Resultó que Lulú estaba estudiando idiomas y yo estudiaba filosofía, nuestros edificios estaban relativamente cerca. Volvimos a ser los mismos chicos unidos que antes, las personas pensaban que éramos novios y aunque nos causara risa a ambos, yo estaba en el fondo plateándome eso.

Después de todo, yo había estado enamorado de ella tiempo atrás, cuando era un chico y yo una chica. Y seguía gustándome, más que antes, no sabía si eso era debido a que ahora era una chica.

Me cuestionaba fuertemente mi orientación.

Mi identidad era una cosa y lo que me atraía una muy distinta. Pero todo se definió rápidamente un día en que estaba con ella en su pequeño cuarto de la universidad. Por alguna extraña razón a los dos nos gustaba ver la misma serie, teníamos un maratón comiendo palomitas y muchas chucherías más cuando de repente.

—Oye, Sehun, ¿yo te gusto?

Vaya pregunta había lanzado.

—Porque siento que no te gusto, quizá no te gusten los hombres transexuales, pero a mí me gustas tú y — lo callé con un beso.

Cuando escuché que yo le gustaba, no tuve dudas. Terminé encima de ella, besando cada parte de su piel, con sus manos rozando mi pecho, aunque el sexo entre nosotros fue algo raro al principio, luego dejó de importar que órgano sexual teníamos.

Me di el mejor regalo de despedida a mi lado femenino: perdí mi virginidad con Lulú, seguramente SunHee estaría feliz porque encajábamos perfectamente el uno en el otro. Dejó de importar nuestro género en ese único momento... pero caí a otras dos grandes conclusiones en mi vida.

La primera, ya no tenía dudas, yo era un hombre completamente. SunHee dejaba de existir.

La segunda, no sé si soy homosexual, heterosexual, bisexual o pansexual, tampoco me interesa saberlo porque lo único que sé es que amo a Luhan en cualquier género y eso es lo único que me importa.