EXTRA 1

Hola, Hola, Hola, si ya se que esto es inesperado, perooooo este es un fragmento que esceibi hace un tiempo para un concurso y la verdad es que me encanto el resultado y no podía dejar que muriera en el anonimato, así que espero que les guste como a mi...


^^^^^^^^




El hielo  dentro  del vaso  ya  se  había  deshecho,  no  sabía  cuántas  horas  habían pasado, pero  eran  poco  más de  media  noche.

Su  matrimonio  se  estaba  lleno  al garete y  él  aún  no  lograba  descifrar por qué.  El alcohol se  había  vuelto  su  compañía  por las noches,  donde  simplemente  se  sentaba esperando  por  ella.

Ni  siquiera  sabía  por qué  se  sentaba  a  esperarla  sí  ya  sabía  que  no  llegaría,  al menos no  hasta  que  estuviera inconsciente.

Estaba  a  punto  de  quedarse  dormido  cuando  escuchó  el  monitor sonar, estaban despiertos.

Cómo  pudo  se levantó  y  llego  a  la  habitación  de  sus bebés,  ellos  eran  los  únicos que  lo  hacían  seguir  ahí.

Andrew dormía profundamente, mientras Amber se removía inquieta. Mark la tomo entre sus brazos y la sacó de su cuna, la reviso, pero no necesitaba ningún cambio, tampoco quiso comer, así que se sentó en la mecedora arrullando a su hija, sabía lo que deseaba, deseaba a su madre, pero Bianca estaba tan ocupada con su joyería que sus mellizos ya iban a la guardería. 

Mark a veces los llevaba a la oficina donde los cuidaba junto con su mejor amiga Kate. 

Una vez que Amber se durmió la dejó junto a su hermano y regresó a la mecedora, prefería estar ahí que en propia habitación. 

A la mañana siguiente cuando despertó sus hijos ya no estaban en la cuna, y encontró una nota en la mesa del comedor. 

“Lleve a los niños a la guardería, nos vemos luego”

El rubio suspiró y terminó de arreglarse para ir a la oficina, aquello ya lo estaba sobrepasando. 

Cuando llegó se topó a Kate, la pelinegra lo miró desde su escritorio, podía ver a su amigo sufrir, pero Mark se había encerrado en su burbuja. 

A las 2 ya no pudo seguir en la oficina así que se levantó y se fue. No tardó mucho en llegar a la guardería. Quería ver a sus hijos. 

La casa estaba vacía de nuevo, ni rastro de Bianca, simplemente el silencio. 

Se cambió de ropa antes de darle de comer a los mellizos, era una suerte que ya comieran papilla, no sabía que había cambiado, después del nacimiento de los niños, ella se había alejado, era casi como si hubiera esperado a que nacieran para…

Esa noche durmió en la recámara de invitados, despertó justo cuando se escuchó la puerta cerrarse. 

Se levantó de golpe y corrió a la ventana, Bianca acaba de subir a Andrew al auto y después ella. 

¿Desde cuándo se arreglaba tanto para ir a la joyería? Se quedó ahí, mirando cómo
“el amor de su vida” se alejaba. 

Luchó para mantenerse, aunque en esos momentos quería simplemente echarse a llorar como un niño pequeño. Ahora era cuando más maldecía a su destino. Con su madre muerta, su padre abandonandolos y siendo hijo único, no tenía a nadie. La familia de Bianca se había vuelto su familia. 

Mientras se vestía su mente comenzó a trabajar, recordando momentos, fracciones de conversaciones, miradas y sonrisas. 

A medio vestir corrió a tomar su móvil y llamó a su mejor amiga. 

—Es él

—Mark ¿De qué hablas? 

—Sabes muy bien de qué hablo ¿Es por él cierto? 

—Mark yo…

Pero el rubio ya había colgado, como había podido ser tan ciego. 

Se olvidó del saco y la corbata, y corrió hacía su auto. El camino hasta la joyería se le hizo eterno. 

Por suerte a esa hora no había mucha gente, Lili puso cara de horror en cuanto lo vio entrar, ni siquiera intentó ponerse en su camino.

Abrió de golpe la puerta de la oficina de su mujer, pero nada lo había preparado para lo que vio. Bianca tenía la falda enrollada sobre los muslos y la blusa abierta dejando expuesto un delicado sostén, su cabello fuego estaba despeinado y su maquillaje corrido, mientras que su nuevo empleado, Liam, tenía la camisa abierta. 

— ¡Mark! — Bianca se bajó del escritorio un tanto pálida por haber sido descubierta 

—No puedo creerlo ¡DESCUIDAS TU HOGAR PARA VENIR A REVOLCARTE CON ESTE IDIOTA!

—Tú no tienes ningún derecho de venir a reclamarme nada

— ¿Y el que sea tu esposo qué? Yo partiéndome el lomo para que no te faltará nada, cuidando a nuestros hijos ¿Y así me pagas? ¿ENGAÑANDOME? 

—No te vengas a hacer la víctima Mark Turner, no te queda, no eres ningún puto santo. Tú ya no me interesas —entonces Bianca soltó la mentira más grande que alguna vez dijo, sólo para herirlo— solo me interesaba tu dinero, no te amo, Liam me da todo lo que necesito…

Bianca calló al ver el dolor atravesar sus orbes azules. 

—Bien, en ese caso realmente lamento haber interrumpido. 

Mark se dio la vuelta y se alejó de ese maldito lugar. Para su desgracia se topó con las gemelas hermanas de su “esposa”.

— ¿Mark? ¿Qué haces aquí? —las dos callaron al ver su semblante. 

Jenna se adelantó hasta la oficina y se sorprendió de ver a su hermana aún en la misma posición con Liam a sus espaldas. 

Mark aprovechó para largarse de ahí, ninguna de las dos rubias logró darle alcance. Jane llamó a su marido, Lucas y su cuñado Parker eran los mejores amigos de Mark, su otro cuñado. 

Las gemelas ni siquiera se esperaron a que su hermana saliera, estaban entre el dilema de ir a ver a su cuñado, ir por sus sobrinos o ir con sus padres. 

Decidieron que lo mejor seria los niños, y llevarlos con sus padres. 



(...)



Mark llegó a casa y fue directo a su despacho, ni siquiera el alcohol podría ayudar en esos momentos, tenía que descargar su dolor, en cuestión de minutos todo quedó en el suelo. El dolor que sentía en el pecho no podía soportarlo, sentía que se partiría en dos. Toda su existencia la había construido alrededor de Bianca y ahora ella… ya no estaba. 

Cuando todo estaba en el piso, se derrumbó, nunca había llorado cómo ese día, nunca creí que tendría el corazón roto, jamás imaginó experimentar un dolor tan grande. 

Escuchó cómo tocaban la puerta, pero no le importaba quien fuera. 

Había perdido la noción del tiempo, parecían ser más de las 12 del mediodía, había sucumbido a la tentación, la botella de whisky había desaparecido.

— ¡Mark! 

Tardo en enfocar a quien le hablaba, al parecer sí se había pasado de alcohol. Pero todo ese tiempo mirando a la nada, le había aclarado las ideas. 

— ¿Lucas? ¿Cómo entraron? —ya que se encontró a Parker tras de él. 

—Derribamos la puerta idiota ¿Por qué has bebido tanto? 

Una carcajada brotó de sus labios. 

—Cuando te rompan el corazón entenderás. 

Intento ponerse de pie, sentia los pinchazos en la palma de su mano.

—Diablos

—Imbécil, te has cortado, vayamos a limpiarte —Parker lo llevo a rastras, se sentía un niño pequeño, regañado por su madre— No puedes dejarte caer así. 

— ¿Y qué quieres que haga? Ella me ha engañado y se revuelca con otro, yo… me voy a ir.

— ¿Qué, de qué hablas? 

—Piénsenlo, ella no me ama, ni siquiera le importan los bebés ¿Por qué habría de quedarme? 

— ¿Pero y tus hijos? —Parker y Lucas vieron cómo la sobriedad regresaba al rubio y los miró 

— Ellos se van conmigo.


(...)


Bastaron dos días para que Mark tuviera todo listo, se mudaría a Búfalo con sus dos pequeños hijos, era una ventaja tener una sucursal de su empresa ahí y sobre todo tener a Kate, sin ella encargándose en Nueva York él jamás podría haberse ido.

— ¿Estás seguro de esto? Pero mis nietos…

Las gemelas se habían encargado de avisar a sus padres, por lo que Lucille y Peter habían llegado a su casa. De Bianca ni sus luces.

—Estaremos en el mismo estado Lucille, solo serán unas horas, ustedes podrán ir a ver a mis hijos todo el tiempo que quieran, entiendan que no puedo quedarme. 

—Pero ¿qué harás tú solo con dos hijos, muchacho?  —cuestionó Peter. 

— Amarlos, Cuidarlo y Educarlos… como lo he estado haciendo los últimos 4 meses. 

La pareja desvío la mirada apenada, realmente no sabían cómo es que su hija había sido capaz si Mark era un esposo maravilloso. 

—Nosotros no… 

—No tienen nada que sentir Lucille ni tampoco pienso alejarlos de mis hijos, los problemas con… su madre… sólo nos compete a nosotros dos. Así que espero verlos ahí para el primer año de mis hijos.

Lucille no pudo evitar soltar algunas lágrimas, no podía creer lo que veía, lo que había sucedió y por sí fuera poco, no podía creerlo de su hija. 

— ¿Tienes donde quedarte? —Mark sonrió un poco, al parecer ellos también lo habían olvidado. 

—Yo vivía allá ¿Recuerdan? Nunca vendí la casa de mamá, es bastante pequeña, pero creo que será suficiente. 

Mark dejó que sus suegros se despidieran de sus hijos, con ayuda de sus amigos estaba terminando de subir sus maletas al auto. 

Así que media hora más tarde, Mark colocaba a los pequeños en la parte trasera de su auto. Sus cuñadas se habían ofrecido a acompañarlos, serían alrededor de seis horas en auto, pero sería mejor para los mellizos que subir a un avión. 

Su suegra estaba en un mar de lágrimas, al igual que sus hijas. Trataba de sonreír, tal vez era algo apresurado, pero con cada minuto que pasaba se sentía más y más ahogado. 


—Vamos a estar bien, se los prometo —abrazó a los que se habían vuelto su familia cuando su madre murió. 

Estaba por subir al auto cuando su voz me interrumpió. 

— ¿A dónde vas? —su cuerpo entero se tensó, realmente no quería verla, pero no pensaba demostrarle que lo había destruido. Su orgullo se iría más al verla tan bien, mientras él apenas si podía mantenerse de pie— ¿A dónde vas con mis hijos Mark? 

Eso sí era el colmo del cinismo. 

— ¿Tus hijos? Hace cuatro meses que no te interesa lo que sucede con tus hijos ¿Solo te importa el dinero? bien quédate con todo, la casa las joyas incluso con todo lo de la caja fuerte, no me interesa, mis hijos y yo nos vamos, no quiero volver a verte.


Bianca se puso roja del coraje. 

—Ojalá, porque tampoco quiero verte nunca más. 

Mark se tragó su orgullo y su corazón roto y entro a su auto. Toda la familia observo cómo el auto se hacía pequeño. 

— ¡¿ES QUE ACASO TE HAS VUELTO LOCA?! —Bianca vio con sorpresa a su padre— ¡Tus hijos y tu marido se acaban de marchar! Y tú estás tan tranquila aquí. 

Hasta que su padre lo menciono, el enojo la dejó ver que se había llevado a sus hijos, pero su orgullo era tan grande que no iba a demostrarlo frente a su familia. 

— ¿Creen que él va a cuidarlos? Más tardó en largarse que lo que se va a conseguir una puta y me los va a regresar. 

Su madre la miró sorprendida. 

— ¿En que te has convertido? Escúchame muy bien Bianca, acabas de perder lo más importante de tu vida, ni siquiera quiero verte, me avergüenzo de ti. 

Eso simplemente no lo podía creer ¿Su propia familia? Jenna se le acercó y la miró, nunca había visto los ojos de su hermana mayor tan fríos. 

— Te equivocas Bianca, Mark, él no es cómo tú… no abandonó a sus hijos…


— ¡Yo no los abandone! —gritó mientras todos se iban. 



(...)


Apenas estaba oscureciendo cuando llego a la casa en Bufalo, la casa estaba en buen estado, sin embargo, tendría que limpiarla, solo había hecho dos paradas, para cambiar a los niños y alimentarlos. 

La tercera parada tuvo que hacerla obligado, las fuerzas lo habían abandonado y se había tenido que orillar para no tener un accidente, por segunda vez en dos días lloró, esta vez estando realmente solo. 

Pero al final había llegado, le hubiera gustado pasar a la tienda para surtirse un poco, pero no se veía capaz de despertar a los bebés. 

Mandaría a pedir algo y mañana llamaría a su nueva asistente para que se encargará de abastecer su alacena. Sabía cocinar así que no tendría problema alguno. Se tomaría unos días para acondicionar la casa y la recámara de sus hijos, además de buscar una guardería. 

Se acababa de dar cuenta que se había convertido en padre soltero, y no sabía que iba a hacer, ni cómo lo iba a lograr. 


(...) 


Bianca llegó al departamento de Liam hasta que anocheció. 

— ¿Dónde estabas? —pregunto el castaño, su ceño se frunció, él no debería hacerle preguntas.

—Por ahí —no sabía ni siquiera porque había regresado ahí, sus palabras le estaban cayendo encima, necesitaba a sus hijos. 

Tal vez no quería ver a Mark, pero se pasaba toda la tarde en la guardería con sus hijos, ahí estaba segura de que su esposo no estaría. 

Probablemente se había ido a un hotel y mañana estaría de regreso, jamás alejaría a sus hijos de ella.  Salió de sus pensamientos cuando sintió los labios de Liam sobre su cuello, no sintió nada más que incomodidad. 

—No .

La pelirroja se alejó y tomó sus cosas mientras Liam la miraba molesto  

— ¿No te vas a quedar? 

—No.

Pero tampoco regresó a su hogar, se quedó en un hotel, se sentía cansada de todo. Pero, ella no tenía la culpa.  Algo se rompió dentro de ella, al ver que Mark no regresó al día siguiente, ni al siguiente, ni al siguiente. 



(...)



Tres meses después Mark había adoptado una buena rutina, agradecía al cielo que sus hijos fueran tranquilos, todas las mañanas se despertaba, los sentaba en sus periqueras y desayunaba con ellos, después los arreglaba y a él, hablaban ya mucho más claro, así que mientras él se vestía, escuchaba la plática de sus hijos. 

A las 8, los tres, muy guapos, salían de la casa. Mark entendió todo lo que las mujeres sufrían así que mandó a instalar una guardería en cada una de las sedes de su negocio, jamás imaginó que tuviera tanto éxito. 

No podía tener a sus hijos lejos, había sido la mejor decisión, ya que solo tendría que bajar unos pisos para verlos. 

Todo estaba saliendo bien, aunque por dentro aún estuviera destruido, había noches donde se la pasaba en vela. 

Su mejor amiga, Kate, tampoco estaba muy bien, pues Liam era su medio hermano, ella le había pedido a Bianca que lo contratara 

—No es tu culpa Kate— él le había repetido hasta el cansancio. 

No era totalmente feliz, Bianca había arrancado una parte de él, pero estaba bien, tenía un poco de paz. 

Había comenzado a organizar el cumpleaños número uno de sus hijos y eso sí lo hacía feliz. Sus preciosos hijos eran su motor. 


(...) 


Lucille frunció el ceño ante la insistencia de quién tocaba la puerta. 

— ¿Bianca? —se sorprendió de encontrarse a su hija menor ahí, después de tres meses, se veía mal, más delgada, pálida y con ojeras— ¿Estás bien? 

— ¿Ni siquiera me dejaras entrar?

Su madre se hizo a un lado y ella entró. Bianca no reparó en que sus hermanas también estaban ahí. 

— ¿Dónde están? —su madre la miró confundida— ¿A dónde se llevó a mis hijos? 

Lucille la miró con sorpresa, sin saber qué responder. Se veía bastante cansada, incluso su ropa era deportiva. 

—No lo sabemos —respondió Jenna. Bianca miró con amargura a su hermana. 

— ¿Crees que te voy a creer? Díganme a donde se llevó a los niños, ¡Yo soy su madre!

—Vaya, lo recordaste, pero no te importaron mientras te acostabas con tu amante.

— ¡Tú no sabes nada!

—Claro que lo sé, sé que Mark pasaba las noches en vela esperándote y cuidando de los niños, que necesitaban a su madre ¿Y dónde estabas? Claro muy ocupada con el trabajo. 

—Él tuvo la culpa. Cuando perdimos al bebé ¡Es se alejó! Prefirió acostarse con otra que estar conmigo. 

—No sabes lo que dices —dijo Parker molesto— tú no querías ver a nadie, él trataba de no molestarte ¿SABES CUANTAS VECES SE TRAGÓ SUS PUTAS LÁGRIMAS?  Él también estaba destruido, no podía ayudarte, no pudo salvar a su hijo.

—No te justifiques Bianca —soltó Jane. 

—No puedo creer que me estén juzgando. Díganme dónde están mis hijos. 

— No, no sabemos y aunque lo hiciéramos dudo que fuera a decírtelo, vive con tus errores 

Bianca los miró sin poder creerlo para después salir de ahí, había sido su último recurso, había intentado encontrarlos, pero nada había funcionado. 

En tres meses sus hijos cumplirían un año y ella no estaría, sino hubiera sido tan estúpida y orgullosa, no habría dejado que se los llevará. 


(...)


Mark se levantó extrañado a abrir, los mellizos dormían la siesta en la sala, no conocía a casi nadie. 

Se sorprendió cuando abrió la puerta 

— ¿Que hacen aquí? —frente a él estaban las gemelas y sus respectivos maridos. 

—No pudimos soportar más, aún falta un mes para el cumpleaños de los niños, pero necesitábamos venir. 

Mark sonrió, no tenía ningún problema con ello. Los invito a pasar y se sentaron a conversar mientras los niños despertaban. 

—Están tan grandes.

— Sí, crecen muy rápido.

— ¿Tú cómo estás? —pregunto Lucas.

— Mejor… creo, al menos estoy tranquilo, pero todavía duele. 

Los cinco se quedaron callados, cada uno pensando en lo que había sucedido. 

— ¿Cómo tomaron el cambio? ¿No les afecto? 

—Pues no realmente, pero mañana tienen cita con el pediatra para estar más seguros. 

Mark los invito a quedarse, pero las dos parejas ya habían rentado un apartamento para el tiempo que se quedarían, las gemelas le prometieron acompañarlo al día siguiente al médico.


(…)


Cuando Jenna y Jane entraron a la casa murieron de ternura. Mark estaba sentado en el suelo mirando a sus hijos caminar hacia él. 

—Pero que preciosuras —Jane tomo a Amber mientras su gemela a Andrew— ¿Estás listo? 

—Claro vamos. 

Los tres salieron con los niños en brazos, los mellizos iban contándole todo a sus tías, Mark estaba feliz si sus hijos eran felices. 

La clínica estaba con poca gente, por lo que no tardaron demasiado en hacerlos pasar, el consultorio estaba vacío, la enfermera les había indicado que esperaran. 

—En verdad estamos felices de que estés mejor Mark.

El rubio fue interrumpido cuando iba a contestar. 

—Buenos días, señores… Turner— Al consultorio entro una mujer, de cabello negro y muy hermosa, con una bata blanca cubriéndola— Yo soy… —cuando alzo la vista se quedó pasmada, frente a ella estaba el hombre más guapo que en toda su vida había visto, sedoso cabello rubio, hermosos ojos azules y una boca tan besable… Katrina sintió su rostro sonrojarse, se había quedado como una estúpida mirando a un padre de familia con su esposa presente—... Katrina Kozlov…

Su ceño se frunció al ver a dos mujeres idénticas cargando a un bebé cada una. 

—¿U… ustedes son las ma…? —Jenna y Jane comenzaron a reír, mientras Mark sonreía al  ver la mirada de la chica, era muy hermosa, nunca pensó que vería a una mujer así de nuevo. 

—No… no, nosotras somos sus tías, pero venimos acompañar a Mark— contesto
Jane, mientras Jenna la miraba atenta— Él es padre soltero…

—Ah bueno yo… ¿Supongo que los dos son sus hijos?

Katrina sintió sus manos sudar, cuando los ojos azules se posaron en ella. 

—Obviamente.

—De acuerdo chequemos a estos preciosos


(…)


A partir de ese día Mark y Katrina se hicieron muy buenos amigos, después de descubrir que vivían a unas pocas cuadras. Katrina se había encariñado con los hijos de Mark, y a decir verdad estaba enamorada del hombre, aún no tenía la confianza de poder decirlo. 

Sabía que él tenía un pasado, lo veía en sus ojos, la tristeza y la desconfianza, pero se conformaba con ser su amiga y apoyarlo con sus bebés. A sus hijos les agradaba también. 


(…)


Kate estaba organizando la agenda de clientes para la próxima semana, se había quedado hasta tarde en la oficina.  Estaba tan concentrada que no reparo en que alguien había llegado a la oficina. Cuando levanto la mirada, se topó con Bianca, su ceño se frunció de inmediato.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Dónde está?

— ¿De qué hablas?

— ¿Dónde está?, ¿A dónde se ha llevado a mis hijos?

Kate la miró por mucho tiempo antes de hablar.

—No voy a decírtelo.

—Claro, sientes que ya es tuyo ¿No? Nada más porque le abriste las piernas, no se porque todos lo defienden si él primero se revolcó contigo. 

—¿De dónde demonios? Claro, él te lo dijo ¿Cierto? Liam, no puedo creer que hayas sido tan idiota como para creerle, eres una estúpida, Mark y yo jamás tuvimos nada, soy lesbiana. Liam es un hombre codicioso e interesado. 

Bianca se tensó al escuchar cada una de las palabras de Kate, ¿Podía confiar en ella


(…)



La fiesta del cumpleaños uno de sus hijos había sido perfecta, ver lo felices que estaban lo hacía muy feliz. 

El miércoles aprovecho un rato libre para ir a buscar al supermercado lo que le faltaba.  

—Lo siento mucho Mark —escucho como le pedían disculpas después de chocar con él en el pasillo. Era un hombre alto, de cabello castaño claro y ojos verdes 

— ¿Te conozco? 

—Eh… no…

El chico siguió de largo en cuestión de segundos, dejándolo confundido y preocupado. 

Por la tarde fue uno de esos días que después de dormir a sus hijos se sentaba en su sala y observaba a la nada, pensando en lo que había cambiado su vida después de seis meses.
 
El timbre sonó, el rubio extrañado se levantó y fue a abrir, se topó con una pequeña rubia y el chico del supermercado, esta vez traía en brazos un bulto, un bebé. 

—¿Qué desean?

—Yo… Soy Emma Williams y él es mi esposo Luke —la rubia se adelantó un paso— ¿Crees que podamos hablar un momento?

Mark los miró por un segundo antes de asentir y hacerlos pasar. 

— ¿Y? ¿De qué quieren hablar?

—Verás… yo, no sé por dónde empezar, pero, tu y yo somos medios hermanos —dijo Emma. 

Mark la miró por mucho tiempo antes de cuestionarla. No podía creer lo que le decían, tenía una hermana mayor. Su padre nunca había abandonado a su madre, su propia madre se había alejado. 

Había congeniado al instante con su media hermana, y Luke le había caído muy bien, además de tener una sobrina preciosa. Los mellizos adoraban a su prima.  Por fin su vida se estaba arreglando, había enterrado el recuerdo de Bianca para poder sobrevivir, cada domingo se reunía con la familia y Katrina también fue bien aceptada. 

Los Santoro habían ido de visita así que el domingo todos estaban reunidos. Los hombres preparaban la barbacoa mientras las mujeres conversaban, Katrina jugaba con Amber en un costado del jardín. 

—Iré por más cerveza. 

El rubio entro a la casa, el timbre comenzó a sonar mientras se dirigía a la cocina, con una ligera sonrisa se acercó a la puerta, pero todo murió cuando abrió la puerta, jamás pensó en volver a verla, pero ahí estaba con su cabello rojo suelto. 

—Mark

—¿Qué haces aquí? —el rubio se echó para atrás como si ella lo quemara. 

La pelirroja iba a contestar, pero su mirada capto a la pelinegra que estaba cargando a una pequeña pelirroja. 

—Yo volví…






 

 



JAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA (risa maníaca)

Debo confesarles que en verdad que amo esta mini historia,  no se cuando la escribí y luego la leí me dije: Woah, eres una pinshi genia. De verdad que cada que la leo me enamoro  y es que siendo sinceras estamos taaaaaan acostumbradas a leer historias donde son ELLOS los malos, los que engañan, los que abandonan, los que mienten, pero la realidad es que en el mundo hay miles de hombres que son padres solteros y sacan adelante a sus hijos solos y jamás se les reconoce como se debe, por eso amo este mini, porque muestra la otra cara, si bien todas odiaban a Mark por lo que hizo ahora pregúntense esto... ¿Odiarian a Bianca de la misma forma si fuera al revés?

Las amo y espero sus COMENTARIOS al respecto.

Les ❤
 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top