—¿Estás listo?

—Creo que se me acalambró la mano —susurra Izuku mientras saca sus tres dedos de la entrada.

Katsuki se ha puesto el condón delante de él -lo cual le hizo querer meter un cuarto, pero lo descartó-, luego se ubica entre sus piernas, gateando hasta quedar encima de él. Izuku no quería, de verdad que no, pero quedó asombrado por la pancita que el rubio tenía, ahora, boca abajo, luce mucho más. Sí, le ha apretado la lonja. El rubio se colorea de rojo ante tan extraño acto, el pecoso reprime una risilla.

—¿Qué carajos te pasa? —reclama el rubio mientras se aparta.

—Tu pancita es muy linda, Kacchan —declara el de cabellos verdes haciendo que el propio rubio vuelva a colorearse por ello.

—Deku, te estoy mostrando el pito, ¿podrías concentrarte en eso?

—Sí, sí —Izuku hace ademanes restándole importancia.

El rubio sujeta las caderas del pecoso, posiciona su miembro contra su entrada y lentamente se abre paso en él. Izuku arquea la espalda sintiéndose incómodo, pero no le importa porque por fin le han encajado la verga tanto como había soñado. Katsuki decide esperar un momento, nota que el pecoso está nervioso y decide llenarle de besos la cara y cuello. Izuku es otra historia, si bien está nervioso es porque teme ponerse a gritar como perra en celo cada grosería o pendejada que se le cruce por la mente. Y, cuando por fin empieza a moverse, su mente queda en blanco.

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