CAPITULO 90


YO

- ¡Dios! - Exclama Mel, al ver mi cara al asomarme a su box bien llegué a la mañana. - ¡Juro que nadie me detendrá! Patearé tanto su trasero perfecto, que haré tantos magullones de el que los cráteres de la luna serán bonitos. - Se pone de pie, con intenciones de ir en busca de Hero a su piso.

Entre risas, la detengo abrazando su cintura.

- ¡No, Mel! - Se paraliza. - No hagas eso, que no me hizo nada.

Me mira.

- ¿Y por qué vienes a mí, con esa cara de perrito abandonado? - Me abraza. - ¿Qué ocurre, cariño?

Resoplo entrando a su box y al ver su barra de cereal a medio comer sobre su escritorio, abro más su envoltura y empiezo a engullirlo, mientras ojeo la carpeta de tareas que preparó para mí. 

- Es, porque viaja mañana...

- Carajo... - Susurra, tomando asiento de forma pesada otra vez y sacándome su barra cereal de mi mano, para dar un mordisco también y me lo devuelve. - ...esta basura es muy ligth y baja en grasa, para un momento como este... - Me dice, señalándolo.

- Un chocolate... - Mi boca babea en solo pensar comiendo uno.

- Sip. Ese sería un buen caso y el de los tamaños grandes. - Tira su frondosos rulos hacia atrás. - ¿Él te lo dijo?

Asiento a medias.

- Cuando estábamos desayunando esta mañana, Collins apareció con la noticia de que estaba todo listo y su avión para salir.

- ¿Y Herónimo?

- Casi se lo come vivo al ver mi cara triste y no ser más sutil.

Ríe.

HERÓNIMO

Después de ese dulce despertar.

Cortesía de mi rayo de sol.

La mañana transcurrió tranquila.

Un par de reuniones en el Holding.

Vídeo conferencia con mi T8P Japón y más tarde, otra con un almuerzo en un elegante restaurant con potenciales clientes de México.

Solo una vez, crucé a Van en la mañana y fue por casualidad.

Ya que, yo no salgo de mi piso 30 si no es necesario y en este caso.

La necesidad de mi presencia, ante una llamada del capataz del proyecto del techo del sector Sudoeste, del hall principal a cargo de la arquitecta.

Mientras esperaba mi aprobación de los nuevos lectores de seguridad y me explicaba la nueva iluminación señalándolo con su brazo extendido, vi a mi nena pasar por uno de los vallados de seguridad en dirección a la cantina con Mel.

No pude dar un paso más que mis manos empezaban a sudarme y esa estúpida como maravillosa sensación, empezó a consumirme.

Solo negué con mi cabeza y sonreí tratando de alejar mi nerviosismo innecesario por tenerla cerca.

Jesús Mon, estás hecho un marica.

Intercambiamos miradas y solo se limitó a sonreírme como saludar con su mano, mientras abría la puerta de la cantina.

Yo hice lo mismo desde mi distancia.

Cuando aprobé todas las reformas chequeando los planos finales por última vez, Van salió bebiendo de una pajilla un gran vaso de licuado color rosa y Mel con otro.

Y una gran bolsa de nachos y...

¿Chocolates?

Acomodo mis lentes y por acto reflejo, miro la hora de mi reloj.

Arqueo una ceja.

No son ni la 9AM ¿y comiendo todo eso?

¿Y después del suculento desayuno de Marcello temprano en el Pen?

Rayo se mete lo juro, como siete de ellos en la boca caminando, cuando Mel los abre y los mastica tan despacio que apostaría mi trasero a que lo hace para disfrutar su sabor.

Ahogo una risa.

Me saluda otra vez con Mel, al pasar en dirección a los ascensores.

Estoy a dos segundos de caminar los casi 20m de distancia que nos separan, saltar el vallado y besar esas mejillas llenas de nachos comiendo.

Pero, Rodo hace su acto de presencia.

- Oye, te estuve buscando. - Mira la dirección de mis ojos. - ¿Nachos y licuados?

- Y chocolate...- Agrego.

Frunce su nariz.

- Hasta a mí, me da asco a esta hora de la mañana y con esta fresca matinal.

Me encojo de hombros.

Rodrigo me mira y entrecierra los ojos sospechosamente.

- ¿En qué andarán nuestras mujeres?

- No tengo la más puta idea. - Respondo y recordando su presencia, me vuelvo a él caminado en dirección a mi ascensor privado. - ¿Qué pasa?

- ¿No quedamos en que íbamos a ver las reformas del nuevo sistema de software, del programa de la página principal de TINERCA? - Me dice.

Hice una mueca con mi boca evidenciando que lo había olvidado.

- Sí, vamos... - Digo, palmeando su hombro que camina al lado mío.

- Si serás come mierda, lo olvidaste cabrón.

- Lo siento, es el viaje... - Me justifico, mientras entramos al ascensor y toco el botón de mi piso.

Ríe a carcajada.

- Si serás puto. - Me dice, cruzando sus brazos. - Ese rostro de niño bonito que tienes, te cuelgan ojeras hasta las rodillas de tanto coger como conejo hermano. A mí, no me engañas...

Froto el puente de mi nariz para no reír.

- ¿Y bien? - Digo, recolocando mis lentes.

- ¿Y bien, qué? - Dice, saliendo del ascensor sin dejar de sonreír triunfante, porque no se lo negué.

- ¿Tu software, está listo?

Pone su mano en el pecho de forma ofendida, mientras caminamos hacia mi oficina.

Saluda a Marcia, con un guiño de ojo.

Ruedo mis ojos.

- Por supuesto ¿Por quién, me tomas? Trabajé todo el tiempo en él. - Me recrimina.

Pero qué, cretino.

Suelto una carcajada natural, importándome tres mierdas que todo mi piso, tengan el privilegio de escucharme por primera vez en años, con expresión de asombro por algunos de mis activos.

Y juro que otros de horror.

- Si serás cabrón, Rodo... - Río empujando a mi amigo y obligándolo a adelantar varios pasos por ello de forma divertida y a la vista de todos. - ...te pago y estás más en las redes sociales que en los informes ¿O crees que no me doy cuenta que cambias tus estados, como de calzoncillos?

Y Rodo soltó otra carcajada a juego con la mía en el medio de la recepción.

Esperó a que me acercara, para propinarme un golpe en uno de mis costados, lo cual pude evitar mientras abría la puerta de mi oficina.

Todos los activos de mi piso y algunos clientes esperando a ser atendidos, sentados en los sillones blancos de la recepción.

Miran atónitos y con sorpresa, nuestra interacción de amigos que muchos no tenían idea que existía, bromeando como adolescentes.

Sin una pizca.

De uno, ser el famoso rey del acero y el huraño jefe de los jefes.

Y el otro, el destacado ingeniero en sistema de TINERCA.

Solo somos Rodrigo y Herónimo.

Y solo, haciendo boludeces de amigos.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top