CAPITULO 16


YO

De: HRNMetalurgica.

Para: VAN13.

No. No lo olvidé, explíquese. En cuanto a lo otro, lo sé.

HRNM.


¿Qué, sabe?

El muy cabrón.

¿Solo eso?

Rápidamente, vuelvo al teclado.

De: VAN13.

Para: HRNMetalurgica.

No sé. Dígame usted. No comprendí el "que lo sabe." Ilumíneme. En cuanto a lo otro ¿Hojas adjuntas? Si la memoria no le falla, debo notificarle que faltó por enviarme, su informe especial y evaluativo y/o, opinión de mi capacidad de desarrollo, en cuanto al balance.

Yo.


Y aprieto enviar.

Ja.

Toma esto, jefe.

Muerdo mi pulgar esperando su respuesta, mientras miro por la ventana. 

Un trueno amenaza con lluvia y abrazo más una almohada, cuando otro correo llega.

Lo sabía.

Sonrío.

No es el tipo de hombre que se queda con la sangre en el ojo.

No, para nada.

Y mierda, que velocidad.

El señor Herónimo Mon es muy habilidoso con sus dedos.

Mmnm...

Me abofeteo mentalmente.

Si seré jodida.

Fuera pensamientos sucios.


De: HRNMetalurgica.

Para: VAN13.

Yo nunca fallo...Paso a comunicarte que el informe personal y evaluativo con mi opinión de capacidad de desarrollo, en cuanto al balance asignado, no podré responder hasta la fecha designada (véase adjunto, hoja anexa al trabajo en cuestión).

Con día, lunes próximo. Horario, mediodía.

P.D: En cuanto a lo otro, te ilumino, yo lo sé todo.

HRNM.


Y aunque, sonrío divertida por este mail con un título de advertencia rarito. 

Hago un morrito. 

Porque y pese a que tengo terror a su opinión personal por mi desempeño laboral. 

Me carcome los nervios y ansiedad por saber de ella.

Resoplo, volviendo al teclado.


De: VAN13.

Para: HRNMetalurgica.

¿Por qué, Herónimo?

Yo.

HERÓNIMO

Jesús.

Y acá estoy.

Como un imbécil, leyendo esas tres palabras que con tan poco, dicen mucho desde mi celular. 

Hasta puedo imaginarla, preguntándolo en voz bajita sobre su cama.

Carajo.

Y sentado casi al final de la cena de negocios con mi abogado Millers. 

Collins se acercó a mi mesa desde su rincón para decirme en voz baja que Grands, mi otro hombre de seguridad, se comunicó para decir que Vangelis llegó bien.

Y sí.

Piensan bien.

La estuve vigilando.

Dispuse a Grands, mi otro hombre en la seguridad y segundo al mando en que la siguiera como cuidara. 

Esa casa, era realmente de su hermana y estuvo ahí, cenó en familia y más tarde volvió a su departamento traída por un taxi sola.

¿Cómo un potencial acosador observándola, dicen?

Lo sé.

Lindo.

No me condenen, la cuido.

Yo todo lo que amo, cuido ferozmente.

Rebobina Mon y aclara.

Es importante para mí, garantizar la seguridad de la gente que quiero.

¿Se entiende?

A la hora de escoltar o proteger con mis sombras, cada minuto de sus putos días.

Soy una persona poderosa.

Muy poderosa.

Y te haces de enemigos.

Muchos.

Y sin saber a veces.

Más cuando no te atraen ideologías, partidos políticos, sociedades, mesa directiva o las mierdas que sean. Y la peor de todas y que acumula en mi libreta negra de enemigos, cuando no le temes a nada ni nadie. 

Ni al jefe legislativo del momento.

Yo, el jefe de los jefes.

El rey del acero.

Siempre.

Y por eso, tuve que dejar obligado a cargo a mi rayo de sol hoy. 

No podía cancelar esta puta reunión, Millers tenía la noticia que esperaba de un día a otro en estos casi 18 años. 

Años más o menos, pero sabiendo que tarde o temprano llegaría. 

Y me lo tomé a la noticia, como lo hago con todo en general.

En silencio y cavilando.

Asimilando y procesando, solo para mis adentros. 

Dirigiendo y analizando las posibles soluciones ante ese regreso, tras ese largo periodo.

En protegerlos.

A Marleane, Rodrigo, Juli con los nenes y ahora mi rayo de sol.

Por eso Grands, tiene que ser la sombra de Vangelis.

Miro a través de los grandes ventanales del restaurant como llueve torrencialmente. 

Y suspiro triste. 

Porque demonios nuevos se acoplan con los viejos con esta noticia.

¿Más?

Sí, más Mon.

Endurece más tu espalda como tu corazón para poder soportarlos, como lo has hecho en esto casi veinte años.

Mi espalda tolera más, pero esa sensación nueva en mi pecho presionando profundo y que duele como la mierda, me dice que ya el corazón no puede más.

Espalda, sí.

Pero mi corazón con más tristezas, no.

- ¿Y bien? - Dice mi abogado.

Me vuelvo hacia Millers y levanto mi índice al aire pidiéndole un minuto, acomodando mis lentes en el puente de mi nariz. 

Porque necesito contestar su mail, con esa simple pregunta.


De: HRNMetalurgica.

Para: VAN13.

Porque, me interesas rayo de sol.

Ya que, putamente es imposible concentrarme desde que te conozco. Porque, te siento mía y me sacas de mi eje de control, volviéndome loco pensando en cómo te dejé esta tarde y no pude llevarte conmigo por esa puta cena familiar tuya. Y que estoy en una jodida reunión importante, solo pensando en ti.

HRNM.

P.D: No te preocupes mi respuesta al informe, lo tendrás el día y hora estipulada correspondiente. No lo olvidé y seré implacable, como siempre lo soy con mis activos. Se separar las cosas.


Y enviar.

Punto.

Se lo dije.

Y para mi sorpresa, un alivio recorrió mi cuerpo.

¿Por qué, me preguntan?

No tengo la más puta idea.

Yo solo sé, que es mi rayo de sol.

YO

Estoy casi dormida y tumbada sobre mi cama, cuando el destello de la laptop se ilumina.

Miro la hora de mi reloj en la mesa.

Veinte minutos pasaron de la respuesta de Herónimo. 

Un gran trueno suena estrepitosamente en medio de la lluvia y me despabila con un susto, iluminando mi habitación.

Jesús, odio las tormentas eléctricas.

Abro su correo y me levanto de golpe.

Que.Me.Jodan.

Y otro trueno vuelve a sonar afuera.

Oh mi Dios.

¿Herónimo...se declaró?

Releo por quinta vez su mail, bebiendo cada palabra suya y sin poder creer. 

Y sin poder evitar, inclinar mi cabeza indecisa.

Sé, lo que piensan y no las culpo.

Con 23 años y pronto a cumplir 24, solo estuve con dos hombres en toda mi vida. Uno en la secundaria y no llegué ni a tercera base. Tenía de 16 años y me gustaba un chico, un año más grande. Chaise. Era lindo y con un jodido cuerpo hermoso por ser parte del equipo de fútbol del colegio. ¿Pero solo duró eso, porque recuerdan a Siniestra? ¿Mi hermana? Se había convertido en mi maldita chaperona en mis salidas bajo la aprobación de nuestro padre. Y en nuestras salidas de cuatro, porque arrastraba con ella al pobre de Roger. Como al cine. Y cada vez que Chase con un disimulado bostezo.

Si lo sé, muy cliché.

Me rodeaba mi hombro y después intentaba algo tan inocente como una caricia y créanme, lo que menos quería era una inocente caricia. Siniestra sin dejar de mirar la película comiendo sus palomitas y sentada del otro lado suyo, le pegaba un manotazo en su cabeza.

Obvio, como me decía ella.

Con inocencia, también.

Cuando cumplí los 19 años y comencé como nanas de mis muchachos.

Mis adorados perros.

Conocí en la playa, donde los llevaba para que retocen. 

A Theo García. 

Mi novio por casi un poco más dos años. 

Hijo de madre norteamericana y padre español.

Jesús, él era guapísimo.

Alto y de contextura delgada, pero fibrosa y marcada. 

Pelo ondulado y café, piel morena y los ojos color miel más lindos del mundo.

Las mujeres, morían por él.

Y mierda.

Él también, por ellas.

Estudiaba actuación y teatro. Y créanme, su cuerpo y rostro le daba, para ser el próximo Antonio Banderas. Sin mencionar, que era un excelente actor. Tan bueno que lo practicaba todo el tiempo conmigo. 

Con mentiras. 

Engaños. 

Llantos culposos a sus salidas. 

Como cogidas y escapadas con medio campus femenino en la universidad.

Sip.

Era una imbécil.

Una imbécil que estudiaba, trabajaba mucho y que todo le creía.

Era mujeriego.

Pero no me volví loca ni lo asesiné mutilando en pequeños pedacitos su cuerpo cuando me enteré. 

Si me dolió como la mierda y me lloré la vida. 

Pero, no tuve mucho tiempo para el luto amoroso. 

Ya que mi hermana al enterarse, tuve que abalanzarme y enroscarme a una de sus piernas, cuando vino a buscarlo con bate de beisbol en mano.

Le robó al hermano menor de Roger.

Arrastrándome por el césped y envuelta en ella, casi dos cuadras de campus universitario y a la mirada de todos intentando detenerla. 

Impidiendo. 

Y rogándole que no lo matara o sacudiera su cabeza con eso. 

Felizmente, Theo pudo escapar de Siniestra. 

Pero su lindo Chevy del '66, restaurado y negro azabache, no.

Y creo, que nunca volvió a ser el mismo.

Después de unas semanas post Siniestra amenazadora contra la vida de Theo, tipo Kill Bill pero sin el sable, aunque le hubiera encantado poseer uno y un café de por medio los dos. Tuvimos una extensa charla con disculpas por ambas partes. Theo había aceptado un papel en Europa semanas atrás y sin consultarme, como co-protagonista en la obra de misterio de un prestigioso director de teatro de Londres. La paga era muy buena y las posibilidades de seguir creciendo, iban en aumento. Pidió que me fuera con él. Decía que pese a todo lo sucedido, él me amaba y que yo era su mundo. Cuando me rehusé a mudarme con él, la relación definitivamente había terminado de mutuo acuerdo.

Era un buen tipo pese a todo, pero la pasión que teníamos con el tiempo había desaparecido. Lo fui a despedir al aeropuerto y si soy sincera. Ni en el comienzo de lo nuestro, hubo esa adrenalina personal o esas famosas mariposas en el estómago de mi parte.

Por eso, sin poseer un currículum extenso amoroso.

Muerdo ahora mi pulgar releyendo por sexta vez, el mail de mi señor oscuro.

¿Y les soy, otra vez sincera?

No siento mariposas en el estómago.

Siento helicópteros.

Muchos.

Suelto una risita por fin y solo tecleo dos simples palabras, siendo su respuesta casi al momento. 

Haciéndome caer de espaldas sobre mi cama, despatarrada de la risa y emoción.

Feliz.

HERÓNIMO

Me despido saludando con la mano a Millers desde la entrada del restaurant, mientras Collins se estaciona frente y me abre la puerta trasera del coche con paraguas en mano, para no mojarme con la lluvia.

Se introduce en el tráfico cuando mi celular suena.

Y mi cabeza da vueltas cuando leo la respuesta de Vangelis a mi mail sincero.

Aprieto mi mano en mi pecho con fuerza.

Cristo.

¿Puede doler algo, por felicidad?

¿O simplemente mi corazón palpita fuertemente, porque ya no soy tan joven?


De: VAN13.

Para: HRNMetalurgica.

Me gusta su sinceridad.

Te necesito.

Yo.


- Cambio de planes, al departamento de Vangelis. - Digo a Collins con mi mejor cara de nada, para disimular la alegría contenida y la mano en mi pecho, aflojando mi corbata.

Porque, yo no tengo emociones.

Soy Herónimo Mon.

El puto déspota del acero.

¿Se entiende?

Bien.

- Sí, señor... – Solo dice, mirándome a través del espejo retrovisor.

Y pese a la oscuridad de la noche y del coche, las arrugas de la comisura de sus ojos color plata, se intensifican.

¿Se está sonriendo, para sí?

Si será, mierda.

No lo puedo engañar, me conoce demasiado bien el bastardo desde hace años.

Demasiado bien.

Haciendo caso omiso a su divertida expresión, vuelvo a mi celular. 

Primero mensaje a Marcello, que no regreso al Pen.

Segundo a mi rayo de sol.


De: HRNMetalurgica.

Para: VAN13.

Voy.

Yo también, mi rayo de sol.

HRNM.

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