Intoxicación.
Kaminari. Sangre. Olor a quemado. Gritos. Demonios.
Le dijo "no". Se lo dijo pero después vio la sangre saliendo de su cuerpo, de su abdomen y sus ojos dorados parecieron tan apagados. Enloqueció, ¿quien se atrevía a lastimar a su amigo? Atacó, gruño, mordió.
Y luego...vio a el rubio arrojado en el suelo, un charco de sangre, alguien estaba a su lado, un chico de cabello verde y ojos esmeralda. Lo aparto. Se enroscó alrededor del rubio. No dejaría que le hicieran daño. No otra vez.
El chico dijo "no te haré nada" pero no le creyó. Se contuvo de lanzar fuego y lo aparto con su larga cola, lo hizo chocar contra unos cuantos árboles y vio su hombro derecho lleno de sangre. Un chico rubio se acercó a ayudarlo, cargaba a un demonio sin alas en su espalda. No les presto atención y volvió con el rubio.
Cada vez que se acercaban, atacaba. Pero su fuerza empezaba a disminuir. Muy tarde noto que estaba herido también. Tenía sangre en el cuerpo pero no podía ver dónde estaban las heridas. Solo sentía un ardor interno. Pero no le importaba, el rubio seguía sin abrir los ojos, tenía que quedarse cerca hasta que abriera los ojos.
Esperaba que su prometido lo perdonará. En verdad quería verlo. Tenía muchísimas ganas de verlo. Pero Denki era importante para él. Tenía que protegerlo. Cuando estuviera bien, lo iría a ver cómo lo prometió en su carta, pidiera perdón y le contaría todo.
Hasta entonces, se quedaría dónde estaba.
El Templo de Azari no sufrió daños, por suerte. Los miembros del mismo estaban adentro cuidando de sus heridas todavía —la fuerza de un dragón no era una broma para ninguna especie mágica— hubo algunos que salieron más gravemente heridos que otros y un par que estaban completamente bien, incluso trabajando en los campos. Cuando lo vieron, uno se le acercó, parecía joven y tenía dos alas negras grandes y notorias, una expresión sería pero sin rastros de agresividad.
— ¿Es parte del clan del Zorro de la Luna Roja? —preguntó el joven demonio —Me parecía raro que hasta ahora no hubieran mandado a nadie por el accidente, por eso pregunto.
—Fueron contratiempos —se excuso el cenizo —Iré a dónde ocurrió el accidente, ¿no van a atacarnos cuando salga?
—No, el Templo de Azari ya tomó medidas contra el Sacerdote Tamaki. Un mismo castigo no se repite dos veces —respondió formalmente el demonio —Si duda de nosotros, le aseguro que podríamos haber ayudado a sus amigos de haberlo querido. La barrera activo trampas que solo el Templo de Azari puede revertir. De querer matarlos en nuestro territorio, lo habríamos hecho.
—Entonces, ¿solo dejaron que pasará el tiempo hasta que el dragón intoxicado con Gas de Tum los matará?
El joven demonio sonrió de forma siniestra ante esa pregunta.
—Que tenga suerte ayudando a sus amigos —se dió la vuelta el demonio —Podra sentir la barrera que hicieron si va por ese camino —señalo hacia la derecha —Le diré a el Gran Sacerdote que desactive las trampas ya que ha llegado alguien a llevárselos.
Katsuki frunció el ceño y se alejó del demonio sin creer en sus palabras pero sí estando seguro que le señalo el camino correcto. El joven demonio debía creer que intentaría un rescate inútil y quería agregar un cadáver más a esa zona. Ignoró sus pretensiones y se dirigió a el camino, notando a los cien metros la barrera de Mirio e Izuku. Sin dudas, era poderosa y peligrosa.
El cenizo respiro profundamente, la barrera ilusoria era como un tejido de hilos de colores. Para cada persona el hilo de tejido era distinto, él de el sería rojo, por ejemplo. Por lo tanto, el de pecas era 3) hilo verde —esto ya lo sabía porque lo conocía de antemano— y el de Mirio Togata el de color dorado. Esos dos colores se mezclaron en la barrera que estaba viendo junto con partes negras y oscuras que debían ser de las trampas que menciono el joven demonio. Sin embargo, esas trampas desaparecieron después de unos segundos.
Al parecer sí le aviso a alguien.
Sin querer confiarse, el de ojos rojos fue extremadamente cuidadoso para deshilar la barrera. Se guío más por la parte que construyó el pecoso, ya que conocía más de su patrón de barreras y era menos posible que cometiera un error. Aún así, le llevo unas dos horas crear un agujero lo bastante grande como para abrirse paso dentro de la ilusión. Cuando lo hizo, pudo sentir que el olor de quemado era todavía más fuerte que fuera de la barrera y que el tiempo se congelo en lo que debería ser la noche, el cielo enrojecido del Abismo era de tonos violetas y negros, dando un aspecto todavía más escalofriante a todo.
Rápidamente, se escondió detrás de un árbol y evaluó la situación, a unos metros logro ver un carruaje destruido por completo con el símbolo del Dragón del Sol en la parte de atrás. Se acercó lentamente y vio que el carruaje dividía la situación actual. A la derecha, cerca de unos árboles, se encontraban Midoriya y Togata. A la izquierda había un gigantesco dragón de escamas rojas con blancas, de cuerpo alargado y ojos enrojecidos. Estaba enroscado sobre su propio cuerpo como si buscará protegerse y tenía sangre en algunas partes pero ninguna herida a la vista.
Nunca había visto la forma de dragón de Todoroki, por esa razón, se quedó unos segundos observándolo, impresionado y admirado. Además de eso, el aura mágica que manifestaba su cuerpo estaba casi a la par de la suya y aunque estaba infectado, podía sentir algo puro y atrayente en su magia.
Fascinante sería la palabra perfecta para descubrir a su prometido en ese momento. Claro, si se omite la parte en que parecía también extremadamente peligroso y de cuidado.
Debo dejar de pensar en tonterías. Necesito sacarlo de aquí cómo de lugar. Después puedo hablar con él.
El mayor intento no hacer ruido cuando se movió al carruaje, su respiración era apenas audible y tanto el rubio como el pecoso parecieron no saber todavía que había un hueco en su barrera. Dentro de poco, la ilusión iba a caer debido a la fisura que provocó y antes que eso pasara, sería mejor que tratara primero con el dragón.
Por lo tanto, abandonando la seguridad del carruaje, Katsuki salió a la vista de todos. Izuku abrió los ojos con sopresa al verlo y Mirio se mostró a la defensiva debido a el desconocido. En cambio, el dragón alzó su cabeza de forma amenazante, su boca se abrió y el cenizo pudo ver en ella el resplandor de unas llamas.
— ¡K-Kacchan, aléjate de él! ¡Es peligroso! —gritó aterrorizado el de pecas al ver a su amigo — ¡No distingue aliados de enemigos! ¡Es imposible razonar con él!
Haciendo caso omiso a las advertencia del pecoso, el de ojos rojos continúo caminando hasta el dragón cuya amenaza de fuego seguía latente y cuando en el último minuto parecía que estaba por atacarlo, el cenizo salto ágilmente sobre su cabeza y se metió en el interior de lo que estaba protegiendo. Al ver a un chico con un kimono azul de cabello rubio herido y con los ojos cerrados, pudo entender un poco de porqué su prometido termino en ese estado.
Antes de que el dragón lo arrojará lejos, tomo al rubio y puso su mano derecha sobre su herida, usando un poco de su magia logro sanar parcialmente el área y expulsar el veneno que parecía mantenerlo dormido. El joven abrió los ojos, revelando un color dorado brillante y una expresión de confusión.
— ¿Qué...? —intentó moverse y sintió un profundo dolor en su abdomen —Uhg...mierda, odio el Veneno de Araña. No puede simplemente matarte, no, te hará tener pesadillas hasta que te mueras. Horrible.
—Deja la charla para después —gruño el cenizo sosteniendo el cuerpo del rubio recién despierto e indicándole con una mirada que girará la cabeza hacia la derecha — ¿Puedes convencerlo de que está todo bien y que se deje de joder para salir de aquí?
El rubio miro hacia el dragón, al cual al verlo despierto no atacó al cenizo y, en cambio, espero para ver qué pasaría. Intentando nuevamente sentarse y está vez teniendo éxito, el menor miro hacia el joven que lo salvó una vez más. Su rasgos se le hacían muy familiares y no tardó en saber quién era pero, aún así, necesitaba la confirmación.
— ¿Eres Katsuki Bakugou? —consultó luchando consigo mismo por no llorar en ese instante.
—Sí —confirmó el cenizo.
—Oh, cielos, Todoroki va a sufrir un infierno cuando se de cuenta de esto —se lamento drásticamente el rubio llevando una mano a su cara —Hablamos tanto de dar una buena impresión, ¿cómo terminó así? Se suponía que sería más lindo y romántico. Soy un fracaso de chaperon.
—Deja de hablar idioteces y haz lo que te digo —demando el cenizo que sentía que sus orejas se ponían rojas al escuchar los disparates del rubio.
—Sí, sí. Ya voy —respondió el menor, dispuesto a darle una buena impresión al contrario y con una enorme sonrisa, miro hacia el dragón — ¡Todoroki, estoy bien! ¿Puedes pórtate mejor para que nos vayamos, por favor?
Bakugou observó sorprendido como el muchacho le hablaba al dragón con tanta familiaridad, y además, no parecía sorprendido porque hubiera perdido el control por el Gas de Tum. Pero como el dragón parecía no estar convenido, el rubio hizo un puchero y miro hacia el cenizo.
—Estará todo bien, Todoroki. Aparte, ¿no querias ver a tu prometido? ¡mira lo tienes aquí! ¡y es súper mega lindo! —abrazó al cenizo por los hombros y sonrió más grande todavía — ¿No quieres salir de aquí para empezar a tener citas con él?
— ¡¿Q-Quién carajos dijo algo de una cita...?!
Antes de que el cenizo pudiera continuar con sus quejas, un sonido parecido a un po y una neblina de humo blanco hicieron que se callara. En un principio, creyó que vería al dragón en su forma humana pero después descubrió que solamente se volvió más pequeño y que se arrastró hasta ellos por el suelo cual serpiente. El pequeño dragón seguía teniendo los ojos enrojecidos y al ser tan pequeño sus heridas eran más visibles, todas estaban en la espalda y eran tres en total. Con cuidado, el cenizo lo envolvió en una pequeña tela para que no perdiera todavía más sangre y pensó en entregarlo al de ojos dorados para que lo llevará pero el pequeño dragón se escondió dentro de su ropa y se quedó cómodamente instalado ahí.
—...Agradece que no pesas nada, pequeña lagartija —murmuro de malhumor el cenizo por ser usado de medio de transporte y mantuvo un brazo debajo de su estómago para que el dragón no se moviera más de lo necesario, empeorando su situación.
—Por favor, no te enojes mucho. Todoroki tenía muchos deseos de verte, ahora que te conoció no debe querer separarse de ti —se rió ligeramente el rubio —Ah, me llamo Kaminari Denki, formó parte del clan del Dragón del Sol y fui enviado como escolta de Todoroki. Aunque me agarraron con la guardia baja, suelo ser bastante fuerte.
—Soy Bakugou Katsuki, el futuro líder del clan —se presentó el cenizo pese a que era innecesario cuando el rubio ya lo sabía — ¿Crees poder moverte?
El rubio movió sus piernas y sintió que estaban bien, con ayuda del cenizo se puso de pie y probó su equilibrio. La herida de su abdomen estaba cerrada de momento gracias al de ojos rojos pero en cuanto se abriera sería fatal para él. Así que tendría que moverse con cuidado si no quería causar más problemas. Su aspecto risueño y alegre hacia que para una persona normal fuera imposible imaginar que estaba tan herido.
Aunque cuando vio a Togata y Midoriya acercarse un destello de instinto asesino paso por sus ojos dorados y rayos eléctricos surgieron de las palmas de sus manos, causando que el azul de su kimono resaltará bellamente de paso. En ese momento, el cenizo recordó que según las categorías de dragones dentro del clan de su prometido, había cuatro en especial que eran extremadamente peligrosas y poderosas. Los Dragones del Fuego, los Dragones del Hielo, los Dragones del Trueno y los Dragones Venenosos.
Y, ahora que lo recordaba, la familia Kaminari —vasallos de los Todoroki— pertenecía a los Dragones del Trueno.
El cenizo dudo un segundo antes de dejar que el de ojos dorados atacará a el de pecas y el rubio. Ya que tenía motivos de sobra para hacerlo, debido a que ellos tenía la culpa de que resultará herido y de que su prometido terminará intoxicado con Gas de Tum. Pero considerando que podía hacerlo después, le pidió que no hiciera nada contra ellos —no se lo ordeno porque no era su vasallo, si no el de su prometido y uso un tono de voz dentro de lo cortés— y le dijo que conocía a esas dos personas. Solo entonces el rubio acepto detener sus truenos y les miro con un poco de tolerancia.
—Kacchan...—se mostró nervioso el de pecas al ver a su amigo de la infancia — ¿Y-Ya sabes todo?
—Podemos hablar de eso más tarde —gruño el cenizo —Primero quiero salir de aquí. Las heridas de estos...—dando una mirada al demonio que traía cargado en su espalda el rubio, se corrigió y dijo —Tres van a ser mucho peores una vez que salgamos de aquí. Tendremos que usar un Talismán de Regresión.
Los Talismanes de Regresión permitían volver a un lugar de origen anterior. Los que tenía Katsuki los llevaría directamente al Valle de la Luna, su hogar. Quería ir a ese lugar para que su prometido pudiera pasar por la Cueva de Cristal, dónde tenía agua purificadora para sus heridas. También permitiría su uso para el rubio —pese a que ese lugar solo era para miembros del clan— debido a sus heridas y el hecho de que terminó enredado con los asuntos de otras personas.
Kaminari no puso objeciones y tampoco los demás. Una vez la ilusión se desvaneció por completo pudieron volver a la zona donde estaba el Templo de Azari, algunos demonios les vieron moviéndose por esa zona y no dijeron una palabra, pero sus ojos los siguieron hasta que estuvieron fuera de su alcance. Siguieron yendo por el norte hasta que el cenizo llegó al lugar donde aterrizó, colocando una mano en la barrera ilusoria que lo conectaba con la frontera, uso su magia y el viento comenzó a elevarlos poco a poco del suelo. Para todos fue una sensación vertiginosa hasta que el olor a quemado se extinguió y llegaron a la parte del bosque de la ilusión.
Para entonces, Tamaki se estremeció por el dolor de sus heridas y Denki no pudo reprimir tampoco su sufrimiento. Izuku lo apoyo en un brazo para cargarlo hasta que llegaron dónde estaban Inko y Eijirou. La mujer lloro de alivio al ver a todos a salvo y después de escuchar que el cenizo se llevaría a los heridos a el Valle de la Luna, le pregunto si su hijo iría a recibir un castigo con Mitsuki por lo que sucedió.
—La bruja no querrá hacerlo pero algún castigo va a obtener de esto. Sobre todo si el clan del Dragón del Sol también se enteró de la desaparición de este chico —inconscientemente, el cenizo abrazo entre sus brazos al pequeño dragón que dormía dentro de su ropa —Prometo enviar una carta en cuanto tenga una respuesta de la vieja, tía Inko.
—De acuerdo —acepto la mayor —Cuidate mucho Katsuki-kun —giro la cabeza hacia el rubio que estaba al lado del cenizo — ¿Desea que le avisa a Sasaki-san de su partida, Togata-san?
—Si es posible, por favor, se lo encargo —bajo la cabeza en muestra de gratitud el rubio —Tambien dígale que lamento mucho todos los problemas que le cause. No volveré al pueblo a molestarlo.
Inko hizo una expresión complicada, como si quisiera decir algo al rubio pero al final se quedó callada y asintió con la cabeza. El de pecas acompaño al cenizo y a los demás hasta un lugar donde fuera seguro usar los Talismanes de Regresión. A diferencia de los Túneles de Arcoiris, el destino estaba prefijado en los Talismanes, pero los viajes costaban una enorme cantidad de magia del usuario y lo llevaba a que se drenará casi por completo.
Para no quedar completamente cansado, Katsuki le dió un talismán a el pelirrojo para que se llevará a Tamaki y Mirio. Él se llevará a Shoto y Denki. Una vez rompieron ambos al mismo tiempo los talismanes, desaparecieron por completo del Pueblo de Rinji y reaparecieron en la entrada del Palacio de Plata dentro del Valle de la Luna.
El Palacio de Plata era la residencia de Mitsuki y Masaru, el padre del cenizo. Mientras tanto, su hijo menor tenía el Pabellón de las Orquídeas, una herencia que se le daba a cada heredero del clan y quedaba en paralelo a la residencia paterna. Aunque tendrían que ir a reportar de inmediato que estaban de vuelta, el cenizo y el pelirrojo se sentían terriblemente mal después de haber llevado a dos personas cada uno en el viaje. Ambos rubios miraron con gran preocupación como los espíritus zorro caían de rodillas en el suelo, con respiraciones pesadas y las caras llenas de sudor.
Por afortunada coincidencia, unos sirvientes que estaban cerca de la entrada vieron esto y corrieron a su rescate. Siguiendo las indicaciones del cenizo, llevaron a el rubio y el demonio a una sala de descanso para que les dieran tratamiento inmediato. Después, el cenizo fue junto con el rubio de ojos dorados y el de dientes puntiagudos hasta las puertas de la Cueva de Cristal, apenas entraron sintieron que su vitalidad se estaba recuperando y pudieron guiar mejor a los miembros del Dragón del Sol al interior. La zona donde estaba el agua era en lo más profundo y hacia muchísimo frío. Denki estaba temblando cuando llegaron finalmente al agua y la vio aterrorizado.
— ¿E-Esta muy fría? —tartamudeo nervioso. No le gustaban los baños de agua fría.
—No seas quejoso y métete de una puta vez. Tu herida se curará en un instante —busco entre sus ropas al pequeño dragón y lo saco, le quitó también la tela que uso para cubrir sus heridas y lo acercó al agua —Lo mismo para ti. Se bueno y nada un poco.
El pequeño dragón también vio con recelo el agua pero, a diferencia del rubio que murmuró sus quejas en lo que se quitaba su kimono azul y se metía, él lo hizo directamente. Su cuerpo serpenteo en el agua y sus heridas comenzaron a desaparecer con facilidad.
Bakugou suspiro con cierto alivio cuando lo vio y decidió poner también sus pies en el agua por un momento para recuperarse. Kirishima a su lado hizo lo mismo. Por otro lado, Kaminari que temblaba como si estuviera sufriendo mucho, se mantuvo a un lado de una roca abrazando su cuerpo y murmurando para sí mismo lo fría que estaba el agua.
El cenizo se relajo tanto por un segundo al sentir que tenía todo resultó que no vio cuando el pequeño dragón se sumergió en el agua y después, salió un joven alto y de cuerpo fornido que tenía sus ojos todavía enrojecidos, fijos en él.
—O-Oh n-no —tartamudeo el rubio que vió a su amigo saliendo del agua y acercándose hasta el cenizo — ¡Bakugou cuidado!
Katsuki reaccionó un poco tarde a la advertencia. Con una rapidez aterradora, el joven se abalanzó sobre él y lo tiró contra el piso de roca. Su cabello era mitad rojo y mitad blanco, las gotas de agua fría le cayeron sobre la cara y observó que su futura pareja tenía un rostro tan hermoso que se parecía a un dios de una época antigua. La piel la tenía ligeramente bronceada, junto con una herida de quemadura que cubría su ojo izquierdo, marcas negras que iban desde sus sienes hasta debajo de sus ojos y cuernos largos de color blanco azulado en la punta. Dejando de lado su encantador y salvaje rostro, los músculos de su cuerpo estaban muy bien trabajados y eran perfectos. Sus ojos rojos no se atrevieron a bajar más y su rostro se puso horriblemente caliente al darse cuenta de todos los pensamientos impuros que pasaban por su mente, ¡además de la situación en la que se encontraba no era la correcta para admirar el atractivo de ese dragón!
Es decir, se suponía que algún día vería a este chico desnudo y en esta misma posición, ¡pero no se suponía que fuera de esta manera! ¡o que pensaría que no era tan malo!
— ¡Quítate! —grito molesto y avergonzado, finalmente reaccionando a lo ocurrido — ¡Qui...!
El cenizo quedó mudo cuando, inesperadamente, el bicolor simplemente cayó encima suyo. Completamente dormido y con cierta cosa bastante despierta que se apoyaba contra una de sus piernas.
Oh, iba a matar a este hermoso prometido suyo. Sin dudas que lo haría.
¡Iba a matarlo!
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