Mi omega
Ojalá Yokozawa pudiera pensar en algo más que el hecho de ser penetrado de manera insistente encima de la mesa donde ya había compartido varias comidas con aquel alfa. El sonido seco que producía el choque de sus cuerpos en combinación con los jadeos, creaban un ambiente sumamente apasionado, salvaje y erótico... Ahora estaba seguro que el alfa había entrado de manera definitiva en su celo pues podía percibir lo densas que se habían vuelto sus fermonas, marcándolo con su aroma. Yokozawa tenía su olor en toda su piel, su gemidos, sus gimoteos de placer eran únicamente para ese castaño que le dedicaba toda su atención en ese momento, ese hombre que le encantaba el hecho que él perdiera la cabeza.
La mesa se movía con brusquedad provocando pequeños rechinidos que coincidían con las fuertes estocadas de Kirishima y, como lo había pensado, nada se comparaba a esto: a compartir por primera vez el celo de su novio. Kirishima sin duda era bueno, bastante bueno en realidad. " Agh... a-ah...ah..." por mucha vergüenza que sentía, su voz salía de su garganta de modo agudo causando que el castaño le respondiera con gruñidos, sin embargo algo en él le indicaba que debía intentar callarse y no podía culpar tal sentimiento, era propio de él resistir a toda costa caer en picada ante las sensaciones que le nublaban el juicio, ante su propia excitación pero esta vez era diferente. Lo sabía, no quería reprimirse en lo absoluto.
Los ojos en llamas de mayor habían despertado ese lado que no sabía que podía llegar a tener, un lado que solo le permitiría ver a Kirishima. Sintió una leve mordida en su hombro que le arrebató un jadeo que abrió paso a un gemido profundo, lleno de placer por esa estocada profunda, el peliazul estaba siendo tratado de manera brusca lo que lo encendía más de lo que le gustaría aceptar pero no se quejaba, no, claro que no. El alfa era toda una bestia, Yokozawa sentía como sus paredes lo absorbían con fuerza, intentando evitar que la intrusión abandonase esa área.
--- Mhg... Takafumi, levanta tu pierna y... colócala en mi hombro.
La voz jadeante del editor se oía distante, encontrando fuerzas de su débil cuerpo abrió los ojos para toparse con un rostro totalmente concentrado en su suyo, cubierto levemente de sudor y con algunos mechones de su cabello esparcidos de manera descuidada por toda su frente, desvió la vista inmediatamente pues estaba seguro que si seguía con aquella imagen se correría y la dirigió al hombro de aquel hombre y se dio cuenta que su dorso estaba desnudo. De manera involuntaria su pierna se elevó, la cual fue tomada por la mano ajena y puesta en el sitio indicado de manera casi desesperada.
--- ¡Ah-a...! --- Kirishima había entrado una vez más en él con fuerza, apoyándose en su pierna para tener equilibrio y ser más preciso. Yokozawa empezó a sentir que su cuerpo se derretía de adentro hacia fuera de manera deliciosa y como si fuera poco otra oleada de ese olor llegó a él mareándolo y dejándolo, de ser posible, aún más sensible.
En cambio, Kirishima no podía quejarse de la hermosa vista que su omega le regalaba, ¡Dios! con cada segundo que se deleitaba con esta podía sentir su pene más duro. Guió una de sus manos a un pezón para jugar un poco más con él, sabía que era uno de los puntos débiles del vendedor, ese hombre era demasiado sensible lo cual le encantaba. Le encantaba ver cada una de las facciones que este realizaba, ver esa exquisita boca jadear y emitir esa música que lo enloquecía; sus mejillas se encontraban en tonalidades carmín dándole aires de ternura.
Al principio, su testarudo oso había protestado por ser atacado en la entrada, justo después de haber cerrado y asegurado la puerta, ¡no podía aguantar ni un minuto más! Lo desvistió de forma lenta para crear un ambiente pasional con ayuda de besos donde ponía todo de sí para que Yokozawa perdiera la cabeza, caricias y palabras melosas y, como imagino durante todo el viaje hacía su departamento, lo tomó en la mesa. Deseaba tocarlo, besarlo, penetrarlo, amarlo. Lo necesitaba más que nada y su corazón se regocijó de jubilo al saber que aceptaba pasar su celo con él y no ser rechazado.
Gruñó al sentir que el menor lo apretaba de manera gloriosa, sabía que su amado se correría en cualquier instante y deseaba ver como se estremecía, como su cara de orgasmo le causaba muchos sentimientos desbocados y, a su manera, encontraba cierto placer.
- No te corras aún, cariño~, aún no. Córrete conmigo, Takafumi. Vamos, amor.
Yokozawa, aunque quisiera, no pudo conjugar una frase coherente. Intentó pensar en otra cosa para aguantar pero no se la ponía para nada fácil: su cuerpo siendo victima de diversos estímulos, las estocadas certeras en su punto, el aroma... ¡Tenía que correrse sí o sí! Y al parecer el editor se dio cuenta que su petición no sería obedecida ya que en su mirada había, entre otras cosas, un reproche juguetón. Yokozawa esperaba la sensación de liberación y estremecimiento al sentir venirse pero en cambio sintió una mano caliente aferrarse a su miembro, impidiéndole aquella liberación.
- Eres un chico malo - jadeo el mayor acercando su rostro a su cuello para inhalar profundamente. - Por suerte gozo de todo mi celo para poder castigarte.
Saliendo de aquel lugar, Kirishima se encorvó aún más para poner su rostro a centímetros del menor y ahí estaba otra vez, ese ceño fruncido.
- Muérete.
El alfa sonrió de manera lasciva para proseguir a tomar aquellos labios que lo tenían hipnotizado. Su lengua rápidamente se abrió paso hasta dar con su objetivo y jugar, su oso sabía responderle y aún mejor, le seguía aquella danza. El choque de lenguas le resultaba tan emocionante, besarlo con su lengua era un placer que nunca, jamás, se cansaría.
Una vez más siguió profanando aquel cuerpo hasta que, en algún punto, no muy lejano, ambos se corrieron. Después de explotar, Yokozawa se desvaneció, enterrando sus uñas cortas en la espalda del castaño y enredando sus piernas en su cintura en busca de alivio. Pero tan pronto como el orgasmo abandonó lentamente su cuerpo se dio cuenta que aún estaban anudados, el mayor se había escondido una vez más en la curva de su cuello gruñendo con voz baja durante su orgasmo.
- ¿Kirishima? - cuestionó el omega al sentir en su interior palpitar el miembro del alfa.
- No es justo -alegó aún en su cuello. - No es justo que alguien más haya visto esta faceta tuya, ojalá yo hubiera sido el único - Yokozawa suspiró ante tal confesión, si le preguntaban su respuesta sería igual: ser el único que lo haya visto de esa manera, ser el único en perderse en sus brazos, en sus besos, en sus ojos pero la realidad era que otras personas habían llegado antes.
- Pero serás el último - susurró muy bajo.
kirishima se deslizó hasta el límite de su hombro, ladeó un poco la cabeza para poder observar a su pareja. kirishima no daba crédito a lo que estaba escuchando, prácticamente el peliazul le estaba diciendo que estarían juntos hasta el fin de sus vidas terrenales. Él claramente traía consigo ese pensamiento desde que sus miradas se cruzaron en esa sala de juntas pero saber que no era único le resultaba tan satisfactorio.
- Tú... - susurró el castaño, imitando al vendedor. - Haces que me ponga todo nervioso con tu simple presencia, ¿sabes? Y ahora me encuentro con que haces saltar mi corazón de alegría genuina con pocas palabras. No tienes remedio, Yokozawa. Me tienes en tus manos.
El omega lo observó por un largo tiempo, el mayor tampoco apartó la mirada.
"No eres el único que siente eso, idiota." pensó mientras recordó que todas sus extremidades estaban enredadas en el cuerpo del contrario, también se dio cuenta que el nudo había bajado y toda esa pasión había desaparecido para dar pasó a un momento tan íntimo sentimentalmente. El castaño sonrió con ternura al ver esa carita, quería volver a tomarlo, su cuerpo empezaba a arder pero no quería eso, no por el momento.
Aún en su interior, Kirishima lo alzó en sus brazos rápidamente para evitar una huida por parte de aquel hombre; el menor gimoteó de sorpresa y por inercia enredó sus blancas y masculinas piernas al rededor de la cintura del alfa para permitir mejor su unión corporal.
- ¡Pero que crees que haces, tonto! Bájame, te vas a lastimar.
- No te voy a bajar, ¿te apetece un baño?
- ¿Eh - El alfa había empezado a caminar en dirección a su cuarto de baño, dejando atrás la mesa junto con sus ropas. Al llegar abrió las llaves de la tina y casi de inmediato recargó a Yokozawa en la pared aún en su brazos para empezar a besarlo de manera hambrienta, intentando comerselo en el intento. El chapoteo de las lenguas le nublaba la mente a ambos, el omega sabía que en estas situaciones el castaño quería que solo pensara en él y vaya que lo conseguía, en su mente solo estaba Kirishima Zen, su pareja destinada, su hombre, su alfa.
- Uhmm... mgh.
La lengua caliente del editor era casi mágica, ¡cómo le encantaba ser besado por él! Yokozawa buscó más soporte enganchándose más a su espalda con sus brazos mientras esparcía caricias por toda esta. Así se mantuvieron, entre caricias y besos húmedos hasta que la tina estuvo llena. El castaño introdujo a su omega con cuidado una vez que salió de él.
Una vez adentro el mayor se tomó su tiempo para tallar esa hermosa piel con una esponja mientras le susurraba melosas palabras que salían desde su corazón y aunque no podía verle el rostro porque el oso se había negado a ceder en ese aspecto, podía darse cuenta de su evidente sonrojo que llegaba hasta las orejas. Todo esto lo estaba haciendo por el peliazul, para que se sintiera amado, para que le quedara claro que esto iba más allá de la calentura de su celo sino que entre todo, él lo amaba con su cuerpo.
- Sabes... - volvió a hablar después de besar una vez más su nuca, estremeciendo al omega. - me he dado cuenta que ninguna vez me has dicho que soy tu alfa así que, quiero oírlo. Vamos, Takafumi.
El nombrado gruñó en su lugar, en realidad era lo único que podía hacer. Esas malditas fermonas lo tenían bien atolondrado, se maldijo por ser tan débil.
- ¿Qué, ya te volviste tímido? - se burló.
- Cómo jodes.... cierra el pico... - bramó o mejor dicho, lo intentó. Su voz se escuchaba ahogada y suplicante.
- No tiene caso que te avergüences, ya he visto todo de ti pero esa actitud me gusta, así que no me quejó, después de todo es parte de tu encanto.
- ¡...! - Yokozawa no se esperaba que fuera víctima de burlas y mimos durante el celo, frunció su ceño y con todas sus fuerzas que le fue posible reunir intentó levantarse pero fue jalado a su lugar por una brazos que se aferraron a su cintura. - ¡Déjame! Me voy.
Kirishima soltó estruendas carcajadas por la reacción del omega. - No dejaré que te vayas, aceptaste pasar el celo conmigo o qué, ¿a caso lo olvidaste, hermoso?
"Hermoso..." Nadie lo había llamado de esa manera, él jamás se calificaría con esa palabra pero ahora que lo escuchaba de aquella boca su cuerpo vibraba de manera casi sublime. Su pareja lo encontraba hermoso, eso le daba la suficiente confianza como para creérselo.
- Solo cierra el pico.
- Vamos, no eres nada divertido. Me encanta decirte cuanto te amo y deseo, ¿tú también me amas y deseas?
Yokozawa se encogió ante la pregunta, ¿no era obvio? ¿No lo había demostrado hace unos minutos atrás? Su cuerpo era malditamente honesto, más de lo que quisiera. Un mano se posó en su barbilla obligándolo a girar su rostro y encontrarse con ese el cual había estado evitando desde que entraron a la bañera. Kirishima no iba a ceder esta vez, él quería una respuesta, lo sabía y su corazón gritaba por darsela.
- Contesta, Takafumi - ordeno.
- ... sí - lo había admitido de manera tan baja que temía que el castaño no lo hubiera escuchado pero no fue así, el contrario lo escuchó tan claro como el agua. Lo sabía por esa sonrisa llena de felicidad que le regalaba, casi parecía la sonrisa de un niño sino fuera por esos ojos, esos que eran de todo un hombre. Yokozawa se perdió una vez más en ese mar dorado y se animó a juntar sus labios iniciando una vez aquella pasión.
[...]
- ¡AH!... ¡ah...a!... ah~...
Yokozawa se aferró a las sábanas, se maldecía por decirle entre besos en la bañera un "tómame", si hubiera sabido que eso haría estallar a Kirishima hubiera mantenido la boca cerrada. Después de ser tomado en la misma bañera fue cargado hasta el sillón, y estuvieron ahí por un buen rato y cuando menos se lo espero estaban en su cama, parecía que su amante quería hacer todo un recorrido sexual por su departamento. Cuando se dio cuenta intento regañarle pero los gemidos no eran de mucha ayuda para demostrar su enojo.
Ahora él se penetraba con el gran miembro de su pareja, brincaba tan rápido como su cuerpo le permitía. Yokozawa no podía creer que se encontrara en posición tan vergonzosa pero no estaba en disposición de negarle nada al alfa.
- Ah~
Una de las manos del castaño lo masturbaban mientras que otra estaba ubicada en su cintura ayudándolo a levantarse, se sentía lleno, se sentía jodidamente bien. Para este punto, si algún extraño entrara a su departamento estaba seguro que el sujeto no sería capaz de diferenciar su aroma con el de Kirishima, ambos estaban mezclados entre los dos a más no poder que parecían uno solo.
Con cada embestida era capaz de escuchar los gruñidos del mayor, eso le indicaba que lo estaba haciendo bien. Que lo estaba satisfaciendo, realmente no sabía si sería capaz de soportar pero, para su sorpresa, Kirishima se tomaba pequeños descansos entre uno o dos orgasmos para recuperar fuerzas; en esos ratos Yokozawa volvía a ser victima de sonrojos a más no poder, ¡cómo le gustaba joderlo! Pero no era algo que pudiera realmente odiar el peliazul, siempre y cuando Kirishima pagara los platos rotos de sus jueguitos todo estaba bien.
El nudo estaba haciendo acto de presencia una vez más, el menor arqueó su espalda al sentirlo permitiéndole al alfa observar una muy buena vista. El cuerpo del oso era sensual y muy hermoso, verlo estremecerse le llenaba su pecho de orgullo, ahora ambos estaban cubiertos de sudor pero no sabía si tenía las fuerzas suficientes como para darse otro baño, ya era tarde y su celo había sido atendido de manera satisfactoria.
Cuando ambos se corrieron Yokozawa calló sobre su cuerpo, rendido. Se quedaron así hasta que sus respiraciones se normalizaron, mientras tanto zen acariciaba de manera amorosa su espalda y de vez en cuando besaba su hombro y cuello.
- Gracias - menciono el mayor.
- ¿Por qué?
- Por pasar el celo a mi lado, estuviste genial -Yokozawa no respondió, pero le dio a entender al editor que él igual con unas leves caricias en su brazo. - ¿Qué dices si mañana nos pasamos todo el día aquí, realmente no creo que puedas caminar y yo no pienso separarme de ti, eh?
No recibió respuesta, su amante se había quedado dormido en sus brazos, un sueño hecho realidad. Con sumo cuidado lo acostó a su lado y lo admiro por un buen rato dormir, sus gestos relajados eran todo un festín, se veía tan lindo aunque prefería esos gestos de molestia que solía hacer durante todo el día, quizás sí tenía gustos raros como le había dicho el oso en algunas ocasiones.
Las largas pestañas del vendedor solían hacerle competencia a esos ojos, no tardo mucho para caer rendido a lado de su amor.
[...]
Yasuda gruñó al ver las luces de la editorial apagadas, ¿tanto tiempo había durado en esa sala de juntas? No podía creer que el olor de ese omega estuviera en ese piso pero no solo su aroma sino también el aroma de ese alfa que los interrumpió. Eso significaba que ambos estaban en una relación, ahora entendía por qué él se había comportado de esa manera... pero no por eso le dejaba de gustar aquel hombre. Nadie o nada se le negaba, él no era de violar a la gente, eso era repugnante pero esa vez si instinto había hablado, él no.
Quizás se disculparía con él e intentaría algo o quizás... simplemente sería rechazado. Ante la idea si interés por el vendedor aumentó.
- Debe ser el destino el que nos unió, no has salido de mi cabeza. ¿Es acaso que eres mi destinado? - murmuró.
¿Los dioses se había apiadado de él mandándole otro destinado?
¡HE VUELTO! Después de todas esta semanas de ausencia regresé, al fin salí de vacaciones y pudo continuar con mis fanfics. Espero que les haya gustado.
El siguiente capítulo será muy meloso, ya saben como es Kirishima. Les informó que el primer capítulo de mi nuevo fanfic: "LA DECISIÓN DE KIRISHIMA" ya esta disponible en mi perfil por si gustan darle una oportunidad.
¡Nos leemos pronto!
Besos, abrazos, guiño, guiño.
P.D: No sé si gusten, pero puedo compartirles el link de la novela de Yokozawa Takafumi No Baai, yo la leí en un blog pero le he encontrado en una plataforma completa: los mini comics, especiales y todos los capítulos, ustedes deciden.
Enlace: https://lectortmo.com/library/novel/15116/Sekaiichi-Hatsukoi-Yokozawa-Takafumi-no-Baai
Copien y peguen en su ordenador.
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