Capítulo 15


Papá y yo caminamos por los pasillos del juzgado hasta encontrar a mamá. Mientras la buscamos, él me explica casi todo lo que pasó en el juicio; Philips fue exonerado, ya que su abogado asegura que fue controlado por alguien con poderes mentales en el Laboratorio, aunque la única prueba es una chica llamada Charlotte Travis, una Neón que trabaja allí que tiene el poder de controlar la mente de quienes tenga a su alrededor, pero papá asegura que ella no tuvo nada que ver en esto. Cuando vemos a mamá, ella nos guía a un pasillo totalmente vacío sin decir ni una palabra. Comienza a hablar en voz baja luego de verificar que no hay nadie aparte de nosotros:

–Phillips es culpable, no fue manipulado y su abogado lo sabe, ambos mienten.

–¿Pero por qué dejaste que lo exoneren? – Suelto sin pensar – Merece estar en la cárcel.

–Intenté convencer al jurado de que valía la pena seguir investigando el caso, pero ellos están firmes en su posición hacia Charlotte. Si seguía oponiéndome al jurado sospecharían de mí, es decir, la estrategia del abogado de Phillips suena bastante convincente.

–¿Qué sospecharían? – Pregunta papá.

Ella lo mira como si fuera obvio, sospecharían que tiene poderes, o tal vez llegarían a la conclusión errada de que mamá está involucrada con Charlotte y quiere dejarla ir. Luego de un rato pensando, hago un chasquido con la lengua y me dirijo a ambos con frialdad:

–¿Cuál es el drama de que sepan la verdad? Tenemos poderes y no debemos ocultarlo si eso ayuda a la justicia. Si dices que tienes poderes mentales te creerán cuando digas que Owen es culpable y la historia llegaría a su fin.

–¿Escuchas lo que dices? – Los ojos de mamá se llenaron de lágrimas tan rápido que ni siquiera me di cuenta, su voz no se quiebra ni por un segundo – Tú no ves ni oyes todo lo que yo veo y escucho aquí cada día. Es el segundo juicio que se le hace a un Neón ¿Y qué crees que piensan todos? Los odian. Nos odian. Cada oficial, cada fiscal, cada juez quiere rebajar a los Neones y Rubers. No dejan de bombardear a la Asamblea para que aprueben leyes que les quitarían a las personas con poderes casi el 40% de sus derechos.

Papá se acerca a ella y pasa la mano por su brazo para tranquilizarla mientras ella hace lo posible por rebajar su creciente euforia.

–¿Por qué querrían rebajar nuestros derechos? – Pregunto sintiendo la impotencia crecer en mí.

–La ciudad está aterrada – Responde tras respirar profundo –. Quieren hacer vivir a los Neones y Rubers en lugares apartados de la sociedad o que estén confinados en sus hogares y sean vigilados constantemente. Desean que los niños con poderes no estén escolarizados – Mientras lo explica, su voz se rinde y se quiebra del todo, pero ella sigue hablando –. Anne, quieren darle familias adoptivas a los niños que tienen padres con poderes.

Papá la abraza cuando ella rompe a llorar, y mientras los veo, siento como si mi mundo se cayera a pedazos; si todos se enteran de que los tres tenemos poderes, nos aislarán y les intentarán quitar a Lisa, y probablemente yo no pueda volver a verla. Perderemos todo, nuestros empleos, nuestras amistades... y no seremos los únicos.

...

Mientras papá y yo caminamos por el corredor del tercer piso del Laboratorio junto a David y Mike, sigo pensando en las palabras de mamá intentando convencerme de que todo estará bien y que no nos quitarán a Lisa, pero la verdad es que se me hace difícil no dudarlo. En cuanto entramos en una de las habitaciones, David enciende las luces y la luz me ciega por un instante. Frente a nosotros, hay dos bultos delgados cubiertos por mantas blancas, percibo que uno de ellos es del tamaño de papá y el otro se asimila más al mío.

–Tal vez esto les haga pensar que Jackson y yo somos niños de diez años – Comienza a decir Mike –, pero los van a necesitar.

Toma las mantas y las tira al suelo dejando al descubierto ambos bultos, son maniquíes vestidos de algo parecido a trajes. Quedo muda contemplando el que está frente a mí mientras Mike sigue hablando:

–Son un regalo por parte del equipo, tómenlo como un agradecimiento por la decisión que tomaron de arriesgar sus vidas por algo de lo que no son responsables y dejar de lado la comodidad de una persona normal. Este es el de la White Neón y este es el del White Neón-Ruber.

Me acerco un poco al traje que parece ser mío. Es violeta y simula tener una pechera plateada con una gran S justo en el centro. Las manos están cubiertas exceptuando los dedos. Tiene un cinto de cuero negro, en el costado derecho hay un revolver enfundado y en el izquierdo hay una navaja también envuelta en una funda.

–No sé... No sé cómo agradecerles... – Comienza a decir papá sacándome de mi concentración – Imagino las horas sin dormir y el dinero que deben haber costado.

–En realidad lo que nos costó fue convencer a los dueños del Laboratorio para que financien los gastos – Explica Mike –, y por las horas sin dormir, sabes que estamos acostumbrados a no tener vida.

Me fijo en el traje de papá mientras él lo estudia también; parece una armadura hecha de metal, combina los colores gris y rojo y no deja absolutamente nada expuesto, únicamente puede percibirse la parte de los ojos, pero están protegidos por una especie de vidrio. Llama mi atención una E en la parte del pecho.

–Para el traje de Annet se empleó un material tan resistente que cumple la función de chaleco antibalas, pero que no reduce la comodidad – Comienza a explicar David –, y para el de White se usó un material que simula ser titanio pero que es totalmente flexible, después de todo, tus músculos no necesitan estar tan protegidos como los de Annet. Por otro lado, las botas de ambos trajes tienen un sistema que hará que se eleven a una altura y velocidad... considerables.

–¿Algo así como volar? – Interrogo algo extrañada.

–Si lo quieres ver de esa manera...

–¿Qué quieren decir las letras? – Pregunto fijándome en la S.

–Son sus nombres – Dice Mike orgulloso – Espero que les gusten, estuvimos toda una tarde pensándolos. Annet tiene sus sentidos más desarrollados que cualquier otro ser humano así que pensamos en "Sens-Girl", y para White pensamos en "Extreme" por su fuerza y su resistencia extremas.

–Son niños de diez años – Ríe papá negando con la cabeza.

Sonrío de oreja a oreja. Sens-girl... me encanta. No puedo evitar abalanzarme contra Mike y abrazarlo, él tarda en reaccionar pero me devuelve el abrazo. Al separarme de él, abrazo también a David que no duda en levantarme y sacudirme en el aire haciendo que suelte una contagiosa risa. Cuando me suelta volteo a ver a papá, sonríe abiertamente mientras observa la armadura.

Siento que esto servirá para cambiar las opiniones de las personas sobre los Rubers y los Neones; no nos temerán por que seremos su protección, y si aun así tuvieran miedo de nosotros o incluso nos odien, al menos tenemos el apoyo del equipo, el Regimiento y hasta el de Akihiro. Esta es una nueva etapa, la de los Guardianes de North City.

...

Hoy será mi último día escribiendo artículos desde casa, el lunes comenzaré en las oficinas de 'North City hoy', y me aterra totalmente la idea de conocer a Sean D'angelo. Intento tranquilizarme pensando que nada puede ser peor a mi anterior jefe, John; en serio hacia que el ambiente de trabajo fuera horrible, algunos de mis compañeros incluso le tenían miedo y estuvo a punto de despedir a Matthew más de una vez, decía que tenía "sus razones", pero todos sabíamos muy bien que tan sólo le caía mal.

Al parecer, las cosas en High City están mejorando de a poco; han aparecido muchas personas a las que daban por muertas, aunque varias han quedado con lesiones severas debido a las torturas que recibían por parte de los militares. Supongo que a la ciudad le será muy difícil reponerse de la crisis económica, pero es obvio que la situación que se vive allí no mejorará de un día para el otro, tal vez les tome incluso años volver a ponerse en pie.

Reviso el resto de los artículos del periódico, paro en uno que me da escalofríos: "Laboratorio de Análisis da a conocer la cantidad de personas que han experimentado habilidades en la última semana". Decido no ingresar a él, preguntándome si alguno de aquellos Neones o Rubers se rebelará y deberé enfrentarlo. Sigo bajando hasta que encuentro una nota que me saca una sonrisa involuntaria: "North City llega a los últimos 100 casos de Virus Arsénico". Allí se aclara que los últimos 100 casos ya están localizados y que se ha puesto en cuarentena a aquellas personas hasta que reciban una dosis de las curas. Akihiro organizó un festejo para toda la ciudad en el centro por haber "encerrado" al Virus y por la pronta exterminación del mismo. Habrá música y ferias de artesanías (Además de mucha gente). Es esta misma noche, no sé si me gustaría asistir, pero Matthew no dejará de insistir para que lo acompañe y no me quedará otra que ir.

...

–Irás, ¿Verdad? – Como predije, Matthew no tardaría en pedirme que vaya.

–No está en mis planes.

–¿Y cuáles son tus planes?¿Sentarte a leer en el sofá mientras toda la ciudad festeja?

–Algo así.

Pone los ojos en blanco mientras se echa para atrás en su silla y le da un sorbo a su gaseosa. Sigue hablando después de acomodarse el cabello, había olvidado que le gustaba peinarse como lo hacían en la década de los '90.

–¿Alguna vez te has preguntado por qué no tienes novio? – Pregunta de repente con la vista fija en su ordenador.

–No necesito preguntarme nada, simplemente no quiero uno – Respondo reclinándome en mi asiento.

–Eso dice Jena cuando rompe con alguien, a las semanas ya está de nuevo en pareja – Dice riendo antes de hacer una pausa para tomar de su bebida otra vez – Hablando de Jena, dijo que esta noche iría conmigo si tú ibas, ¿Ahora sí te convencí?

No he visto a Jena desde que comenzó la epidemia, y la verdad es que tengo muchas ganas de verla de nuevo, mi fuerza de voluntad es pésima.

–Lo pensaré – Digo sabiendo que iré únicamente por Jen.

–Lo tomaré como un sí. Nos encontramos en el árbol de siempre. Por favor no vayas de joggins negros y un sweater gris.

Había olvidado lo del árbol; se trata de uno de la plaza central que está inclinado hacia un costado y apoyado en otro. Siempre fue nuestro punto de encuentro cada vez que debíamos estar por esa zona. Jena fue la de la idea de hacer nuestro aquel árbol (Simbólicamente).

Al entrar al salón de Korín, los veo a papá y a ella pelando en el cuadrilátero, no puedo creer lo que estoy viendo, él allí arriba. Lo hace bien teniendo en cuenta que, según dice, no ha peleado con nadie desde la Universidad. Ella levanta una pierna con fuerza y le da en las costillas, pero él no siente dolor. Le basta con un manotazo para dejarla tumbada en el suelo. Se pone en pie nuevamente con destreza, pero aun así no logrará vencerlo, su puño no tiene la fuerza necesaria para hacer que él se retuerza y le dé la oportunidad de hacerlo tambalear, por el contrario, cuanto más lo golpea, más gestos de sufrimiento se implantan en su cara, debe ser como golpear acero. Por unos minutos, papá no atina ningún golpe, me doy cuenta de la táctica que usa Korín, quiere que él siga intentando hasta quedar cansado, es muy rápida esquivando sus puños, pero es ella la que se está rindiendo hasta ante el cansancio. Papá acierta un golpe en el mentón de Korín que me hace compadecerme de ella cuando veo como se desploma casi en el borde del cuadrilátero. Él se acerca y le tiende una mano para ayudarla a levantarse, tarda en reaccionar, parece estar indignada. Decide extender su brazo aunque con algo de indecisión, papá la toma y la levanta con precaución.

No sé por qué Korín decidió pelear contra papá, en cierta forma es evidente que no podrá vencerlo nadie de aquí. Ella baja del cuadrilátero palpando los moretones de su cara, noto que camina rengueando levemente la pierna izquierda a pesar de lo mucho que se esfuerza por ocultarlo. Todos se apartan de ella y evitan mirarla mientras camina hacia la banca. Cuando por fin se sienta, papá se acerca hacia ella al igual que yo.

–¿Estás bien? – Pregunta él.

Korín lo mira con algo de furia, su mirada no es tan calmada como siempre.

–Lo estaré – Responde con amargura mientras apoya un manojo de trapos con hielo adentro sobre su pierna izquierda.

Grita el nombre de un tal Ronald y, cuando el chico se acerca, le pide que me asigne a alguien para pelear y que se encargue de supervisar. Siento escalofríos al escuchar a Ronald llamar a alguien al cuadrilátero, me da un leve empujón para que me encamine hacia allí, así que reacciono cuando veo a un hombre preparándose para pelear contra mí. Doy los primeros pasos de forma insegura hasta que recuerdo lo que quiero demostrar y por qué estoy haciendo todo esto; si soy capaz de proteger a North City, entonces tengo que ser capaz de vencer a mi oponente.

Cuando subo, miro detrás mío y distingo la vista de papá está fija en mí, parece casi tan tenso como yo. Al posicionarme, mi contrincante no duda en iniciar la pelea guiando se puño a mi cara, lo esquivo haciéndome a un costado. Intento golpearlo, pero él toma mi brazo y lo tuerce detrás de mi espalda. El dolor comienza a nublarme la visión, la pelea comenzó hace menos de treinta segundos, no puedo dejar que me venza tan rápidamente. Uso mi brazo libre para darme vuelta y darle en la cabeza con un gruñido, le doy en la parte del cráneo, él me suelta dándome la oportunidad de alejarme y volver a mi posición, atenta a cualquier movimiento que vaya a realizar. Tarda en decidir qué hacer, pero cuando intenta darme en el estómago, no vacilo en correrme y darle nuevamente un puñetazo en la cabeza, aunque la rapidez que empleé me quitó mucha fuerza. Mis pocos segundos de mejora se van cuando él me patea en las costillas con tanta fuerza que me hace arrastrarme en el suelo. Toco mis huesos intentando que dejen de doler, hago una mueca que hace temblar todos los músculos de mi cara. Una risa que se convierte en carcajada es suficiente para enfurecerme. Me pongo en pie con demasiado esfuerzo, él ríe aún más al ver como tengo mi mano posada en mis costillas como si fueran a salirse de mi cuerpo. Lo miro con rabia mientras intento tomar posición de nuevo.

–¿Qué? – Pregunta él burlón – ¿Quieres seguir?

No pienso responder, sólo quiero que ataque y volver sus golpes en su contra. Se acomoda y guía su puño a mi rostro, yo envuelvo su mano con la mía y lo golpeo con fuerza en la cara, su nariz comienza a sangrar mientras frunce los ojos por el dolor. En un descuido, me toma de algunos mechones del cabello y me sacude para hacerme tambalear, pero no le doy el gusto, levanto con fuerza mi rodilla y logro darle en el estómago. Ambos estamos encendiendo una furia en nosotros que nos da una fortaleza casi sobrenatural; yo no quiero ser vencida ante un hombre común si voy enfrentarme a Neones y Rubers, y él, probablemente no quiere que lo venza una principiante como yo.

Me da un empujón que me deja casi tumbada, pero tengo una resolución, no me importa si tengo que estar toda la tarde cayendo y levantándome ante el mismo sujeto, no voy a rendirme y dejar que se burle de mí. Mientras él intenta recuperar la estabilidad de su respiración, levanto mi pie con toda la fuerza de mi cuerpo y le doy justo en la rodilla. Él se dobla y cae arrodillado. Le doy una patada más y él solo termina de retorcerse y tumbarse por el dolor largando un alarido.

Comienzo a sentirme culpable cuando lo veo allí, indefenso por mi culpa, su respiración no logra volver a la normalidad. Todos alrededor comienzan a aplaudir y silbar, Ronald se acerca a mí y me da una palmada en el hombro para felicitarme. Se acerca despacio al chico tumbado en el suelo y le tiende una mano para ayudarlo a levantarse. Sin dudar, bajo del cuadrilátero dándole la espalda al chico; papá está en la banca sorprendido de lo que acaba de ver, Korín tiene una leve sonrisa en la comisura de los labios, al lado de ambos, se encuentra Astley.

–Felicidades – Dice Korín con calma –. Primer pelea que ganas, y eso que es una de las primeras.

–Lo hiciste bien – Sentencia Astley con una abierta sonrisa.

No puedo hacer más que sonreír, papá es el único que no dice nada. Luego de un rato hablando con Korín, Astley me pide que vaya con él para entrenar y, mientras vamos por el corredor, él no duda en iniciar la conversación, aunque preferiría que ambos nos quedemos callados:

–Tengo que admitirlo, me sorprendiste allí arriba, tienes buenos reflejos – Dice clavando sus ojos marrones en mí.

–Korín lo ha mencionado – Digo un poco distante antes de decidir seguir hablando – Me resulta un poco extraño que me feliciten por golpear a una persona hasta dejarla en el suelo.

Me cruzo de brazos mientras sigo caminando esperando que tan sólo asienta y se quede callado, Astley me produce esa necesidad de estar en silencio y nada más, tal vez sea porque lo conozco hace dos días, pero casi nunca me pasa; es extraño, pero lo único que genera en mí su presencia es un inexplicable nerviosismo que me hace sentir realmente vulnerable.

–Creo que puedo entenderlo – Dice él mirándome antes de ver hacia el frente –. La primera vez que disparé un arma me sentí horrible y cada vez que practicaba pensaba que estaba haciendo algo muy malo. Pero ahora, cada vez que entreno, intento imaginar que la silueta es alguien que quiere hacerles daño a las personas que más quiero. ¿En quién pensarías tú? Aparte de tu padre, él es invencible.

–En mi hermana – Respondo con seguridad –, y mi madre.

En cuanto entramos al salón, ingreso a una cabina sin que me diga nada y él entra detrás de mí haciendo que me sienta un tanto agobiada. Allí ya hay un revolver y una caja con balas.

–Ya sabes que hacer – Dice él antes de retirarse.

Cuando se va, cargo seis balas en el revólver y apunto a la silueta, vuelven a temblarme las manos, así que tenso mis músculos que comienzan a dolerme por la pelea y doy el primer disparo. Espero unos segundos antes de dar el segundo, ninguno de los dos da en la silueta, ¿En qué estoy fallando? Bajo el arma y vuelvo a apuntar luego de un momento viendo fijamente mi objetivo. Llego a la conclusión de que, esta vez, mis poderes podrían ayudarme; me fijo en la silueta viendo a través del revólver, lo único que veo de él es la bala a punto de dispararse, muevo mis manos sosteniendo la empuñadera apenas unos centímetros y disparo. Vuelvo mi vista a la normalidad y distingo que di en el hombro. Sonrío un poco, al menos pude darle a la figura. Cuando subo de nuevo el arma, la voz de Astley detrás de mí me hace dar un respingo, me asustó tanto que ni siquiera escuché lo que me había dicho.

–Perdón – ríe él con una sonrisa tan abierta y jovial que me hace quedar casi hipnotizada –, no quise asustarte. Conseguiste darle a la silueta.

Asiento nerviosa aún con el arma en la mano mientras su semblante sonriente se relaja mientras su mirada sigue fija en mí.

–¿Quieres disparar de nuevo? – Pregunta observándome.

Sin responderle, levanto el revólver e intento disparar, esta vez sin usar mis poderes, no quiero que vea lo que pasa cuando los utilizo. Doy mi mayor esfuerzo para apuntar y tiro del gatillo, la bala llega al brazo de la figura. Entonces, uso las últimas dos balas que me quedan, pero ninguna de las dos da en la silueta.

–Al menos acertaste dos, es un buen avance – Dice observando la silueta.

–No hay más balas – Comento insegura.

–No importa, puedes irte.

Salgo de la cabina casi deslizándome contra la pared para no tocarlo y estoy por salir del salón cuando escucho su voz gruesa llamar mi nombre, así que me doy vuelta mientras él se acerca a mí.

–¿Irás al festival hoy por la noche? – Pregunta él acercándose con una leve sonrisa.

–Sí, iré – Respondo un tanto desconcertada.

–Yo iré con unos amigos de aquí, Korín está entre ellos; pensaba que tal vez puedes venir con nosotros... si quieres, claro.

Lo dice como si creyera que la idea de que Korín esté allí me entusiasma como para ir con ellos, no conozco a nadie del grupo y no sé casi nada sobre él o Korín, o de por qué me invita a ir en su compañía. Aun así, intento sonar lo más cordial posible:

–Te lo agradezco Astley – Digo mientras me percato que es la primera vez que lo llamo por su nombre –, pero iré con mi amigo Matthew y su hermana.

–De acuerdo – Responde mientras su voz parece sufrir un leve ataque de nervios –. Entonces, supongo que nos veremos el lunes... o tal vez nos encontremos allí... De todos modos, si quieres, búscanos.

...

El centro está atestado de gente, hay puestos artesanales alrededor de la plaza central, me paro a observar en los que no hay muchas personas. Llevo unos jeans azules, una blusa negra y una chaqueta del mismo color que no es para nada abrigada. Alcanzo a distinguir a Matthew entre la multitud y a una chica delgada y de baja estatura a su lado, Jena. Ambos se dan vuelta y me ven, ella comienza a chillar y corre hacia mí. Luego de darnos un fuerte abrazo, comienza a dar pequeños saltitos y a reír mientras me contagia al instante su alegría, parece una adolescente. Tiñó de rojo las puntas de su cabello, lleva una blusa blanca y una falda roja demasiado corta. Matthew viste una camisa azul y pantalones negros; no sé por qué estamos vestidos tan presentables, después de todo hay tanta gente que nadie se fija en nosotros.

Comenzamos a caminar por los caminos de la plaza, Jena va abrazando mi cintura y yo voy con mi brazo sobre sus hombros. Después de un rato abrazándola, comienzan a dolerme las articulaciones del brazo, pero no digo nada porque en serio ansiaba poder abrazarla. Hay varios puestos de comida de distintos países. En el final de la plaza, montaron un escenario donde tocan algunas bandas de la ciudad, la mayoría de ellos son adolescentes. Uno de los grupos llama mi atención del resto, su estilo es de música Indie, mis poderes me ayudan a callar el murmullo de las personas y escucharlos solo a ellos hasta que continuamos con nuestro camino.

–Escuché que hoy ganaste una pelea – Comenta Matthew de repente.

–¿En serio?¿Annet peleando? Pagaría millones por verlo – Ríe Jena aferrándose aún más a mi cintura.

–Sí... Ni siquiera sé el nombre del chico contra el que peleé, estuvo a punto de ganarme más de una vez; siendo sincera no sé cómo hice para vencerlo, tal vez sólo fue suerte.

–No creo – Dice él con seguridad –, escuché a Korín decir que estás progresando bastante bien para el poco tiempo que llevas allí.

–¿Quién es Korín? – Pregunta Jena mirando a su hermano.

–La chica de la que se "enamoró" tu hermano – Respondo mirando al frente.

Jena lo observa y larga una carcajada tan contagiosa que irrita a Matt haciendo que se ponga totalmente colorado; me mira con rabia mientras yo le sonrío con sarcasmo, se lo merece por no dejarme venir de joggins más cómodos que este jean.

–¡Mira Matt! – Exclama Jena señalando a una de las bandas debajo del escenario – Son Lara, Will y Joy. Hay que ir a saludarlos.

No conozco a ninguno de los tres. Jena convence a Matthew y salen corriendo para ir con ellos luego de pedirme que los espere mientras agradezco internamente que no me hayan pedido que los acompañe, odio que me presenten con amigos y quedarme plantada a su lado mientras conversan de cosas de las que no tengo nada que ver. Luego de varios minutos alguien detrás de mí grita mi nombre, reconozco esa voz grave al instante: es Astley. Me doy vuelta mientras se acerca a mí.

–Qué coincidencia – Exclama acercándose sonriente.

–Sí, es cierto – Digo intentando sonreír.

"Es una verdadera coincidencia encontrarme contigo en un lugar en el que fácilmente hay miles de personas y justo en el momento en el que me separo de mis amigos" Pienso un tanto amargada.

–Creí que vendrías con tus amigos – Dice él.

–Vine con ellos, pero... – Me giro hacia donde estaban Matthew y Jena, pero ya no están allí – Deben estar por ahí... entre toda la gente.

–Sí, yo también perdí a mi grupo, ¿Quieres venir conmigo? Iré a buscarlos y tal vez encuentres a tus amigos también.

Dudo antes de contestar, Matt y Jena no deben estar muy lejos y si me quedo parada aquí será más fácil que ellos me encuentren a mí. Por otro lado tal vez me llamen si no me ven por ningún lado.

–De acuerdo – Digo después de dudar un momento.

Caminamos en silencio por un rato, por más que me esfuerce, no logro encontrar un tema de conversación en el que me sienta cómoda como para hablar con él, quizás porque no quiero saber nada sobre su vida ni que él sepa sobre la mía. Cruzo mis brazos mientras intento tranquilizarme un poco. Hay un pensamiento que se repite en mi mente cada unos pocos segundos: "Tengo que encontrarlos y sacármelo de encima". Tras un rato caminando, señala hacia un punto y tengo la esperanza de que sea su grupo de amigos, pero es sólo un puestito.

–¿Quieres un helado? Yo invito.

–No, gracias, estoy bien – Digo arrepintiéndome inmediatamente por mi frialdad.

En cada puesto, presto una forzada atención esperando encontrarme con Matthew y Jena, pero parecen haberse esfumado entre toda la gente.

–¿Y a qué te dedicas? – Pregunta de repente – Además de entrenar para salvar a la ciudad.

–Soy periodista, trabajo desde hace poco en 'North City hoy'.

–¿Y por qué decidiste estudiar periodismo? – Interroga en cuanto me quedo callada.

"¿Acaso esto es un interrogatorio?"  Pienso deseando que su grupo aparezca rápido.

–Nunca supe muy bien – Comienzo a explicar mirando al frente –; de pequeña me gustaba ver como enviaban a los periodistas a cubrir reportajes fuera del país, tenía la fantasía de conocer todo el mundo cubriendo distintas notas, pero terminé estancada escribiendo artículos que a casi nadie le interesan.

–Tal vez algún día lo logres.

Me quedo callada pero decido seguir hablando, sé que es horrible intentar entablar una conversación y que la otra persona esté cerrada en no hablar:

–¿Y... por qué decidiste ser militar?

–Vieja tradición – Responde con entusiasmo –, mi abuelo sirvió al ejército, luego mi padre y ahora sigo yo.

Mientras habla, alcanzo a distinguir a Akihiro entre la multitud, va acompañado de una mujer rubia que lleva a un niño de dos años o menos en sus brazos, deben ser su esposa y su hijo. Me da mucha ternura el pequeño, tiene los rasgos muy mezclados. Veo a Korín acercarse a ellos y juguetearle al niño, ella sacude las rastas de su cabello y él comienza a reír haciendo casi invisibles sus ojos rasgados. Señalo hacia donde están con un gran alivio apoderándose de mí.

–Allí está Korín – Digo señalándola –, tal vez tus amigos estén por ahí.

–Sí, tal vez... – Dice observando a Korín como si en realidad no quisiera ir para allí – Bueno pues... nos vemos el lunes, Annet. Aunque, ¿No quieres... venir hasta que encuentres a tus amigos? – Pregunta deteniéndose frente a mí – No quiero que estés sola.

–Descuida, los encontraré rápido – Digo alejándome.

Lo saludo antes de que vuelva a insistir y lo veo irse hacia donde está Korín con las manos dentro los bolsillos de su chaqueta oscura antes de volver a tomar mi camino. Luego de unos segundos caminando sola, Matthew y Jena aparecen detrás de mí.

–¿Dónde se habían metido? – Pregunto mientras Jena camina abrazándome por detrás.

–Estuvimos todo el tiempo detrás de ti – Responde ella con naturalidad.

–¡¿Qué?! – Exclamo deteniéndome.

–Sí, teníamos miedo de que usaras tus poderes y te dieras cuenta, pero por suerte no los usas cuando hay mucha gente – Dice Matthew.

–¿Y por qué no vinieron conmigo? – Pregunto sin moverme

–Íbamos a hacerlo pero te vimos charlando con el tipo de la espalda ancha y no quisimos interrumpir – Dice Jena con su mentón en mi hombro.

–¿Es decir que lo hicieron a propósito?¿Yo la pasaba pésimo y ustedes se divertían a mis espaldas?

–Cálmate, Anne – Dice Matthew sonriente –, no creo que Astley sea tan desagradable como para pasarla pésimo. Además, ¿No viste la desilusión que tuvo al encontrar a Korín? Tal vez esté interesado en ti.

–Sí, claro. ¡Por Dios, Matthew! – Exclamo golpeando su brazo – Lo conozco desde hace dos días.

–Mientras que a las mujeres nos toma casi seis días, los hombres se enamoran en 15 minutos, lo leí en internet – Dice Jena.

–Eso no es enamorarse – Replico yo –, es sentir atracción.

–Llámalo como quieras – Dice Matthew –, pero a ese tipo le gustas.

Es absurdo, la idea de gustarle a Astley es simplemente absurda. No me gusta ser prejuiciosa pero no parece el tipo de chico que se fijaría en una periodista que casi nunca sale de casa y que su único hobbie es leer policiales. Y me arriesgo a decir que es muy difícil sentirse atraído físicamente hacia mí. Pero... por otro lado, si pienso un poco más en mis deseos de tenerlo lejos y en cómo bloquea mis pensamientos el tenerlo cerca, me doy cuenta en que nunca antes me había pasado algo así con un hombre. Y si recuerdo por unos segundos la manera en que me sonrió tras asustarme sin querer en la cabina, un nudo en mi estómago me hace sentir cómo el calor sube por mi cara. Pero la verdad es que apartarlo de mis pensamientos no es para nada difícil, porque sé lo poco probable que es que alguien se sienta atraído a mí. Y porque es lo último en lo que me quiero enfocar en este momento

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