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Ahora que lo ve bien, Katsuki se ha recordado el cabello, ¿en dónde están esas puntitas negras con las que varias veces molestó por regresar a su etapa emo? Es raro, como si lo hubiera hecho para complacerlo. Tampoco nota el tatuaje, desde que usa esas camisetas de cuello alto ya no puede tener la dicha de observarlo. Incluso los piercings han desaparecido. Su estilo no es tan marcado, es mucho más simple como si quisiera lucir "presentable". ¿Acaso estaba fingiendo ser alguien más para poder agradarle a su mamá? Eso lo hizo sentir basura.

Katsuki lo ha atrapado viéndolo cosa que lo hico sentir nervioso, regresa su mirada a la mesa preguntándose si realmente habrá hecho eso para poder hacer el proceso de declarar su romance a su mamá de manera más fácil.

—¿Qué tanto me miras, pulga? —habla el rubio mientras pica verduras, se las pasa a Inko que las incorpora a una olla.

—No peleen, chicos, es la hora de comer, hay que estar tranquilos —menciona la mujer mientras vigila que nada se le pegue en el fuego.

—No te preocupes mamá, todo bien —se disculpa nervioso, se rasca la nuca y sube a su cuarto para cambiarse.

¿Cómo coño podría decirle a su madre que está saliendo con el chico que hace de comer en su casa y no precisamente porque sea el sirviente? Mierda, es tan raro, es difícil todo. Si alguien le hubiera dicho que Katsuki le permitiría seguir siendo amigos delante de su madre probablemente lo hubiera golpeado por semejante estupidez. Pero ahora es una realidad. El rubio, sin preguntárselo, aceptó y abrazó esa realidad, incluso se muestra frente a su madre como un chico común cuando es el tipo más raro de todos. Pan sin orilla, queso gratinado, los embutidos le gustan fritos de otra manera no los come, las verduras al vapor le disgustan si son muy aguadas, el volumen siempre debe de estar en par, las cosas rápidas porque es un impaciente, todo debe de estar en su sitio y a la cama a las ocho si se trata de exámenes. ¿Acaso no fue él el que propuso un bidet? Su novio salía con cada cosa, es quejumbroso cuando algo no le agrada, es que hasta han peleado por la posición de las cucharas.

Eran muy diferentes, pero ahora, de vuelta a la mesa, se encuentra con las verduras aguadas como su madre siempre le han gustado y como el rubio se las come con un gesto amable. ¿Desde cuándo finge tan bien? Siempre lo ha sabido, Katsuki es un buen mentiroso.

—Katsu-chan, ¿para cuándo la novia? —aquello hace que Izuku se quede con la boca abierta y la cuchara delante, el rubio pasa todo de golpe—. Bueno, bueno, novio.

—Sí, eh... —toma el vaso y bebe del agua, lo mira de reojo haciéndolo sentir nervioso, Katsuki regresa su mirada a la mesa al mismo tiempo que deja el objeto en su sitio—, no tengo prisa, es que...

—Es que eres tan buen cocinero que seguro te ganarías a cualquier suegra —interrumpe Inko aplaudiendo—, la receta que me pasaste de tallarines deja a mi Izuku babeando.

—¿En serio? —Katsuki lo mira directamente haciéndolo sonrojar. Izuku toma de la sopa de verduras para comer por los nervios.

—¡Sí, sin duda Katsuki-kun sería un yerno ideal!

El rubio baja la mirada nuevamente, toma algo de sopa y come en silencio más lento que de costumbre. Izuku quiere decirle que él justamente es el novio, es que desea hacerlo con todas sus fuerzas, pero el miedo de que su madre apoye a cualquier otra persona menos a él sigue haciéndolo sentir incómodo.

—Es complicado —se encoge de hombros—, él tiene miedo de decirlo.

Izuku se impacienta, le sudan las manos, quiere que pare—. La sopa está muy rica —busca cambiar de tema, pero nota que su mamá pretende seguir hablando.

—¿Ya son novios? —mira a Katsuki, pero este no ve salvo el plato que tiene delante.

—Sí, ya, pero no quita que tenga miedo a lo que su familia puede decir —come un poco ante la mirada de Inko que tampoco ha frenado de comer, el único que está estático es Izuku.

—¿Cuánto tiempo llevan así? —Katsuki pelea con un trozo de verdura, partiéndola lentamente.

—Lo llevamos en secreto desde... ya sabe.

—Entiendo, es bastante igualmente —lo ve encogerse de hombros, comer y beber agua con delicadeza, segundos que le permanecieron eternos.

—No importa.

—Esto te ha afectado, ¿no es así?

—Nunca me ha gustado ocultarme, las cosas deben ser como el agua, pero entiendo que para él sea diferente.

—Deberías dejarlo y evitarte problemas, si tu novio no quiere ser claro lo mejor es terminar.

—¿Debería? —pregunta a Izuku mirándolo directamente.

—Eres un idiota por estar aguantándolo.

Sí, estaba actuando como idiota.

***
Nos vemos mañanaaa

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