Capítulo 17
Fue incómodo verme con Astley en los entrenamientos sabiendo que saldré con él, pero se limitó a no sacar el tema hasta que terminé de entrenar. Hoy fue un día agotador; peleé de nuevo en el cuadrilátero y, esta vez, fui derrotada, mis poderes no me sirvieron con mi oponente, así que tengo un buen moretón en el pómulo que Jena intenta ocultar con maquillaje, siento pinchazos cada vez que la brocha toca mi piel y luego de un rato la base comienza a molestarme.
–No puedo, lo siento pero no puedo – Dice irritada soltando la brocha sobre la cama haciendo que el acolchado quede manchado.
Toma un algodón y comienza a desmaquillarme con tanta brutalidad que la aparto y termino de hacerlo yo con un poco más de cuidado. Intenté que no, pero ella insistió en ayudar a arreglarme, dijo que no se sabe cuántas veces en mi vida aceptaré invitaciones a salir y quería aprovechar la ocasión. Mientras busca en mi armario algo que ponerme, tomo un espejito y observo el moretón, está totalmente negro.
–No te preocupes, Anne – Comienza a decir –, debe estar tan acostumbrado a ver personas con moretones que tal vez ni se dé cuenta. Además, ya debió haberlo notado cuando fuiste al salón de armería. Aunque... si no puedo tapar ese moretón, al menos debería ponerte algo de labial para desviar la atención, y tal vez arquearte las pestañas
Apartándose del armario, saca de una bolsita rosa un labial rojo que es demasiado fuerte para mi gusto, así que aparto instintivamente el rostro señalándolo.
–No pienso ponerme eso.
–Por favor, Anne, es sólo un labial – Replica sonriente –. Además, con esa piel morena quedaría encantador.
Sin decir nada más, se sienta a mi lado y acerca sus manos a mi cara (Una con el labial), hago la cabeza hacia atrás antes de sostener sus brazos para alejarla, pero ella insiste tanto que termino rindiéndome cansada pensando en la posibilidad de quitármelo antes de que Astley me vea así. Ella sonríe satisfecha y comienza a pasar el labial por mi boca con delicadeza antes de guardarlo de nuevo y enfocarse en mi ropa. Tras un rato observando algunas prendas, termina por darme un vestido rojo con bastante vuelo que llega hasta mis rodillas y sale de mi cuarto para que me cambie, había olvidado que lo tenía. Aunque no sea mi favorito, decido ponérmelo sabiendo que no tengo nada mucho mejor. En cuanto salgo de la habitación con mi vestido rojo y mi cabello recogido en una cola alta, Jena voltea desde el sofá y me observa apoyando los codos en el respaldar.
–Te ves increíble – Dice con una sonrisa calma mientras yo aliso mi vestido – ¿Cómo te sientes?
–No lo sé... Siendo sincera preferiría quedarme aquí contigo...
–¡Por Dios, Annet!¿Podrías esmerarte en disfrutar? – Pregunta rodando los ojos – Astley no parece un mal tipo y a lo mejor termina gustándote... Al menos intenta pasarla bien.
Llega a mí el olor a pólvora y perfume de Astley desde abajo así que me despido y salgo del apartamento antes de que él llegue a la puerta del edificio. Comienzan a temblarme las piernas mientras bajo las escaleras, aún tengo la posibilidad de subir a ponerme a salvo con mi cubrecama y decirle que me siento mal, todavía no puedo creer que me intimide el hecho de ir a una cita. Lo escucho tocar el timbre y luego oigo a Jena decirle por el portero eléctrico que estoy bajando. Al salir, me sonríe tan abiertamente y con tanta tranquilidad que logra hacer que quede casi presa de su sonrisa, va muy bien vestido y, quitando su habitual olor a pólvora, huele muy bien. Hago lo posible por sonreírle también y entonces recuerdo mis labios rojos haciendo que mis nervios aumenten aún más, debí quitármelo mientras bajaba las escaleras. Noto que él también está un poco nervioso cuando al quedar parada frente a él, apenas sabe qué hacer, simplemente se limita a sonreír antes de hacerme a subir a su camioneta, la cual es una 4x4 que tiene el mismo olor a pólvora pero aún más fuerte. Cuando sube a mi lado, intento relajarme y convencerme a mí misma de que la pasaré bien con él; es mejor dejar de pensar en mis nervios y dejar que todo fluya. Astley enciende la radio después de unos minutos, suenan algunos lentos de la década del 80, haciendo que pueda calmarme un poco, esa música siempre me hace bien.
–Ayer fue el primer día que trabajaste desde el periódico ¿Verdad? – Pregunta Astley luego de un momento.
–Sí, es cierto.
–¿Y cómo va todo?¿Qué tal es tu jefe?
–Sean es bastante serio, es una de esas personas que te felicitan por algo y de la nada te da una orden que debe ser cumplida en tiempo y forma si no quieres tener problemas. Supongo que es la versión masculina e italiana de Korín – Digo logrando que deje salir una leve risa.
–Leí tu artículo de ayer, ¿En serio el doctor Smith es culpable del Virus? – Pregunta intrigado
–¿No has escuchado los rumores que circulan? – Pregunto haciéndome la tonta tras recordar que me prohibí a mí misma mencionar algo más sobre el tema.
–No, nunca... Bueno, supongo que una periodista debe escuchar más cosas que un militar.
Intento cambiar de tema de la forma más sutil que puedo, no quiero comprometer a nadie con una mentira sobre el asunto.
Cuando llegamos me doy cuenta de que era obvio a dónde vendríamos, 'Blue Palace'. "Es el lugar al que lleva cualquier chico que quiere impresionar a su acompañante sin salirse del presupuesto" Jena siempre lo dice. Sinceramente, el lugar es hermoso, las paredes de la entrada son cascadas con piedras de fondo y plantas alrededor, es bastante grande así que las mesas están distanciadas, siempre odié cenar escuchando las conversaciones de los demás por un espacio reducido. Nos sentamos en los sillones de un rincón, las luces son más tenues es esta parte, es un ambiente familiar, me encanta. Tras un momento en silencio, Astley no duda en iniciar la conversación con entusiasmo:
–Dime un poco más de ti – Pide cruzándose de brazos sobre la mesa –, algo que no sea del trabajo; tal vez de tu familia, sé que tienes a tus padres y una hermana, pero no sé nada más.
–Es que no sé qué decir – Digo riendo levemente.
–Algo debe haber – Replica ladeando levemente la cabeza
Sonrío casi inconscientemente cuando su perfecta sonrisa se ensancha de forma natural, tiene una manera de sonreír que, por alguna razón, me parece única. Sus ojos y su forma de mirarme tan insistentemente, cada vez me incomodan menos, noto que tiene pequeñas manchitas negras alrededor de la pupila. Intento a pensar en algo que pueda resultar interesante.
–Ya sabes mucho de los más "significativo" – Comienzo a decir desviando la mirada –, no me gustan los lugares con mucha gente... amo las novelas policiales... me encanta estar en mi casa y el invierno... no soy muy interesante... – Digo atreviéndome a mirarlo.
–No lo creo – Dice reclinándose un poco más hacia adelante –; para alguien que odia estar encerrado, que una persona ame estar en su casa resulta interesante.
Por alguna razón, aquello que dice, aunque sea algo totalmente inocente, logra hacer que me sonroje, porque, aunque odie tener que aceptarlo, es la primera vez en muchísimo tiempo que un hombre me dice que algo de mí le "resulta interesante". Luego de un rato él pide un vino que no tardan en traer junto con los menús, luego de elegir qué cenar, decido ser yo la que inicie la conversación esta vez:
–¿Y qué hay de ti y de tu familia? – Pregunto arrepintiéndome al instante por haber sido tan directa, como si se tratara de un interrogatorio.
–Mis padres se separaron cuando yo tenía dieciséis – Comienza a contar sin dejar de mirarme –; mi hermana se quedó a vivir con mi madre y yo me fui con mi padre, él me enseñó a disparar y a pelear, obvio para no usar esos conocimientos nunca a menos que entrara en el ejército – Sonríe y alza sus cejas pobladas al decir aquella última frase.
–Debe estar orgulloso de que ahora enseñes lo que él te enseñó – Digo ocultando que no le veo la gracia de enseñarle sobre armas a un adolescente.
–Sí, lo estaba... – Dice sonriente desviando su mirada de mí por primera vez desde que llegamos.
¿"Lo estaba"? No quiero entrar en un terreno peligroso, pero la curiosidad me ahoga, aunque, como siempre, pueda hacer que me arrepienta.
–¿Qué... pasó con él?
–El Virus Arsénico.
Efectivamente, desearía no haber preguntado, es una herida muy reciente, quizás ni siquiera cicatrizó del todo. Me encantaría saber si fue una de las primeras víctimas del virus, pero sé que es un tema muy delicado y no me gustaría arruinar el momento metiéndome en cosas como esas. Por esto odio las citas.
–Lo siento mucho; no debí preguntar... me lo habrías contado sin que te lo preguntara si hubieras querido hacerlo.
Su sonrisa se suaviza y me hace el favor de cambiar el tema sin hacerme sentir culpable por revivir su herida; mientras más me fijo en aquellos ojos oscuros que me observan obligándome a mirarlos también, siento cómo algo dentro de mí nace, una especie de sensación que me hace quedar cautivada, como si estuviera cayendo de forma rápida y descuidada por la manera que tiene de mirarme, casi invasiva; y, sorprendiéndome a mí misma, fijarme tanto en su mirada logra hacer que disfrute de la noche e ignore el calor que crece detrás de mis orejas.
Mientras más hablamos, descubro que tiene una habilidad que resulta realmente interesante para personas como yo, con él la conversación nunca se agota; al mínimo atisbo de incómodo silencio, sabe exactamente qué decir o qué preguntar. La gente así es un alivio para mí, que muchas veces no tengo ni idea de cómo hacer para que el silencio no inunde el ambiente. En cuanto iniciamos el viaje de vuelta, no duda en sorprenderme con una simple pregunta, electrizando cada uno de los nervios que creía controlados:
–¿Te han dicho que tus ojos son realmente hermosos? – Pregunta con una sonrisa casi seductora- Son muy grandes y de un tono tan vivo que... no lo sé, me encantan – Dice encogiéndose de hombros sonriente.
Me limito a sonreír sin decir nada, no sé qué decirle y temo arruinarlo así que quedarme callada tal vez sea lo mejor. Sin embargo, él no se rinde y sigue buscando que diga algo.
–¿Sabes? Me resultó un tanto raro verte con ese labial tan fuerte – Dice soltando una leve risa.
–En realidad... mi amiga Jena fue la que insistió – Explico sintiendo cómo el calor sube por mi cara.
–Si te soy sincero... creo que me gustas más sin él – Dice con un dejo de nervios en su voz por primera vez –. Me gusta tu sencillez, y el hecho de que no necesites absolutamente nada para resaltar.
Aparta sus ojos de la carretera por un momento y me observa con una sonrisa un tanto reprimida haciendo que le sonría sintiendo mi rostro arder. Sabía que el labial no era buena idea, no volveré a dejar que Jena me arregle nunca más en la vida. En lugar de intentar seguir hablando, los dos nos quedamos en silencio y, cada tanto, él tararea alguna de las canciones de la radio. Por alguna razón, mi mente queda estancada en lo último que me dijo, "me gustas más sin él". Sé que no deba darle un significado tan rápido, pero es imposible no repetir sus palabras mentalmente hasta que llegamos a mi edificio.
–Me divertí mucho contigo, Annet – Dice mientras nos encaminamos a la entrada.
–También yo- Digo con una extraña seguridad.
–¿Crees que podamos repetirlo?
–No estaría mal– Respondo sonriendo con confianza.
–¿Cuándo?
–No lo sé, ¿El próximo martes? – Pregunto encogiéndome de hombros.
–¿Debo esperar una semana entera? – Su rostro dibuja una sonrisa sarcástica que me devuelve los nervios que creía descartados – ¿Por qué no mañana?
–¿Por qué tiene que ser tan de prisa? – Replico con un tono que sonó bastante tosca pero que parece no importarle.
Observo la calle con impaciencia, mientras él se acerca con bastante confianza hasta que queda casi contra mí, haciendo que me sienta un poco atapada.
–Aunque sea tres días menos de espera, ¿El sábado?
Me atrevo a verlo a los ojos por unos segundos y entonces me encuentro con la misma caída que sentí durante la cena, la cual me hace quedar un tanto vencida ante él, más de lo que me gustaría.
–De acuerdo – Digo desviando un poco la mirada –, el sábado.
Sonríe con suficiencia y, sin previo aviso, se acerca un poco más a mí mientras inclina un poco su cabeza, aunque yo no dudo en apartarme. Mi corazón se acelera de repente a la espera de su reacción. Su sonrisa se disuelve un poco mientras me percato de que, sin darme cuenta posé mi mano en su pecho para empujarlo hacia atrás, la retraigo enseguida y él se aleja un poco. El calor comienza a subirme por la cara, entre el moretón negro y el rojo de la vergüenza debo verme ridícula.
–Lo siento – Dice alejándose aún más –, no quise incomodarte – Explica mientras mete las manos en los bolsillos de su jean y cambia el tema repentinamente – ¿Mañana irás a entrenar?
–Supongo que no tengo otra opción – Susurro bajando la mirada.
–Entonces... nos vemos mañana... descansa, Annet.
Me despido y entro al edificio sin más. Todo venía bien, tal vez demasiado bien, hasta que intentó besarme, ¿Habrá estado mal que yo me apartara?¿Lo hice sentir mal? Supongo que está yendo un poco rápido y no sé si quiero eso, tal vez sí, pero no estoy segura del todo; así que supongo que habrá varios límites en esto, y sólo entonces podré confiar ciegamente que aquellas indirectas sobre gustarle o que esté interesado en mí sean reales. Y sin embargo, una parte de mí quiere ir por todo, y rápido.
Cuando entro a mi habitación, Jena está totalmente dormida justo en el medio de la cama. Cambio mi ropa por mi pijama lo más sigilosamente que puedo y me meto a la cama intentando correrla un poco hacia la izquierda con miedo a despertarla, aunque no sé por qué me preocupo, siempre tuvo un sueño muy profundo y pesado. Al darme cuenta de que será imposible moverla, me quedo inmóvil casi en el borde de la cama. Por desgracia, en lugar de dormirme pensando en lo hermosa que fue la noche, me quedo pensando en lo arrepentida que estoy de no haber dejado que me besara.
...
Después de terminar con los entrenamientos de hoy, me quedo sentada en una banca mientras todos los que practicaban salen de las cabinas y se van del salón. Papá entrenó armería por primera vez, obvio con Astley, cuando estaban juntos prestaba atención a cada palabra que intercambiaban, agradezco que no haya mencionado nada respecto a nuestra cita de anoche. Aun no sé qué significa que hayamos salido y no quiero mencionarles nada a mis padres de lo que no esté segura. Dejo caer la cabeza en la pared con la mirada perdida. Veo a Astley acercarse a mí y sentarse a mi lado a muy pocos centímetros de donde estoy, siento el impulso de hacerme hacia un costado, pero lo rechazo y me quedo en mi lugar.
–¿Pudiste descansar anoche? – Pregunta de repente.
–No mucho, Jena no dejaba de moverse y golpearme – Explico un tanto indiferente.
–Yo apenas pude dormir – Dice con una leve sonrisa –; no podía dejar de pensar en el momento en que entraras por esa puerta y te viera de nuevo...
Me limito a sonreír sin demasiadas ganas, tengo tantas dudas en mi mente que incluso dudo de que sea cierto lo que acaba de decir. Cambio de postura apoyando los codos en mis rodillas y mi cabello cae alrededor de mi cara.
–Hoy te noté extraña – Dice inclinándose un poco hacia adelante imitando mi posición –. Pareces algo malhumorada.
–Tal vez...
–¿Ocurre algo?
–No, nada importante, solo estoy algo confundida... por todo.
Pasan unos segundos antes de que él deslice por mi cara sus dedos con delicadeza para ubicar mi cabello detrás de la oreja, su mano está un poco fría. Lo miro con sorpresa e irritación a la vez, por el contrario él me sonríe con calma, calidez y comodidad, está tan cerca de mí que me aterra cómo pueda llegar a actuar, y cómo puedo llegar a reaccionar. De la nada, él se acerca un poco más y besa mi mejilla, me pongo tan nerviosa que cuando vuelve a alejarse me limito a desviar la mirada con una sonrisa forzada. Puede que a muchos un simple beso en la mejilla sea algo totalmente insignificante, pero para mí es algo muy grande e íntimo considerando que las personas con las que crecí apenas se tocan entre sí y que nunca tuve un grado de intimidad fuera de lo normal con nadie. Él se levanta sonriente y se encamina hacia una mesa con una mochila sobre ella.
–¿Necesitas que te lleve a tu casa? – Pregunta con soltura colgándose la mochila al hombro.
Pienso un poco antes de responderle, papá ya se fue hace rato y no sé de ninguna línea de metro que pase por aquí, si le digo que no, tendré que caminar hasta casa y me siento algo cansada, así que acepto, teniendo en mente la posibilidad de que surjan más momentos incómodos entre nosotros de los que me gustaría. Sin embargo, en el recorrido hacia mi apartamento me siento más tranquila y relajada de lo que creí. Astley y yo hablamos del reciente asesinato de un Neón, hay muchas teorías de cómo fue asesinado. También me comenta que él y todas las personas que se enteraron de mis poderes y los de papá, tuvieron que firmar una especie de juramento en el que se comprometían a no compartir con nadie algo relacionado al asunto.
Al llegar, me dejo caer en el sofá, estoy exhausta. Pienso en todo lo que hice en el día, comenzando con mi desayuno en el café Jo's, y seguido por la agotadora mañana de trabajo cubriendo una nota sobre un niño desaparecido el día de ayer. Luego pienso en el agotamiento mental y físico que me están dejando los entrenamientos, no sé por cuánto tiempo más pueda soportarlo. Y así es como llega a mi mente el beso de Astley, sus labios estaban fríos, y su contacto con mi piel alteró cada parte de mi cerebro. Sonrío un poco al recordar su sonrisa, no parece importarle el hecho de que casi todo el contacto que tiene conmigo me pone nerviosa, quizás me entiende y tal vez incluso le gusta. Me sorprendo a mí misma deseando que sea mañana para volver a verlo, y para apreciar de nuevo sus labios delgados y sonrientes.
...
"Voy cayendo en tu mirada, como cae una cascada.
Voy cayendo y no lo entiendo, tan desnudo como el viento.
Voy cayendo y no hay paredes, ni peldaños, ni relieves"
(Tal vez- Ciro y los Persas)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top