CAPÍTULO CINCUENTA
Una semana después.
Todas las chicas se habían reunido para planear la despedida de soltera de Jenna que sería en tres días. Todas, incluida Miranda, estaban en la casa de Emma esperando a que Kate que estaba retrasada.
—Lo siento, lo siento, lo siento.
Kate entró corriendo, estaban en la sala. Bianca era la que estaba más alejada pues no quería ni ver a Miranda.
— ¿Qué diablos Kate?
—Lo siento pero Mark y Katrina me retuvieron, están acelerando las cosas para poder llevar a los niños a...
Kate se dio cuenta de su error y miró a Bianca quien se había acercado con el ceño fruncido.
— ¿Qué has dicho? ¿Katrina y Mark? ¿Mis hijos?
—Yo... ellos están trabajando en el complejo de Búfalo, Bianca.
— ¿No se supone que tú hacías eso? —Jane le preguntó a Miranda quien sonrió.
—Tuve que salir hace una semana y dejé a Katrina a cargo, al parecer lo estaba haciendo realmente bien, así que ella está con Mark ahora.
Bianca entrecerró los ojos hacia esa odiosa pelinegra.
— ¡Ese hijo de...! ¡No tiene que meter a mis hijos en sus folladas ocasionales!
Bianca tomó su teléfono y salió de la habitación, todas las mujeres parecían sorprendidas de la reacción de Bianca. Miranda soltó un suspiro satisfecho ganándose todas las miradas.
—Me alegra que Mark hasta decidido hacerme caso.
— ¿Caso a qué? —preguntó Jenna.
—Le dije que era hora que fuera feliz. Ella parece estar haciéndolo, no veo porque él no pueda hacerlo. Además Katrina es una mujer muy guapa.
— ¿Cómo demonios te atreves a decirle algo así? —Kate fue la primera en reaccionar.
—No le veo nada de malo, yo solo quiero que Mark sea feliz.
Las gemelas y Emma miraban a la dos mujeres que discutían en susurros, ya que no sabían qué tan cerca estaba Bianca.
— ¿Quieres que Mark empiece algo con Katrina?
—Sí, me encantaría —soltó con una sonrisa cínica.
Kate miró a la pelinegra como si estuviera loca.
—Eso nunca va a pasar porque créeme si eso sucede ¡Se desata la tercera guerra mundial!
Miranda volvió a asentir.
— Cariño, que venga la tercera guerra, no sabes cuánto me gustaría —Emma y las gemelas habían desaparecido.
—Esto se esta poniendo interesante —le susurró Jane a su gemela.
—Van a ver, esos viajes que tiene que hacer a Búfalo, ayudarán a que se conozcan.
Kate se sentó furiosa frente a Miranda, la morena estaba realmente molesta.
—Mark nunca va a estar con Katrina ¿Sabes por qué? porque ella no es Bianca.
—Eso es lo dice, pero las palabras se las lleva el viento —se limitó a decir Miranda.
—Ya veremos, cuando Mark la rechace yo te diré que las palabras se la lleva el viento.
Las gemelas no pudieron resistir mucho antes de carcajearse, mientras Emma solo las miraba divertida
******
— ¿Dónde estás? —Bianca intentaba controlar sus emociones.
—En la oficina —incluso a través de la línea la voz de Mark sonaba confundida.
— ¿Con quién estás?
—Pues con Katrina, estamos trabajando —Bianca frunció el ceño, esta vez podía escuchar la diversión en sus respuestas.
— ¿Y mis hijos?
— ¿Con mi madre? Por cierto quiero llevarlos a Búfalo, Katrina les dará un tour seguro por la construcción, será solo el fin de semana, así que no perder…
Bianca sintió las carcajadas burbujear en su garganta.
—Eso malditamente, no pasará. No quiero a mis hijos cerca de...
—No —Bianca tardó en reponerse de su comentario— Lo siento Bianca, también son mis hijos y quiero que vean lo que su padre hace. Así que estarán en el colegio el lunes por la mañana.
Entonces colgó, dejándola paralizada, no podía creer que Mark le acabará de colgar. Estaba lo bastante cabreada como para procesar correctamente, cuando regresó a la sala Kate y Miranda se fulminaba con la mirada, mientras las otras chicas las miraban divertidas.
—Tengo la idea perfecta para tu despedida Jenna —cuando tuvo la atención de las cinco sonrió— Alcohol, Alcohol y Alcohol.
******
Mark miraba sonriente los papeles que tenía enfrente, jamás pensó en recibir una llamada así de Bianca.
— ¿Por que tan feliz? —Mark se topó con Katrina en la puerta. La chica había actuado como si nada hubiera sucedido haciendo más fácil el trabajo de ambos, así que el también lo había dejado estar— por cierto Kate no estaba, así que entre.
Mark estaba complacido y sorprendido, Katrina realmente era buena en lo que hacía.
—Nada, sólo una llamada. Y sí, pidió el día tenía cosas que hacer ¿Entonces? ¿Que tenemos para hoy?
—Bueno, me han llegado los resultados preliminares y yo tenía razón, estaban tomando las muestra bastante mal. Creo que hoy solo iremos a supervisar el último muestreo.
Mark asintió.
—Te veré en el estacionamiento, tengo que llamar a mis hijos.
Katrina asintió y salió. Mark se enlazó con sus hijos, después de saludar a su madre, escuchó las dos hermosas voces de sus pequeños.
— ¡Hola papi!
—Hola niños ¿Cómo se están portando con la abuela?
— ¡Bieeeeen!
—Bueno ¿Qué les parece si cuando regrese mañana vamos a comer pizza? además ¿Les gustaría ir conmigo a Búfalo el fin de semana?
Sus hijos soltaron un grito emocionados, aquel mini viaje, en verdad si les había ayudado. Los mellizos estaban muy emocionados con acompañarlo a Búfalo.
******
Katrina salió de la oficina suspirando.
¿Cómo podía fingir que todo era maravilloso? Era una ridiculez sentirse atraída por Mark Turner, ERA OBVIO QUE ÉL JAMÁS SE FIJARÍA EN ELLA, solo era una chiquilla comparada con él. Y con su hermosa ex esposa por ahí sería aún más imposible. Iba tan distraída que no pudo evitar chocar con la persona.
—Lo siento, yo no estaba...
— ¿Quién eres tú? —una voz en exceso hostil le pregunto, se fijó en la persona y se encontró con una mujer más alta que ella, de piel morena, con bastantes senos y bastante ligera de ropa— Te estoy hablando.
Cuando Katrina fue a contestar, un muy agitado guardia de seguridad llegó al piso, se acercó a la mujer y la tomó de los hombros.
—Lo siento mucho señorita Kozlov, esta mujer no debe estar aquí, por favor no se lo comente al señor Turner —Katrina estaba confundida mientras veía al guardia arrastrar a la mujer.
— ¿Aún no bajas?
Katrina se encontró con Mark saliendo de la oficina.
—No, ya voy, adelantate.
Dos horas después Katrina y Mark salían del aeropuerto.
—Ya es tarde Katrina, te llevare a tu hotel y mañana nos vemos temprano.
Katrina se solo asintió, que Mark se hospedara en otro hotel la hacía sentir rechazada. Pero se conformaba con trabajar junto a él, ayudarle y sobre todo aprender.
******
Bianca se miró en el espejo esa noche serían las despedidas de solteros de Jenna y Parker. En tres semanas sería la boda y todos estaban muy tensos por ello, pero esta noche solo se relajarían y harían feliz a la novia.
Se había colocado un vestido verde esmeralda, ceñido al cuerpo con un capa de intrincado encaje del mismo color, la manga era tres cuartos y dejaba sus hombros descubiertos. Se había mirado demasiadas veces en el espejo, ya no tenía el delgado cuerpo de antes, y de lejos su vientre seguía plano.
—Mami te ves hermosa —dijo Andrew entrando a su habitación, había estado sumamente molesta cuando Mark se los llevó junto con esa chica por lo que no había hablado con el padre de sus hijos desde eso.
—Gracias mi amor.
Amber entró también a la habitación y abrazó a su madre.
— ¿Sabes mami? la nueva amiga de papá no me gusta.
Ese comentario hizo que su vena protectora despertara.
— ¿Acaso les hizo algo?
— ¡Claro que no mamá! —contestó un muy ruborizado Andrew—además ella es muy bonita.
—Es solo que, no se, no me gusta, pero al menos no me acuso con papá —admitió su pequeña pelirroja con resignación.
— ¿Que hiciste Amber? —la niña se tapó el rostro avergonzada, así que fue su hermano quien contestó.
—Le dijo que a mi papi no le gustaban las niñas de pelo negro solo las de rojo como el de ella.
A pesar de que debería estar molesta y reprender a su hija, no pudo evitar reírse, le hubiera encantado ver la cara de Katrina Kozlov con el comentario de su hija, cuando logró retener la sonrisa que amenazaba con salir, tomó a su hija y la sentó en su regazo cuidando de no arruinar su vestido.
—Amber, eso que le dijiste no está bien, no pienso decirle a tu padre, pero tampoco quiero que se vuelva a repetir.
Justo en ese momento sonó el timbre, Andrew y Amber salieron corriendo, pues seguramente sería Mark, él llevaría a los niños a casa de su abuela, ya que las chicas la recogerían a ella.
Bianca se apresuró a abrir, pues los mellizos estaban brincando con sus bolsas de dormir impacientes por irse con los abuelos, los Turner junto con su padre cenarían juntos.
Se encontró con Mark en la puerta, se veía sumamente guapo, traía unos jeans oscuros con una botas negras, una camisa azul con un saco azul más oscuro, los dos primeros botones de la camisa estaban abiertos.
—Te ves muy bien Bianca —soltó con una sonrisa ladeada, esa que enamoraba a todas las chicas en la universidad.
—Gracias Mark, tú también, espero que se diviertan mucho.
Mark sonrió, quería decirle muchas cosas, pero sus hijos estaban ahí.
Bianca se veía más que bien, ese vestido resaltaba sus curvas increíblemente, se sentía repentinamente molesto de saber que algún tipo se le acercaría esa a noche.
—Nos vemos mañana.
Mark salió junto a sus hijos y veinte minutos después, una limusina aparco fuera de la casa.
—Mueve tu precioso culo cuñadita —esa fue Jane, seguramente ya estaban tomando. Bianca se apresuró y se encontró con todas sumamente hermosas, a Jenna le habían colocado un hermoso velo en su recogido, se veía preciosa.
—Ahora sí ¡A DIVERTIRNOS!
El plan era recorrer distintos clubs de la ciudad hasta el amanecer, todas se estaban divirtiendo, había tomado bastante y bailado, en cada lugar vitoreaban a Jenna pues todo mundo notaba que era la próxima novia y festejada.
—Esos chicos nos miran —advirtió Kate, Bianca levantó la mirada y se dio cuenta de que era cierto.
—No me interesa.
— Sí claro, tú, pero uno que nada de nada.
Bianca miró a la chica confundida.
— ¿Qué sucede con Thomas?
La morena suspiró, tomó su shot y lo vacío de un solo trago, hizo una mueca mientras el alcohol bajaba por su garganta.
—Es complicado, creo que es hora de irnos Miranda acaba de subirse a la mesa, por cierto ¿Notaste que Jane no ha tomado nada? creo que quiere emborrachar a su hermana hasta la inconsciencia.
—Jenna jamás bebé tanto y tienes razón, Emma está apunto de seguir a Miranda y mi dulce hermano me matara si se entera.
Kate, Jane y Bianca arrastraron a las otras tres mujeres a la limusina para que las llevara al apartamento de Kate, donde terminarían de festejar.
No tardaron mucho en llegar, todas estaban riendo de las cosas que decía Emma, pues era la más reservada de las ahí presentes, pero ya había hecho sonrojar a Jenna con sus consejos para ser buena esposa.
— ¿Alguien quiere mojitos?
Kate no espero respuesta y se fue a su cocina donde ya había dejado todo preparado mientras Miranda se acercaba al reproductor y ponía música.
—Ahora sí ¡Olvidense de los putos hombres y sean mías!
Todas se carcajearon del comentario pelinegra, sin embargo a Bianca la hizo recordar a Mark, así que una hora después demasiados mojitos habían pasado por su garganta. Se tambaleo hasta la barra de la cocina, los tacones habían desaparecido, habían comenzando a ser borrachas depresivas, todas ya habían tenido su canción menos ella.
Por lo que era hora de cambiar eso, se acercó al reproductor y comenzó a buscar SU canción.
— ¡Oye! —protesto su cuñada.
—Cállate rubia quiero mi canción.
Cuando la encontró se dejó caer en el sillón sin importarle estar junto a Miranda.
Tú ni siquiera tienes que mentir
Sólo necesito que digas adiós
—¡OH! Perra tu nos quieres hacer llorar —Bianca ignoro a Miranda y comenzó a cantar su canción favorita en esos momentos.
Entonces de verdad voy a dejarte ir
Y nunca me verás
Así que deja de perder el tiempo
Nunca iré a tu alrededor,
nunca más
Este será el final
Ahora solo cierra esa puerta
Pero tú me vas a perder todos los días
Ahora todas estaban cantando, pero Bianca sentía como se iba cerrando su garganta y no tardaría en llorar.
Así daño en todos los sentidos
Probablemente hará que quiera ir
y conducirte a una locura
Podrías haber tenido todo
Pero me rompiste el corazón
Ahora tengo que hacer lo que hago
Sabes que siempre sacarás lo mejor de mí
Pero jugaste conmigo como una tonta
¿Por qué haces eso, nene?
No tiene por qué ser así
Pero no hay manera de que pudiera quedarme
Y tus ojos, nariz, labios
Me persiguen en mi memoria,
No te puedo olvidar, aún si lo intentara
Quiero creer en tus mentiras
Y tus ojos, nariz, labios
Me persiguen en mi memoria,
No te puedo olvidar, aún si yo muriera
Se siente que estoy perdiendo la cabeza
Bianca ya tenía las mejillas con lágrimas y a todas se les había bajado un poco el alcohol, entendían lo que sucedía y en quien pesaba Bianca.
— ¿Aun lo amas? —Bianca miró con amargura a Miranda.
—Eso no te interesa, aunque al parecer siempre te ha importado ¿No? vete a la mierda Miranda Fuller.
Bianca se levantó y se metió en la cocina, de repente se sentía furiosa y triste, el alcohol tampoco es que ayudará mucho. Se sentó en la barra e ignoró la jarra ya preparada de mojito, relleno su vaso con ron y le dio un gran trago. Sí, el alcohol era bueno para deshacer el nudo en su garganta.
—Bien, tal vez necesitas dejar de tomar.
— ¿Que demonios quieres Miranda?
La pelinegra se sentó frente a ella.
—Solo quiero saber algo ¿A qué putas madres te referías? ¿Piensas que quiero algo con Mark? ¿Por eso siempre has sido así conmigo? Me cago en la punta.
—No lo sé, dímelo tú.
Miranda comenzó a reírse haciendo que Bianca la fulminaba con la mirada.
—No le veo la gracia.
—Pero claro que la tiene, yo jamás he visto al puto Mark de esa manera ¿Sabes por qué? porque JAMÁS ME HAN GUSTADO LOS PINCHES PUTOS JODIDOS HOMBRES. Solo he amado a una persona y es una puta mujer bellísima.
Bianca la miró sorprendida.
— ¿No te gustan los hombres? —preguntó con incredulidad.
—Hay linda es posible que este más interesada en tu vagina que en el pene de Mark.
Bianca se sonrojo y se mantuvo callada por mucho tiempo, mientras terminaba todo el ron poniéndose aún más ebria.
— ¿Estas bien? Quiero decir ¿Cómo llevas lo de Mark?
—No lo sé Miranda, es solo que... no puedo ¿Qué fue lo que no hice? Esa mujer era hermosa, pero yo lo amaba... lo… no lo sé.
— ¡Bianca! no puedes jamás compararte con una puta zorra, no mames, Mark se equivocó, se que aún te ama, solo necesitan tiempo para recuperarse.
—No lo creo, Miranda, no creo que nada pueda arreglarse, realmente lo nuestro está acabado. Yo tengo a Liam y él pronto encontrará a alguien que también lo haga feliz.
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