XVIII. El Consejo Verde
OPHELIA TENÍA UN HORRIBLE DOLOR DE CABEZA, sentía que cada vena le latía y que le iba a a estallar el cerebro sin embargo decidió no tomar leche de amapola. Sería valiente y fuerte.
Se encontraba sentada en el regazo de su abuela Alicent que la mecía tarareando una nana mientras de cuando en cuando regañaba a su tío Aegon El Mayor.
Este, era suturado por un maestre, mientras Otto Hightower examinaba los informes sobre los Blancos, al parecer los hijos de Visenya habían salido de la Fortaleza Roja junto a los norteños y ser Harwin Strong, al mismo tiempo, los Negros volvieron a Rocadragón así que todo era un frenético y tenso caos.
Su padre estuvo durante algún tiempo con ellos hasta que se desesperó al no ver a Visenya llegar. Después de un rato, Alicent decidió llevarla a sus aposentos mientras ser Criston se llevaba a Baelor. Ophelia se despidió de su tío Aegon con un beso en la comisura de los labios. Luego, salió corriendo con las mejillas sonrojadas.
La reina buscó un suave camisón de color claro entre las túnicas verdes y blancas de Ophelia. No permitía que ninguna sirvienta se acercará, ni siquiera Talya que era de su entera confianza.
«Mis nietos son míos y de nadie más» Pensó.
Sacó un cepillo de una mesita que sostenía un espejo amplio con flores labradas. Soltó la trenza de Ophelia y desenredo desde las puntas hacia arriba.
—¿Hay algo que quieras contarme, Ophelia?
—No. Bueno, Baelor insiste que debo casarme. ¡Le dije que no quiero ser vendida como una yegua! ¡Uh, no quiero que me casen con un viejo que solo me use y desprecie a mis hijos! Ni siquiera sé si quiero tener hijos...
Alicent tembló, su pequeña nieta hacia una descripción de su vida. Se juró que no permitiría que la niña se casará con un inútil. Se acomodó frente Ophelia mirándole con los ojos llenos de lágrimas.
—Te protegeré, Ophelia.
Ophelia recordó con una sonrisa la pequeña discusión que tuvieron en una de las cenas Verdes. Helaena murmuraba mientras Aegon bebía, Otto Hightower revisaba algún asunto en sus aposentos y sus padres hablaban entre ellos.
Para aquel momento a penas tenían tres años pero eran bastante conscientes de los rumores, aquellos se acrecentaron cuando su madre salió embarazada de nuevo.
—¿Quién es nuestro padre? —Todos miraron a Baelor que tenía la determinación ciega heredada de su padre brillando en los ojos—. ¡Tenemos derecho a saberlo! Aemond nos cría como a sus hijos y Daemon actua como nuestro padre de todas formas. Ante todos somos hijos del Príncipe Canalla pero de puertas para dentro somos Verdes. Legítimos Hightower, nos llama Otto.
—La Reina Alicent nos trata como sus nietos, como los hijos de Aemond. Yo pienso que es nuestro padre aunque nadie lo afirme abiertamente.
Sus padres intercambiaron una mirada y asintieron, era hora de admitir la verdad. Y la confesaron, después de eso se admitió como verdad general que los nuevos hijos de Visenya eran cachorros de Aemond.
—YO LE HABLO A MI HERMANO COMO ME DE LA GANA, TULLY. —Aerion le dió un pequeño empujón a Prentys—. Y sí, no me metí en la puta pelea pero ya llegará mi momento. No era prudente ofender a mamá atacando a sus hijos verdes como la hierba pero, PERO, Aegon no se mete en las peleas porque no quiere. No ha aprendido a manejar una espada y Argentum no es más que un cocodrilo gigante, dudo que mi hermano haya dicho Dracarys la primera vez.
Estaban en los asientos trenzados de madera en las terrazas de Refugio Estival. Desde allí veían las numerosas piscinas y fuentes bañadas por la oscuridad de la noche. Habían llegado en los dragones.
—Basta ya. —Egg batió la cabeza. La noche fresca lo hizo estremecerse, tenía frío—. Prentys, gracias pero Aerion no me dejará en paz hasta que entienda que atacar a los Verdes solo nos dejaría en mal. Pensarán que atacamos injustamente y sin motivos, Vys debió ser más prudente y Margaery debió retener a Baela y Ophelia. Pero a nuestra dulce y astuta hermana la ciega Jacaerys.
—Aerion calla y siéntate, y si accedí a reunirnos a espaldas de vuestra madre es porque sé que el reclamo de Vys es el más legítimo. Y ahora, como él prometió Altojardin a Aerion la mejor opción sería que se casará con Rhaena, ella; sin Baela, irá contigo a Rocadragón pero antes tengo como propósito que se celebren ambas bodas antes de que regrese. Baela y Vys y tú y Rhaena si ninguno tiene objeciones, Visenya lo apoyaría efusivamente.
Rhaenys Targaryen hablo y todos se quedaron en silencio. Rhaena asintió sabiendo lo que se le venía encima, Aerion era dulce y bueno pero caótico en demasia, parecido a Daemon.
—Supongo qué Brandon os acompañará a Dorne.
—Haremos que los Martell se mantengan al margen de la guerra. —Vys se encogió de hombros desde su silla en dirección a Elric Stark—. Pretendo que Bran sea mi escudero y mi mano derecha mientras vos ordenais mis asuntos. Seréis la mano y vuestro hijo será recompensado por el desplante de Margaery a la que ruego disculpeis. También tenemos Pentos así que solo sería convensar con los Martell y evitar terminar envenenados. Iré como Rey, no haré la guerrera.
—Estarás en peligro, Vys. —Se quejó Baela—. Iré contigo. Debemos ir a Dorne antes que el rey muera.
VISENYA ESCUCHÓ LOS GRITOS DE RHAEGAR, Enya salió corriendo a los aposentos de sus hijos. Se dejó caer de rodillas junto a su cachorro.
El principito mayor se removía en su cama, tenía los ojos llenos de lágrimas y empujó la almohada que le lanzó Maegor. Temblaba e hipaba por aire, se aferraba a las pieles arañando como una fiera desesperada.
—¡Mamá, mamá! ¡Ser Criston! —Se quejó él saltando a los brazos de ambos.
Visenya se arrebujo con su hijo en brazos y lo presionó contra ella. Tarareo suavemente en la oreja de Rhaegar, era una de las canciones de cuna que su madre le cantaba de niña. No se durmió pero sí se tranquilizó.
—No quiero hablar al respecto. —Rhaegar miró a ambos adultos mientras Maegor murmuraba entre dientes sobre por qué tenía que despertarlo tan pero taaaaaaaaaaaan temprano.
El niño pedía una habitación propia con urgencia. No quería compartir cuarto, es decir, vivían en un jodido castillo ¿Ers tan difícil darle otros aposentos? ¡No era tan difícil! A Maegor poco le interesaba quién fuera rey si le daban sus propias habitaciones, la insoportable Rhaenyra podía sentarse en el Trono de hierro si él tenía su espacio propio.
El niño se negó a hablar mientras ella estuviera. Visenya le pidió su opinión a ser Criston. Ya no lo odiaba por lo que le hizo a Joffrey, poco a poco empezó a verlo como lo hacía Aemond. Un padre amoroso y protector, podía ser terrible y explosivo pero quería al Príncipe Tuerto como a un hijo y lo defendía de todos, incluso de el Rey Viserys y de Otto Hightower. Por lo tanto, desarrollo un cariño inmenso hacia los hijos de Visenya y Aemond.
Los niños siempre estarían a salvo si Criston estaba cerca, o eso le gustaba pensar. El caballero blanco le envío un asentamiento, Visenya besó la frente de su hijo y salió de los aposentos no sin antes llevarse a Maegor en brazos a darle una vuelta por allí para que durmiera y dejarlo en otra habitación para que descansará.
—Ví a uno de mis hermanos muertos, los atavios son verdes. Es Baelor o soy yo. —Rhaegar suspiró antes de emitir un sollozó.
—SERÁ UNA BUENA REINA, DESEÓ QUE VISENYA GOBIERNE, se lo debo a mi querida Helaena. Enya es la hija que... La hija que quería... —En medio de la noche el rey Viserys mandó a llamar a Aemond para hablar con él, hace unos minutos había salido de allí Alicent, por lo tanto Ae sería el último en verlo antes de morir—, pensé... Me case con Aemma porque creí que Helaena estaba enamorada de Allester... No era así, solo fue a contarle de nuestro compromiso junto a Maxza.
—¿No querías a Aemma Arryn? —La revelación de su padre sorprendió a Aemond incluso mucho más que su repentino interés en él.
—No, ame... Ame a Helaena I siempre. Era dulce y amable y fiera. Hubiera sido mejor reina que yo, tan buena como pudo serlo nuestra prima Rhaenys.
Aemond suspiró, se sintió mal por su padre. Él no soporto nunca ver a Visenya con Daemon y Viserys I tuvo que ver como su amada se casaba con otro y le daba hijos.
—Lo lamento.
—Ayuda a Enya. Haz sido un buen regente y un excelente príncipe, me disculpo... Por... Por mis actitudes hacia ti y hacia Aegon. Debí... Soy el peor de los padres...
Esa madrugada después de ver a Viserys caer dormido regresó a los aposentos que compartía con Enya, pasó las manos por la espalda de la mujer y enterró el rostro en la melena dorada. Ella gimió algo entre dientes mientras se alzaba suavemente tomando su mandíbula para besarlo.
—Amor, te extrañé. Lo siento...
—Shhhh, duerme. Me quedaré aquí contigo, hermosa Enya.
No pudo cumplir su promesa, Otto Hightower lo despertó una hora después y ambos fueron a buscar a ser Criston. Arropado por pieles, Rhaegar se abrazaba al caballero blanco mientras dormitaba. Su joven rostro parecía perturbado a pesar de que dormía. Aemond no quiso despertarlo pero... Movió suavemente a ser Criston del hombro y luego tomo a su hijo en brazos para que el mayor se moviera.
Cole los acompaño a la sala del consejo. Allí, Tyland Lannister inquirió, su lealtad era cuanto menos dudosa.
—¿Y la princesa Visenya?
—Hay asuntos más importantes, el rey a muerto.
Aemond intentó no sobresaltarse. Pero hasta el mismo tenía sospechas de que su padre fue asesinado.
A pesar de que deseó fuertemente enviar a callar a su abuelo escuchó todo allí sentado, con atención. Su ascenso fue planeado mucho antes que el rey falleciera. No podía creer lo que escuchaba pero alcanzó a comprender que la marea se agitaria más tarde que temprano. Se preguntó dónde estaría Aegon y si estaría de acuerdo con lo que pasaría.
Se dijo que antes que nada debía evitar que los hijos de Visenya fueran lastimados, estaba bien que no pudiera permanecer libre ningún hijo de Daemon pero simplemente no podía matarlos. Debían capturar con velocidad a los Blancos y a los Strong...
«El verdadero problema son Daemon y Rhaenyra que no se rendirán y Vys, estúpido mocoso, es obvio que solo quiere enorgullecer a su padre, y Aerion quiere quemar Poniente así que esto solo me deja a Aegon El Menor para negociar. Es el más cauto así que solo es posible que él escuche» Pensó Aemond e hizo una mueca.
—Puede que un contendiente vivo invite a la batalla y derramamiento de sangre pero no haré tampoco que mi esposa sufra desventuras. Me dan igual los Siete Reinos si Visenya esta a salvo. NINGÚN TARGARYEN TYRELL MORIRÁ, y eso es todo... No me interesa si el sacrificio asegura mi susecion. Bien, madre, si así lo deseas buscaremos al inútil de Aegon.
AEGON EL MAYOR ENCONTRÓ A OPHELIA en medio de las brumas de la noche, a la luz de una vela intentaba entender un pergamino en alto valyrio. Seguro se escapó de sus aposentos en cuanto la reina se fue.
Ophelia a pesar de ser revoltosa e inquieta era un pilar de apoyo para Aegon, le trasmitía calma y seguridad. Era el gran motivo para que él no fuera una peor persona, la niña era el motivo por el cual dejo de beber. Aemond le advirtió que si estaba borracho no le dejaría acercarse a sus hijos ni que los Siete lo ordenaran.
Era el único motivo para permanecer sobrio y aguantar los golpes de la reina Alicent y la indiferencia de su padre que jamás lo veía como suficiente. O incluso las locuras de Helaena con la que se había casado para que los Hightower no entraran en cólera. Además, abandono sus expediciones a los burdeles de la Calle de la Seda.
Los cabellos largos y plateados le caían sobre el rostro que se hallaba lleno de concentración.
—¿Qué haces, Ophelia?
—Intentó leer esto, querido tío. Baelor me supera en todo excepto combate así que debo intentar hablar alto valyrio perfectamente antes que él. —Los ojos de Ophelia se llenaron de lágrimas y arrugó la nariz con disgusto—. No es justo, ¡Es tan difícil! Soy la mayor y debo ser mejor que mis hermanos pero Baelor es el más listo, Rhaegar es el más cortés y buenmoso, y Maegor el más cruel. Yo solo soy yo...
Aegon se sentía identificado, no lo podía negar. Así que la dejó estar en sus brazos y llorar a gusto. No era capaz de consolarle pero si podía expresarse sin ser juzgada. Después de llevar a la niña dormida a sus habitaciones se encontró con Rhaegar vagando por allí. Maegor lo seguía.
—¿Podemos dar un paseo, tío?
—Hum, no veo por qué no. Siempre salimos y no pasa nada, la luna nos acompañará hoy mientras el sol descansa.
—¿DÓNDE ESTÁN MIS HIJOS? —Le preguntó Aemond a una de las siervas, miró a Helaena al recibir una negativa—. Pensé que Rhaegar vendría a desayunar contigo, y Ophelia sería traída por Aegon, Maegor los seguiría así que...
—El tío Aegon no apareció, vine sola. Baelor sigue al abuelo Otto, al parecer hacen algo importante. —Ophelia, despeinada y llena de barro saltó desde atrás de Helaena, había estado plantando flores y plantas frutales en uno de los jardines—. Es extraño, jamás me deja plantada.
—No sé cómo es qué te prefiere antes que a mí y a sus hijos. —Helaena suspiró y Alicent intentó consolarla pero ella le empujó—. Hay una bestia debajo de las tablas, los pequeños cachorros de dragon caerán ante la Reina Negra. El Dragón Blanco sufrirá....
Parecía una profecía que involucraba a sus hijos pero Aemond decidió ignorar a su hermana.
—Hay que buscar a ser Erryk... Visenya me matará si Rhaegar y Maegor salieron a Desembarco del Rey en plena madrugada junto a Aegon en secreto. —Aemond examinó la habitación con rapidez y titubeó—. Ophelia, por favor, busca a Tom Flores y no te apartes de él. Helaena acompañala.
—Su abuelo ya envío a ser Erryk y su gemelo a buscar a Aegon. Tienen obvia ventaja.
—Confió una vez más en usted, ser Criston y su lealtad. Lo más importante son los niños, Ophelia está aquí y es la heredera de Aemond, da igual eso, Rhaegar y Maegor son tan importantes como mis nietos mayores... Bueno, y por Aegon...
—No importa, el destino de los Siete Reinos depende de mi y no de él, madre. Si muere yo seré el rey y mis hijos; los príncipes de Rocadragón, son más importantes que Aegon.
VISENYA SE ENCONTRÓ FRENTE A SER ERRYK, una marea de gente se movilizaba hacia el salón del Trono. Ophelia seguía al caballero blanco, al parecer buscaban a Tom Flores.
—¿Y por qué ser Criston no la puede cuidar? —Preguntó sabiendo que algo olía mal.
—Princesa, por favor, tengo órdenes de la mano y del príncipe Aemond. Él está con Cole.
Enya entorno los ojos. Estaba disgustada ya que se levantó y en vez de el calor de du esposo obtuvo un lecho frío al levantarse. En cuanto viera a Aemond le preguntaría qué sucedía. Por los momentos, sus planes eran buscar a Rhaenys que llegó en plena madrugada a la Fortaleza Roja, traía noticias de sus hijos así que era importante hablar con ella.
Debía ordenar sus prioridades. Decidió actuar rápido, había mucho que hacer.
—¡Talya! —Llamó a la más antigua sirvienta de Alicent—. Lleva a Ophelia a sus aposentos y has que se bañe y cambie, y sí, Ophelia, debes peinarte aunque no te guste si no parecerás una Khaleesi dothraki en vez de una princesa dragón... Sigue a ser Erryk. —Miró a Tom una vez que se quedaron solos e hizo un ademán para que se fuera discretamente.
Todo parecía más gris y misterioso, como si alguien hubiera muerto. Visenya no tenía ides de que Viserys falleció...
—La mano está en el salón y las puertas están cerradas, algo pasa. Todos buscan al príncipe Aegon pero hablan del príncipe Aemond como si fuera el Rey...
—Ve, Tom. Después nos encargamos de eso, necesito saber qué le paso a mis hijos mayores y que traman.
Giró sobre sus talones negándose a pensar que la guerra se acercaba a pasos rápidos.
—Pensé que nunca vendrías, sobrina. —Rhaenys le dió una sonrisa sarcástica a Visenya—. Iré al grano, Vys está en Dorne junto a Baela, se casarán allá si los dioses quieren. Volverán como esposos y tendrán una alianza con Dorne. Rhaena aceptó casarse con Aerion ya que desheredaron a Margaery y él será el señor de Altojardin. Ellos volverán a Rocadragón para vigilar a los Negros, con el pretexto de asistir a la boda de Jacaerys y Margaery que será en unos días. Ser Harwin los escoltara. Me imagino que no irás así que en la brevedad yo volveré allí...
Visenya asintió pero antes que pudiera contestar se abrió la puerta. Salió a ocultarse tras algún mueble, bajo la cama. Por suerte, Alicent no la vió.
La conversación que ambas tendrían se resumió en un tira y afloja entre ambas poderosas mujeres. Alicent deseaba el apoyo de Rhaenys pero lo que hizo la otra fue arrastrarla verbalmente, ni siquiera un golpe hubiera dolido tanto. La Verde tuvo sus momentos pero no triunfo sobre la esposa de la Serpiente Marina.
Lamentablemente, en el lleva y trae nadie comentó nada sobre la muerte de Viserys ya que se sabía como algo obvio, la única que no se percató era Visenya.
—¿Y qué le pedirás a Visenya? ¿Qué le darás a ella? —Llamó Rhaenys antes que Alicent se fuera—. ¿Aemond será rey y ella reina? ¿Deberé llamarte Reina Madre o Reina Viuda? Intentarás acabar con sus hijos con Daemon y culpar a alguien más, le pedirás disculpas y esperaras que lo olvide.
—Visenya es una gran amiga y la fuente de la alegría de Aemond, pero no puedo hacer nada por sus hijos, es una lástima que Baela quedé viuda tan pronto. —Alicent salió dando un portazo.
La expresión en el rostro de Visenya se agrio mientras salía de su escondite. Empujó una lámina tras la cama y descubrió un pasadizo secreto.
—Busca a Melys y alerta a mis hijos. No te prohibiré que alertes a Rhaenyra pero te ruego que recuerdes que tu lealtad es hacia los Blancos, tía Rhaenys, no a los Negros, no a los Verdes. Intentaré buscar a Aemond y evitar que haga una estupidez...
EL SOL NO SE ALZABA TOTALMENTE EN EL CIELO, Erryk y Arryk al igual que el príncipe Aemond y ser Criston Cole buscaban a Aegon y a los príncipes más pequeños. Era bien sabido que si bien había dejado oficialmente sus expediciones a los burdeles de vez en cuando se le veía solo en alguna taberna o acompañaba a su sobrino Rhaegar a alguna plaza para que le cantará al pueblo.
—Aquí estoy recorriendo la ciudad como un buen soldado en busca de un holgazán que nunca se ha interesado en su derecho de nacimiento... Todo porque secuestro a mis hijos... —Aemond empezó a escupir veneno—. Soy yo el hermano menor quién estudia historia, filosofía... Soy yo quien entrena con la espada y monta a uno de los dragones más grandes del mundo... Soy yo quién es un buen esposo y padre... Soy yo quién debería...
Ser Criston lo miró y asintió, estaba de acuerdo con él.
—Yo sé lo que es esforzarse por lo que a otros les es gratis... Si así lo queréis le diré a vuestra madre que vos deberías ser el rey, a fin de cuentas eso es lo que dijo Viserys antes de morir... Vos hablaste con él y rectificó su error, lo mencionó también ante su madre. —Cole estaba dispuesto a mentir y a matar para que Aemond se sentará en el Trono de hierro y así se lo hizo saber.
—Yo soy el siguiente en la línea al Trono. Si llegaran a buscarme, pienso estar disponible... Claro, que debo encontrar primero a mis cachorros... —Bufó y se juró que golpearía a Aegon en cuanto lo viera.
Ni que creyera que permitirá que se acercará a Ophelia de nuevo.
RHAEGAR SE DESLIZÓ POR EL SEPTO, Maegor lo seguía silenciosamente. Habían logrado escapar de la puta de Daemon Targaryen; el Gusano Blanco, pero su tío Aegon quedó encerrado.
Por suerte, no había nadie cuando lo sacaron. Ambos estaban llenos de tierra y los cabellos blanquecinos se les pegaban al rostro por el sudor pero no podían dejar allí a Aegon, así que lo arrastraron. A fin de cuentas fue su idea salir.
Lo tomaron de los pies y lo levantaron con dificultad. Ser Arryk los miró fijamente mientras intentaban cruzar las puertas así que, Maegor, como siempre busca pleitos desenvainó su daga y se lanzó hacia el gemelo.
Mientras, ser Erryk solo le dió un asentimiento comprensivo a Rhaegar y se retiró. Rhaegar se lo agradeció, el caballero le caía bien. En un instante perdió a su tío de vista y se encontró frente a ser Criston que lo inmovilizó evitando que escapará.
—¡MAEGOR NECESITA AYUDA! —Solo tuvo que decir eso para que Cole fuera a rescatar a su hermano menor.
—¿Qué tal tu paseo? —Su padre le sonrió con cierto sarcasmo y revolvió sus cabellos—. No puedes irte así, Rhaegar, nos asuste a todos.
—Lo sien... ¡Tío Aegon! —Lo llamó al ver que salía corriendo.
—Quedate aquí, ya vengo... ¡AEGON! —Aemond Targaryen con una velocidad increíble fue tras su hermano mientras la canción de las espadas sonaba dentro del septo, en menos de un minuto salió Maegor y se encontró con ellos.
A su vez, Aemond derrumbó a Aegon, la siguiente conversación decidiría el destino de los Siete Reinos...
—No quiero ser rey. No quiero cumplir con el deber. No estoy preparado. —Aegon se removió entre los brazos de su hermano ante los ojos de sus sobrinos más pequeños que observaban con ojos curiosos la disputa.
—Eso no te lo voy a discutir, y... No puedo perdonar que pusieras en riesgo a mis hijo... Si Visenya se enteraba que...
—Déjame ir y encontraré un barco en el cual huir para nunca ser encontrado. —Aemond soltó a Aegon.
—Corre, antes que venga ser Criston. —Aegon El Mayor asintió y salió corriendo entre las callejuelas—. ¡Rhaegar, Maegor, nos vamos!
NOTA: ¡No es lo último que sabremos de Aegon! En mi canon él va a buscar un barco pero en los siguientes capítulos sabremos qué pasa con él.
¿Qué hará Ophelia al saber qué Aegon le abandono?
¿Cómo reaccionará Visenya ante la coronación de Aemond como Rey?
HELAENA HIZO UN GRAN SPOILER.
Los leo! ✨
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