CAPITULO 39
HERÓNIMO
Juego entre mis dedos con mi pluma de repuesto negra, pero grabada con mis iniciales en oro porque.
¿Dónde diablos, habré dejado mi favorita?
De pie y de espalda a mi mesa de conferencia y reunión del Holding, miro a través del gran ventanal, la ciudad desde mi piso 30.
Escucho lo que dicen mis compradores, padre e hijo.
Con su respectivo abogado y secretario, ultimando los detalles de cierre de contrato de venta con mi abogado Millers y el contador de TINERCA.
Más de 2h de reunión, pero valió la pena.
Les había pateado el trasero a todos y sin siquiera, pestañear en la negociación.
Bien.
- Entonces les parece bien que envíe el container con el cargamento de acero inoxidable de... - Digo acercándome a la mesa, donde están todos sentados.
Levanto unas hojas de una carpeta verde y las ojeo leyendo.
- ...65kg/mm2 y 175-200HB descartando entonces 60kg/mm2 para el próximo semestre?
- Sí. - Dice el más joven de traje, bajo la mirada aprobatoria del más viejo, firmando los documentos que les alcanza Millers para cerrar la negociación.
- ¿Llegarían a La Ravier, en cuantos días? - Pregunta su padre.
Tomo asiento en la cabecera de la gran mesa, mirando mi laptop tecleando algo.
Acomodo mis lentes sobre el puente de mi nariz, concentrado en la pantalla.
- El acero está en Alcalá de Henares, mi T8P Madrid. El cargamento saldrá el martes y llegará a Rhur, mi T8P Alemania el viernes pasado el mediodía vía tren de carga señor Graham...
Froto con mis dedos mis labios, pensativo leyendo la ruta de viaje.
- ...con dos días más de viaje en mi convoy hasta su destino, La Ravier. - Finalizo, cerrando mi laptop y corriendo mi silla para ponerme de pie, guardando mi pluma en el bolsillo de mi camisa blanca. - Si me disculpan caballeros, debo retirarme a otra reunión... - Miro la hora en mi reloj. - ...que tengo en treinta minutos. Mi contador y abogado, evacuaran dudas si tienen y los acompañará a la salida de TINERCA, cual un coche con chófer a su disposición las 24h los llevará al Resort Hotel de la empresa, que le reservamos para que descansen y disfruten del servicio de sus 4 estrellas en sus días de estadía... - Prosigo - ...spa, casino y shopping cortesía y a cargo de las T8P...
Y mi sonrisa de transacción tanto humana como de negocios, se dibuja en mi mente al ver a los cuatro intercambiar miradas de satisfacción entre ellos por la invitación, mientras les estrecho las manos.
Otra venta de almas, agregadas a tu lista Mon.
Bien.
- Señor Mon, si me permite una última cosa... - Se acerca a mí, el hombre más viejo mientras me pongo el saco de mi traje gris claro.
Y conozco, esa mirada que me pone.
La he visto tantas veces y en casi toda mi vida.
La reconozco, porque muchos malditamente me lo piden y créanme, cuando les digo que me han rogado por ello.
Me giro hacia él con mi mejor sonrisa falsa de empresario, mirando fugazmente otra vez la hora en mi reloj.
Carajo, ya es bastante tarde.
- ¿Señor, Graham? - Digo abrochando el primer botón de mi saco y arreglando el cuello de mi camisa. - ¿En qué, puedo servirle?
¿Servir?
¿Yo?
Quiero reírme por escucharme decirlo.
¿Yo puedo ayudar, pero servir?
No.
NO.
Soy el puto jefe de los jefes.
¿Se entiende?
Ellos, me sirven a mí.
Solo cumplo el protocolo empresarial y porque mi madre, estaría desilusionada por la educación que me dio si no lo hago.
Se acerca más a mi mientras su hijo habla con mis hombres del contrato.
Es un hombre pasado de los 60 años.
Pequeño, no muy menudo y de pelo como barba blanca.
Pese a que es uno de los dueños de las marcas más importantes en maquinaria obrera y eléctrica en el mundo.
Humildad y benevolencia, irradia todo él.
La fama y ostentosidad no lo contaminó.
Mierda, creo que hasta me cae bien el viejo.
Y por eso, decido regalarle dos minutos de mi precioso tiempo.
Oigan, no se enfaden.
Pero cada segundo de mi tiempo vale y soy un puto mezquino con él.
- Volvemos a La Ravier en dos días con mi hijo y equipo, sé que no es de su agrado este tipo de cosas, su fama lo precede...pero mi hijo es un gran admirador suyo, aunque no se lo dijo para no avergonzarlo, usted es su referente en su carrera comercial en la universidad... - Me susurra.
Piensa unos segundos.
- ...sería muy importante para él...una foto con usted estrechando su mano. El periódico de la ciudad y la misma Alemania, están al tanto de esta transacción y esperan por nosotros para la nota, por la nueva negociación del año en lo industrial para nuestra marca, innovándonos como lo hicimos con las T8P. - Prosigue sincero. - Le doy mi palabra de honor, que la foto no saldrá a la luz, señor Mon. Solo, será un recuerdo para mi muchacho... - Me manifiesta el viejo, mirándome a los ojos.
Leo en ellos y sé, que no lo hará.
Y no sé por qué, la imagen de Vangelis aparece en mi mente.
Ok.
Nunca dejó de estarlo.
Lo estuvo desde que la dejé en el ascensor y en esta puta reunión, que duró 2h.
Desde la caminata.
Hablar con ella de mi poseso control contra mi intimidad y privacidad.
Y sus ojos y todo ella, cuando responde a mi pregunta diciendo que solo soy un simple hombre.
Uno que le gusta mucho el café negro, las galletas con chispas de chocolate y que necesito los domingos libres, porque soy una persona normal, vuelve a mí.
Y algo cálido, siento en mi pecho por recordarlo.
Y estoy jodido, porque me encuentro sonriendo por ello frente a este hombre que es un extraño y se parece a un pequeño Santa Claus que apenas me llega a mi pecho.
Tiene la altura de mi rayo de sol.
Sacudo mi cabeza.
Dios, todo me recuerda a Vagelis.
Y me miro a mí, mismo.
¿Puedes dejar de ser maricón, Mon?
¿Qué sigue?
¿Sentarse a ver la novela centroamericana de la noche con Marcello?
- Será un placer, señor Graham... - Respondo feliz.
Paremos acá.
Presiento sus sonrisitas.
¿No se ilusionen, ok?
Repito.
Es raro en mí, que alguien lo haga, pero el viejo me cae bien.
¿Se entiende?
Rayo de sol, no está cambiando mi forma de ser.
Yo, soy oscuro.
¿Aclarado?
Bien.
El viejo me sonríe con una sonrisa sincera y con una inclinación de cabeza con respeto y con una seña a su secretario, le dice que traiga la máquina de foto y a su hijo que se acerque a nosotros.
- Hijo, el señor Mon aceptó una foto con nosotros y estrechando tu mano. - Le dice emocionado.
Si chico, no me mires así, ruedo mis ojos en mi mente.
Porque resulta que me han dicho, que soy una simple persona normal ahora.
El viejo se sitúa en uno de mis lados y del otro, su hijo.
El muchacho no supera los 20 años de edad y me recuerda algo a mí, cuando los tuve.
Ganas de trabajar, superación y algo verde para los negocios todavía.
Pero denota esfuerzo, dedicación e ímpetu por lo que hace y orgullo por su apellido.
Nos acomodamos para la foto y estrecho con fuerza su mano cuando el flash dispara.
- Tiene un gran hijo, señor Graham. - Digo y es sincero, mientras me encamino a la puerta de salida de la sala, donde me espera Collins de pie. - Y yo, no alabo... - Les murmuro, dándome vuelta hacia ellos por última vez. - ...tiene mi consentimiento con la foto para utilizarla como portada en la nota del periódico. - Miro al muchacho. - Cuida y protege los valores familiares que tu padre te da y llegarás muy lejos. - Finalizo, dando por terminada mi presencia en la reunión, dejando a un padre e hijo atónitos por mi generosa ofrenda post venta y a mi contador como abogado, con sus bocas abiertas y sorprendidos por mi reacción gentil.
Sonrío.
Amo ser impredecible y mantenerlos siempre alerta a mis reacciones.
- ¿Y Grands? - Pregunto a Collins mientras nos encaminamos en dirección a los ascensores aflojando mi corbata.
- Cuidando a la señorita Vangelis, señor...
Bien.
- Lo que pidió del informe del propietario del edificio donde vive la señorita Coppola, se lo dejó Grands en el escritorio del Pen hoy a las 8:30h, señor Mon... - Me informa. - ...cuando estaba en el parque con ella. Fue duro en la negociación por eso su tardanza, ya que el dueño se rehusaba a vender, pero al final para cerrar negocio. Pidió cuatro veces su valor real.
- Pero, es mío... - No es una pregunta, es lo que me interesa.
- Sí, señor. Tiene que firmar el documento de compra venta y lo enviaremos a su escribano los papeleos finales.
- Bien. - Digo, entrando con él al ascensor. - Quiero a primera hora el lunes un equipo para la instalación de seguridad con tecnología de última generación Collins. Lleva los planos a mi arquitecto para que conste, si sus instalaciones como edificación son seguras y que haga todas reformas correspondientes de ser necesarias ¿Entendido? - Asiente mientras aprieta, el botón de SUB y pasa su tarjeta personal.
Busco mientras mi celular y toco la pantalla, buscando el nombre de mi rayo.
- ¿Y Collins? - Olvidé.
- ¿Señor?
- Vangelis no debe saber, que soy el nuevo dueño. - Digo mientras le escribo un mensaje texto, rogando que rayo una puta vez en su vida, haya obedecido mis órdenes y esté en su departamento.
Mi consuelo, que Grands vela por ella hasta que llegue.
- Bien, señor Mon.
Estoy un poco más tranquilo de haber tomado el asunto por mis propias manos y eso alivia una parte de la tensión en que me encuentro.
Solo, falta la otra parte de eso.
Su seguridad personal.
Y que la testaruda de rayo de sol, lo acepte...
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