CAPITULO 3
HERÓNIMO
- ...con los comicios ganados después del vallotage electivo de Argentina, se especula que serán abiertas de nuevo la autorización al ingreso a las nuevas exportaciones, en principio del año que viene...
Le doy el último sorbo a mi café ya frío.
Carajo, que asco.
Millers mi abogado habla de las elecciones presidenciales de Argentina, de los comicios del mes pasado. Interactúa conmigo y con mi subgerente a cargo, Manuel Vargas de mi T8P que vino del país austral hace dos días, para mantenerme supuestamente al tanto de las repercusiones económicas y el informe detallado de mi metalúrgica y sede de allí.
Tuve que cancelar mi viaje siendo yo el que me gusta hacerlo, porque Marleane se descompensó tras su viaje a África y no tuve el valor de dejarla sola, aunque me aseguró que ya se encontraba bien.
Ni una mierda.
Ya le dije a Marcia mi secretaria, que pida un turno con mi doctor de cabecera.
Chequeo urgente para mi madre y no voy a aceptar un no como respuesta.
Y cuando digo, supuestamente al tanto.
Joder.
Es porque, solo escucho parte de la conversación que ellos dan.
Mi cabeza desde ayer, no está en su lugar.
Solo viene a mis sentidos el aroma a sal marina, arena mojada y el recuerdo de ese vestido obscenamente horrible con estampa de flores de la chica de la playa.
A eso, súmenle mi temperamento que, está más irritable que nunca y estoy más cabreado que de costumbre.
Culpo a la puta fecha.
La puta y jodida fecha, que cumplió un año más ayer.
Y lo terrorífico o gracioso.
Llámenlo como mejor les parezca, también fue ese día.
Una hora con cincuenta y siete minutos para ser exactos de tranquilidad y paz que tuve como tanto necesitaba, mi alma oscura.
- ...si, tienes razón, es importante garantizar la seguridad así que no tengo duda de que va a seguir siendo un tema polémico pero positivo, en un futuro inmediato. - Escucho a Vargas, decir.
¿De qué, carajo están hablando?
¿De mi nuevo software de seguridad, implementado en las máquinas?
Concéntrate, Mon.
¿Qué mierda, pasa contigo?
Siento que Millers dice algo elogiando el tango argentino, mientras dirijo mi vista a la calle.
Van hacer las 8:00h de la mañana.
Desde que llegó Manuel al país, no pude encontrar un hueco entre reuniones agendadas por mis entrenamientos y mi madre.
Pero esta cita temprano, tampoco ayuda.
Cinco minutos más y me largo.
Nota mental.
No más reuniones a las 7:00h, hasta nuevo aviso.
Le diré a Manuel que pase por mi oficina del Holding a las 15h hoy, para que veamos a fondo y en detalle las carpetas amarillas T8P Argentina.
La risa complaciente de Vargas, suena con ganas.
Esta zona en su mayoría, el 88% para ser exactos trabaja para mí en el predio de TINERCA, constituida por casi veinte manzanas.
Gente sea en el Holding o en la metalúrgica en si o en los comercios de la arteria principal, ya que el sector comercial y de confort; me pertenecen.
Hace siete años atrás, invertí comprando más del 70% inmobiliario y fue una gran ganancia millonaria a posteriori.
Un puto genio, en realidad.
Monedas sacadas de mi bolsillo para la compra de edificios deteriorados, casas en remate y comercios en rojo con deuda hasta el cuello.
Manotear al ahogado como quien dice, para invertir en lo que vale realmente.
El terreno.
Y lo hice.
En edificios y locaciones con edificación en arquitectura de primera calidad.
Después planificar y acordar a convenir.
Obvio.
Bajo mis términos y condiciones.
Alquiler o porcentaje mayor de las acciones.
Siempre, el jefe de los jefes.
¿Se entiende?
Bien.
- ¿Más café, caballeros? - Saco mi vista de la calle para detenerla, en sensual empleada de la cafetería que lleva una jarra térmica con café negro entre sus manos.
Esta cadena reconocida por su marca y logo de café, no tiene camareros.
Pero el dueño de la concesión ordenó uno para mí, cuando descubrió quien era yo y que le alquilaba el inmueble y lo iba a frecuentar.
Realmente no me importa hacer fila por un poco de café, pero si te quieren atender bien y en taza de porcelana.
¿Por qué, no?
Millers y Vargas por instinto, levantan sus tazas enfrascados en su conversación y los papeleos.
Luego, se encorva más hacía mi lado, invadiendo mi espacio personal.
Y aunque no tiene nada escotado bajo la remera y el delantal del uniforme, se ve unos abultados pechos gracias a push up de sujetador que lleva puesto.
¿Les dije, que era un buen catador de ellas?
Yo amo, un buen par de tetas.
- ¿Le gustaría un poco más a usted, señor? - Bate sus pestañas con rímel y mordiendo sutilmente su labio inferior.
Y yo, me pellizco el puente de mi nariz con disimulo.
Siento, que se me acerca un aneurisma.
Oh, cariño.
¿En serio?
Repaso mi mirada en ella.
- Por favor... - Respondo suave y acariciando las palabras.
¿Jugar?
Un poco.
Condénenme.
Cinco minutos de cronómetro y escribirá bajo la cuenta su número personal para mí, cuando me lo entregué.
Predecible.
Vuelve a morder sus labios, pero esta vez es más elocuente y con cierto rubor en sus mejillas.
Cariño, eso a esta edad ya no me excita.
En otra época ese movimiento tuyo hubiera causado que te dedicara una en mis noches solitarias de pubertad y en mi cuarto.
Vuelvo mi vista a la calle invitándola a que se retire con mi indiferencia.
No me interesas, dulce.
Una noche de sexo conmigo no cumplirías con mis expectativas sexuales, ni siquiera con el misionero.
Ni hablar de un polvo castigo.
Escucho sus pasos marchándose y por la forma en que pisa, está ofendida por mi falta de atención.
Ruedo mis ojos.
Como, si me importara.
Por suerte Vargas y Millers no lo notaron y siguen enfrascados mostrando uno al otro el nuevo contrato con cláusulas, para el manejo de terciarizaciones móviles de carga pesada de larga distancia en ruta.
Miro mi reloj pulsera con desgano.
En dos, me largo.
Respondo con un gruñido a Millers.
No sé a qué.
Lo importante es que lo que dicen esos documentos que leen y que lo entiendan a la perfección ellos y se cumpla.
Es mi voluntad y yo ya sé, lo que explaya.
Estoy a punto de ponerme de pie, cuando algo llama mi atención.
Recoloco mis lentes.
Y que me parta, un rayo.
Mi corazón golpea.
¿Será?
Me reacomodo sobre mi silla, para poder ver mejor.
Jodido Dios.
NO.PUEDE.SER.
Porque, tengo a la chica de la playa a unos metros mío.
Afuera.
Y viniendo en mi dirección, sobre la acera.
¿Por qué, camina así?
Caramba.
Esos zapatos.
Doble caramba.
Estiletos y rojos.
Me encuentro con mi media sonrisa de lado, dibujada en mis labios y lo que más me sorprende, que es sincera.
No es la de satisfacción de una firma, por un buen negocio o cogida complaciente.
¿Cómo alguien que hace 24h atrás, se veía desastrosamente mal vestida?
Ok.
Mal vestida y despeinada.
Ahora.
Pero, sacando ese andar poco favorecedor por más tacos altos que traiga.
¿Se ve tan caliente?
Y jódanme.
Su cuerpo es hermoso.
El aire se clava a mitad de mi garganta, costando que respire bien, al ver como al acomodar sus auriculares y levantar su vista hacia el frente.
Mi dirección.
Pura Mierda.
Su rostro, es perfecto.
Desde a distancia que la veía en la playa, no distinguí esos ojos cafés suyos.
Son de un marrón especial.
¿Cálido, es un color?
Pero una cosa estoy seguro, que nunca podría olvidarlos.
Mis ojos vagan por sus jeans ajustados.
Demasiados ajustados.
Envolviendo una piernas torneadas y caderas curvilíneas.
Estoy seguro, que tiene un culo perfecto.
Si tan solo se diera vuelta.
Podría apostar TINERCA que es redondo, sedoso y bonito como su piel.
Y absolutamente, masticable.
¿Qué mierda?
¿De dónde, salió eso?
Genial, simplemente genial.
- ¿Le parece una vídeo conferencia con los delegados de Córdoba señor Mon, el miércoles?
¿Qué?
Me encuentro con los ojos de Manuel, interrogantes.
- Déjame chequear, Vargas. - Contesto seco y glacial por interrumpirme de mi paisaje sexi, mientras exploro en mi agenda electrónica de mala gana y mirando a través de mis pestañas esta chica, malditamente bonita.
Viene en dirección, a la cafetería.
Mmnm...
Interesante.
Me sonrío.
Follada visual en vivo y en directo.
- No. Será mañana. Tengo un espacio entre las 14:30h y las 15:30h.
- Anotado, señor Mon. Cuando llegue al Holding, me pondré en contacto vía Skype con el capataz y el contador para ponerlos al tanto.
- Bien. - Solo digo, volviendo toda mi atención a ella.
Ya que, verla es como un imán.
Caminaba de forma extraña, porque le dolía un pie.
Lo noto cuando se detiene para inclinarse.
Pero qué, demonios.
Al hacerlo un obrero mío que camina unos pasos detrás, la lleva puesta por frenarse de golpe.
Y ella, trastabilla.
Estoy a punto de gritar con ferocidad por la frustración, cuando él la toma de su cintura con sus manos.
¿Cómo, se atreve?
Celos.
Agarrarlo del cuello por insolente.
Destrucción.
Mía.
¿Qué, fue eso?
Y cierro una de mis manos como puño con tanta fuerza que pongo mis nudillos blancos.
No vayas por ese lado, Mon.
Ella empuja con suavidad sus brazos de su cuerpo, para alejarlo.
Y respiro nuevamente.
Bien.
Buena chica.
Y ella, sonríe.
Y me quedo ciego, porque me encandila.
Ya que y como lo pensé en la playa, es la sonrisa más linda que había visto en mi vida, seguido a entrecierrar mis ojos para respirar organizadamente.
Porque, ella está entrando aquí.
Bien.
Y me reposiciono en mi silla nuevamente para observar.
Showtime, bebé...
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