Gradual Recuperación
—El Gas de Tum hace que los dragones respondan a sus instintos naturales y los vuelve violentos. No es fácil que salga de su sistema a no ser que descansen por un largo tiempo...—explicó el rubio —Aparte de eso, suelen seguir lo que más les interese en ese momento. Ya sea cazar, dormir o...aparearse.
Kaminari sabía que a Todoroki le atraía su futuro esposo desde que lo vio mirando un dibujo de él por más de media hora. En el pasado, no le había importado mucho el matrimonio, pero cuando su madre le dijo que era lo mejor y le dieron ese dibujo de Bakugou Katsuki, su futuro cónyuge, su amigo tuvo un cambio bastante radical al respecto. Paso de darle igual a querer intentarlo.
Debido a que era de pocas expresiones y palabras que harían que los Dragones Venenosos le dieran sus más sinceros respetos, el rubio estaba preocupado de que no pudiera conectar bien con su pareja. No creía que fuera a hacerle algo grosero o incorrecto, en realidad, pensó solamente que sería muy lento para demostrar sus sentimientos y provocaría malos entendidos. Lo cual no era catastrófico, sin embargo, si podía evitarlo creyó que sería lo ideal.
Pero todo salió al revés y cuando el bicolor se quedó dormido sobre el cenizo —debido a que necesitaba dormir para sanar por completo— se reveló que tenía una enorme erección. Ese día, si no fuera por Eijirou Kirishima, el matrimonio entre el clan del Zorro de la Luna Roja y el Dragón del Sol jamás se habría llevado a cabo. Solamente después de unas horas en que el cenizo se calmo, se le llamó a él para explicarle un poco de la situación. Ya que era el único con información exacta y verídica respecto a la raza de los dragones. En el clan del Zorro de la Luna se sentían ideas generales al respecto, nada concluyente, por eso se le pidió que explicará los comportamientos del recién despertado Todoroki Shoto a su futuro esposo.
El rubio agradecía a todos los dioses que pese a las apariencias Bakugou parecía ser alguien considerado y razonable al llegar a esas conclusiones. Juraba que, por medio segundo, vio a su amigo decapitado de la parte de abajo indispensable para la reproducción.
— ¿Cuánto tiempo llevará su recuperación? —preguntó el de ojos rojos.
—Debido al tiempo que pasamos dentro de la ilusión, asumo que le llevará unas tres meses. Todoroki estará en un periodo de hinvernacion pero despertara cada tantos días o horas —aseguró el más bajo —Le pido que me deje cuidarlo en ese tiempo, ¡para que no vuelva a causar problemas!
El cenizo frunció ligeramente el ceño, lo que hizo que el de ojos dorados se preguntará si hablo de más o fue muy confiado. Al contrario de lo que imaginaba, el futuro líder del clan de el Zorro de la Luna Roja le hizo otra pregunta. Una pregunta bastante interesante.
— ¿Qué tipo de relaciones tienes con él?
Denki parpadeo con inocencia, después noto que Katsuki se negaba a verlo directamente y una sonrisa encantada se pinto en su rostro. Estaba por preguntarle al otro si estaba celoso, pero un vistazo a Eijirou que negaba continuamente con la cabeza le hizo detenerse y ser honesto. Mejor ser diplomático, por una vez en su vida.
—En el Dragon del Sol está la tradición de que por cada heredero un niño de un clan vasallo será entregado a él desde su nacimiento. En mi familia, el que tuvo esa "suerte" fui yo —contó el rubio —Para otros clanes es algo aberrante que se separe a un niño de sus padres pero en el nuestro es normal y se considera un orgullo según a cual maestro te toque servir. Todoroki nunca me prestó mucha atención así que no fue hasta hace poco que nos hicimos muy amigos y solo quiero lo mejor para él.
En retrospectiva, el niño dado al heredero cumplía dos funciones, las de sirviente y guardian. Puesto que se elegía generalmente a niños que fueran mayores al heredero, para que pudieran servirlo y cuidarlo como correspondía. Pero en el caso de Shoto, como nació siendo excepcionalmente fuerte —mucho más que sus otros tres hermanos mayores— la tarea de conseguir a un niño que fuera superior a él resultó ser imposible. Así que, Enji Todoroki eligió a un niño pequeño que fuera más amigo de su hijo que un sirviente y fue así que la cabeza del clan del Dragón del Trueno entrego a el pequeño Denki al cuarto heredero cuando esté tenía dos meses y medio. Al ser de la misma generación, el rubio fue cuidado por nodrizas de la familia Todoroki junto con el bicolor, estudiaron juntos y vivieron por mucho tiempo dentro de la misma casa pero en diferentes sectores, siendo muy escasas las ocasiones en las que se vieron en su infancia.
Pese a que Kaminari siempre supo cuál era su papel —los demás se lo dejaron bien en claro y también su familia las pocas veces que los vió— como Todoroki nunca le dió una orden de verdad y era más que fuerte para cuidarse a sí mismo, hizo lo que quiso y cuánto quiso. Si quería ser vago, lo era. Si no quería entrenar, se quedaba en su habitación cantando y tocando la guitarra. Si deseaba jugar con otros niños, se escapaba de la casa e iba a hacerlo. Al ser un vasallo tan liberal, obtuvo ciertas críticas de parte de los demás sirvientes pero nunca de la familia Todoroki y mucho menos del bicolor. Al crecer eso le llevo a tener ciertos sentimientos conflictivos, ¿por qué estaba en ese lugar si nadie parecía necesitarlo? ¿qué pintaba él ahí? No fue hasta hace menos de un año que "su señor" se le acercó torpemente y nervioso a pedirle un consejo para su matrimonio arreglado.
Ese fue el día más feliz de su vida. Siempre vio la actitud de Todoroki de lejos, sin querer molestarlo. De niños, tenía un carácter muy tranquilo y hermético, apegado a su madre y hermana mayor. Parecía inalcanzable pero, aquel día, cuando le pidió ayuda pudo sentir que eran de la misma edad y desde entonces sintió que su papel como su guardian cobraba sentido.
El rubio no creía que fuera tarde para compensar sus años de vago, ¡así que realmente daría lo mejor de sí para que su matrimonio pudiera salir bien!
—Mientras sus heridas sanen, espero que a Bakugou-sama no le moleste que lo cuide —finalizó con un tono mucho más formal y respetuoso.
—No hace falta que me llames así —se puso de pie el cenizo, dando una mirada al rubio e indicándole al pelirrojo que se pusiera de pie también —Si vas a vivir en mi casa a partir de ahora como el amigo de mi prometido, será jodidamente molesto escucharte hablar así a diario.
Una enorme sonrisa se mostró en el rostro del rubio pero hizo todo lo posible para que la emoción no se le subiera a la cabeza y espero lo más pacientemente que pudo que el cenizo siguiera hablando.
—Le diré a los sirvientes que te alojen en una habitación al lado de la suya. Tomará su tiempo, así que mientras tanto puedes quedarte con él —permitió el de ojos rojos y cuestiono una última cosa — ¿Él podría reconocerme si voy a verlo?
—Lo más probable es que sí —afirmó sin dudarlo el rubio —Todoroki es el miembro del clan más poderoso de todos, siendo solamente superado ligeramente por su padre y su hermano mayor. Tiene una alta sensibilidad para detectar la magia de cada criatura, incluso si la oculta o disfraza.
El cenizo arrugó el ceño y el más bajo, teniendo quizás una idea de lo que quería saber, agrego con un tono un poco dudoso lo siguiente.
—Pero si lo que quieres es verlo sin ser...eh, atacado —enfatizó la palabra ya que no sabía cómo decir "si no quería ser tirado contra el piso" al futuro líder del clan dónde viviría sin que terminara muerto —Puedes cambiar de forma e intentarlo. Todoroki no te atacará si no le atraes. A un nivel...sexual.
Katsuki dió un ligero gruñido que hizo que Denki se estremeciera de miedo y decidiría no abrir más la boca. Después de eso, cerro la puerta de la habitación del rubio y se fue acompañado por Eijirou a otro lado. No fue demasiado lejos, pasando un pasillo, entraron a la segunda habitación que tenían que visitar ese día. La sala de descanso dada a Tamaki y Mirio contaba con un guardián. Su madre, sin importar lo segura que estuviera de que el demonio no haría daño a nadie, no podía dejarlo sin un mínimo de vigilancia.
La pareja no puso la menor objeción, se quedaron obedientemente adentro del cuarto durante todo ese tiempo. Incluso, cuando el cenizo y el pelirrojo pasaron, se encontraron con que el rubio estaba limpiando parte de la espalda del demonio, la cual tenía largas y claras heridas sin cicatrizar de color rojizo y rosado.
El azabache se sonrojo hasta las orejas al ser visto y el mayor se puso delante suyo, para cubrirlo. El cenizo se dió la vuelta y cerro la puerta, maldijo entre dientes por no haber tocado antes.
— ¡Lo sentimos! —se disculpó el de dientes puntiagudos en nombre suyo y de su amigo.
— ¡Está bien! ¡Darnos un momento! —pidió el rubio al otro lado de la puerta.
— ¡Claro!
Kirishima dió un vistazo a Bakugou y noto que estaba pensativo. Tal vez, por eso abrió la puerta sin siquiera tocarla. El pelirrojo pensó que la conversación con el rubio lo dejo un poco afectado y quería preguntarle al respecto pero antes de poder hacer eso, el rubio les indicó que podían entrar y tuvo que seguir a su amigo sin decirle nada.
La sala de descanso consistía en una pequeña sala con una mesa y cojines junto a un tatami que estaba a un lado de la ventana principal. El tatami estaba doblado y acomodado en una esquina, mientras que los dos mayores se encontraban sentados en la mesa. El azabache seguía con las orejas rojas y tenía la cabeza baja, en cambio, el rubio sonreía con un poco de nervios y le daba al otro la mano sin ninguna vergüenza. Los más jóvenes se sentaron delante de ellos y el cenizo miro hacia el de ojos claros.
Lo hizo solo porque parecía que el demonio no estaba de ánimos de hablarle.
— ¿Cómo se encuentran sus heridas?
—Tamaki tiene que mantener reposo por unos meses. Las alas de los demonios no vuelven a crecer, así que, su poder mágico disminuyó irremediablemente —dirigió una mirada hacia el demonio, el cuál levanto la cabeza y le dió una sonrisa modesta, lo que hizo que el mayor se sintiera más confiado para seguir hablando —Nunca fue una amenaza a la seguridad de otros pero ahora es imposible para él incluso defenderse. Queremos agradecer por la hospitalidad de la familia Bakugou, los sanadores y las medicinas que le dieron a Tamaki. Hacen que no sienta tanto dolor en este proceso.
—Muchísimas gracias, realmente —se ánimo a hablar un poco el demonio, dejando a un lado su timidez y mirando al cenizo, pregunto — ¿Van a hacer que Mirio pague por las medicinas? Porque...yo podría trabajar para ustedes. Buscaré cualquier cosa en las que pueda serle útil. Por favor, ya no quiero darle a Mirio más problemas.
—Tamaki...—protestó el rubio —Ya te dije que no hace falta que hagas eso.
—Tuviste que abandonar a tu familia y a la gente de tu pueblo por mí, es justo que haga esto Mirio —se justifico el azabache —Quiero compartir estás cargas, no dejarte todo a ti.
Por la manera en que ambos se miraron, el cenizo supo que no era la primera vez que llegaban a ese punto. Era entendible que Amajiki pensará que tenía que pagar por las medicinas y el tratamiento, aparte de que había arrastrado a una de las personas más poderosas del Pueblo de Rinji con él a una situación de destierro voluntario. Si no se sintiera responsable, el cenizo lo habría juzgado duramente. Pero el demonio parecía ser todo lo contrario, tenía una personalidad tímida y vulnerable, sin embargo, se mostraba demasiado firme en cumplir con su deuda para con el clan del Zorro de la Luna Roja.
Eso fue algo que le gustó. Podía ser muy terco al querer hacerlo al estar herido pero las intenciones que tenía indicaban que lo haría sin importar qué. Se sintió aliviado de haber hablando con su madre de este asunto previamente y ya tener una solución para ellos.
—Hasta que tus heridas sanen lo suficiente como para que puedas moverte, deberás quedarte aquí por la orden de la líder del clan del Zorro de la Luna Roja —llamó su atención el menor con esta noticia y la pareja le miro con preocupación —Es la primera vez que tenemos un demonio entre nosotros y no se sabe todavía en lo que puedas sernos útil, pero buscaremos algo para que hagas. Mientras tanto, Mirio Togata será enviando al pueblo cercano para ser entrenado como guardian de clase baja. Según sus logros, podría ir ascendiendo en la escala jerárquica.
En el Valle de Anteri los ejércitos no eran normales, ninguno de los Clanes tenía una fortaleza la cual proteger y como solamente necesitaban estar ocultos de los humanos, se les consideraba innecesarios. No obstante, nadie era lo bastante tonto como para no contar con una línea de defensa para casos de emergencia. En el caso del clan del Zorro de la Luna Roja, tenían a los Guardianes de Bosques. Jóvenes de elite que trabajaban para mantener a los pueblos en armonía y luchaban contra pequeños grupos de demonios que buscaban problemas en sus territorios. A esos guardianes podía ingresar cualquier joven, cobraría un sueldo justo y serviría en el horario nocturno o diurno, también tendría la oportunidad de formar una carrera ahí y ayudar a las siguientes generaciones.
No era un trabajo tan importante como el del Oculto que por tanto tiempo Mirai le hablo a su pupilo pero el rubio no lo menosprecio e incluso se entusiasmó por la idea.
—Una vez te recuperes podrán mudarse. Hasta entonces, se quedarán en el palacio —indicó el cenizo mirando al demonio el cual asintió mansamente con la cabeza —Mí vieja también les advirtió que no quieran escapar si el clan del Dragón del Sol manda a alguien para castigarlos por lo que le pasó a mi prometido. Si prueban que son de confianza, ella se pondrá de su lado e intentará que no sufran demasiados daños.
Esto, obviamente, Mitsuki no lo hacía desde la generosidad de su corazón, sino debido a que Izuku estaba involucrado en todo este complicado asunto. Si se castigaba a la pareja, el pecoso también saldría perjudicado y ella no iba a permitir eso por nada del mundo.
Amajiki y Togata no dudaron en aceptar esta propuesta. Dieron otra vez las gracias por la indulgencia de la familia Bakugou y su hospitalidad y juraron que serían invitados ejemplares hasta el momento de irse. El cenizo no soportaba escuchar tantas de esas cosas juntas, por lo tanto, se retiró con el pelirrojo de la sala de descanso.
Una vez volvieron al pasillo y el cenizo miro hacia la habitación donde estaba su prometido, Eijirou no puedo reprimir más la curiosidad que sentía y le preguntó.
— ¿Te vas a transformar para verlo? —cuestiono notando que el cenizo arrugó el ceño y sus labios se apretaron en una fina línea — ¿Lo harás Bakugou?
Los espíritus zorro tenían varias habilidades especiales entre las que destacaban la creación de barreras ilusorias y su capacidad de transformación. Los espíritus zorros podían tomar la forma que desearan por un tiempo determinado, hacer que se viera lo más semejante —nunca igual o idéntico— a lo que querían según su nivel y engañar a criaturas muy poderosas con eso. Las transformaciones variaban por cada espíritu zorro, cada uno tendría una en la que fuera especialmente bueno e intentaría hacerla lo más perfecta posible.
No obstante, la familia Bakugou tenía cierto problema con eso. Su habilidad de transformación era la más fuerte de todas, podía durar incluso por años y se sentía tan real porque era real. Una ilusión perfecta a nivel corporal. Pero esa habilidad se limitaba a una sola ilusión, un solo tipo de ilusión y engaño. Y era una forma sumamente vergonzosa, tanto que la mayoría de los líderes de los clanes de el Zorro de la Luna Roja rara vez la habían usado.
Porque era la forma de un niño pequeño.
¿Realmente Katsuki estaría dispuesto a usar esa humillante forma solo para que Shoto no intentará atacarlo? Eijirou se moría de ganas por saberlo.
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