CAPITULO 105


HERÓNIMO

Collins desde su rincón en la sala de espera, se acerca a mi con Ángel a su lado, cuando me ven salir.

- Noticias de Amanda. - Es lo único que digo.

- Presa. - Murmura Ángel. - Dejé a Millers en el juzgado. La defensa alega, que su ataque fue bajo la influencia de drogas para aminorar la acusación y ser sobreseída del cargo culposo. Lo van a presentar como locura HRNM. Esa muchacha posee un extenso legajo de aflicción a las drogas antidepresivas, la mierda blanca y a la Vicodina por una lesión adolescente a causa de un accidente de tránsito familiar en su columna. Así, poder ser transferida a un psiquiátrico y no a una cárcel estatal...

Mierda.

Rasco mi barbilla, ya con una insipiente barba de días.

Nunca lo supe.

Aunque tuve, llámese una relación por poco más de dos años con ella.

No era algo diario.

Sinceramente, más bien nocturno y un par de días a la semana, donde necesitaba la compañía femenina para cenas de gala, fiestas multinacionales y coger cuando se nos apetecía.

No cuento sus visitas inesperadas durante el día en el Holding.

Porque oigan, seamos sinceros.

Aunque se regodeaba en la última temporada de ser mi novia, motivo por el cual se acabó la mierda que sea que teníamos.

Su visita duraba lo que la mamada de turno en mi oficina requería.

¿Muy directo?

Disculpen, pero es la pura verdad.

- Nunca noté la influencia de algún tipo de drogas en su sistema o comportamiento. - Digo.

- La Vicodina, siempre estuvo presente HRNM y es imposible que lo notes si no convives con la persona, porque su efecto es calmar el dolor y dar tranquilidad...no hay otro tipo de reacción, salvo si sufre de abstinencia de ella y la fuerte adicción que le produce a la persona que lo consume.

- Las otras mierdas, la empezó después Herónimo, tú ya no estabas con ella... - Prosigue Collins.

- HRNM, yo lamento todo esto... - Me dice Ángel, sacándose sus lentes de sol y pasando sus gruesas manos por su frente.

Nunca lo vi hacerlo desde que su único hijo falleció en un altercado de bandas, porque fue su coraza.

Su escudo de tristeza contra el mundo.

- En el segundo que fui al baño, había desaparecido. Mel palideció cuando me vio regresar solo y sin ella...su ausencia se había prolongado y supuso, que nos cruzamos en la cantina... - Murmura apenado. - ...tu princesa últimamente iba por muchos nachos y licuados... - Una sonrisa triste, ilumina su rostro moreno y de matón . - ...yo no sabía de su bebé en el vientre, muchacho... - Me dice. - ...del hijo que ustedes que estaban esperando. La princesa me lo dijo en el estacionamiento...

Palmeo su hombro.

- Nadie es culpable. - Únicamente yo. - Y son hijos, Ángel... - Corrijo, bajo las caras atónitas de mis dos hombres por la noticia. - ...con Vangelis vamos a ser padres de tres niños. Ella espera trillizos...

- Joder. - Sale de la boca de Collins.

No esperaba menos.

Siendo un hombre de pocas palabras y hasta creo, que es mucho decir en lo que se refiere a la parte emocional.

- ¿Tres? - Solo dice, Ángel.

Digo que sí, con mi cabeza.

- Pasa que mi amigo, es el puto eyaculeitor en persona. El jodido Arnold Swarzsennegger en versión porno de la película... - Exclama Rodo a nuestras espaldas.

Me giro para verlo venir del pasillo.

- ...una cogida y hasta la vista baby... - Finaliza.

Y ruedo mis ojos, ante la risa de los tres.

- Toma. - Rodrigo me lanza otro juego de lentes. - Antes de pasar por la cantina del Hospital, fui hasta el Pen por otros. Eres un puto murciélago sin ellos. - Señala mi cabeza con una mano que sostiene un sándwich. - Ya tienes un chichón del tamaño de Alaska, no quiero más golpes por andar sin ellos...

Si será come mierda, no fue por ellos el golpe.

- Informé a Marcello lo sucedido. - Continúa. - Casi se queda seco el viejo en el piso, por lo que pasó con Vangelis...pero pude calmarlo con la emoción, cuando le dije que tres Heronimitos que vienen en camino y que ya, Vangelis está estable. - Me calma. - Viene luego, con ropa para ti que pareces un maldito indigente, hermano...

Le entrecierro los ojos odioso y cuento hasta diez y se limita a solo sonreír el cabrón dando una mordida a su sándwich.

Acomodo los lentes que me trajo en el puente de mi nariz.

Miro a Ángel y a Rodo.

- Tú. - Digo al primero. - No quiero a nadie desconocido en el área de rayo. Pregunta a Karla su hermana mayor, quien puede ser los posibles visitantes a venir y haz una lista de ellos. Necesito que hables con Millers después, porque quiero noticias frescas de Amanda... - Lo miro profundo y digo entredientes. - ...dile que mi jodido deseo, es que se pudra en la cárcel y que todo el peso de la ley caiga sobre ella... - Ángel asiente y se marcha.

Voy a mi amigo.

- Rodrigo solo serán un par de horas, pero no te separes de Van hasta mi regreso. Y si Nicolás o Karla necesitan algo, solo cumple amigo...que la flota T8P estén para ellos.

- Hecho. - Dice.

- Tú, te vienes conmigo. - Murmuro a Collins, ya en camino a los ascensores.

- ¿Estás seguro de esto? - Pregunta segundos después serio, cuando estoy llamando uno al piso.

Hecho mi cabeza hacia atrás y acomodo los huesos de mi cuello.

Lo miro.

Me conoce tan bien.

- Lo consiguió Lucius...tú y yo, sabemos que era algo inevitable... - Lo llamo por su nombre, porque sabe que estoy abatido y entregado.

Y con un solo puto pensamiento, carcomiéndome la cabeza.

Él solo asiente, porque sabe que tengo razón.

Entramos al ascensor y es donde empieza el punto de partida de mi plan.

Miro el techo resignado.

En realidad, al Todopoderoso.

Y como en esa mañana en la playa y sobre el terraplén, no le pido por mi salvación.

Ni le ruego piedad por mis demonios.

Pero, ahora le imploro.

Le suplico.

Porque, todo marche bien y salga todo de acuerdo a lo que tengo planeado.

Mis hombros caen y suspiro.

Perdón, nena.

Perdóname, amor...

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