HERÓNIMO

¿Me pueden decir, que mierda hice mal?

Seguí la puta recomendación de Rodo, porque tenía razón.

Aunque nunca dejó de ser mi fémina en el periodo que estuvimos de acuerdo en estar juntos y disfrutamos de una que otra mamada después, Amanda merecía y yo necesitaba, una conversación para dar un punto terminado entre nosotros.

Aún no tengo claro, que etiqueta ponerle a la relación que tengo con Vangelis bajo mis reglas vigentes.

Ruedo mis ojos.

¿A quién, quiero engañar?

Si mi nena, no me hace puto caso en nada y menos con las reglas.

Pero la amo malditamente y si quería que esto comenzara bien lejos de dudas y con las cosas claras, debía hablar con esta mujer.

Solo quería conversar con ella a solas, pero en mi oficina, no.

Sabía que Amanda podía jugarme sucio como lo hizo en la noche de la pelea y aunque hace un par de años dejamos la relación que teníamos de mutuo acuerdo, las mamadas continuaban.

¿Por qué, no?

Ya les dije.

¿Recuerdan?

Una mamada no se le niega a nadie si lo quiere.

Bien.

Y como lo predije, decirle que no a futuros encuentros y solamente un trato profesional le cayó como un balde de agua fría e intentó persuadirme, como solo ella lo sabe hacer.

Sip.

Adivinaron.

Con su lengua.

Y por eso decidí que lo mejor era que la charla se hiciera en público y eso, era en la cantina del Holding.

¿Y por qué, todo salió para el culo?

¿Por qué, me partió en dos su carita y de esa forma triste en que me miraba rayo de sol, cuando entramos a la cantina?

En sus ojos había destello de disgusto.

¿En serio?

He visto esa mirada en los ojos de mujeres antes, sin ir más lejos en la misma Amanda.

Pero nunca antes de haberlas desechado.

Interesante.

¿Si rayo era todo para mí y lo estaba haciendo por ella, entonces por qué esa mirada?

Y ni hablar de la de odio de Mel.

Jesús.

En serio, esa muchacha de Rodo da escalofríos cuando quiere.

Aunque morí de ganas de caminar en su dirección y unirme a ellas en su almuerzo tardío, esta conversación debía ser a solas para preservar a Van de ella.

Conozco a Amanda y ha hecho sin ningún derecho con mis otras cogidas de molestarlas y hacerlas pasar un mal rato porque a mí, no me importaba.

Ya que, Amanda desayunaba féminas mías todos los días, si se lo proponía con su vocabulario mordaz.

Pero Vangelis, aunque es una jodida cabrona, es dulce.

Mi nena, es ingenua.

No debía juntarlas, yo no podía arrimarme a ella con Amanda a mi lado.

Hasta que como un botón que detona mi cuerpo, sentí la combinación de dos cosas que rayo hizo y eran míos, solo míos.

Porque, yo no comparto.

Punto.

Dios santo.

Era su carcajada sincera, para luego su gemido.

¿Pero qué, demonios?

No pude evitarlo y me giré.

Y mi sangre hirvió.

Ella saboreaba su café con Mel y...Andrew, que era el nombre de ese activo mío.

Creo.

La furia bloqueó mi mente y no estoy muy seguro de su nombre, pero de lo que si estoy seguro era que ese rubiecito apuesto, estaba sentado a su lado.

¿Apuesto, dije?

Oh Dios...

Él de belleza tipo banda adolescente pop del momento, que miraba con otros ojos a mi rayo.

Y vi a Mel que parecía como si estuviera incentivándolo.

¿Incentivándolo?

¿A ese One Direction con mi chica?

Mi culo.

Ya no escuchaba lo que Amanda me decía.

Dios, que alguien calle a esta mujer.

Y mi mano, posó en mi pecho.

Porque mi sistema nervioso y mi angina de pecho, estaban por explotar.

- Ignórala... - Escuché a Amanda decir apretando mi brazo por encima de la mesa.

Rodé mis ojos al sentirlo y ni la miré cuando corrí mi brazo de su contacto, pero sé que le molestó.

Sé, que quería distraerme de mi rayo, de mi mujer.

Sip.

Lo leyeron bien.

Porque jodidamente lo era y verla hablar con él y darle como respuesta por lo que él le dice mordiendo su labio inferior tímida, me descompuso.

Niño Jesús.

Tengo que chupar esos labios, bien Amanda saque su culo de aquí.

Y no.

No leyeron mal.

Jodidamente quiero hacerlo y friego mi cara nervioso con mis manos en solo pensar en ello y aunque me llene de pánico por mi entrega y después, temer por su abandono.

Voy a besarla, porque necesito hacerlo y sentir a mi rayo de sol...

Corrí mi silla para ponerme de pie y caminar a la mesa de ellos, mientras levanté mi mano como una orden para Amanda, que permanezca sentada en su lugar.

Frunció sus labios en desacuerdo, pero lo cumplió.

No me importaba.

Lo que me interesaba lo tenía frente mío y en otra mesa, compartiéndola con la clonación perfecta de Liam Payne del grupo One Direction.

¿Por Dios, no me miren así?

No soy marica ¿si?

Bien.

Sé de esa banda, pero no, por ser su mayor fan.

Pero Juli, sí.

Mi muñequita hizo que le regalara todo el Merchadising de la banda para su último cumpleaños.

Y acá estoy, en mi oficina chequeando mi celular cada dos segundos como un puto adolescente. 

Ya que no contestó ninguno de mis dos mensajes que le mandé de inmediato, bien salí de la cantina.

Y mi pene se agita por ello.

Bajo mi vista a mi prominente erección de mis pantalones.

¿De verdad, eso te excita?

Y mi frente, pega resignado en la mesa de mi escritorio haciendo un ruido seco.

Cristo querido.

¿En qué, me convertiste?

Joder...

Ejerzo mi control obseso sobre todas las cosas de mi vida.

Mis T8P, bienes inmuebles, activos, madre, amigos y la forma en manejar los negocios.

Y solo mi pene no ha recibido ese memo.

Porque la verga egoísta, solo obedece a Van.

Ok, yo también.

Levanto mi frente del escritorio, cuando Marcia me avisa por el intercomunicador que Vangelis está en mi recepción. 

Cuelgo antes de terminar su llamado.

Carajo.

Porque mi ansiedad de verla, siempre me puede.

Abro la puerta y mis ojos la recorren.

Y ahí, está mi nena con su nariz respingona arrugada y formando una constelación de pecas por ello.

Está enojada, del tipo furiosa y le importa tres mierdas, ponerme su peor cara de asco frente a los activos de mi piso.

¿No es linda?

No puedo apartar mis ojos de ella, porque mi rayo maneja la situación y me es imposible evitar, una ridícula sonrisa en mi cara.

Maldición, es sexy cuando se molesta por los celos.

Concéntrate Mon, me dije.

Tomé aire y arqueé una ceja con mi mejor cara de mierda.

Actitud, modo jefe ególatra y glacial.

Showtime, amor...