CAPITULO 83
HERÓNIMO
Ojeando fugazmente y por última vez las fotos y el informe de mi escritorio, sonrío con asco por mi conclusión.
A Gaspar le importa tres mierdas, el Círculo o pertenecer a él.
Siempre le gustó el poder.
¿Por qué entonces, no ser un Chacal?
Eso es fama, contactos importantes y mucho dinero fácil, al alcance de tu mano.
A él solo le importa el puto Círculo, porque es un acceso directo en un camino sin piedras y lo más importante, sin bajo la mirada de la justicia judicial para su venganza hacia mí, y que no se ensucie su legajo de buen comportamiento.
Muy inteligente, debo darle su crédito.
Es un lugar neutro y donde, todo vale.
Si llega a surgir un enfrentamiento de ambos y arriba de ese ring.
No habría jueza ni restricciones judiciales que se puedan interponer.
Y con solo un documento previo firmado por ambas partes para la pelea aceptando lo dice.
Si sales herido con una contusión que amenace tu vida o una muerte súbita por un golpe.
Nada lo impide.
Porque es lucha libre.
A excepción de amenaza o venganza personal por parte de ambos oponentes y los jueces, se dieran cuenta de ello.
Pero Gaspar es inteligente, no se delataría.
Y yo, tampoco...
- Herónimo debes evitar cruzarte bajo ningún pretexto con Gaspar. Él hará lo imposible para buscar un desafío contigo, dentro de un ring y eso se convertiría en campo neutral ¿Lo entiendes verdad? - Me dice Millers.
Froto mi nuca, cansado.
- Lo sé... - Gruño con mi mente pensando en rayo y Marleane.
El muy maldito quiere destruirme y sé, que su venganza va a pasar por arriba de ese ring y buscando mi muerte.
Es cuestión de solo tiempo.
Un puto tiempo que, comenzó a correr a partir de nuestro cruce en el parque con Vangelis.
Gaspar sabe, cómo sacar lo peor y toda la mierda en mí.
En nuestra adolescencia y previas a mis luchas clandestinas, el muy puto sabía cómo llegar con sus palabras de aliento a despertar mi lado oscuro.
Y él, no me teme como oponente.
Solo está esperando agazapado en su rincón el momento justo para hacerlo.
Y sabe que no voy a rechazarlo.
Solo tengo que evitar y postergar ese encuentro lo más posible.
Porque, es inevitable pese a las palabras de Millers.
No hay vuelta atrás.
- ¡Collins! - Ordeno, girando hacia él. - ¿El Impala I, ya está listo para salir?
- Sí, señor. En el aeropuerto. El capitán Dorian está presto con su tripulación, para salir a la hora Zulú estipulada con usted a primera hora.
- Bien. - Solo digo, mientras mi abogado y Collins pasan al siguiente tema a seguir con los papeleos y documentos de las T8P España y Alemania, ultimando los detalles.
Porque ellos viajarán conmigo.
YO
- ¿Y cómo la llevas? - Me pregunta Mel, tomando asiento frente mío en una de las mesas de la cantina, seguidos por Rodrigo y un Pulgarcito en otra mesa.
- ¿Con qué? - Abro mi ensalada. - Con respecto a mi Novio.No.Marido, lindo como exasperante o... - Señalo a Pulgarcito quien me saluda por ello, con una hamburguesa en mano y río. - ¿Mi niñero, tipo Rocallosa?
Mel ríe, mojando su salchicha en el kechup.
Le da un mordisco.
- En realidad entrarían dentro del combo ¿pero, cómo la llevas con su viaje?
Hago una mueca.
- Como si tuviera un alien en mi estómago... - Toco mi vientre por los nervios.
Mel me pone una expresión de tristeza.
- Awww... - Gime dulce.
Las del cuartel de víboras, pasan por nuestro lado a una velocidad sospechosamente lenta con bandejas en mano.
- No te preocupes Vangi, mi amigo lo hará por pocos días. - Me consuela Rodrigo, teniendo una sería lucha con su pedazo de media res de su plato.
- El jefe se va por semanas, querida... - Acota Marisel, deteniéndose en nuestra mesa y escuchar esto último de Rodo y como por efecto espejo, las otras dos que componen el cuartel, afirman con sus rostros extras maquillados.
- ¿No tienen nada mejor que hacer? - Les dice Mel, señalándolas peligrosamente con una salchicha con ultra salsa y aderezos en mano y sin un tenedor.
Retroceden un paso, las tres por igual.
- Melissa, solo informamos a Vangelis del tiempo de itinerario aproximado, que le lleva cada viaje. Estamos en TINERCA más tiempo que ella cariño y no lo sabe...
- ¿El exceso de maquillaje está atrofiando tu cerebro, cariño? - Retruca Mel con sarcasmo y acercando más la salchicha a ella. - Van vive con Herónimo y él, perfectamente le informa todo a ella... - Dice con toda la intención del mundo y lo consigue.
A las tres se le desencaja las mandíbulas por la noticia y la envidia.
Quiero decir que no es verdad y que es solo temporario, pero mi parte mala disfruta de sus caras.
Marisel se recupera rápido y chasquea su lengua, corriendo su pelo detrás de su hombro con un movimiento de mano.
- ¿Entonces, te habrá informado de lo que se comenta de sus viajes?
- Marisel... - Rodo hace acto de presencia con su voz y para sorpresa mía y de ustedes, con una grave como de advertencia a su alegre y divertida de siempre.
- ¿Qué? - Finge ingenuidad. - Dicen que sus viajes más constantes son a España, porque tiene una mujer esperando por él siempre ahí, como una Penélope Cruz por lo bella... - Se inclina, para susurrarme. - ...lo que me hace preguntar ¿Cómo harás para que mantenga su pene en su lugar, tan lejos y por semanas a un hombre así de caliente y tan demandante en lo sexual como dicen que es?
Y Rodo se pone de pie de golpe.
- ¡Marisel! ¡Cierra esa puta boca que Dios te dio y desaparece!
Se encoje de hombros, tomando más fuerte su bandeja en mano y con rostro inocente.
- Eso dicen, Rodo... - Me mira con ternura fingida. - ...pero no hagas caso cariño, me retracto. Como dije antes, son solo comentarios... - Palmea mi hombro antes de irse. - ...solo es leyenda urbana del sexy jefe de los jefes...
- Marisel vete de una vez o tendré que informar al jefe y hacerle saber, lo que está pasando. Y enterarse de tu información, es como despertar a Godzilla de una siesta. - Dice Rodo, tomando asiento otra vez, frotando con su pulgar la mandíbula y regalándole su mejor sonrisa.
Pulgarcito se pone de pie y yo niego con mi cabeza hacia él de que todo está bien, lo cual no pasa desapercibido a Marisel.
Nombrar las consecuencias por Rodrigo y súbita presencia de mi gigante niñero, la hizo entumecerse sobre su lugar y silenciarla.
Mordiendo su labio y limitándose a seguir camino.
Pero el daño ya estaba hecho.
- Amiga, eso es mentira. - Me dice Rodrigo, apoyando una mano sobre la mía, bien se van. - Te mentiría si te digo que no tuvo cogidas en otro país, pero recuerda que eran de turno...él no tiene ninguna Penélope Cruz y nunca la tuvo en ningún lado. Hero te ama, nena...
Las palabras de Rodrigo me sacaron de mi fantasía de odio y celos, que involucraban un cuchillo de carnicero que en lo posible estuviera muy oxidado, para la flamante Marisel.
- Lo sé, Rodo... - Suspiro.
- ¿Quieres que la agarre a la salida, amiga? ¿O en el baño? - Hace un golpe de puños con sus manos Mel, provocando que sonría. - Tú, las traes y solo déjamelas a mí, cariño. Muchos años acumulados de sus idioteces de esas barbies de plástico...
- ¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea! - Rodo exclama entusiasmado. - Y por favor, que tenga barro ¿si? ¿Y bikinis?
Si será, mierda.
Lo miro con odio.
Y se inclina y esconde detrás de Mel.
No puedo evitarlo, me hace reír.
Luego resoplo y miro a mis amigos suplicante.
- ¿Y que hay con eso de muchos días sin sexo y que mantenga su pene en su lugar?
- ¿Acabo de escuchar la palabra, sexo y pene? - Pregunta nuestro jefe detrás mío, con aire serio y divertido.
Rodrigo se atraganta con su bebida y el medio kilo de carne de vaca que tenía en su boca de la risa, escupiendo todo sobre la mesa.
Mel levanta su brazo para darle palmadas en su espalda un par de veces sin poder evitar, reír también.
Maldición.
Juro que Hero era una especie de híbrido anormal con algún extraño radar, que le decía exactamente, cuando aparecer y meterse en una conversación en la que no lo necesitaba.
- Hablamos de una revista médica. - Aclaro rápidamente.
Herónimo me arquea una ceja depositando un beso por sobre mi cabeza, tomando asiento a mi lado sin creerme nada.
Y me recorre con su mirada explícitamente.
Jesús, con esos lindos y raros ojos folladores.
HERÓNIMO
Entré a la cantina, bajo la mirada de asombro.
Para variar.
De todos mi activos.
Ruedo mis ojos.
Sí, si...soy yo, maldita sea.
Acostúmbrense.
Despaché a Millers y Collins, cuando se acercó la hora de almuerzo, porque no veía a Vangelis de temprano y nos separamos en el ascensor en su piso.
Y mi hambre de ella y el de estómago, clamaban por ir.
Y la palabra sexo y pene, me dan la bienvenida de su boquita.
¿Pero qué, mierda?
- ¿Revista médica? - Repito, después de hacer mi pedido de solo café al buffet.
Y rayo, arruga su nariz.
Bonita.
- ¿No comerás? - Solo me pregunta y cambiando de conversación, abriendo su bolsa de nachos y con ambas manos, los cruje sobre su ensalada mezclándolo.
¿Y eso?
Miro a Rodo.
- ¿Le estás enseñando tus mierdas raras de comer a rayo?
Se encoje de hombros divertido, masticando.
- Nop. Pero estoy anotando esa. - Mi mejor amigo, responde.
Y rayo de sol gime, cuando lo lleva a su boca de placer.
Mierda, es tan linda comiendo eso tan asqueroso.
- No culpes a Rodo, es rico. - Me dice toda enojona por reprenderlo.
- Lo siento. - Miento, acomodando mis lentes.
- No lo sientes. - Me reprocha.
Claro que tiene razón.
No lo siento.
Pero, tengo que fingir con un si y paso a paso, si quiero cumplir mi objetivo.
Que acceda a viajar conmigo.
Sigue actuando, Mon.
- ¡Claro, que lo siento! - Espeto, robando una salchicha a Mel, lo cual me odia por ello.
Le sonrío.
Y me sonríe, perdonándome.
Bien.
Vangelis, me rueda los ojos sin creerme.
¿No es hermosa?
- Si como no, Mon. - Prosigue rayo de sol. - Puedo decir que por tu tono de voz que realmente estás hecho pedazo por eso. La película de zombies que vi ayer con Marcello, tenía más sentimientos en sus gruñidos que tú...
Me trago una risa.
- ¿Sería más convincente, si bato mis pestañas? - Me inclino a ella, mostrando mis pestañitas amoroso. - Soy bueno en ello. Las mujeres, dicen que si... - Le susurro sexy.
- ¡Cerdo! - Exclama, haciéndonos reír a los tres.
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