Capitulo 1: El nuevo panorama


Era un nuevo día en Céfiro, otro más negro y espantoso que el anterior, cada vez era más difícil sobrevivir. Nadie se había imaginado que algo así volvería a suceder y mucho menos en esas circunstancias, una nueva guerra había comenzado sin que nadie, ni siquiera Gurú Clef pudiera percibirlo. El nuevo panorama de Céfiro era devastador, era tan triste ver en lo que se había convertido, la situación se había salido de las manos, el caos se había apoderado del mundo mágico y lo que era peor sus tres heroínas no estaban ahí para ayudarlos.

—No puedo más — dijo después de caminar por varias horas —. Si tan sólo... — sus ojos se llenaron de lágrimas —, discúlpame pero no puedo hacer más. Jamás me perdonaras por esto, por haber sido la principal causa de tanto dolor — se sentó en el césped —.Siempre tan valiente, tan decidida, tan fuerte mientras yo... la cobarde, la que no sabe decir no, soy tan fácil de manipular — la pelirrosa colocó sus manos en el pecho —. Lucy discúlpame, Latis esta...

Antes de que pudiera terminar la frase una gran explosión ocurrió.

—¡Lucyyyyyyyyy!

*****

Han transcurrido tres largos años y las heroínas de Céfiro continuaron con su vida por separado. No fue una decisión fácil, sólo fue algo que se dio por asuntos emocionales y sentimentales, para olvidar un lugar plagado de sueños rotos. Al principio las tres chicas se encontraban todos los días, salían, compartían, disfrutaban cualquier rato, todo parecía perfecto o pues en lo que se refería a las apariencias, ya que en interior la tristeza y un corazón roto las desmoronaba y destruía. La primera en alejarse fue Marina, para la guerrera del agua no era nada fácil fingir y sonreír en todo momento, estar junto a sus amigas y pretender que era la fuerte y la única que no se enamoró de nadie en Céfiro la hicieron un día tomar una decisión: Empezar una nueva vida. Cada vez que se iban a ver, sacaba miles y miles de excusas, cambio su número de celular, se empezó a meter en los asuntos del negocio de su padre, busco becas, formas para mantenerse ocupada y alejada de Lucy y Anais. Para la inocente del trió nunca le pareció sospechoso nada de esto, Lucy siempre la disculpaba y busca siempre el lado bueno de las cosas, con Anais no pasó lo mismo, ella desde siempre supo que Marina tenía su guardado, en más de una ocasión intento hablar con ella pero fue inútil, a la guerrera del viento le dolía ver como su amiga la evadía, como siempre tenía cosas más importante que llamar o verse con las que alguna vez dijo que eran sus hermanas. La siguiente en alejarse fue la más calmada del grupo, una vez Marina se fue de Tokio, Anais comenzó a darse cuenta que no podía seguir viviendo de recuerdos, se dio cuenta que uno de los principales motivos que la hacía seguir con las otras guerreras era porque ellas le hacían mantener vivo el recuerdo de Paris, cuando estaba con ellas se sentía un poquito feliz, sabía que era cierto, que lo había conocido, que se había enamorado. Desafortunadamente eso no bastaba, sus ilusiones y deseos nunca se hacían realidad, por más que lo anhelaba, lo pedía, lo suplicaba no volvía a Céfiro, no lo veía, no sabía absolutamente nada de él. Con todo el dolor una noche llamó a Lucy y le pidió que no la buscara porque necesitaba encontrarse con ella misma, saber quién era y que iba a hacer. Al ver la nueva situación Lucy no se rindió con o sin ellas volvería a Céfiro, sería difícil pero no imposible; esa mentalidad poco a poco fue desapareciendo, sus fuerzas y su entusiasmo se acabaron y todo volvió a lo que alguna vez fue...

La noche caía y una pelirroja llegaba a su casa luego de un día un pesado día en la escuela.

—¡Ya llegue! — gritó mientras cerraba la puerta.

Hikari corrió hasta ella.

—¡Hikari! — Lucy se arrodilló y empezó a acariciarlo y jugar con él.

—Hola Lucy — saludó Saturno —, en unos momento está la comida.

—Gracias — dijo mientras se dirigía a la cocina.

—Lucy hoy en la tarde mientras iba a comprar unas cosas me encontré con una amiga tuya — señaló volteándola a mirar.

—¿Enserio? ¿Con quién te encontraste?

Saturno lo pensó por un momento —creo que se llama Anais.

Los ojos de la pelirroja se abrieron como platos — ¿en... enserio? ¿Y qué... que te dijo?

—Me saludo y me preguntó, que como estaba.

Lucy bajó la mirada enseguida —ya veo y no te dijo nada de mí.

—Eso fue lo que me pareció extraño, hasta donde yo sé ustedes son amigas, de las mejores, ¿o no es así?

—Las cosas han cambiado mucho — dijo con tristeza.

Saturno se aproximó a su hermana y la abrazó — todo está bien, yo siempre voy a estar ahí para ti, no quiero que estés triste, estas son cosas que suelen suceder.

—Tienes razón. Yo solo espero que pueda algún día dejar de sentirme así, que llegue a perdonarlas y olvide todo esto.

*****

—Y en fin eso fue lo que paso — dijo Lulú —, aunque bueno ya no me duele tanto, creo que ya me resigné.

—Cuanto lo siento, de verdad que ustedes hacían una bonita pareja, mi mamá estaba muy feliz, me decía que ese era el tipo de hombre que yo debía conseguir.

—Sí, pero bueno no importa, creo que todo tiene que acabarse algún día — indicó sonriendo.

Anaís suspiró — eso es cierto.

—¿Sabes que hermana?, tú y yo deberíamos... no se salir un día, las dos estamos solteras, somos bonitas, ¿cuántos hombres no desearían tener una mujer como nosotras?

—Lulú como puedes decir eso, acabas de terminar con tu novio de cuatro años, se supone que estas triste.

—Ya te dije que me resigné Anaís, a veces no basta con amar para estar con esa persona.

La rubia bajó la mirada al escucharla.

—De que me sirve amarlo si él ya no quiere y no puede estar conmigo — Lulú la volteó a mirar.

—Eso no lo sé, yo jamás he estado enamorada — mintió mientras levantaba la mirada.

—Si como no — dijo acercándosele —, como si no supiera que hace como tres años conociste alguien que te dejó en las nubes.

—¿Cómo dices eso?

—Te escuché hablar con las que en ese momento eran tus súper amigas.

—Lucy y Marina...

—Sí, ellas mismas. Yo alguna vez las escuché decir que no tenías mal gusto, que el chico que te gustaba no era cualquier persona, que era guapo y que se le notaba que te quería.

Anaís desvió la mirada.

—Mi pregunta siempre fue... ¿Qué paso? ¿Si fueron algo?

—Eso ya no importa, como tú dijiste... fue hace tres años, ya nada es lo mismo, de él no sé nada y de ellas tampoco, así que mejor cambiemos de tema — señaló molesta.

Lulú la miró sorprendida, eran muy pocas las veces que su hermana reaccionaba de esa manera.

*****

Marina miraba por la ventana la gran ciudad, era una de sus últimas noches en Londres y no podía dormir, el pensar que regresaría con su familia y con todos sus seres queridos la emocionaba.

—Cuatro días y regresaré — dijo mientras miraba el reloj sobre la mesa. Ya estaba muy entrada la madrugada.

La peliazul se alejó de la ventana y se sentó en la cama.

......

Pero dinos Marina, ¿Por qué quieres irte?

Papá quiero viajar, necesito despejar mi mente, quiero ver que otras alternativas tengo en otro país.

Pero hija no te parece muy apresurado, ¿no sería mejor cuando termines la escuela? — señaló la Sra. Ryuuzaki.

No, por favor déjenme ir — le pidió.

Marina...

Cariño — el Sr. Ryuuzaki colocó su mano sobre la de su esposa —. Marina ya no es una niña, tú sabes que yo siempre he querido que ella viaje, que conozca nuevas cosas. Déjala ir además en Londres no va a estar sola, mi hermano con todo el gusto la recibirá.

La guerrera sonrió, por fin lo había conseguido, se iría, se alejaría de todos y de... ellas.

.....

Marina suspiró.

......

¿Por qué no quieres vernos? ¿Acaso tiene pensado irte sin despedirte? — preguntó Lucy aguantando las ganas de llorar.

Anaís la miró fijamente a los ojos.

Tengo muchas cosas que hacer, yo de verdad lo siento pero no puedo recibirlas en este momento — dijo con frialdad —. Las buscaré cuando sea el momento.

Marina... — Lucy se acercó tratando de entenderla.

Mira... este... mejor váyanse ya — les indicó dándoles la espalda.

¿Por qué?

¡Lucy! — Anaís la miró desaprobando con la cabeza —, vamos.

No Anaís, es que ella no puede hacernos esto.

Claro que puede, lo está haciendo. Por favor Lucy tú tienes que entender que a Marina ya no le importamos, ella quiere sacarnos de su vida.

La peliazul la miró por un momento analizando lo que había dicho.

Ella ya no es nuestra amiga.

Sera mejor que se vayan, sobre todo tú Anais — dijo molesta.

Creo que nunca te conocí, no sé quién eres, ni porque confié tanto en ti — indicó la rubia con rabia —. Así no se hacen las cosas Marina.

Lucy y Anaís dieron media vuelta y se dirigieron a la salida, pero antes de salir Anais se detuvo y la volteó a mirar — ojala nunca te arrepientas de esto ¡Se terminó nuestra amistad! ¡Para siempre!

......

Marina cerró sus ojos — jamás, jamás me voy a arrepentir, hice lo mejor — afirmó acostándose.

*****

La noche transcurría en relativa calma, la habitación estaba oscura solo había sobre la mesa de noche un objeto redondo que emitía una extraña luz, en la cama Lucy dormía plácidamente sin percatarse de nada.

—Latis — dijo entre dientes —, te necesito...

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Lucy abrió los ojos encontrándose junto a ella a la única persona que amaba con todas sus fuerzas, una sonrisa se dibujó en sus labios, estaba con él, por fin después de tantos intentos lo había conseguido.

—Latis mi amor te amo — le susurró al oído y luego le dio en beso en la mejilla esperando con eso despertarlo.

El ex pilar esperaba impaciente verlo abrir los ojos, pero al no ver respuesta volvió a hacer lo mismo sin encontrar resultados.

—Latis, deja de jugar y abre los ojos — dijo mientras se le acercaba.

De un momento a otro todo su alrededor se volvió oscuro, un vacío la invadió por completo, un terrible dolor hizo que quedara paralizada, todo en ella se estremeció, su amado espadachín no estaba dormido, no respiraba, no mostraba ninguna señal de vida.

—¡Latis! — exclamó mientras sus ojos se abrían hasta no poder. Lucy trataba de coordinar sus movimientos —no es que no puede ser — dijo antes de ahogarse entre lágrimas —.No me dejes... ¡por favor! — le pidió mientras se aferraba a él — ¡Latis! ¡Nooooooo!

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—¡No! Tú no Latis, no me dejes, no te mueras, ¡por favor! — exclamó levantándose de golpe y mirando a su alrededor — una pesadilla... fue sólo una pesadilla — dijo mientras se limpiaba el sudor de su frente — Latis... — la pelirroja tomó el medallón, el cual minutos antes había dejado de brillar — tengo miedo, mucho miedo...

La guerrera se levantó, todo le daba vueltas y esas imágenes no dejaban de pasar por mente. Jamás se perdonaría si a Latis le llegara a pasar algo, tenía que verlo, como fuera tenía que verlo. Una evidente ansiedad se apoderó de ella.

—Tengo que ir... Céfiro... ¿qué está pasando? — se preguntó cerrando sus ojos.

¡Lucyyyyy!

La pelirroja abrió sus ojos de par en par —¿L-Luz?

No puedo más... Lucy...

Lucy se dejó caer al piso —no puede ser... Anaís... Marina... yo las necesito... — cantidades y cantidades de lágrimas empezaron a caer por su rostro. Así permaneció largo tiempo hasta que se levantó y se acercó al escritorio donde busco algo con desesperó.

—¿Porque nada puede ser como antes? — se preguntó mientras sacaba un álbum —. Una muy pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al ver cada una de las fotos. En ellas aparecía junto a sus amigas, riéndose, feliz.

......

Pero no todo en Céfiro fue malo, conocimos personas increíbles — afirmó Lucy mientras se recostaba en la cama de Anaís.

Si eso es cierto — dijo Anaís mientras terminaba de escribir algo en el computador.

Muy buenos amigos, compañeros y... — Marina miró a sus amigas con picardía mientras le daba un sorbo a su limonada— amores.

Anaís se sonrojó ante el comentario y Lucy se tapó la cara con una almohada.

La peliazul soltó la carcajada, le encantaba burlarse de sus amigas, verlas así — ustedes sí que son bobas, como si les estuviera hablando de quien sabe qué. Si se enamoraron y no de cualquiera.

Si lo dices por Anaís, listo yo te apoyo — señaló quitándose la almohada.

Ay tan linda que eres, pero es que acaso Latis qué es... ¿Un arrastrado? ¿Un ladrón? ¿Un cobarde? ¿El más débil de todos? ¿La persona que nadie en todo Céfiro conoce? ¡Oh! verdad que era un estorbo, discúlpame Lucy es que no lo sabía, debió haber sido otro Latis el que yo conocí. Uno que era hermano de la única persona que fue capaz de dar la vida por la libertad de la persona que amaba, el que yo conocí era valiente, fuerte, era el espadachín más poderoso de Céfiro, era incluso cuñado de la Princesa Esmeralda y concuñado del novio de Anaís.

¡Marina!— la guerrera del viento se dio media vuelta —. Te pido el favor de que no digas esas cosas.

¿Que no diga qué? — le preguntó confundida.

Que Paris es mi novio, porque tú sabes que no es así — señaló bajando la mirada.

Si Marina, además bueno puede que lo que digas es cierto pero, ¿y que gano con eso? ¿Sabes cuantos km de distancia hay entre Céfiro y este mundo?

Muchos lo sé pero es mejor reconocer que conociste el amor a negarlo o a callar lo que sientes — dijo con evidente molestia.

Después de que la guerrera del agua habló guardaron silencio, era evidente que cada una tenía asuntos emocionales que resolver. Cada una tenía miles de razones para volver a ese mundo, muchas situaciones y cosas quedaron inconclusas, si no buscaban pronta solución a esto nunca podrían vivir en paz, siempre vivirán pensando en lo que pudo ser y no fue, en los quizás o tal vez.

Lucy abrió los ojos y volteó a mirar a sus amigas decidida — chicas... sé qué hace más de un año volvimos de Céfiro y que en varias ocasiones hemos dicho que queremos volver, hemos ido a la torre de Tokio y hemos hecho todo para regresar sin conseguirlo, pero... tal vez esto pase porque no nos sentimos preparadas, lo deseamos, pero en el fondo tenemos miedo de lo que podamos encontrar ahora que Céfiro está en paz, ahora no hay ninguna razón para pelear, si vamos podemos conocer y compartir más con cosas con todos los que viven allí y eso nos preocupa.

Sácame a mí de eso Lucy — le pidió Marina —, yo no tengo razones para temer, soy la única que no tiene ninguna situación que resolver.

Anaís fijó su mirada en la de ella esperando creer o más bien descifrar algo en ella.

Marina, ¿jamás sentiste nada especial por Ascot?

Claro que sí, lo quiero mucho, Ascot es una persona demasiado especial para mí.

No me refiero a eso. Lo que yo quiero saber es ¿lo amas?

La peliazul suspiró —¿amar? claro que no cómo crees, ese sentimiento no lo conocí en Céfiro.

Que lastima, Ascot es un chico muy guapo.

Puede que sea verdad pero no tiene lo que yo busco en un hombre — dijo mientras sonreía.

Pero Lucy porque dices eso, ¿según tu forma de ver las cosas crees que alguna vez volvamos a Céfiro?

La pelirroja volteó a mirar Anaís— ¡ah! pues si no lo propones claro que sí, pero para eso debemos estar unidas.

No creo que sea muy difícil de lograr eso, yo las quiero mucho a ustedes, de verdad que le agradezco a la Princesa Esmeralda que me haya escogido a mí como guerrera mágica, porque las conocí — afirmó Marina con seguridad.

Sí, Marina tiene razón, me siento muy afortunada de contar con ustedes dos — señaló mientras las volteaba a mirar.

Lucy sonrió, el tener a sus dos amigas con ella le daba fuerza para seguir, teniendo el apoyo de Marina y Anais sentía que lograría conseguir su sueño: Volver a Céfiro donde estaba la única persona que sería capaz de amar toda la vida.

......

La pelirroja se sentó en su cama, le parecía increíble ver como todas las promesas y deseos se habían esfumado en tan poco tiempo, porque fue así, cuatro meses después de esa charla esa amistad tan sólida y difícil de romper. Se acabó.

Continuará...



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