Capítulo 3: Temores y Presentimientos que se Hacen Realidad
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—Eres una desconsiderada... no te importó dejar a las personas que de verdad te quieren y se preocupan por tu bienestar... la salida más fácil siempre es huir, pero a pesar de eso el sentimiento siempre está presente... tú más que nadie sabes que eso es así.
—¡Sshhh! Esa conciencia no sirve — dijo seriamente una mujer —, mejor déjame a mí, déjame que me encargue de todo. Nada de sentimientos ni de cosas inútiles... mejor vive así, nada pasa, nada te importa, nada te preocupa, la vida perfecta, lo que siempre mereciste...
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—Lo merezco... — balbució mientras daba la vuelta y seguía profundamente dormida —. Lo quiero...
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—Me vas a hacer pagar por algo que no sabía, tengo el poder de leer la mente pero nunca lo utilicé contigo, mereces privacidad. Además yo te... quiero Marina — Guru Clef cayó inconsciente al suelo.
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La guerrera abrió sus ojos y duró sin parpadear varios minutos, se sentía bastante aturdida. Esas palabras nunca las había escuchado de parte de él y siempre lo había anhelado.
Un relámpago la sacó de sus cavilaciones.
—Tengo que dormir y dejar de pensar en tantas estupideces, no puedo volver a obsesionarme con Guru Clef, no quiero — señaló apretando sus ojos.
Luego de que Lucy dijera que volverían a Céfiro si se mantenían unidas, Marina comenzó a tener una especie de sueños en lo que estaba con el mago supremo. Esos sueños comenzaron a animarla y hacer más grande su deseo de volver a verlo, lo extraño era que cada vez que pensaba en cómo sería el reencuentro se llenaba de inseguridades y de temores, era frustrante. Cuando empezó a comprender que el dichoso regreso jamás sucedería, la frustración se convirtió en odio, sus temores e inseguridades se hicieron tan grandes que ya no pudo y no supo cómo enfrentar a sus amigas. Si les decía sobre su amor por Guru Clef de seguro se burlarían de ella. No quería estar peor.
*****
Anaís salió del baño, estaba aterrorizada, la sangre no era suya, no estaba herida ni nada por el estilo, era terrible y no quería pensar en eso.
—Paris... — sollozó mientras se sentaba en la cama —no te mueras...
—¡Anaís! — Llamaron a la puerta —, hermanita abre la puerta.
Pero la guerrera no respondió, estaba en shock, totalmente horrorizada.
—Pa-Paris... — lo llamó mirándose las manos mientras temblaba — no puede ser, yo no pude lastimarlo. ¡Noooooo!
—¡Anaís! ¡Abre la puerta!
La rubia había perdido la noción del tiempo, estaba tan encimada en sus pensamientos y temores que no escuchó los gritos de su hermana, sólo pensó por unos instantes en buscar a la única persona que tal vez le llegaría a creer.
—¡Anaís! — gritó abriendo la puerta con desespero.
—¿Lulú que sucede? — le preguntó volteándola a mirar.
—¿Por qué no abrías?
—Lo siento pero estaba ocupada —Anaís se levantó y se dirigió a la salida.
La mayor la miró momentáneamente y luego quedó sorprendida al ver algunas manchas de sangre en el suelo —¡Ay! No.
—¿Qué pasa?
Miró a su hermana con preocupación —¿estás bien?
—Claro que sí, ¿por qué lo preguntas?
Lulú negó con algo de duda la cabeza.
*****
—Pensé que no regresarías por ahora — dijo Ráfaga.
—Sólo necesitaba pensar, no es nada interesante llegar a tu planeta y ver en lo que se ha convertido. No he podido asimilar ni la mitad de las cosas Ráfaga —Ascot bajó la mirada —, por favor... discúlpame, no estuve aquí cuando más lo necesitaron. Soy un cobarde que prefirió huir porque no fue capaz de enfrentar nada de lo que sentía.
—No tienes la culpa de nada, hiciste lo que creías conveniente.
......
—Pues Ascot esa es tu decisión — dijo Caldina con tristeza.
—No va a ser algo permanente, sólo quiero hacer lo mismo que Latis, viajar y conocer —el ojiverde trató de consolarla.
—Entonces me parece perfecto, además así puedes despejar tu mente — la bailarina se secó las lágrimas.
—Viajo mañana.
Caldina se acercó y lo abrazó — sé que te va ir bien Ascot. Por favor no te olvides de mí, te quiero mucho.
......
—Ascot, Caldina nunca pensó eso de ti, ella sabe... sabía que tú la querías mucho. Se alegró bastante cuando supo que te habías quedado en Cizeta, es más se comunicó con las princesas para que te dieran el mejor trato.
El ojo verde se sonrojó un poco al escucharlo.
—Sí, pero no es suficiente, yo soy alumno de Guru Clef, yo soy de Céfiro, yo tenía que estar aquí... con ustedes.
—Deja de culparte, no sabías que esto iba a suceder — dijo el esgrimista colocando su mano en el hombro del hechicero.
—Ráfaga cuéntame, ¿cómo paso todo esto?
—Todo esto comenzó hace más o menos una semana...
......
—Ya es hora de irme —comentó Ráfaga.
—Cuídate mucho — Caldina rodeó a su esposo con sus brazos y lo besó —. Te amo.
—Y yo a ti mi amor — el esgrimista la atrajo más hacia él besándola.
En ese momento el mago se acercó —¡cof! ¡cof!
—Disculpa Guru Clef no quería hacerte esperar —señaló Ráfaga soltando a su esposa y volteándolo a mirar.
—No te preocupes—Guru Clef sonrió como hace mucho no lo hacía.
—Muy bien —Caldina le guiñó el ojo a su esposo —, nos veremos luego — dijo dando media vuelta caminando por el pasillo.
—Creo que este es el mejor momento Céfiro.
—¿A qué te refieres Guru Clef?
—Céfiro por fin esta en paz, las personas por fin entendieron que el planeta es de ellos, mira todo lo que han logrado —el guru se acercó a la ventana —, las cosas aquí en el castillo marchan mejor que nunca, Paris por fin entendió cuál era su labor, Caldina y tú están muy bien.
—Pues tú también andas muy bien Guru Clef, ¿no es cierto? —Ráfaga fijó su mirada en la del mago —, no puedes negar que andas muy feliz por el regreso de una de tus más grandes alumnas.
El mago sabía muy bien a que refería. Es que cada día le era más difícil ocultar su gusto e interés por la recién llegada.
—Creo que no puedo mentirte, tú al igual que Latis me conoce muy bien. Marina me gusta y el tenerla aquí conmigo me hace muy feliz.
—Entonces he de suponer que los rumores son ciertos, todas las noches Marina y tú...
—Claro que no, entre nosotros no hay nada todavía, sólo hemos salido un par de veces como amigos, ella no me ha dicho nada con respecto a nosotros, no quiero forzarla a nada que no quiera.
—Ya veo, pero ¿y entonces Presea qué?
—Nosotros ya hablamos, dejamos en claro que somos amigos, todos los malentendidos los arreglamos, es lo mejor, no quería que se fuera para Autozam molesta conmigo.
—Eso es verdad, Caldina me había comentado algo con respecto a eso, tengo entendido que Presea se va para Autozam luego de la visita que ellos juntos con Cizeta y Fahren van a hacer en un par de días.
—Eso es cierto Ráfaga, las guerreras mágicas merecen una gran recibiendo, es por eso que Paris y yo hemos decidido invitar a los demás planetas.
—Supongo que para eso me necesitabas.
—Por lo general buscaría a Latis, pero como esta no creo que pueda ayudarme.
—Entiendo.
La antes mirada relajada de Guru Clef cambió bruscamente como presintiendo algo; un segundo después todo a su alrededor se estremeció al sentir una fuerte explosión.
......
—Ese fue el primer ataque — dijo Ráfaga sentándose en un roca.
—¿Cómo supieron que eran ellas? —cuestionó bastante afligido —. ¿Qué paso después de ese ataque?
......
—¿Que está pasando Guru Clef? —preguntó Presea mientras corría hacia los chicos en compañía de Caldina.
—¿Presea a donde fueron las guerreras mágicas? — preguntó preocupado Paris aproximándose a ella.
—No lo sé... ellas me dijeron que saldrían a dar una vuelta por alguna aldea cercana, quieran conocer al Céfiro de ahora.
—¡No puede ser! — el príncipe exclamó desesperado —. Céfiro está siendo atacado y ninguna de ellas tiene poderes ni amas con que defenderse — miró hacia la puerta decidido —. Iré a buscarlas, no quiero que le pase nada a Anais.
—¡Espera Paris! — gritó Guru Clef deteniéndolo —, no es necesario que vayas a buscarlas, ellas están bien y ya vienen en camino. Te pido que te calmes.
—¿Que está pasando Guru Clef? ¿Quién atacó a Céfiro?
—No se Caldina, no logro percibir ninguna presencia maligna. —contestó con preocupación —, esto es lo más extraño.
......
—Fueron muy cínicas, pretendiendo estar preocupadas por todo — señaló con rabia —. Esas niñas cambiaron con el tiempo.
El hechicero tomó una piedra apretando su puño hasta romperla — ellas no tienen ninguna razón para hacer algo como esto.
—Ascot justificaron su actos — señaló mirándolo —. Afirmaron que esta era su venganza por todo lo sucedido, según ellas, ellas por haber sido nuestras salvadoras son las únicas que tienen el derecho de quitarnos la vida.
—¡No Ráfaga eso es mentira! Marina es una persona muy dulce, ella junto con las otras no pueden...
—Entonces será mejor que no me preguntes nada, es claro que siguen amando a Marina.
—¡Yo no la amo! — gritó molesto —. Caldina... la necesito... quiero a mi hermana y a mi amiga de vuelta... esto no está pasando — Ascot comenzó a llorar, estaba tan confundido —, eres muy insensible Ráfaga... no te importa nada... Caldina era tu esposa y está muerta... no estás sufriendo, no te importa nada...
El esgrimista apretó sus puños y dio la vuelta, estaba desesperado, no sabía qué hacer, sus amigos, su familia, todo había desaparecido. No quiera sentir nada malo por ellas, las apreciaba, sentía cariño por las "traidoras de Céfiro", pero le era muy difícil.
*****
—Yo tengo... — Luz escupió un poco de sangre — no puedo morir... tengo que avisarle a Lucy, ellas son las únicas que pueden salvar a este mundo. Además...
......
—No Latis — Luz se acercó al espadachín tomándolo entre sus brazos —, no te mueras, Lucy te necesita — señaló mientras derramaba algunas lágrimas.
—Lucy... L-Lucy... Lu... cy — Latis abrió sus ojos, estaba malherido y débil —te amo.
—Y ella a ti, no te mueras te lo suplico.
—Eres una maldita... te ju... ro que nunca... te voy a perdonar por esto — el espadachín intentó ponerse de pie pero fue inútil.
—Latis yo no quise que esto pasara... soy una tonta — Luz comenzó a sollozar —, no quise hacer esto, no quise hacerte daño. Me deje llevar por mis emociones. Soy tan fácil de manipular.
El espadachín la miró sorprendido.
—Yo te juro que voy a hacer todo para traerla.
—¿Qué?— Latis cada vez parecía menos consciente.
—Latis, Lucy va a venir te lo juro — Luz tomó la mano del espadachín—, no te mueras — le dijo mientras se acercaba —, no la abandones — la pelirrosa deposito un pequeño beso en la frente de Latis —. No... no... ¡no te mueras Latissssssssss!
......
—¿Lucy que hago? ¿Cómo te traigo? — se preguntó angustiada.
*****
—Anaís — Lulú agarró fuertemente a su hermana del brazo haciéndola entrar a su habitación.
—¿Qué quieres?
—Quieres explicarme ¿qué te está pasando? Durante toda la cena no pronunciaste una sola palabra, tienes la mirada perdida, estas toda pálida y para completar encuentro en tu habitación una reguero de sangre.
La guerrera desvió la mirada, era tan evidente su mal estado. Se sentía tan angustiada y no podía evitarlo, algo en su interior le decía que Paris estaba en grave peligro y ya presentía lo peor.
—¿Tienes problemas? ¿Son tan graves como para que te estés lastimando? Por favor Anais no quiero verte así, no quiero que termines haciendo una locura.
—No, espera no digas eso, yo estoy bien Lulú... lo que pasa es que tuve un pequeño accidente nada más.... mira Lulú estoy muy cansada, no ha sido un buen día, tengo que solucionar algo — la rubia dio media vuelta y salió de la habitación.
¿Su ansiedad y desespero serían capaces de hacerla recordar viejos tiempo? Después de que se prometió no buscarlas, no llamarlas, no hacer mayor esfuerzo por saber algo de ellas, sobretodo de Marina. La amistad de ellas dos había terminado bastante mal como para buscarla, para hablar con ella y pretender que nada paso, aun así no podía olvidar que de por medio estaba la única persona que amaba y por la cual daría la vida si era necesario.
*****
—¿Lucy? — Saturno entró a la habitación de su hermana encontrándola profundamente dormida sobre el escritorio.
El cansancio y la una larga espera había terminado por agotar a la pequeña pelirroja hasta dejarla dormida.
—Ay Lucy... — Saturno cerró los ojos al ver sobre el escritorio una caja de pañuelos y en la pantalla de la computadora un mensaje que decía:
"Solo quiero hacer de cuenta que nada paso... tenerlas de vuelta, ser lo alguna vez fuimos, la combinación perfecta... tengo miedo, las necesito más que nunca amigas, por favor mándenme una señal"
No necesitaba saber más, era claro que su querida hermana había permanecido bastante tiempo esperado que alguna de sus "amigas" apareciera conectada y al no haber respuesta su desesperación la había llevado a llorar, a desahogarse intentando aliviar ese dolor.
......
Saturno se quedó viendo a la rubia que caminaba cerca de él. La chica quien parecía haberlo reconocido caminaba rápido como si estuviera evitando algún encuentro con él.
—¿Anaís? — le preguntó al ver que el semáforo cambiaba y la rubia se detenía —. Tú eres Anaís, ¿verdad?
La guerrera hizo un pequeño gesto de fastidio y luego lo miró — Buenas tardes Saturno, ¿cómo estás?
—Muy bien Anaís — contestó sonriendo —, que sorpresa encontrarte, hacía mucho tiempo que no te veía.
—Este...si... yo he estado muy ocupada —la rubia dirigió su mirada al semáforo rogando porque este cambiara rápido.
—Ya veo.... — Saturno la miró fijamente logrando percibir el fastidio que parecía sentir —. ¿Tienes afán?
—S-si... si... lo siento tengo que irme, que gusto verte adiós — dijo mientras salía corriendo.
......
Saturno alzó a su pequeña hermana y la recostó en la cama — tranquila que todo está bien, ahora descansa — le susurró mientras le daba un pequeño beso en la frente.
******
—¿Que tienes pensando hacer el día de hoy?
—No sé, no quiero que se me acaben los días — contestó Marina mientras se terminaba de cepillar su largo y hermoso pelo azul.
—¿No quieres regresar?
Suspiró ante la pregunta — no es eso... lo que pasa es que no sé con qué me vaya a encontrar allá.
—Mmmm entonces es verdad que tú hiciste todo esto porque querías alejarte de alguien — afirmo la jovencita.
—Claro que no.
—Pues así de malo debió ser para que hayas decidido huir — la prima de Marina comenzó a reírse.
La peliazul la volteó a mirar. ¿Huir? otra vez esa palabra. Ella no quería definir su partida de esa manera, para la guerrera esta había sido su única salida. Egoísta o no, necesitaba pensar en ella y su conveniencia. Vivir aferrada a un pasado y a un amor inexistente no estaba en sus planes.
—Deja de decir eso — pidió molesta.
— Bueno eso ya no importa. Disfruta de tu último día aquí, ya que mañana viajas muy temprano.
—¡Que!
—¿No sabias? Tú padre llamó al mío y le dijo que había cambiado el día y la hora del vuelo, ya no viajas en dos días. Te vas mañana.
—Pero, ¿cómo? ¿Por qué? — La guerrera empezó a ponerse ansiosa y nerviosa.
— Tranquila que no es mucha la diferencia, entre mañana y un par de días más.
Marina cerró los ojos y salió de la habitación molesta— esto no puede ser, no quiero volver, no quiero estar cerca, no quiero, no quiero — caminó hasta encerrarse en el baño y se recargó en la pared. Tenía un mal presentimiento —.Sólo necesitaba un poco más de tiempo para inventarme algo y no volver.
— No te preocupes mi querida niña.
—¿Mmmm? — la guerrera miró a su alrededor —. Esa voz...
—Sólo es que me digas que hacer y yo lo hago.
—¿Cómo? — preguntó confundida sin lograr ubicar a quien le hablaba.
—Yo sólo quiero que estés bien.
Los ojos de Marina se abrieron hasta más no poder al ver como su reflejo en el espejó cobraba vida — estaría al borde de un paro cardíaco si no fuera porque desgraciadamente ya experimente algo totalmente fuera de lo común. Aun así no puedo dejar de sorprenderme, estamos en el mundo místico y no en Céfiro, que es el lugar donde suelen ocurrir cualquier cantidad de cosas extrañas e inesperadas — señaló tratando de sonreír —. ¿Puedo saber quién se supone que eres?, y lo más importante, ¿qué haces aquí?
El reflejo sonrió — soy tu conciencia y he venido para que este más tranquila, es mejor que no vuelvas a Tokio, esas niñitas andan buscándote para lo mismo de siempre, es mejor que este aquí. Aunque si tú quieres podemos llegar a un arreglo y yo con todo el gusto me puedo encargar de ellas.
—Estoy loca de verdad que sí, no encuentro otra explicación — indicó respirando profunda y mirando al techo —. Gracias Guru Clef por haberme dejado con estos traumas.
—Ni que lo digas, él sí que tiene la culpa de todo, por eso te puedo decir que ese problema ya no existe.
—¡Que! ¿De qué estás hablando? — le preguntó algo temerosa.
—Olvídalo, mejor sigue con tu vida que yo me encargo del resto — respondió mientras volvía a su estado natural.
—Espera un minuto... ¿qué se supone que significa esto? — el corazón de Marina comenzó a latir a gran velocidad y todo su alrededor empezó a darle vueltas.
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—¿Viste lo fácil que era?
La rubia sonrió maléficamente — así es que tenemos que hacer las cosas, no nos combine para nada que esas tres se junten
— No te preocupes, además si así fuera, ¿quién va a traerlas hasta aquí? ¿Luz? — le preguntó tapándose la boca para no reírse.
— No seas ilusa, esa estúpida no tiene los medios, ni la energía — dijo mientras se sentaba sobre el poco césped que quedaba en Céfiro.
—Eso es verdad, aunque no deja de preocuparme. Lo mejor será que acabemos con ella.
—Déjame a mí, tú encárgate de los demás, todavía existen dos problemas grandes aquí.
—¿Lo dices por Ráfaga y Ascot?
La rubia afirmó con la cabeza.
—¡Bah! No te preocupes, de verdad que tengo muchas ganas de encontrarme con Ascot.
—¿Vas a seguir con lo mismo?
—¿Qué es que no te gusto engañar de semejante manera al príncipe de Céfiro?
— Por supuesto que sí, fue muy muy divertido y satisfactorio haber hecho todo lo que hice con él. Estaba tan enamorado que no pudo saber que yo no era Anaís — señaló mientras se reía.
— Te entiendo, con Guru Clef paso algo parecido. No me imagino la cara que pondría Marina si supiera que su adorado mago si la amaba —dijo mientras se reía.
Continuará...
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