CAPITULO 30

HERÓNIMO

Mi aliento se detiene.

La miro a los ojos y mi pulso se acelera, cuando del brazo llevada por su padre se posiciona en la alfombra.

Los invitados se ponen de pie, girando para ver la entrada de la novia.

Joder, con su sonrisa.

Porque es hermosa.

Perfecta.

Cálida.

Y mirando.

Únicamente...

A mí.

Nuestros ojos, siendo uno.

Y todas señales de nerviosismo se me han ido.

Jesús.

Por fin el día, después de mil negativas a mi propuestas de matrimonios de mi jodida chica, llegó.

Vangelis Helena Coppola, va ser mi mujer.

Mis ojos la recorren a medida que despacio y lentamente vestida de novia, camina hacia mí, entre lágrimas de emoción en sus bonitos ojos con Nicolás del brazo, por el espacio alfombrado de rojo y formado por las dos filas de sillas sentadas por el centenar de invitados.

Jadeo.

Su vestido de novia es hermoso y a medida que se acerca a mí, lo puedo apreciar mejor bajo las luces estratégicamente posicionadas en el jardín, para contrarrestar el ocaso.

Y dibujo una sonrisa en mis labios.

Una grande.

Y quiero reír a carcajadas en pleno altar, al ver bien su vestido.

Carajo.

Reír, pero de felicidad.

De mucha felicidad.

No lo podría, haber hecho mejor.

Oigan, no sería mi rayo, si no.

Su bonito vestido de novia, es el puro reflejo de todo lo que desee, amé y es mi chica de la playa desde que la vi por primera vez...

Raso blanco angelical y de diseño Greco con corte imperial, corto y con movimientos por sus lados con caída.

Porque, mi nena es mi diosa griega.

Su reforma tiene, partes de su vestido de estampas con flores.

Sip.

¿El horrible y que no hay ojo para verlo, de lo feo que es?

Ese mismo.

Como leyeron.

Rodeando esa tela estampada de flores con suavidad y fineza, su cintura y los suaves breteles con bordes del pecho de su corte Greco.

Y jodidamente, me gusta.

Y condenadamente, es caliente.

¿Dije, que es corto?

MUY CORTO.

Su pelo suelto y con ondas cae como una cascada color bronce sobre sus hombros. 

Flores naturales como adornos a un lado de sus cabellos, al igual que su ramo de novia y con su velo detrás, la hacen angelical.

Viene a mí con unas botitas de caña baja, taco aguja y acordonadas en blanco por delante, diseñado por Hollywood.

Muy moderno.

Como un ángel griego y sexy del Rock...

Me gusta.

Me posiciono más en mi lugar con mi traje de novio puesto.

Ya la corbata, no me ahoga.



Su bonita ceja se arquea divertida y pícara, al ver que noté las reformas de su vestido y una sonrisa enorme como orgullosa nace en mi rostro, sintiendo que mi corazón, se lanza de un latido.

Porque, mi rayo de sol.

Mi jodida cabrona.

Mi Vangelis.

Es la chica de la playa y una novia.

Toda en una y viniendo a mí, con su vestido.

La miro como si fuera la única chica de este mundo.

Porque lo es para mí.

La jodida cosa más hermosa que vi alguna vez.

Mi futura esposa.

YO

No podía, no evitar sonreír entre lágrimas y con cada paso que daba hacia Herónimo del brazo de mi padre.

Todo, estaba adornado maravillosamente.

Y bajo toda la linda decoración, Herónimo me esperaba en el altar.

De pie y con su traje de novio impecable y sexy en negro y blanco.

Su mirada lo decía todo.

Y sé, que quería estallar en risa al notarlo.

Porque en este vestido de novia reformado, se simplificaba él.

Cuando me vio por primera vez, lo que vivimos y lo que voy a ser para Herónimo Mon.

Su mujer.

- Hola, mi hermosa... - Me susurró bajo su sonrisa, cuando llegué a él.

Me tomó entre sus manos y entrelazó nuestros dedos, cuando mi padre me entregó con una palmada de cariño y sonriente a su hombro.

Las miré feliz juntas, entrelazadas y unidas.

Herónimo amaba ahora, llevarme de la mano a todos lados.

Ellas, encajaban perfecto y la ceremonia, comenzaba bajo las palabras del sacerdote.

Estas, fueron entrañables y afectuosas sobre el matrimonio y el amor.

De la unión de dos almas fundiéndose una para el resto de la vida, mientras Herónimo en mi anular y a lado de mi sortija de compromiso de flores, deslizaba una bonita alianza de oro.

De un vínculo de amalgama de adoración apasionada de dos personas que en las buenas y malas, nos juramos felices mientras era mi turno de poner en la suya otra gemela sortija.

- Acepto. - Exclamó Herónimo para tomarme como su esposa, después de la pregunta del ministro.

Sonreí ante el festejo fuera de lugar y ante todo el silencio, pero feliz, de Rodo con un puño al aire victorioso por su amigo haciendo reír a todos.

- Acepto. - Murmuré yo, después emocionada.

El sacerdote sonrío complacido y me señaló mirando a Hero.

- Puedes besar a la no....

Pero Hero no lo dejó terminar, porque comió mi boca de un beso, ganando la ovación y aplausos de todos los invitados.

Me sonrío entre mis labios, para luego trazar con su lengua el largo de mi labio inferior.

Abrí mi boca riendo y su lengua se deslizó y jugó con la mía con suavidad.

Nuestro primer beso como marido y mujer fue perfecto, frente a la mirada atónita del ministro y los silbidos con aplausos de todos.

Entrelazando ambas manos sobre su cuello, exclamé recibiendo todo de sus besos.

- Estamos dando un espectáculo... - Susurré, divertida.

Envolvió los suyos en mi cintura y me elevó por el aire riendo.

- A la mierda ellos ¡Voy a besar a mi mujer todo lo que quiera, maldita sea! - Y eché mi cabeza para atrás, riendo a carcajadas

HERÓNIMO

Jodido cielo, cuando reía a carcajada.

- Mi mujer... - Ronronee en su oído.

Volvió a reír.

- ¿Preparada, nena? - Solté.

Rayo de sol, me miró raro.

- ¿Para ser la señora Mon? - Preguntó.

Rodé mis ojos.

- Nahh...ya no tienes elección con eso ¿Si estas preparada para la fiesta? - Dije divertido, jalándola más sobre mi pecho y aún sostendiéndola en el aire, pese su barriguita con nuestras bebitas.

- ¡Sí! - Chilló feliz y su risa alegre volvió a nacer, provocando que acelerara más mi corazón sin control.

Dulce Jesús.

¿Amar más a esta mujer?

Imposible.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top