CAPITULO 126

YO

El sonido de la gramilla mojada por la lluvia con cada paso que damos, es lo único que se siente a medida que caminamos por el cementerio.

Pese a que, solo nombrar esa palabra da escalofríos y uno piensa en un lugar triste e inclusive, para algunos de miedo.

Este cementerio parque, es hermoso.

Un gran espacio verde con pequeñas colinas, flores prolijamente cuidadas y con muchos árboles.

Puedo sentir su mirada caminando a mi lado, por más que no lo miro y solo me concentro en caminar por el césped, aunque solo lleve tacos bajos.

Me abrazo a mí, misma, bajo mi abrigo largo y negro.

La mañana es cálida avisando la entrada del verano, pero las nubes cerradas y grises de lluvia habían refrescado la brisa.

- Te amo. - Suelta de la nada, haciendo volver mi cabeza a él.

Lo miro, pero sigo en silencio.

- Te amo como a nadie lo hice, nena...eres perfecta, inteligente y valiente... - Se sonríe triste y se detiene.

Lo imito.

- ...amo que seas terca como una mula, desafiando mis órdenes e importándote una mierda en querer contentarme con ello o no. - Suspira, tomando mi mano y besa entre mis dedos, mirándome a través de sus oscuras pestañas. - Ven... - Me dice. - ...quiero que me acompañes, necesito mostrarte algo para continuar... - Murmura, entrelazando nuestras manos y conduciéndonos por un pequeño sendero de adoquines, que nos lleva cuesta arriba y a una colina.

Y llegando casi a esta, prosigue.

- ...Vangelis yo estoy roto y me creía muy entero, muy yo. Pero, no fue hasta el momento en que te conocí, que me di cuenta que estaría siempre incompleto, si no compartía mi vida contigo... - Confiesa.

Se detiene de hablar, llegando al final de la cuesta.

Donde se distingue un árbol no muy grande, pero si bonito y frutal.

Un manzano.

Y su mano aprieta la mía.

¿Por frío?

¿Por miedo?

¿O por fuerza?

No lo sé, pero noto en la cima y bajo ese árbol, una lápida.

Una bonita lápida no muy grande, pero sí, toda trabajada y esculpida con pequeñas flores como ángeles en sus lados.

Y oh, Dios querido.

En el centro, las inscripciones en con letras labradas y elegantes.

<< Marian Camille Linch

Buena esposa y buena madre, con su fecha de nacida y defunción. >>

¿Madre?

Se pone en cuclillas y sin soltar mi mano, pero con la otra libre, la limpia de hojas secas.

Dos ramilletes marchitas y de flores naturales descansan sobre ella.

Y junto a estas, 13 piezas de ajedrez de acero esmerilados.

Levanta el caballo y la acaricia entre sus dedos.

Suspira y acomoda sus lentes.

- Iba a tener un hijo, rayo... - Susurra tan bajo, que apenas puedo escuchar su voz. - ...él o ella ahora, tendría hoy 13 años, nena...

Dulce Jesús.

¿Un hijo?

¿Pero, cómo?

¿Qué pasó?

Y me pongo como Hero de cuclillas.

Eso o mis piernas desfallecen.

Porque Herónimo Mon me va a contar su pasado y va explicarme el por qué, de este presente y hablar de nuestro futuro.

Motivo, de esas insufribles 4 reglas...

Sigo en silencio, dándole su tiempo y respetando su momento.

- Marian me engañaba cuando estábamos casados. - Prosigue y solo mirando el caballo de ajedrez entre sus manos. - ...y con un empleado del Holding. - Mierda. - Ella me dejó y se fue con él, con el tiempo... - Niega. - ...pero no la culpo, ya no...porque, yo no cuidé ese matrimonio. Ninguno de los dos. Mi cabeza y mi corazón, estaban metidos en el crecimiento de las T8P y en Marian, en las fiestas y sus amigos. Pero cuando lo descubrí, fui implacable en el divorcio liberándome de ese matrimonio en semanas, siendo un jodido hijo de perra con su persona, rayo... - Me mira. - ...porque, la maldije...

¿Qué?

- ...le juré que y aunque se arrastrara a mí, de vuelta muriendo, yo lo disfrutaría... - Su rostro es angustia y dolor cuando focaliza en mí. - ...entiendes, rayo de sol? Fui implacable con mis palabras y me deleité con ello...fui mezquino, perverso... - Se arrodilla en el suelo y sus hombros caen. - ...y eso, los mató... - Finaliza.

Oh, mi Dios...

Y me arrodillo junto a él.

- ¿Qué dices, Herónimo? Estás confundido...por lo sucedido con Juli...¡Debe haber una explicación, Santo Dios! ¡No digas eso! - Exclamo, asustada por sus palabras.

- ¿No entiendes? - Me mira.

Jesús, con la oscuridad de sus ojos.

- Si no fuera por mi puto egoísmo, Marian no hubiera venido meses después enferma y con su embarazo avanzado, recriminando mis palabras... - Tapa su rostro con ambas manos. - ...y tal vez...se podrían haber salvado... - Su voz se quiebra.

- ¿Enfermedad? - Ahora entiendo.

- Leucemia. - Susurra entre sus manos. - Ya nada se podía hacer, solo mejorar su situación hasta su final.

- Herónimo como podías saber de su enfermedad y estado, se separaron ¿lo entiendes? - Intento hacerle comprender.

Vuelve a negar.

- Yo solo sé, dar dolor...y eso, se transforma en sufrimiento para la persona que está a mi lado... - Me mira. - ...se lo hice a Marian y a nuestro hijo... - Acaricia mi mejilla. - ...y ahora a ti, nena...vi ese sufrimiento en tus ojos en el pasillo del Hospital... - Me recorre con su mirada triste y aunque ya no uso vendas, sus ojos reposan en mi hombro que fue lastimado y frunce sus bonitas cejas. - ...mira lo que te he hecho...

- Herónimo... - Ruego.

Me calla con suave beso en los labios y se sonríe triste, acomodando un mechón de mi pelo suelto detrás de mi oreja.

- Van, tú me enseñaste la capacidad de cambiar...y me enseñaste también, a sonreír otra vez. Pero, la utopía no nació para mí. - Su mano baja a mi vientre y la acaricia. - Pero sí, para mis cuatro amores... - Sus ojos se humedecen. - Tú y nuestros bebés...

- ¡Herónimo, basta! - Chillo, poniéndome de pie de golpe.

Intento bajar por la cuesta y escucho una blasfemia de su boca y que viene hacia mí.

Y por eso, apuro los pasos.

Pero me alcanza y me toma del brazo para detenerme.

Putos adoquines y putos tacos.

- ¡El sábado es la pelea con Gaspar rayo, no entiendes! - Gruñe y me gira contra él. - ¡Aunque siempre me tuve fe, yo...no lo sé y no quiero eso para ti!

- ¡Entonces no pelees, maldita sea! - Maldigo.

Sus labios hermosos quieren dibujar una sonrisa con sus ojos húmedos de lágrimas, pero se conforma con una mueca.

Reacomoda sus lentes.

- ¡Esa boca! - Me reprende.

Arrugo mi nariz.

- ¡Sí! ¡Mía! ¡Y lee bien, lo que va a decir ahora...vete al cuerno, Herónimo Mon! ¡Tú y tus putos miedos! - Le grito. - Te dije una vez, que los podías enfrentar solo a tus demonios o juntos, porque quiero estar a tu lado. - Niego. - ¡Pero, sigues siendo la misma mierda egoísta y mezquina, que piensas en ti y no el daño colateral de todo eso!

- ¡Porque, así es lo mejor, rayo! ¡No entiendes porfiada!

- ¡No! ¡Y nunca lo voy hacer!

HERÓNIMO

Me entrecierra los ojos con odio y sus hombros se elevan y descienden rápidamente, debido a su respiración profunda por su enojo.

Camina unos pasos hacia atrás.

Y se sonríe, pero sus ojos cafés me dicen totalmente otra cosa.

Es un poco espeluznante, mientras busca algo con desespero por el piso hasta que lo encuentra.

Y en este punto de esta escena, le explico algo para que entiendan.

Cada relación tiene alguien que grita, alguien que rompe cosas o un lanzador.

Este último caso, es mi nena.

Porque levanta una pequeña piedra y me la lanza con furia.

Elevo mi brazo y la uso como escudo.

Santo Dios, quiero reír por lo bajo.

Si fuese posible, quererla más.

Es muy graciosa.

Pero, no es momento.

La tengo que hacer entrar en razón a la cabezona.

- ¡Quieres parar! - Grito, esquivando la segunda. - ¡Puedes lastimarme!

Nahh...es mentira, porque son muy chicas las piedras.

- ¡Esa es la idea, imbécil! - Me responde, mirándome a los ojos y bajando por el sendero.

Ángel camina a su encuentro para ayudarla a descender con cuidado y me saluda con un movimiento de cabeza.

Sonrío y yo también, lo imito con el saludo.

Bueno.

Las cosas no habían salido como pretendía, con un control de daños.

Vangelis furiosa.

Muy furiosa.

Y suspiré.

Porque era mejor así las cosas ya que, su enojo la mantendría alejada de mí, hasta mi pelea.

Se gira casi llegando abajo.

- ¡Y suerte en esa estúpida pelea, idiota!

Bajo mi cabeza negando y sonriendo, pero esta vez con asco.

La voy a necesitar, nena...





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