Takafumi es mío
Sé que acostumbro a dejarles mis comentarios al final pero quería agradecerles a todos por seguir leyendo, comentando y votando la historia. Las clases están por terminar y podré reanudar todas las historias de la TRIFECTA, así como actualizar dos o tres veces por semana, gracias por su paciencia:)
" Cuando salió de ese departamento, rompió a llorar. El alfa quien le había prometido hasta la luna lo había traicionado y no solo eso, había ensuciado su cama donde él dormía, el lugar donde comía y estaba seguro que también donde se bañaba. Su "hogar" tenía un aroma ajeno, un olor que odiaría hasta su muerte.
— Está bien, estaremos bien — dijo, hablándole a su omega interior. — Podemos con esto.
Pasó un rato más hasta que se levanto del pasillo y le dirigió una última mirada a ese lugar. procuró no voltear atrás, procuró contarle a sus más allegados para que lo cubrieran hasta que pudiera encontrar un nuevo trabajo, un nuevo hogar, una nueva vida. El corazón del omega sangraba, sí, pero su lobo nunca lloró. Él fue el que le indicó la ciudad que deberían intentar comenzar desde cero. Y así fue, dos meses después llegó a dicha ciudad con el empleo que Isaka le había ofrecido, lejos del dolor."
.
.
.
Yokozawa gruñó molesto, sabía que al aceptarlo como su alfa, aunque fuera el único que lo supera por el momento, tanto él como su omega pedían más por parte del mayor. Ahora, después de pasar todo ese tiempo entre sus brazos, lo único que había ocasionado era una horrible necesidad de su presencia. Hace no más de diez minutos que el castaño se había separado de su pobre cuerpo adolorido para atender la puerta. "Se está tardando" pensó mientras se removía del sillón para hallar una posición más cómoda.
El aroma agrío del alfa fue algo que lo alertó y lo que le puso los bellos de punta fue escucharlo rugir. Nunca había presenciado una pelea entre alfas, sí había escuchado de ellas pero jamás presenció una. Se rumoraba que en tales encuentros ambos sujetos se vuelven sumamente salvajes a tal grado de cambiar su forma humana por la de su lobo, en pocas palabras, una carnicería.
Sabía que Kirishima podía llegar a cambiar de forma si Hiyo estuviera en peligro o incluso él, una situación que lo ameritara en verdad ya que Yokozawa se mofaba con el pensamiento de que una de las mejores cualidades de editor era su control emocional. Así que, ¿qué estaba sucediendo en realidad? dio un brinco cuando el aroma se intensificó a tal punto de calar en la nariz. Buscó con la mirada algo más con que cubrirse a pesar de saber que no encontraría nada en realidad, por el momento solo contaba con la camisa de vestir de su pareja y nada más.
Se levantó del cómodo sillón y al paso más rápido que le permitió las piernas y cadera se desplazó a su habitación. Un jadeo al igual que un estremecimiento por el aroma que, indudablemente, olía a sexo y a celo. De su ropero rápidamente buscó algo que lo cubriera de la cintura para abajo, a media tarea un estruendoso sonido hizo hueco por todo el departamento.
— ¡¿Qué mierda?! — susurró.
[MINUTOS ANTES]
Kirishima podía sentir los afilados dientes de su lobo en su boca, así como unas garras crecientes en sus dedos y no era como si pudiera evitarlo.
— Largo — habló, con aquella voz gruesa y autoritaria: la voz de un alfa de rango superior. — No tienes nada que hacer aquí.
Por el contrario, el azabache rechinó los dientes. Era obvio su inferioridad como alfa, pero no por eso iba a permitir que lo hicieran aún lado. Era bastante doloroso el echo de verle el torso al castaño, cubierto de rasguños y chupetones; era demasiado difícil saber que el omega que alguna vez lo amó, se entregara a otros brazos que no fueran los suyos. Sí, era demasiado difícil.
— Exijo ver a Takaf-
Un puño se estrechó en su mejilla, tambaleando su equilibro que, si no fuera por el marco de la puerta, su culo se hubiera estrellado con el suelo. Los ojos de Kirishima, así como sus rasgos, no tenían que ver con ese hombre sereno; ahora, todo de él gritaba peligro. Su aroma agrio, su aura, su postura... el alfa no estaba para juegos.
— Última vez que lo llamas así, perdiste el derecho de hacerlo. Mi paciencia con respecto a la intrusión a nuestra intimidad es nula en estas fechas, Takano. Estoy terminado mi celo y sabes como se vuelve un alfa — esto último fue un intento por hacerle entender la situación, su omega estaba más que bien, no había nada de qué preocuparse.
Takano soltó un rugido a modo de desesperación, ¡claro que sabía como se ponía un alfa! Pero a la mierda. A la mierda todo, su corazón le dolía, también su cabeza. Quería verlo, saber y ver con sus propios ojos que ese hombre pudo entregarse a otros brazos, a otros labios. Que acepto pasar con alguien un celo ajeno, a pesar de que fueron pocas las veces que paso un celo de él así como lo hizo con Kirishima.
La idea... esa idea lo mataba. Sí, a la mierda todo.
Takano no pensaba cuando le lanzó un puñetazo al contrario mientras que, con ayuda de su cuerpo, se abría camino por el departamento empujando al editor. El olor de Yokozawa estaba en todo el departamento, naturalmente, él vivía ahí; pero no pudo omitir un rugir al percibir el ajeno, tan mezclados que parecían uno.
Solo dio dos zancadas antes que lo tomaran por el cuello, en una especie de abrazo violento donde Kirishiama lo apresaba en su pecho en busca de detener su intrusión. Takano intentó zafarse pero era difícil si lo había tomado de espaldas, la presión en su cuello aumentó en modo de advertencia para que dejara de zangolotearse.
— Detente si no quieres que te rompa una pierna porque puedo hacerlo — la voz de Kirishima era dura, afilada y gélida que si pudiera lo hubiera matado en ese mismo momento.
"A la mierda, mierda, mierda, mierda, mierda."
Lo siguiente que pasó fue muy rápido, en un movimiento rápido intentó darle un codazo en el abdomen para zafarse, no obstante y como si el mayor leyera sus movimientos, este le dobló un brazo hasta que se quejó del dolor. Después de eso se estampó en el suelo, con el brazo mallugado se giró para protegerse y disminuir su vulnerabilidad aunque cualquier nuevo ataque pero para su sorpresa la atención de Kirishima ya no estaba puesta en él.
El ojimiel buscaba minuciosamente en cada rincón de la pequeña sala, un suspiro cargado de alivio salió de él al ver que su amado no se encontraba ahí.
— ¡Uhgh! — Takano había acertado una patada en la espinilla* izquierda. Había cometido un gran error, perder de vista al enemigo. Espero un ataque seguido pero nunca llegó.
Su vista captó rápidamente a Yokozawa haciéndole una llave al azabache, inmovilizando todo su cuerpo en el suelo. Estaba a punto hablar cuando el omega escupió palabras dirigidas a la pobre alma causante de su ira.
— ¿Qué putas haces aquí, Takano? — su voz era una octavas más graves, eso estremeció a ambos hombres. A uno porque era la primera que la escuchaba y se encontraba fascinado, el segundo porque estaba en serios problemas.
Para la sorpresa de Kirishima el azabache no renegó, se quedó callado y eso le hizo preguntarse la razón, aunque lo intuía por la escena. Yokozawa no era un omega común y corriente, eso lo sabía desde un principio pero ahora, con un oso enojado y salvaje (literalmente) le daba a entender que fácilmente se podía dar el lujo de ponerse al tú por tú con un alfa. Tal vez el mismísimo vendedor podía darle la paliza que se merecía.
El editor no se movió, ya no era necesario defender lo que se podía defender solo. Ahora, muy a su pesar, era un asunto de ellos y mantendría distancia, sabía de antemano que Yokozawa quería encargarse del asunto aunque sería un espectador atento y alerta por cualquier cosa. La nueva faceta de su amante lo tenía encantado y quería observar todo lo posible.
— ¡Habla, carajo! — bramó furioso. — ¿En qué estabas pensando al presentarte en mi casa, profanarla aún sabiendo que no eras bienvenido y como si fuera poco, golpear el Kirishima, eh? ¿Quién te crees tú?
— Yo quería hablar contigo — se defendió el alfa.
— Te lo dije, ya no hay nada de que hablar. No me importa como se dieron las cosas, te revolcaste con alguien más, no me respetaste. Las excusas no importan, no cambian lo hechos.
— Dios, duele. Suéltame joder — el editor se zalgoloteó buscando librase, sin embargo el omega no aflojó el agarre.
— Vete de mi casa, es suficientemente malo con saber que te metiste a la fuerza.
Unos momentos más y Yokozawa lo soltó, se mantuvo neutro en su expresión hasta que irguió y cuando ambos estuvieron cara a cara, una tensión pesada se instaló en todo el lugar. Una guerra de miradas en combinación con un mar de emociones: rabia, adrenalina, dolor, fastidio, entre otras duraron unos buenos minutos y sin decir nada, Takano giró sobre sus talones y salió del departamento.
Yokozawa miró a Kirishima, ya no había rastros de ese rostro enojado ni mucho menos de ese aroma agrío, simplemente camino hacía él y ambos se abrazaron. Ambos metidos en sus propios pensamientos, intentando reanudar el ambiente tan cálido, meloso, cómodo e íntimo que inevitablemente se había perdido.
[...]
— Sabes, Takano debería venir a comportarse como todo un idiota más seguido si me vas a recompensar con un lindo baño — bromeó. — Auch.
— Es lo que que te mereces por tus tondo comentarios.
Yokozawa reanudó sus movimientos circulares en la cabellera de Kirishima. A modo de paso por el golpe y la molestia, el oso se ofreció a darle un baño en el modo más inocente de la palabra a lo que el editor aceptó inmediatamente. Por esa razón, ambos hombres estaban situados dentro de la tina con agua caliente, sales aromáticas con olores frescos. Su espinilla estaba bien pero estaba seguro que un buen moretón le diría hola temprano por la mañana.
— Gracias.
— ¿Por qué? — cuestionó el alfa.
— Por tratar de evitar que entrara, sería de muy mal gusto que me viera en la situación más vergonzosa posible de mi vida — como lo vía Yokozawa, no pudo ser más certero en su decisión de buscar más ropa para ir a ver lo que pasaba. Tal vez Kirishima hubiera perdido el control y un verdadero caos se armaría.
— Era necesario, no me agradezcas. Yo te cuidaré y protegeré en lo que me dejes, ya no vagarás solo por el mundo porque me tiene a mí, alguien al quien tienes totalmente atolondrado.
El omega no pudo reprimir la sonrisa que adoro de manera gloriosa su rostro, palabras simples pero sinceras. Palabras que llevaba esperando desde hace mucho tiempo, cuando su interés por el amor surgió y quiso buscarlo. Estaba agradecido con los dioses por haberle permitido encontrar a su pareja destinada, daría todo de sí por mantener a salvo ese amor.
— ¿Mañana llevaremos a Hiyo al centro comercial?
— Sí, le mandé un mensaje en la tarde y me dijo que quería que le comprara algunas cosas, también le comenté si quería que vinieras y me dijo que eso ya no se preguntaba. Incluso, me dijo que ella creía que ya estabas incluido en los planes.
— Ya veo...
Tales palabras fueron directo a lo más profundo de su ser, se sentía bien, muy, muy bien. Kirishima quería girase y apreciar las facciones de su amado pero rompería el momento, así que optó por mantenerse en la misma posición y gozar de las caricias de su amante. Su familia poco a poco estaba tomando fuerza, no veía el día en que le dijeran a Hiyo, en el que ambos buscaran una casa, se casaran, recibieran a nuevos miembros de la familia, envejecer juntos y morir...
— Ella te aceptará como mi pareja, mi instinto de padre me lo dice.
— No me digas.
[...]
— ¡Oniicha, papá! — la pequeña corrió en cuanto los vio para abrazarlos a la par. — No sabía que ambos me recogerían, que feliz estoy. Abuela, ya me voy.
La cachorra se despidió de la omega mayor con una señal de mano, después los tres partieron al centro comercial. El día fue divertido, pasaron de tienda en tienda donde ambos, porque Yokozawa no pudo evitar gastar de su propio dinero para obsequiarle hermosas prendas, la consintieron a más no poder.
— Oniichan, ¿tú crees que el viernes y sábado puedas viajar con nosotros a visitar un templo fuera de la ciudad?
— ¿Fuera de la ciudad?
— Síp, es una tradición que tenemos mi papá y yo, es para dar gracias de que nací con bien y porque... — hizo una pequeña pausa, dudando si debería o no decir lo siguiente.
— Hiyo, ¿qué pasa? Sabes que puedes tenerme confianza.
Los ojos de la pequeña destellaron.
— Es que, allá está enterrada mamá. El viernes se cumple su aniversario de muerte.
La nueva información le calló como balde de agua helada a Yokozawa, sin duda no se esperaba tal noticia. Si fuera por otra razón no había problema, aceptaría sin consultárselo a Kirishima para hacerlo después, sin embargo, esto era diferente. Después de sus casi siete meses manteniendo una relación amorosa con el alfa, era muy poca la información que tenía de su pareja anterior, Sakura. No estaba seguro si era debido ir.
— ¿Oniichan? — demandó atención nuevamente la pequeña.
— Veamos, ¿qué tal si le preguntamos a tu padre de esto primero?
La pequeña soltó un breve carcajada y le dirigió una mirada a su padre que, a lo lejos, estaba comprando comida para los tres en un puesto deambulante no muy lejos donde se encontraban.
— Él fue el quien me lo propuso, oniichan. A mí me parece una buena idea que conozcas a mi madre, sé que estará muy feliz de saber que la persona más importante para mi papá y para mí va a visitarla.
Yokozawa tardó mucho en reaccionar ante esas palabras, "la persona más importante para mi papá y para mí", ¿a caso Hiyo se había dado cuenta de ese interés/importancia que su padre le daba? Su mente era un hermoso desastre, pero al final de cuentas desastre.
— Hiyo...
— ¿Quién tiene hambre? — Kirishima se anunció con tres canastos de comida.
*Espinilla: Se los daré a mi manera, es la parte que esta debajo de la rodilla y que se une con el hueso del pie xD!, esta es parte aquí, en mi país México, la llaman como espinilla.
Espero que lo hayan disfrutado, lamento sí hay un falta de ortografía, no me di la tarea de dejar descansar el texto y volverlo a revisar porque quería sacarlo ya.
SIGUIENTE ACTUALIZACIÓN: La razón del por qué te amo.
Nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top