no paraba de mover sus pies. El sonido de sus zapatos resonaban por toda la casa y eso comenzaba a desesperarme.
Me levanté del asiento haciendo que la silla hiciera un estruendoso ruido contra el suelo. Me dirigí rápidamente hacia Shawn y sentí cómo el brazo de Frank me detenía. Lo miré y solo bastó para entender mi advertencia para que me soltara. Tomé a Shawn del brazo y lo arrastré hasta living. Pude ver la cara de horror que ponía mientras veía que quería hablar seriamente con él, y más al estar solos.
—Está de más decir que tenemos que hablar, porque nosotros tenemos una plática muy extensa y seria pendiente –comencé a decir mientras me cruzaba de brazos.
—Lo sé, pero también está de más decir que yo no soy el que tiene que darte las explicaciones –atacó. Intentó que su voz sonara fuerte y decidida, pero fue traicionada por el ligero temblor que se escuchó al final de las palabras– Esto es personal entre Kya y tú, yo no tengo nada que ver.
—Oh, claro que sí –apreté mis puños a los costados e intenté controlar la ira que aún corría por mis venas– Tú la conoces por alguna extraña razón y sabes sobre el tema. Eres un abogado, tengo derecho a saber.
—El caso es con Kya, no contigo –su mirada reflejaba incredulidad y podía ver cómo comenzaba a recuperar su compostura.
—Pero estoy involucrado –jalé mi cabello hacia atrás y suspiré– No sé qué hayas sido de Kya en el pasado, pero si la quieres y al igual que nosotros intentas ayudarla dime la verdad del caso.
El living se quedó en completo silencio, se podía sentir la tensión en el aire y nadie era capaz de interrumpirlo. Unos pasos se apresuraron hasta nosotros y cortaron cualquier silencio que gobernaba en el lugar. Jade se colocó a paso firme entre nosotros y nos miró a ambos con enojo. Los chicos iban pisándole los talones y se quedaron detrás de ella mientras me lanzaban una mirada de advertencia.
—Shawn fue mi novio, por eso Kya lo conoce y él a ella –explicó rápidamente mientras se cruzaba de brazos– Y él no tiene por qué darte explicaciones, eso lo tiene que hacer Kya.
Di un paso hacia ella. Los chicos dieron un paso hacia enfrente, dispuestos a actuar por si las cosas se salían de control en cualquier momento.
—No te metas, Jade –advertí.
—Joder, Rubius, que Kya está mal en su habitación y estáis comportándote como un imbécil –respondió Willy. Sabía que estaba enojado por mi reacción y por eso apoyaba a Jade a pesar de que entendía cómo me sentía– Podrás hablar con ella mañana que esté mejor, pero por ahora será mejor que os dejéis las cosas como están –dijo mientras veía a Shawn y a mí intercaladamente.
—Yo estoy bien –Shawn alzó sus manos en plan "soy inocente" y me señaló– Es él quien empezó con todo.
—¡Es que no me entendéis! –grité ya al borde de explotar– ¿¡Cómo es que me piden que me calme después de todo esto!? ¡Hay un maldito secreto, joder, un secreto que por guardarlo Maddie pagará las consecuencias si no actuamos como se debe! Entiendan que solo quiero ayudar, esa pequeña se ha vuelto todo para mí y sé que para vosotros también, así que por favor, os pido que solo me digan lo que está pasando.
—Rubius, amigo –Frank se acercó a mí y colocó una de sus manos en mi hombro– Lamentamos mucho que te sientas engañado y de esa forma, pero entiende que no nos corresponde a nosotros decirte lo que está pasando.
—Exacto. Podrás hablarlo con Kya cuando quieras, pero por ahora deja que descanse –pidió Alex.
—Os juro que eso intento, pero ya no puedo con esto –me senté en el sofá y coloqué mis manos en mi nuca mientras miraba hacia el suelo– Estoy cayendo cada día un poco más y me hundiré por completo si pierdo a Maddie por algo que pude haberme enterado y que pudimos solucionar.
—Kya no está sola, Rubiuh –Mangel se sentó a mi lado y comenzó a frotar suavemente mi espalda– Sabe que cuenta con nosotros pero también tenemos que demostrárselo.
Suspiré. Me sentía más calmado que hacía unos momentos, pero aún sentía esa espina que estorbaba y que no me dejaba tranquilo. Intenté hacer lo posible para que al menos me dieran alguna pista aunque sabía que mis intentos serían en vano, y ahora estoy más confuso que antes. ¿Por qué todos, incluídos mis amigos, me decían que era algo que tenía que hablar con ella? No le veía sentido, pues Kya es una chica llena de misterios, y más ahora que tiene a su hija.
Maddie... Creo que si quiero saber la verdad de todo lo tendré que hacer si busco desde el punto clave de todo esto. Y ese punto clave era esa pequeña castaña.
—Me voy –me levanté del asiento y miré a los chicos mientras sonreía con los labios apretados– Todo este rollo del juicio me ha cansado.
—Voy contigo –se apresuró a decir Mangel pero lo detuve.
—Estaré bien –intenté decirlo de una forma convincente y al parecer funcionó, pues mi mejor amigo ya no insistió más.
Salí de la casa de Kya sin más y cogí un taxi para dirigirme a la persona que sabía que no era la indicada, pero que me ayudaría en estos momentos: Harold. La última vez no tuvimos un reencuentro amistoso y probablemente no querrá verme, pero si le pido que me escuche espero que logre entenderme.
Gracias al cielo su casa seguía siendo la misma que solía ser, al parecer habían cosas que no cambiaban de todo esto y eso hacía que suspirara de alivio.
Bajé del taxi y me dirigí a paso lento hasta su hogar. Desde fuera se veía una tenue luz en el segundo piso, haciendo que frunciera el ceño por tanta tranquilidad que habitaba en esa casa. Harold era tres años mayor que Kya, creí que tendría alguna familia con una chica ejemplar como lo era él, pero ahora que veía todo desde acá era tan extraño verlo vivir solo.
Me armé de valor y toqué el timbre; inmediatamente se escuchó un "ahora voy" de su parte y los pasos resonar del otro lado. Los nervios recorrieron cada parte de mi cuerpo que incluso me entraron unas enormes ganas de devolver la cena. Harold abrió la puerta y en cuanto vio quién lo llamaba intentó cerrarla, pero se lo impedí poniendo mi pie y mi mano para detenerlo.
—Largo –espetó. Su ceño estaba levemente fruncido y se notaba que intentaba mantener la calma, lástima que él es de poca paciencia.
—Espera. Quisiera que por favor me escucharas.
—No tengo por qué hacerte favores, Doblas.
—Lo sé, soy la persona menos indicada para pedirte algo así, pero por favor, te suplico que por primera vez en mucho tiempo me escuches –tuve que parpadear varias veces para que las lágrimas que amenazaban en salir no ganaran la batalla.
Harold se quedó callado pero después asintió. Se hizo a un lado y pasé lentamente con su mirada atenta en mí. Dentro aprecié que la casa estaba hecha de una madera tan fina, habían sillones que se veían acogedores y había adornos sobre el medio ambiente en las repisas que colgaban de las paredes. Una de las habitaciones eran un tipo estudio y quedé boquiabierto al alcanzar a ver los millones de recuadros que habían donde salía él junto a Kya y Maddie, o solamente con la pequeña en diferentes lugares del mundo. No pude evitar reprimir una sonrisa al ver una foto en el living donde Harold cargaba a Maddie en sus hombros y hacía una cara extraña que provocó una pequeña risita en mí; después observé a la pequeña, quien mostraba la lengua mientras se apretaba sus pequeñas mejillas. Entonces, después de observarlas, miré a Kya; reía de verdad mientras veía a su hermano y a su hija hacer esas caras graciosas y tiernas a la vez, y digo reír de verdad porque creo que desde hace mucho tiempo no lo ha hecho. De fondo se podía apreciar el hermoso paisaje y la torre Eiffel dándole la perfección a la foto.
—Aquella vez celebrábamos el cumpleaños número tres de Maddie –Harold se recargó en la pared mientras se cruzaba de brazos y me miraba atento– Su sueño siempre ha sido conocer el mundo entero y Kya y yo hacemos lo imposible para cumplirlo.
—Lo he notado –sonreí y tomé la foto apreciándola de cerca– Cuando le dije sobre mi viaje a México se emocionó y no paró de dar saltitos.
—Es una niña especial –se acercó a mí y observó la foto sonriente– Me gustaría que su felicidad durara para siempre.
—Y de eso he querido venir a hablar –coloqué la foto en su lugar y me senté– Tengo miedo de que Kya pierda el juicio. Su abogado fue a su casa a decirle la cruel realidad, y eso es que tenemos mucho en contra.
—Cómo no –soltó una risa irónica y se sentó en un sofá enfrente mío.
—Eso es lo que quisiera saber, ¿por qué tiene a todo el mundo en su contra si es una chica maravillosa?
—Solo estás viendo el presente, pero no vas a entenderle si no conoces el pasado.
—No puedo entenderle si nadie me explica qué pasó.
—¿No te ha dicho nada? –abrió sus ojos sorprendido y me miró con horror. Negué con la cabeza y suspiró– De verdad te ama. No puedo creer que no cambia de opinión a pesar de todo.
Me quedé callado intentando comprender aquello que me había dicho. Todos me decían que Kya me amaba de verdad, pero yo sentía que las cosas eran totalmente diferentes. Una persona que ama no miente y mucho menos oculta.
—Solo pido saber la verdad, es todo –continué. No iba a rendirme hasta que me dieran una pista– Desde que me fui de la vida de Kya han pasado tantas cosas extrañas que no puedo contra ellas.
—Lo sé, créeme que yo he estado ahí para presenciar esas cosas "extrañas" que pasan en su vida –imitó las comillas– Mira, Rubén... Yo no soy la persona indicada para decirte todo lo que quieres saber, esa persona es Kya y nadie más. No te dejes manipular por nadie más y mucho menos por mis padres.
»Admito que te tienen rencor, pero son capaces de decirte todo con tal de que te alejes de Kya y Maddie. Es un acto egoísta, pero el odio los cegó.
—¿Ellos también están en tu contra?
—No, solo de Kya, pero desde que comprendí a mi hermana he dejado en claro que iba a apoyarla y que no la dejaría sola, aunque mis hermanos y padres no estuvieran de acuerdo.
Escuchar aquello logró hacerme sentir mejor. Cuando supe que todo el mundo estaba en contra de Kya por haber tenido una hija me sentí culpable al no haber estado ahí. En su tiempo quise dedicarle toda mi atención, pero mi trabajo no dejaba de interferir en nuestra relación. Esa fue una de las tantas causas por las cuales decidimos dejar todo como una amistad antes de que las cosas se pusieran peor y termináramos odiándonos.
Comencé a sentir un dolor punzante en mi cabeza, estaba muy agotado y mi cuerpo ya no podía más. Decidí que lo mejor sería descansar y seguir investigando por mi cuenta cuando estuviera más tranquilo.
Me levanté del sofá y me despedí de Harold. Me pidió una disculpa por su comportamiento aquella vez que tuvimos ese reencuentro pero lo entendía, al menos eso intentaba hacer. Hicimos las pases y me deseó suerte en mi búsqueda, y que lo que sea de lo que me vaya a enterar que sepa manejarlo lo mejor posible y con calma. También me recomendó que cualquier duda que tuviera la consultara con Kya porque era la única persona que me diría la verdad.
Solo que esta vez no será así.
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