CAPITULO 15

HERÓNIMO

- ¿Y bien, qué te parece mi idea, corazón? - Me dice Hollywood, sentado del otro lado de mi mesa en mi oficina del Holding con una gran carpeta de diseño entre sus piernas cruzadas y sin dejar de bocetar zapatos con su grafito.

Lo miro.

Sus manos largas y finas de pianista, van y vienen haciendo trazos largos y delicados, sobre la hoja lisa blanca llenando en algunos lados con sombras y otros no, en unos lindos y suaves pies femeninos dibujados por el lápiz.

Y mi cabeza vuela.

Concéntrate, Mon.

Porque, tengo tres cosas en ella y haciendo trabajar mi cerebro horas extras.

Una, las hojas que tengo en mi manos con información investigada por Collins y su equipo de Theodoro Luis García.

En otra, la historia de Caldeo.

El niñito huérfano de origen africano, que rayo conoció en el Hospital.

Ayer lo visitó nuevamente, después que fuimos con ella y mi primo por una elección de muebles para la casona.

A la salida me volví con Hollywood, tenía que finiquitar con los árabes en la reunión y su compra de acero, mientras ella con Grands se dirigieron al Hospital.

Y mi nena, vino feliz de su regreso.

Los progresos eran favorables en el tratamiento del muchachito, siendo todo positivo y muy alentador.

Aunque todavía no habla, su demostraciones afectivas están progresando.

Y sonreí anoche, cuando dentro de su entusiasmo me contaba que bajo la aprobación de los médicos, también le dijeron sí, a llevar a un paseo didáctico a todos los niños con ayuda de Gladys y las otras nurses a un paseo por el Zoo de la ciudad.

Y la última, la idea de Hollywood.

La noticia de su desfile, trascendió las fronteras y diseñadores de varios continentes quieren estar a la par de su mega desfile de zapatos.

Ofreciendo sus mannequins y diseños de alta costura para su pasarela.

Con lo sucedido meses atrás del ataque de rayo por Amanda Adams, se postergó a nuevo aviso mi fiesta anual de la Summer Opening de las T8P.

¿La idea de Hollywood?

Hacer una synergy.

Juntar ambas potencias sociales.

Sería en un par de meses, mucho para organizar.

Pero, bajo la mano diestra en ese campo de Hollywood, es como decir pan comido.

Froto mis labios pensativo, sobre el respaldo de mi sillón.

- Pediré a Marcia, que te alcance las carpetas de la fiesta. - Digo. - Solo, tendrías que actualizar las caducidades.

Y Hollywood aplaude feliz.

- Déjalo en mis manos, querido. - Se pone de pie. - Mi personal pisará el país mañana en el aeropuerto con todo mi equipo material y cargamento, para empezar con la agenda programada ¡Será haute glamour et sensationnel! - Cierra exclamando, su gran cuaderno de bocetos. - ¡Au revoir, corazón! ¡Nos vemos, luego!

Cuando desaparece tras la puerta, bajo mi vista de vuelta a los dos restantes hojas que tengo entre mis manos.

Carajo.

No hay nada llamativo o que me alerte, de este Theo García.

El tipo está limpio de prontuarios más que media docenas de multas por mal estacionamiento o velocidad.

Mis ojos vagan a su vocación artística y desempeños.

Actor.

Teatro/comedia musicales/dramaturgas/y sensoriales.

Pediré a Collins la lista completa de su carrera artísticas y obras en las que participó.

Bien.

Unas horas más tardes con rayo en la Bugatti.

Y obviamente, Rata entre nosotros.

Seguido por Grands y Collins en el Jeep con un camión de la compañía de muebles, vamos por la carretera en dirección a la casona.

Ya conduciendo por la entrada interior de la casa, se puede distinguir de lejos que de su fachada que fueron retirados andamios, tablones y equipo de construcción.

El viejo amarillo de sus paredes, ahora es un blanco limpio y puro en los tonos de las paredes.

Y sonreí.

Porque, la casona estaba lista.

Y como me gusta a tiempo.

Solo la camioneta doble cabina negra de Elliot Hart, estaba estacionada afuera.

A nuestra espera.

Vangelis aplaudió emocionada al bajar del coche con el fenómeno de cuatros patas, mirando maravillada la terminación de la misma y su exterior.

Cerró sus ojos a los pies de las escaleras, ahora pintadas y lustradas que conducen a la puerta de entrada y respira profundo sonriendo.

Yo la entendí, porque yo también lo hice.

Aroma a hogar...

Se giró sobre sus pies y se lanzó a mis brazos, rodeando mi cuello y la abracé más contra mí.

- Nuestro hogar... - Murmuró y me besó.

Era el jodido cielo ver sus labios jugosos, cerrarse en los míos.

Gemí y agarré su cabello cuando me besó más fuerte.

- ¿No me dejarás, verdad? ¿Aunque sea un dolor de muela? - Dije, contra su linda boca.

Y sacudió su cabeza, riendo de esa forma tan suya.

- He sido tuya desde el momento que nos conocimos. - Aprieta sus brazos más alrededor mío. - Voy hacerte muy feliz, Herónimo Mon...

Beso su pelo revuelto y como siempre, recogido por ese "llego tarde" atravesado con mi pluma favorita.

Ya lo haces, rayo...ya lo haces...

Y la puerta se abre por Eliot Hart sonriente.

- ¡Bienvenidos a su casa, familia Mon! - Exclama, dejándolas abiertas de par en par, bajando las escaleras.

- Nena, él es Elliot Hart. Dueño de la empresa de bienes raíces y el encargado con su gente de la remodelación de la casona a tiempo. - Presento.

- ¿Qué tal? - Murmura Van, extendiendo su mano.

- ¡Que placer por fin conocerla, Mon solo habla de ti, señorita! - Exclama él sonriente, estrechándola.

Obvio viejo, es mi chica.

Después de un paseo por todo el interior de la casa guiados por él, explicando en detalle las reformas, el equipamiento de seguridad y como quedaron pintadas las diferentes habitaciones con colores elegidos por mi nena.

Abre con orgullo la puerta de la segunda habitación principal.

Para hacerla, Vangelis había decidido que en lugar de cinco habitaciones en la tercer planta, se disminuyan a cuatro bajando una pared y que esta cuarta, sea más grande.

¿Por qué, dicen?

Cuando Hart abre la puerta, todos exclamamos de asombro.

Inclusive Collins y Grands, detrás nuestros.

Ya que, es la habitación de las trillizas.

Nuestras hijitas.

Grande, muy espaciosa y sus paredes en rosa pastel con techo blanco.

En un lado de esta, las tres cunas grandes.

Rayo encargó dos más, iguales y blancas como la primera, con sus lindos llamadores de ángel de animalitos colgando en cada una.

Con todos los juguetes, peluches y hasta el triciclo que compré y estaban en su departamento melocotón prolijamante acomodados.

Vangelis, sonríe mientras acaricia cada cuna.

Vangelis, sonríe abrazando contra ella y con amor, un enorme peluche de perro en color marrón.

Vangelis, sonríe mientras con dos de sus dedos recorre la pequeña guarda de las paredes rosas con motivos infantiles.

Y no puedo no evitar con Rata a mi lado observándola, que mi pecho se llene de emoción cuando la veo.

Porque lo que siempre desee, lo único que quise en mi vida y me negaron, Dios me dio una segunda oportunidad.

Una segunda y hermosa, oportunidad.

Mi Vangelis sigue sonriendo, mientras mira través de la gran ventana de marcos blancos, la vista que tendrán nuestras hijas desde su habitación cada día y a medida que crezcan en cada años de sus vidas hasta que sea adolescentes mayores y se hagan camino solas.

Un momento, retrocede Mon.

Ni una mierda.

Que nuestro escritor raro, borre esta última parte.

Mis nenitas se quedan con papi hasta los cuarenta.

Punto.

Bajamos para comenzar con la descarga de los muebles a estrenar.

Pasar la mudanza con ellos y con rayo, fue una locura.

Seis hombres de la compañía de muebles con Grands y Collins ayudando y a la cabeza, mi nena.

¿Dirigiendo el operativo?

Hermosa locura.

Jamás, me reí tanto y con toda mis fuerzas.

No podía hacer mucho con mi brazo enyesado y aunque soy muy buenos dando órdenes, disfruté delegarla y solo observar como mi nena con barriguita, iba y venía por las habitaciones con Rata detrás de ella y sus siempre colita alegre, seguida por los hombres con muebles en mano siguiendo sus dulces, graciosas y torpes decisiones en donde poner cada mueble.

Y cuando al fin se decidía, buscaba mi aprobación con sus ojos lleno de satisfacción.

Nena, me llenas de vida y de felicidad.

Aunque pusieras la cama matrimonial en plena cocina, sería la puta gloria para mí...

Miro la hora en mi reloj casi finalizando, ya que es hora de que conozca otro lugar también para mí, maravilloso y muy importante.









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